La Revolución Cubana, amanecer del socialismo en América, ha cumplido 52 años y pronto cumple medio siglo desde la victoria de Playa Girón y la declaración de su carácter socialista. Hace unos días cumplió también 50 años el Instituto Cubano de Amistad con los pueblos, ICAP, organismo fundamental de la solidaridad de Cuba con los pueblos en lucha. Y lo más importante: este 2011 es además el año del Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba.
El histórico encuentro se centra en el proyecto de lineamientos de la política económica y social de los próximos años. El presidente Raúl Castro dijo en el Congreso de los jóvenes comunistas cubanos, en abril pasado, que “la batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”. Y ante la Asamblea Nacional del Poder Popular ratificó: “Las medidas que estamos aplicando están dirigidas a preservar el Socialismo” y subrayó que el Socialismo es precisamente “la única garantía para seguir siendo libres e independientes”. Se trata por tanto de un tiempo definitorio, crucial, estratégico, que incumbe en primer lugar a los comunistas y al pueblo de Cuba, pero también a las personas y pueblos del mundo que sentimos que la felicidad de los seres humanos no es posible si no es compartida.
No es secreto que la economía cubana atraviesa por momentos duros, producto de diversos factores, externos e internos, entre ellos la crisis estructural del capitalismo mundial, financiera, económica, energética, alimentaria, que golpea con más fuerza a los más débiles; los eventos climatológicos que ha sufrido la isla, huracanes y sequías, causando pérdidas que sólo hasta 2008 bordeaban los 22 mil millones de dólares. Internamente, se reconoce problemas de ineficiencia, descapitalización, tecnológicos y estancamiento del crecimiento de la población.
Afuera, abundan los falsos consejeros, los iluminados y los agoreros. En la isla, Raúl señaló que para superar las dificultades “no hay que temerle a las discrepancias de criterios” y que “expresadas preferiblemente en forma oportuna y correcta, siempre serán más deseables que la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo”. Agregó que “el verdadero congreso es la discusión franca y abierta con todo el pueblo”. Un ejercicio democrático sin exclusiones.
Lo que suceda es asunto que nos importa a todos quienes pensamos que es posible un mundo en paz, sin hambrunas, sin analfabetos, con salud, trabajo, vivienda y educación para todos, sin discriminaciones, con respeto al medio ambiente y a la naturaleza toda. Un futuro socialista y, finalmente, comunista.
A comienzos de los 60, cientos de miles de latinoamericanos y con ellos miles de chilenas y chilenos nos hicimos comunistas, entre otras fuertes razones, al influjo de la revolución cubana. Nos estimuló la consecuencia y heroísmo de los barbudos de Fidel, de Raúl, del Ché, de Camilo, el coraje y la inteligencia de ese pueblo y sentimos como nuestra esa revolución que fue generosa en su solidaridad durante el gobierno de la Unidad Popular y para con los que allí vivimos los años del exilio de la dictadura militar. Nuestra admiración por sus conquistas sociales y el portentoso desarrollo de las ciencias, el arte, la cultura, por su apoyo generoso a la lucha de liberación de otros pueblos en especial en el continente africano. La Revolución Cubana, en fin, ha sido el acontecimiento más importante del siglo XX para la historia de nuestra América.
Cuba, la de Martí, de Fidel, de Raúl, de Lázaro Peña, de Jesús Menéndez, Blas Roca, Dorticos, Carlos Rafael Rodríguez, Guillén, de Portocarrero, de Silvio, la isla pequeña y hermosa, una querida hermanita, la última en liberarse del colonialismo y la primera en liberarse del imperialismo, sabrá vencer las dificultades; ese verde lagarto seguirá navegando adelante y todos nosotros a su lado.
Fuente original: El Siglo
No es secreto que la economía cubana atraviesa por momentos duros, producto de diversos factores, externos e internos, entre ellos la crisis estructural del capitalismo mundial, financiera, económica, energética, alimentaria, que golpea con más fuerza a los más débiles; los eventos climatológicos que ha sufrido la isla, huracanes y sequías, causando pérdidas que sólo hasta 2008 bordeaban los 22 mil millones de dólares. Internamente, se reconoce problemas de ineficiencia, descapitalización, tecnológicos y estancamiento del crecimiento de la población.
Afuera, abundan los falsos consejeros, los iluminados y los agoreros. En la isla, Raúl señaló que para superar las dificultades “no hay que temerle a las discrepancias de criterios” y que “expresadas preferiblemente en forma oportuna y correcta, siempre serán más deseables que la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo”. Agregó que “el verdadero congreso es la discusión franca y abierta con todo el pueblo”. Un ejercicio democrático sin exclusiones.
Lo que suceda es asunto que nos importa a todos quienes pensamos que es posible un mundo en paz, sin hambrunas, sin analfabetos, con salud, trabajo, vivienda y educación para todos, sin discriminaciones, con respeto al medio ambiente y a la naturaleza toda. Un futuro socialista y, finalmente, comunista.
A comienzos de los 60, cientos de miles de latinoamericanos y con ellos miles de chilenas y chilenos nos hicimos comunistas, entre otras fuertes razones, al influjo de la revolución cubana. Nos estimuló la consecuencia y heroísmo de los barbudos de Fidel, de Raúl, del Ché, de Camilo, el coraje y la inteligencia de ese pueblo y sentimos como nuestra esa revolución que fue generosa en su solidaridad durante el gobierno de la Unidad Popular y para con los que allí vivimos los años del exilio de la dictadura militar. Nuestra admiración por sus conquistas sociales y el portentoso desarrollo de las ciencias, el arte, la cultura, por su apoyo generoso a la lucha de liberación de otros pueblos en especial en el continente africano. La Revolución Cubana, en fin, ha sido el acontecimiento más importante del siglo XX para la historia de nuestra América.
Cuba, la de Martí, de Fidel, de Raúl, de Lázaro Peña, de Jesús Menéndez, Blas Roca, Dorticos, Carlos Rafael Rodríguez, Guillén, de Portocarrero, de Silvio, la isla pequeña y hermosa, una querida hermanita, la última en liberarse del colonialismo y la primera en liberarse del imperialismo, sabrá vencer las dificultades; ese verde lagarto seguirá navegando adelante y todos nosotros a su lado.
Fuente original: El Siglo