Seis meses después del terremoto que destruyera Haití, en mayo de 2010 la transnacional estadounidense Monsanto “donó” al país 475 toneladas de semillas transgénicas de maíz y verduras híbridas. Mientras la mayoría de los países latinoamericanos estaban atareados entregando ayuda y asistencia verdadera, con un silenciado equipo médico de Cuba a la cabeza, la transnacional introducía subrepticiamente las semillas repudiadas por todos los agricultores del tercer mundo, según informaron la agencia latinoamericana www.Alainet.org y la revista progresista “Diagonal” de España, al difundir una noticia que fue seleccionada como la historia periodística más ocultada por los grandes medios N° 18 por el Proyecto Censurado de California.
La supuesta “ayuda” fue aplaudida por el Foro Económico Mundial de Davos y para distribuirla, ofreció sus servicios “gratuitos” la polifacética Agencia Internacional de Desarrollo de EEUU (USAID, por su sigla en inglés), cuya versatilidad abarca múltiples actividades, desde el financiamiento de grupos terroristas y oscuros negocios de “obras públicas” mal terminadas o deficientes, que sólo favorecen a los contratistas estadounidenses que operan en la “reconstrucción” de países ocupados por tropas de EEUU, como Afganistán e Irak.
Un mes después, el 4 de junio de 2010, alrededor 10.000 agricultores haitianos realizaron una manifestación contra la donación de la transnacional de semillas transgénicas. “Si las semillas de Monsanto entran en Haití, desaparecerán las semillas del campesinado”, dijo Doudou Pierre Festil, del Movimiento de Agricultores de Papaye y coordinador de la Red Nacional de Seguridad y Soberanía Alimentaria. Los agricultores haitianos denunciaron que las semillas de Monsanto no se pueden reutilizar cada año y usalarlas conduce a la necesidad de comprar semilla nueva a la transnacional en cada estación de siembra.
Además, la Organización Ruta del Agricultor advirtió que si ingresaban las semillas, Monsanto podría forzar a los agricultores a depender de esa compañía y que tal dependencia también podría extenderse a los fertilizantes y herbicidas requeridos, que -de paso- también son producidos por la misma transnacional norteamericana. “El gobierno haitiano [de René Préval y su sucesor, Michel Martelly] utiliza el terremoto para vender el país a las transnacionales”, denunció Chavannes Jean Baptiste, coordinador del Movimiento de Campesinos de Papaye. Monsanto es la compañía de semillas más grande del mundo: controla el 20% del mercado y el 90% de patentes biotecnológicas agrícolas. El devastador terremoto de enero 2010 dejó 300.000 muertos, medio millón de heridos y destruyó un millón de hogares.
Según la Agencia Latinoamericana de Información, Alainet.org, las ganancias de Monsanto en el trimestre que cerró el 28 de febrero de 2010 bajaron a 887 millones de dólares, contra 1.090 millones en el mismo trimestre del año anterior, acusando una caída de 19%, atribuida por la corporación a la disminución en las ventas de herbicidas y productos químicos. El director ejecutivo de la transnacional, Hugh Grant, reconoció en abril de 2010 que no podrían recurrir al aumento de precios para revertir las caída, ya que los agricultores no se muestran dispuestos a pagar precios más altos por las nuevas líneas de semillas transgénicas, algunas dos veces más caras que las variedades tradicionales más cultivadas hoy en todo el mundo. "Al no ser posible subir el precio de sus productos, la única salida para Monsanto es revertir la caída en su tasa de ganancia con la apertura de nuevos mercados consumidores", escribió Thalles Gomes en Alainet. No es casualidad que a menos de un mes de esas palabras de Grant llegaran a Haití las semillas de Monsanto.
De acuerdo con Chavannes Jean-Baptiste, coordinador del Movimiento Campesino Papaye (MPP, por sus siglas en francés) y miembro de Vía Campesina, en la actualidad existe escasez de semillas en Haití debido a que “muchas familias rurales utilizaron su semilla de maíz para alimentar a los refugiados”, escribió Julio Rojo en el número 131 de la revista Diagonal publicada en Madrid el 28 de julio de 2010. Sin embargo, denunció que detrás de la donación se esconde un intento de colonización económica.
Monsanto jura que las semillas donadas son híbridas (producidas manualmente, a través de polinizaciones cruzadas) y no transgénicas (modificadas genéticamente), pero las organizaciones campesinas insisten en que su introducción en Haití no incrementará la soberanía alimentaria ni la autonomía campesina del empobrecido país, principalmente porque las semillas no pueden ser reutilizadas cada año sino que hay que comprárselas cada vez a Monsanto. Y ése es, precisamente, el negocio de la transnacional alimentaria que pretende someter al mundo entero con sus semillas y los indispensables herbicidas y demás productos químicos que también ella misma fabrica y vende.
jueves, 3 de noviembre de 2011
Unas 10.000 personas exigen al G-20 en Niza el fin de la especulación financiera
Unas diez mil personas, según los organizadores, se han manifestado este martes en el centro de la ciudad francesa de Niza para protestar contra la cumbre del G-20 que empieza el jueves en Cannes y pedir el fin de la especulación financiera.
Según la policía, en la manifestación, que duró dos horas y que ha interrumpido el servicio de transporte público por el centro de la ciudad, participaron no más de 5.000 personas.
Españoles detenidos
Al margen de la manifestación, un portavoz del ministerio francés del Interior informó de que por la mañana fueron detenidos tres españoles en las cercanías del aeropuerto de Niza, por llevar en su maletero pernos, piquetas, capuchas y máscaras de gas, y vestían camisetas con la inscripción "Black Cross", por lo que se les relacionó inicialmente con dicho grupo anarquista.
La marcha finalizó sin incidentes de importancia y la policía, que según fuentes locales desplegó unos 2.500 agentes, solo tuvo que intervenir para apagar un colchón que algunos manifestantes habían prendido fuego. En previsión de algún tipo de incidente, algunos comercios habían reforzado sus puertas y escaparates, incluso con placas de madera, aunque hasta el final de la manifestación no se habían producido incidentes graves.
Presencia internacionalUn portavoz de la organización antiglobalización Attac, la principal de las convocantes, Aurélie Trouvé, dijo a Efe que en la marcha hubo una gran "presencia internacional, representantes de decenas de organizaciones y movimientos, muchos de ellos llegados de fuera de Francia, en particular de países vecinos como Italia o España, pero también de Latinoamérica y de EEUU".
Trouvé recordó que los "indignados" españoles habían decidido hacer escala en Niza coincidiendo con la cumbre del G-20 de Cannes en su marcha hacia Atenas, y también aludió a la presencia de representantes del movimiento estadounidense de ocupación de Wall Street. Además del lema de la protesta, "Los pueblos primero", en el desfile se corearon diversos eslóganes como "Alto a los planes de ajuste" en la línea del mensaje de las organizaciones convocantes de que la crisis quienes la tienen que pagar son especialmente el sistema financiero y los más ricos.
Muchos de los manifestantes portaban camisetas en las que se mostraban a favor de instaurar la "tasa Robín de los bosques", en alusión a la llamada tasa Tobín para las transacciones financieras.
"Paremos la dictadura de las finanzas", "Gravemos a las finanzas para un mundo mejor", "Sí a la vida, no a la bolsa" y "No al acuerdo de libre comercio. Sí al impuesto a las transacciones financieras", rezaban algunas de las pancartas que portaron los manifestantes.
Tasa TobinTrouvé insistió en la propuesta de crear esta tasa (idea que está en el origen de la creación de Attac) y en la necesidad de luchar contra los paraísos fiscales. Esta organización respaldó la decisión del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, de convocar un referendo sobre el rescate europeo, que calificó de "valiente", aunque dijeron que tendría que este referendo tendría que estar respaldado por un "verdadero debate".
Los organizadores destacaron la falta de incidentes y el "buen ambiente", al menos en las dos primeras horas de la manifestación.
Una vez finalizado el recorrido, estaba prevista una concentración festiva con intervenciones de diversos representantes de los movimientos que habían acudido a Niza y de alguna personalidad como el periodista Denis Robert, conocido en Francia por sus trabajos sobre la acción de los paraísos fiscales.
La manifestación convocada es la primera de una serie de actos de protesta que las organizaciones activistas han convocado en paralelo a la sexta cumbre del G-20, que se celebrará en Cannes el próximo jueves y viernes. La cumbre reunirá a los jefes de Estado y de Gobierno de los 20 países que forman parte del grupo, entre ellos las siete naciones más industrializadas del planeta y algunos gigantes emergentes, como China o Brasil.
Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/deportes/unas-10000-personas-exigen-g-20-niza-fin-especulacion-financiera-1204159
Según la policía, en la manifestación, que duró dos horas y que ha interrumpido el servicio de transporte público por el centro de la ciudad, participaron no más de 5.000 personas.
Españoles detenidos
Al margen de la manifestación, un portavoz del ministerio francés del Interior informó de que por la mañana fueron detenidos tres españoles en las cercanías del aeropuerto de Niza, por llevar en su maletero pernos, piquetas, capuchas y máscaras de gas, y vestían camisetas con la inscripción "Black Cross", por lo que se les relacionó inicialmente con dicho grupo anarquista.
La marcha finalizó sin incidentes de importancia y la policía, que según fuentes locales desplegó unos 2.500 agentes, solo tuvo que intervenir para apagar un colchón que algunos manifestantes habían prendido fuego. En previsión de algún tipo de incidente, algunos comercios habían reforzado sus puertas y escaparates, incluso con placas de madera, aunque hasta el final de la manifestación no se habían producido incidentes graves.
Presencia internacionalUn portavoz de la organización antiglobalización Attac, la principal de las convocantes, Aurélie Trouvé, dijo a Efe que en la marcha hubo una gran "presencia internacional, representantes de decenas de organizaciones y movimientos, muchos de ellos llegados de fuera de Francia, en particular de países vecinos como Italia o España, pero también de Latinoamérica y de EEUU".
Trouvé recordó que los "indignados" españoles habían decidido hacer escala en Niza coincidiendo con la cumbre del G-20 de Cannes en su marcha hacia Atenas, y también aludió a la presencia de representantes del movimiento estadounidense de ocupación de Wall Street. Además del lema de la protesta, "Los pueblos primero", en el desfile se corearon diversos eslóganes como "Alto a los planes de ajuste" en la línea del mensaje de las organizaciones convocantes de que la crisis quienes la tienen que pagar son especialmente el sistema financiero y los más ricos.
Muchos de los manifestantes portaban camisetas en las que se mostraban a favor de instaurar la "tasa Robín de los bosques", en alusión a la llamada tasa Tobín para las transacciones financieras.
"Paremos la dictadura de las finanzas", "Gravemos a las finanzas para un mundo mejor", "Sí a la vida, no a la bolsa" y "No al acuerdo de libre comercio. Sí al impuesto a las transacciones financieras", rezaban algunas de las pancartas que portaron los manifestantes.
Tasa TobinTrouvé insistió en la propuesta de crear esta tasa (idea que está en el origen de la creación de Attac) y en la necesidad de luchar contra los paraísos fiscales. Esta organización respaldó la decisión del primer ministro griego, Yorgos Papandreu, de convocar un referendo sobre el rescate europeo, que calificó de "valiente", aunque dijeron que tendría que este referendo tendría que estar respaldado por un "verdadero debate".
Los organizadores destacaron la falta de incidentes y el "buen ambiente", al menos en las dos primeras horas de la manifestación.
Una vez finalizado el recorrido, estaba prevista una concentración festiva con intervenciones de diversos representantes de los movimientos que habían acudido a Niza y de alguna personalidad como el periodista Denis Robert, conocido en Francia por sus trabajos sobre la acción de los paraísos fiscales.
La manifestación convocada es la primera de una serie de actos de protesta que las organizaciones activistas han convocado en paralelo a la sexta cumbre del G-20, que se celebrará en Cannes el próximo jueves y viernes. La cumbre reunirá a los jefes de Estado y de Gobierno de los 20 países que forman parte del grupo, entre ellos las siete naciones más industrializadas del planeta y algunos gigantes emergentes, como China o Brasil.
Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/deportes/unas-10000-personas-exigen-g-20-niza-fin-especulacion-financiera-1204159
El plan de la elite para un nuevo orden social mundial
Cuando comenzó la Revolución Industrial en Gran Bretaña, a fines de los años 1800, se podía ganar mucho dinero invirtiendo en fábricas e industrias, abriendo nuevos mercados, y obteniendo el control de fuentes de materias primas. Los que tenían más dinero para invertir, sin embargo, no se encontraban tanto en Gran Bretaña sino más bien en Holanda. Holanda había sido la mayor potencia occidental en los años 1600, y sus banqueros eran los principales capitalistas. A la busca de beneficios, el capital holandés fluyó hacia el mercado bursátil británico, y así los holandeses financiaron el ascenso de Gran Bretaña, que luego eclipsó a Holanda económica y geopolíticamente.
De esta manera el industrialismo británico llegó a ser dominado por inversionistas acaudalados, y el capitalismo se convirtió en el sistema económico dominante. Esto condujo a una gran transformación social. Gran Bretaña había sido esencialmente una sociedad aristocrática, dominada por familias terratenientes. A medida que el capitalismo llegaba a ser económicamente dominante, los capitalistas llegaron a ser dominantes en la política. Las estructuras tributarias y las políticas de importación-exportación fueron gradualmente modificadas para favorecer a los inversionistas por sobre los terratenientes.
Ya no era económicamente viable mantener simplemente una propiedad en el campo: había que desarrollarla, convertirla para un uso más productivo. Los dramas victorianos están repletos de historias de familias aristocráticas que enfrentan tiempos difíciles, y se ven obligadas a vender sus propiedades. Por propósitos dramáticos, esa decadencia es generalmente atribuida a un defecto de algún carácter, tal vez un primogénito débil. Pero en los hechos la decadencia de la aristocracia formaba parte de una transformación social más amplia causada por el ascenso del capitalismo.
El negocio del capitalista es la administración de capital, y esa administración es manejada generalmente a través de la mediación de bancos y casas de corretaje. No sería sorprendente que los banqueros de inversión llegaran a ocupar la cúspide de la jerarquía de la riqueza y el poder. Y de hecho, hay un puñado de familias de banqueros, incluidos los
Rothschild y los Rockefeller, que ha llegado a dominar los asuntos económicos y políticos en el mundo occidental.
A diferencia de los aristócratas, los capitalistas no están ligados a un sitio, o al mantenimiento de un lugar. El capital es desleal y móvil – fluye a donde se puede encontrar el mayor crecimiento, tal como fluyó de Holanda a Gran Bretaña, luego de Gran Bretaña a EE.UU., y hace poco de todas partes a China. Tal como una mina de cobre puede ser explotada y luego abandonada, bajo el capitalismo toda una nación puede ser explotada y luego abandonada, como lo vemos en las áreas industriales oxidadas de EE.UU. y Gran Bretaña.
Este desapego por el lugar conduce a un diferente tipo de geopolítica bajo el capitalismo, en comparación con la aristocracia. Un rey va a la guerra cuando ve una ventaja para su nación al hacerlo. Los historiadores pueden ‘explicar’ las guerras de los días pre-capitalistas, en términos del engrandecimiento de monarcas y naciones.
Un capitalista provoca una guerra a fin de lograr beneficios, y de hecho las familias bancarias de nuestra elite han financiado ambos lados de la mayoría de los conflictos militares desde por lo menos la Primera Guerra Mundial. Por ello los historiadores tienen problemas para ‘explicar’ la Primera Guerra Mundial en términos de motivación y objetivos nacionales.
En los días pre-capitalistas la guerra era como el ajedrez: cada lado trataba de ganar. Bajo el capitalismo la guerra es más bien como un casino, en el cual los jugadores participan mientras pueden conseguir dinero para más chips, y el ganador siempre resulta ser la banca– los banqueros que financian la guerra y deciden quién será el último en resistir. Las guerras no son solo las más lucrativas de todas las empresas capitalistas, sino al elegir a los vencedores, y administrar la reconstrucción, las familias bancarias de la elite logran, con el pasar del tiempo, adecuar la configuración geopolítica para que sirva sus propios intereses.
Las naciones y las poblaciones son solo peones en sus juegos. Millones mueren en las guerras, infraestructuras son destruidas, y mientras el mundo se lamenta, los banqueros cuentan sus ganancias y hacen planes para sus inversiones en la reconstrucción de posguerra.
Desde su posición de poder, como financistas de gobiernos, las elites bancarias han perfeccionado con el tiempo sus métodos de control. Manteniéndose siempre entre bastidores, tiran las cuerdas que controlan a los medios, los partidos políticos, las agencias de inteligencia, los mercados bursátiles, y las oficinas gubernamentales. Y tal vez la mayor palanca de poder es su control sobre las monedas. Mediante su timo de los bancos centrales, causan ciclos de auge y ruina, imprimen dinero de la nada y luego lo prestan con intereses a los gobiernos. El poder de la pandilla bancaria de la elite (los ‘banksters’) es absoluto y sutil…
Siempre fue inevitable, en un planeta finito, que habría un límite para el crecimiento económico. La industrialización posibilitó que hayamos acelerado precipitadamente hacia ese límite durante los últimos dos siglos. La producción se ha hecho cada vez más eficiente, los mercados cada vez más globales, y finalmente el paradigma del crecimiento perpetuo ha llegado al punto de la disminución de la rentabilidad.
Por cierto, a ese punto ya se llegó cerca de 1970. Desde entonces el capital no ha buscado tanto el crecimiento mediante un aumento de la producción, sino más bien mediante la extracción de mayores rendimientos de niveles de producción relativamente limitados. De ahí la globalización, que transfirió la producción a áreas de bajos salarios, asegurando mayores márgenes de beneficios. De ahí la privatización, que transfiere a inversionistas las corrientes de ingresos que antes llegaban a los tesoros nacionales. De ahí mercados de derivados y divisas, que crean la ilusión electrónica de crecimiento económico, sin producir nada efectivamente en el mundo real.
Durante casi cuarenta años, el sistema capitalista se mantuvo mediante estos diversos mecanismos, ninguna de los cuales fue productivo en algún sentido real. Y entonces, en septiembre de 2008, el castillo de naipes se desplomó, de repente, poniendo de rodillas al sistema financiero global.
Si se estudia el colapso de las civilizaciones, se aprende que esa incapacidad de adaptación es fatal. ¿Está cayendo en esa trampa nuestra civilización? Tuvimos dos siglos de verdadero crecimiento, en los cuales la dinámica de crecimiento del capitalismo estuvo en armonía con la realidad del crecimiento industrial. Luego tuvimos cuatro décadas de crecimiento artificial – el capitalismo sustentado por un castillo de naipes. Y ahora, después del colapso del castillo de naipes, parece que se hace todo esfuerzo posible por producir ‘una recuperación’ – ¡del crecimiento! Es muy fácil obtener la impresión de que nuestra civilización se encuentra en un proceso de colapso, basado en el principio de la incapacidad de adaptación.
Una impresión semejante sería parcialmente correcta y parcialmente equivocada. A fin de comprender la situación real tenemos que hacer una clara distinción entre la elite capitalista y el propio capitalismo. El capitalismo es un sistema económico impulsado por el crecimiento; la elite capitalista es la gente que se las ha arreglado para conseguir el control del mundo occidental durante la operación del capitalismo en los últimos dos siglos. El sistema capitalista ha sobrepasado su fecha de vencimiento, la elite bankster conoce perfectamente ese hecho – y se está adaptando.
El capitalismo es un vehículo que ha ayudado a llevar a los banksters al poder absoluto, y no tienen más lealtad a ese sistema que al lugar, o a cualquier cosa o cualquier persona. Como mencioné anteriormente, piensan a escala global, y naciones y poblaciones son los peones. Definen lo que es dinero y lo emiten, exactamente como el banquero en un juego de Monopoly. También pueden inventar un nuevo juego con otro tipo de dinero. Hace tiempo que han llegado más allá de toda necesidad de depender de algún sistema económico en particular para mantener su poder. El capitalismo fue útil en una era de rápido crecimiento. Ante una era sin crecimiento, se prepara un juego diferente.
Por lo tanto, no se permitió que el capitalismo muriera una muerte natural. En su lugar fue derribado mediante una demolición controlada. Primero lo pusieron en un sistema de soporte vital, como mencionamos anteriormente, con globalización, privatización, mercados cambiarios, etc. Luego le inyectaron una solución eutanásica, en la forma de burbujas inmobiliarias y derivados tóxicos. Finalmente, el Banco de Pagos Internacionales –el banco central de los bancos centrales– canceló el sistema de soporte vital: declaró la regla de ‘valoración a precios de mercado’, que llevó a la insolvencia instantánea de todos los bancos en posesión de riesgos, aunque tardó un tiempo antes de que fuera aparente. Cada paso en este proceso fue cuidadosamente planificado y dirigido por la clique de los bancos centrales.
El fin de la soberanía – La restauración del antiguo régimen
Tal como fue dirigido cuidadosamente el colapso financiero, lo fue el escenario posterior al colapso, con sus programas suicidas de rescate. Los presupuestos nacionales ya estaban puestos al límite; ciertamente no había reservas disponibles para salvar a bancos insolventes. Por lo tanto los compromisos de rescate no eran otra cosa que la aceptación de nuevas deudas astronómicas por los gobiernos. A fin de pagar los compromisos del rescate, ¡hubo que pedir prestado el dinero al mismo sistema financiero que era rescatado!
No era que los bancos fueran demasiado grandes para quebrar, más bien los banksters eran demasiado poderosos para quebrar: hicieron a los políticos una oferta que no podían rechazar. En EE.UU. se dijo al Congreso que sin rescates habría ley marcial a la mañana siguiente. En Irlanda, se dijo a los ministros que habría caos financiero y disturbios en las calles. De hecho, mientras Islandia se manifestaba, la manera sensata de tratar a los bancos insolventes fue un proceso ordenado de suspensión de pagos.
El efecto de los rescates bajo presión fue transferir la insolvencia de los bancos a los tesoros nacionales. Las deudas bancarias fueron transformadas en deudas soberanas y déficits presupuestarios. Ahora, de un modo bastante predecible, son las naciones las que buscan rescates, y esos rescates llegan con condiciones. En lugar de la suspensión de pagos de los bancos, tienen lugar las de las naciones.
En su libro Confesiones de un sicario económico, John Perkins explica cómo se ha coaccionado al Tercer Mundo durante las últimas décadas –mediante presión y trucos de diversos tipos– para que acepten una esclavitud perpetua de endeudamientos.
Intencionalmente, las deudas nunca pueden ser pagadas. En su lugar, las deudas deben ser periódicamente refinanciadas, y cada vuelta de refinanciamiento entierra más profundamente a la nación en deudas – y la lleva a someterse a dictados aún más drásticos del FMI. Con el colapso financiero orquestado, y el timo del ‘demasiado grande para quebrar’, los banksters han creado una situación en la que no hay vuelta atrás: los planes del sicario operan ahora aquí en el primer mundo.
En la UE, la primera vuelta de naciones en caer serán los así llamados PIGS –Portugal, Irlanda, Grecia, y España. La ficción de que los PIGS pueden encarar los rescates se basa en la suposición de que se reanudará la era del crecimiento ilimitado. Como lo saben perfectamente los banksters, simplemente no va a suceder. Finalmente los PIGS se verán forzados al default, y entonces el resto de la UE también se derrumbará, todo parte de un proyecto de demolición controlada.
Cuando una nación sucumbe a la esclavitud por la deuda, deja de ser una nación soberana, gobernada por algún tipo de proceso político interno. En su lugar cae bajo el control de los dictados del FMI. Lo que hemos visto en el Tercer Mundo, y sucede ahora en Europa, esos dictados tienen que ver con austeridad y privatización. Las funciones del gobierno son eliminadas o privatizadas, y los activos nacionales son vendidos. Poco a poco –de nuevo una demolición controlada– la nación Estado es desmantelada. Finalmente, las funciones primordiales que le quedan al gobierno son la represión policial de su propia población, y el cobro de impuestos para entregarlos a los banksters.
En los hechos, el desmantelamiento de la nación Estado comenzó mucho antes del colapso financiero de 2008. En EE.UU. y Gran Bretaña comenzó en 1980 con Reagan y Thatcher. En Europa, comenzó en 1988, con el Tratado de Maastricht. La globalización aceleró el proceso de desmantelamiento, a través de la exportación de puestos de trabajo e industrias, programas de privatización, acuerdos de ‘libre comercio’ y el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), destructora de regulaciones. Los eventos desde 2008 han posibilitado la rápida aceleración de un proceso que ya estaba bien encaminado.
Con el colapso, los rescates, y el hecho de que no haya iniciado ningún tipo de programa efectivo e recuperación, las señales son muy claras: se dejará que el sistema colapse totalmente, allanando así el terreno para una ‘solución’ previamente diseñada. Mientras se desmantela la nación Estado, se establece un nuevo régimen de autoridad global para reemplazarla. Como podemos ver en el caso de la OMC, el FMI, el Banco Mundial, y las otras partes del embriónico gobierno global, el nuevo sistema global no mostrará pretensiones de representación popular o proceso democrático. El gobierno tendrá lugar a través de burocracias autocráticas globales, que recibirán sus órdenes, directa o indirectamente, de la camarilla bankster.
En su libro The Globalization of Poverty [La globalización de la pobreza], Michel Chossudovsky explica cómo la globalización, y las acciones del FMI, crearon una pobreza masiva en todo el Tercer Mundo durante las últimas décadas. Como podemos ver, con el dramático énfasis en la austeridad, después del colapso y los rescates, este proyecto de creación de pobreza ya no tiene vuelta atrás. En este nuevo sistema mundial no habrá ninguna clase media próspera. Por cierto, el nuevo régimen se parecerá en mucho a los antiguos días de la realeza y la servidumbre (el antiguo régimen). Los banksters son la nueva familia real, y todo el mundo será su dominio. Los tecnócratas que dirigen las burocracias globales, y los mandarines que se presentan como políticos en las naciones residuales, son la clase superior privilegiada. El resto de nosotros, la abrumadora mayoría, nos veremos en el papel de los siervos empobrecidos – si tenemos la suerte de ser uno de los supervivientes al proceso de colapso.
Durante las últimas cuatro décadas, desde aproximadamente 1970, hemos estado viviendo un proceso de cambio de régimen, de un antiguo sistema global a un nuevo sistema global. En el antiguo sistema, las naciones del primer mundo eran relativamente democráticas y prósperas, mientras el Tercer Mundo sufría bajo la tiranía de Estados policiales, pobreza masiva, e imperialismo (explotación por potencias extranjeras). Como mencionamos anteriormente, el proceso de transición ha sido caracterizado por un cruce del Rubicón – la introducción al primer mundo de políticas y prácticas, que antes eran limitadas, en la mayor parte, al Tercer Mundo.
Por lo tanto la esclavitud de la deuda con el FMI cruzó el Rubicón, posibilitado por el timo del colapso-rescate. Por su parte, la pobreza masiva está cruzando el mismo Rubicón, debido a medidas de austeridad impuestas por el FMI, con sus nuevos poderes de posesión de bonos. El imperialismo también está cruzando el Rubicón, mientras el primer mundo cae bajo el control explotador de los banksters y sus burocracias, un nexo del poder que es ajeno a todas las identidades nacionales. No es sorprendente que la tiranía del Estado policial también esté cruzando el Rubicón: la imposición de niveles de pobreza del Tercer Mundo requiere métodos de represión del Tercer Mundo.
El movimiento contra la globalización puede ser considerado como el comienzo de la resistencia popular contra el proceso de cambio de régimen. De la misma manera, la reacción policial a las manifestaciones contra la globalización de Seattle, en noviembre de 1999, puede ser interpretada como el ‘cruce del Rubicón’ de la tiranía policial estatal. La violencia excesiva y arbitraria de esa reacción –incluyendo cosas como mantener abiertos los ojos de la gente y pulverizar pimienta en ellos– no tuvo precedentes en acciones contra manifestantes no violentos en una nación del primer mundo.
Irónicamente, la reacción policial, especialmente porque fue tan ampliamente publicitada, fortaleció realmente el movimiento contra la globalización. A medida que las manifestaciones crecían en tamaño y fuerza, la reacción policial se hizo aún más violenta. Un cierto clímax fue alcanzado en Génova, en julio de 2001, cuando los niveles de violencia de ambas partes casi comenzaron a parecer una guerra de guerrillas.
En esos días el movimiento contra la globalización dominaba las páginas de noticias internacionales, y la oposición a la globalización alcanzaba proporciones masivas. El movimiento visible era solo la punta de un iceberg antisistémico. En un sentido muy real, el sentimiento popular general en el primer mundo comenzaba a tomar un giro radical. Los dirigentes del movimiento pensaban ahora en términos de un movimiento anticapitalista. Había volatilidad política en el aire, en el sentido de que, posiblemente, un sentimiento popular ilustrado podría lograr un cambio en el curso de los eventos.
Todo eso cambió el 11 de septiembre de 2001, el día en el que cayeron las torres. El movimiento antiglobalización, junto con la propia globalización, desaparecieron casi enteramente de la conciencia pública en ese día aciago. De repente había un escenario global totalmente nuevo, todo un nuevo circo mediático – con un nuevo enemigo – un nuevo tipo de guerra, una guerra sin fin, una guerra contra fantasmas, una guerra contra el “terrorismo”.
Anteriormente vimos cómo el colapso financiero orquestado de septiembre de 2008 posibilitó que ciertos proyectos existentes fueran rápidamente acelerados, como ser el desmantelamiento de la soberanía, y la imposición de austeridad. Del mismo modo, los eventos de septiembre de 2001 posibilitaron que otros proyectos existentes fueran acelerados considerablemente, como ser el abandono de las libertades civiles y del derecho internacional.
Antes de la caída de las torres, ya habían redactado la “Ley Patriota”, que proclama de manera muy clara que había llegado el Estado policial (a EE.UU.) con toda su fuerza y para quedarse – la Declaración de Derechos perdió su fuerza legal. Antes de mucho tiempo, legislación ‘antiterrorista’ semejante había sido adoptada en todo el primer mundo. Si algún movimiento antisistémico volvía a levantar cabeza en el primer mundo (como lo hizo, por ejemplo, recientemente en Grecia), se podrían poner en práctica poderes policiales arbitrarios –tantos como fuera necesario– para aplastar la resistencia. No se permitiría que ningún movimiento popular desbaratara los designios de cambio de régimen de los banksters. El movimiento antiglobalización había estado gritando: ‘así es la verdadera democracia’. Con el 11-S, los banksters replicaron: ‘así es la verdadera opresión’.
Los eventos del 11-S llevaron directamente a las invasiones de Iraq y Afganistán, y en general ayudaron a crear un clima en el cual se pudo justificar fácilmente las invasiones de naciones soberanas, con una u otra excusa. El derecho internacional fue abandonado de un modo tan exhaustivo como lo fueron las libertades civiles. Tal como se eliminó toda restricción de las intervenciones policiales interiores, se eliminó toda restricción de las intervenciones militares geopolíticas. Nada debía ponerse en el camino de los planes de cambio de régimen de los banksters.
Puede que 2012 no sea el año exacto, pero cuesta ver que la jugada final dure mucho más – y los amos del universo aman el simbolismo, como en 11-S (tanto en Chile como en Manhattan), ELK 007, y otros. 2012 está cargado de simbolismo, por ejemplo el Calendario Maya, e Internet es un hervidero de diversas profecías relacionadas con 2012, estrategias de supervivencia, espera de intervenciones alienígenas, etc. Y luego está la cinta de Hollywood, 2012, que presenta explícitamente el fin de la mayor parte de la humanidad, y la salvación planificada previamente de unos pocos. Uno nunca sabe con las producciones de Hollywood, lo que es fantasía escapista, y lo que apunta a preparar simbólicamente la mente del público para lo que vendrá.
Sea cual sea la fecha exacta, toda la serie se entrelazará, geopolítica e interiormente, y el mundo cambiará. Será una nueva era, tal como el capitalismo fue una nueva era después de la aristocracia, y la Alta Edad Media siguió a la era del Imperio Romano. Cada era tiene su propia estructura, su propia economía, sus propias formas sociales, y su propia mitología. Esas cosas deben relacionarse coherentemente entre sí, y su naturaleza proviene de relaciones de poder y de circunstancias económicas fundamentales del sistema.
Cada vez que hay un cambio de era, la era anterior es satanizada en una nueva mitología. En la historia del Jardín del Edén la serpiente es satanizada – un símbolo reverenciado en el paganismo, el predecesor del monoteísmo. Con la aparición de las naciones Estado europeas, fue satanizada la Iglesia Católica, y se introdujo el protestantismo. Cuando llegaron las repúblicas, la satanización de los monarcas fue una parte importante del proceso. En el mundo posterior a 2012, se satanizará la democracia y la soberanía nacional. Esto será muy importante, para conseguir que la gente acepte un régimen totalitario arbitrario…
En esos terribles días tenebrosos, antes de la bendita unificación de la humanidad, la anarquía reinaba en el mundo. Una nación atacaba a otra, nada mejor que los depredadores en la selva. Las naciones no tenían coherencia a largo plazo; los votantes pasaban de un partido al otro, manteniendo siempre en transición y confusión a los gobiernos. ¿Cómo pudo llegar alguien a pensar que las masas de gente semieducada podrían gobernarse, o dirigir una sociedad compleja? La democracia era un experimento mal concebido que condujo solo a la corrupción y al gobierno caótico. ¡Qué suerte tenemos de estar en este mundo tan ordenado, en el cual la humanidad ha llegado finalmente a crecer, y en el cual aquellos con la mejor experticia toman las decisiones para todo el globo!
El capitalismo tiene que ver con crecimiento, progreso, y cambio. Bajo el capitalismo las virtudes de ambición, iniciativa y competitividad son elogiadas, porque esas virtudes sirven la dinámica del capitalismo. La gente es alentada a acumular cada vez más, y a no darse jamás por satisfecha con lo que tiene. Bajo el capitalismo, la gente tiene que tener un poco de libertad, y un poco de prosperidad, para que la dinámica del capitalismo pueda operar. Sin una cierta libertad, la ambición no puede motivar; sin prosperidad ¿cómo se puede lograr la acumulación? En el mundo post capitalista, las virtudes capitalistas serán satanizadas. Será muy importante para lograr que la gente acepte la pobreza y la regimentación…
La busca de dinero es la raíz de todo mal, y el sistema capitalista es inherentemente corrupto y derrochador. La anarquía reinaba en el mercado, mientras las corporaciones buscaban a ciegas beneficios, sin preocuparse por las necesidades humanas o por la Tierra. Cuánto más sensatas son nuestras brigadas de trabajo, que producen solo lo necesario, y usan solo lo que es sustentable. El capitalismo alentaba la codicia y el consumo; la gente luchaba para competir los unos contra los otros, por ‘ser los primeros’ en la carrera de ratas. Cuánto más sabios somos ahora, que vivimos con nuestras cuotas racionadas, y aceptamos los deberes que se nos asignan, sean cuales sean, sirviendo a la humanidad.
En este cambio de régimen que introduce la era post capitalista, vemos una orquestación consciente de economía, política, geopolítica y mitología – como un proyecto coordinado. Se está creando toda una nueva realidad, toda una nueva cultura global. Cuando se trata del tema, la capacidad de transformar la cultura es la máxima forma de poder. En solo una generación, una nueva cultura se convierte “en así son las cosas”. ¿Y qué, podemos preguntar, podría bloquear el camino de algunas futuras manipulaciones del régimen cultural que pueda prever la familia real bankster?
Desde que se introdujo la educación pública, el Estado y la familia han competido por controlar el condicionamiento de la infancia – y en la infancia se transmite la cultura a la próxima generación. En el micro-administrado futuro post capitalista, es muy probable que veamos la ‘solución final’ del control social, o sea que el Estado monopolice la educación de los niños. Eso eliminaría de la sociedad el lazo entre padre e hijo, y de ahí los lazos relacionados con la familia en general. Ya no existe un concepto de parientes, solo de otros miembros de la colmena. La familia debe ser satanizada. Aquí en Irlanda, ya hay anuncios publicitarios en la televisión que dramatizan los sufrimientos de niños que son abusados o descuidados por sus padres…
Qué horribles eran esos días, cuando parejas sin permiso, sin capacitación, tenían control total sobre niños vulnerables, tras puertas cerradas, con todas las neurosis, adicciones, o perversiones que los padres llegaran a tener. ¿Cómo existió durante tanto tiempo ese vestigio de esclavitud patriarcal, la guarida refugio del abuso infantil, sin ser reconocida por lo que era? Cuánto mejor nos va ahora, con niños educados científicamente, por personal capacitado, que les enseña disciplina y valores sanos.
De esta manera el industrialismo británico llegó a ser dominado por inversionistas acaudalados, y el capitalismo se convirtió en el sistema económico dominante. Esto condujo a una gran transformación social. Gran Bretaña había sido esencialmente una sociedad aristocrática, dominada por familias terratenientes. A medida que el capitalismo llegaba a ser económicamente dominante, los capitalistas llegaron a ser dominantes en la política. Las estructuras tributarias y las políticas de importación-exportación fueron gradualmente modificadas para favorecer a los inversionistas por sobre los terratenientes.
Ya no era económicamente viable mantener simplemente una propiedad en el campo: había que desarrollarla, convertirla para un uso más productivo. Los dramas victorianos están repletos de historias de familias aristocráticas que enfrentan tiempos difíciles, y se ven obligadas a vender sus propiedades. Por propósitos dramáticos, esa decadencia es generalmente atribuida a un defecto de algún carácter, tal vez un primogénito débil. Pero en los hechos la decadencia de la aristocracia formaba parte de una transformación social más amplia causada por el ascenso del capitalismo.
El negocio del capitalista es la administración de capital, y esa administración es manejada generalmente a través de la mediación de bancos y casas de corretaje. No sería sorprendente que los banqueros de inversión llegaran a ocupar la cúspide de la jerarquía de la riqueza y el poder. Y de hecho, hay un puñado de familias de banqueros, incluidos los
Rothschild y los Rockefeller, que ha llegado a dominar los asuntos económicos y políticos en el mundo occidental.
A diferencia de los aristócratas, los capitalistas no están ligados a un sitio, o al mantenimiento de un lugar. El capital es desleal y móvil – fluye a donde se puede encontrar el mayor crecimiento, tal como fluyó de Holanda a Gran Bretaña, luego de Gran Bretaña a EE.UU., y hace poco de todas partes a China. Tal como una mina de cobre puede ser explotada y luego abandonada, bajo el capitalismo toda una nación puede ser explotada y luego abandonada, como lo vemos en las áreas industriales oxidadas de EE.UU. y Gran Bretaña.
Este desapego por el lugar conduce a un diferente tipo de geopolítica bajo el capitalismo, en comparación con la aristocracia. Un rey va a la guerra cuando ve una ventaja para su nación al hacerlo. Los historiadores pueden ‘explicar’ las guerras de los días pre-capitalistas, en términos del engrandecimiento de monarcas y naciones.
Un capitalista provoca una guerra a fin de lograr beneficios, y de hecho las familias bancarias de nuestra elite han financiado ambos lados de la mayoría de los conflictos militares desde por lo menos la Primera Guerra Mundial. Por ello los historiadores tienen problemas para ‘explicar’ la Primera Guerra Mundial en términos de motivación y objetivos nacionales.
En los días pre-capitalistas la guerra era como el ajedrez: cada lado trataba de ganar. Bajo el capitalismo la guerra es más bien como un casino, en el cual los jugadores participan mientras pueden conseguir dinero para más chips, y el ganador siempre resulta ser la banca– los banqueros que financian la guerra y deciden quién será el último en resistir. Las guerras no son solo las más lucrativas de todas las empresas capitalistas, sino al elegir a los vencedores, y administrar la reconstrucción, las familias bancarias de la elite logran, con el pasar del tiempo, adecuar la configuración geopolítica para que sirva sus propios intereses.
Las naciones y las poblaciones son solo peones en sus juegos. Millones mueren en las guerras, infraestructuras son destruidas, y mientras el mundo se lamenta, los banqueros cuentan sus ganancias y hacen planes para sus inversiones en la reconstrucción de posguerra.
Desde su posición de poder, como financistas de gobiernos, las elites bancarias han perfeccionado con el tiempo sus métodos de control. Manteniéndose siempre entre bastidores, tiran las cuerdas que controlan a los medios, los partidos políticos, las agencias de inteligencia, los mercados bursátiles, y las oficinas gubernamentales. Y tal vez la mayor palanca de poder es su control sobre las monedas. Mediante su timo de los bancos centrales, causan ciclos de auge y ruina, imprimen dinero de la nada y luego lo prestan con intereses a los gobiernos. El poder de la pandilla bancaria de la elite (los ‘banksters’) es absoluto y sutil…
Algunos de los hombres más importantes de EE.UU. tienen miedo de algo. Saben que hay un poder en algún sitio, tan organizado, tan sutil, tan vigilante, tan entrelazado, tan completo, tan dominante que más vale que no hablen en voz alta cuando lo hacen para condenarlo. – Presidente Woodrow Wilson.El fin del crecimiento – los banksters contra el capitalismo
Siempre fue inevitable, en un planeta finito, que habría un límite para el crecimiento económico. La industrialización posibilitó que hayamos acelerado precipitadamente hacia ese límite durante los últimos dos siglos. La producción se ha hecho cada vez más eficiente, los mercados cada vez más globales, y finalmente el paradigma del crecimiento perpetuo ha llegado al punto de la disminución de la rentabilidad.
Por cierto, a ese punto ya se llegó cerca de 1970. Desde entonces el capital no ha buscado tanto el crecimiento mediante un aumento de la producción, sino más bien mediante la extracción de mayores rendimientos de niveles de producción relativamente limitados. De ahí la globalización, que transfirió la producción a áreas de bajos salarios, asegurando mayores márgenes de beneficios. De ahí la privatización, que transfiere a inversionistas las corrientes de ingresos que antes llegaban a los tesoros nacionales. De ahí mercados de derivados y divisas, que crean la ilusión electrónica de crecimiento económico, sin producir nada efectivamente en el mundo real.
Durante casi cuarenta años, el sistema capitalista se mantuvo mediante estos diversos mecanismos, ninguna de los cuales fue productivo en algún sentido real. Y entonces, en septiembre de 2008, el castillo de naipes se desplomó, de repente, poniendo de rodillas al sistema financiero global.
Si se estudia el colapso de las civilizaciones, se aprende que esa incapacidad de adaptación es fatal. ¿Está cayendo en esa trampa nuestra civilización? Tuvimos dos siglos de verdadero crecimiento, en los cuales la dinámica de crecimiento del capitalismo estuvo en armonía con la realidad del crecimiento industrial. Luego tuvimos cuatro décadas de crecimiento artificial – el capitalismo sustentado por un castillo de naipes. Y ahora, después del colapso del castillo de naipes, parece que se hace todo esfuerzo posible por producir ‘una recuperación’ – ¡del crecimiento! Es muy fácil obtener la impresión de que nuestra civilización se encuentra en un proceso de colapso, basado en el principio de la incapacidad de adaptación.
Una impresión semejante sería parcialmente correcta y parcialmente equivocada. A fin de comprender la situación real tenemos que hacer una clara distinción entre la elite capitalista y el propio capitalismo. El capitalismo es un sistema económico impulsado por el crecimiento; la elite capitalista es la gente que se las ha arreglado para conseguir el control del mundo occidental durante la operación del capitalismo en los últimos dos siglos. El sistema capitalista ha sobrepasado su fecha de vencimiento, la elite bankster conoce perfectamente ese hecho – y se está adaptando.
El capitalismo es un vehículo que ha ayudado a llevar a los banksters al poder absoluto, y no tienen más lealtad a ese sistema que al lugar, o a cualquier cosa o cualquier persona. Como mencioné anteriormente, piensan a escala global, y naciones y poblaciones son los peones. Definen lo que es dinero y lo emiten, exactamente como el banquero en un juego de Monopoly. También pueden inventar un nuevo juego con otro tipo de dinero. Hace tiempo que han llegado más allá de toda necesidad de depender de algún sistema económico en particular para mantener su poder. El capitalismo fue útil en una era de rápido crecimiento. Ante una era sin crecimiento, se prepara un juego diferente.
Por lo tanto, no se permitió que el capitalismo muriera una muerte natural. En su lugar fue derribado mediante una demolición controlada. Primero lo pusieron en un sistema de soporte vital, como mencionamos anteriormente, con globalización, privatización, mercados cambiarios, etc. Luego le inyectaron una solución eutanásica, en la forma de burbujas inmobiliarias y derivados tóxicos. Finalmente, el Banco de Pagos Internacionales –el banco central de los bancos centrales– canceló el sistema de soporte vital: declaró la regla de ‘valoración a precios de mercado’, que llevó a la insolvencia instantánea de todos los bancos en posesión de riesgos, aunque tardó un tiempo antes de que fuera aparente. Cada paso en este proceso fue cuidadosamente planificado y dirigido por la clique de los bancos centrales.
El fin de la soberanía – La restauración del antiguo régimen
Tal como fue dirigido cuidadosamente el colapso financiero, lo fue el escenario posterior al colapso, con sus programas suicidas de rescate. Los presupuestos nacionales ya estaban puestos al límite; ciertamente no había reservas disponibles para salvar a bancos insolventes. Por lo tanto los compromisos de rescate no eran otra cosa que la aceptación de nuevas deudas astronómicas por los gobiernos. A fin de pagar los compromisos del rescate, ¡hubo que pedir prestado el dinero al mismo sistema financiero que era rescatado!
No era que los bancos fueran demasiado grandes para quebrar, más bien los banksters eran demasiado poderosos para quebrar: hicieron a los políticos una oferta que no podían rechazar. En EE.UU. se dijo al Congreso que sin rescates habría ley marcial a la mañana siguiente. En Irlanda, se dijo a los ministros que habría caos financiero y disturbios en las calles. De hecho, mientras Islandia se manifestaba, la manera sensata de tratar a los bancos insolventes fue un proceso ordenado de suspensión de pagos.
El efecto de los rescates bajo presión fue transferir la insolvencia de los bancos a los tesoros nacionales. Las deudas bancarias fueron transformadas en deudas soberanas y déficits presupuestarios. Ahora, de un modo bastante predecible, son las naciones las que buscan rescates, y esos rescates llegan con condiciones. En lugar de la suspensión de pagos de los bancos, tienen lugar las de las naciones.
En su libro Confesiones de un sicario económico, John Perkins explica cómo se ha coaccionado al Tercer Mundo durante las últimas décadas –mediante presión y trucos de diversos tipos– para que acepten una esclavitud perpetua de endeudamientos.
Intencionalmente, las deudas nunca pueden ser pagadas. En su lugar, las deudas deben ser periódicamente refinanciadas, y cada vuelta de refinanciamiento entierra más profundamente a la nación en deudas – y la lleva a someterse a dictados aún más drásticos del FMI. Con el colapso financiero orquestado, y el timo del ‘demasiado grande para quebrar’, los banksters han creado una situación en la que no hay vuelta atrás: los planes del sicario operan ahora aquí en el primer mundo.
En la UE, la primera vuelta de naciones en caer serán los así llamados PIGS –Portugal, Irlanda, Grecia, y España. La ficción de que los PIGS pueden encarar los rescates se basa en la suposición de que se reanudará la era del crecimiento ilimitado. Como lo saben perfectamente los banksters, simplemente no va a suceder. Finalmente los PIGS se verán forzados al default, y entonces el resto de la UE también se derrumbará, todo parte de un proyecto de demolición controlada.
Cuando una nación sucumbe a la esclavitud por la deuda, deja de ser una nación soberana, gobernada por algún tipo de proceso político interno. En su lugar cae bajo el control de los dictados del FMI. Lo que hemos visto en el Tercer Mundo, y sucede ahora en Europa, esos dictados tienen que ver con austeridad y privatización. Las funciones del gobierno son eliminadas o privatizadas, y los activos nacionales son vendidos. Poco a poco –de nuevo una demolición controlada– la nación Estado es desmantelada. Finalmente, las funciones primordiales que le quedan al gobierno son la represión policial de su propia población, y el cobro de impuestos para entregarlos a los banksters.
En los hechos, el desmantelamiento de la nación Estado comenzó mucho antes del colapso financiero de 2008. En EE.UU. y Gran Bretaña comenzó en 1980 con Reagan y Thatcher. En Europa, comenzó en 1988, con el Tratado de Maastricht. La globalización aceleró el proceso de desmantelamiento, a través de la exportación de puestos de trabajo e industrias, programas de privatización, acuerdos de ‘libre comercio’ y el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), destructora de regulaciones. Los eventos desde 2008 han posibilitado la rápida aceleración de un proceso que ya estaba bien encaminado.
Con el colapso, los rescates, y el hecho de que no haya iniciado ningún tipo de programa efectivo e recuperación, las señales son muy claras: se dejará que el sistema colapse totalmente, allanando así el terreno para una ‘solución’ previamente diseñada. Mientras se desmantela la nación Estado, se establece un nuevo régimen de autoridad global para reemplazarla. Como podemos ver en el caso de la OMC, el FMI, el Banco Mundial, y las otras partes del embriónico gobierno global, el nuevo sistema global no mostrará pretensiones de representación popular o proceso democrático. El gobierno tendrá lugar a través de burocracias autocráticas globales, que recibirán sus órdenes, directa o indirectamente, de la camarilla bankster.
En su libro The Globalization of Poverty [La globalización de la pobreza], Michel Chossudovsky explica cómo la globalización, y las acciones del FMI, crearon una pobreza masiva en todo el Tercer Mundo durante las últimas décadas. Como podemos ver, con el dramático énfasis en la austeridad, después del colapso y los rescates, este proyecto de creación de pobreza ya no tiene vuelta atrás. En este nuevo sistema mundial no habrá ninguna clase media próspera. Por cierto, el nuevo régimen se parecerá en mucho a los antiguos días de la realeza y la servidumbre (el antiguo régimen). Los banksters son la nueva familia real, y todo el mundo será su dominio. Los tecnócratas que dirigen las burocracias globales, y los mandarines que se presentan como políticos en las naciones residuales, son la clase superior privilegiada. El resto de nosotros, la abrumadora mayoría, nos veremos en el papel de los siervos empobrecidos – si tenemos la suerte de ser uno de los supervivientes al proceso de colapso.
Actualmente, los estadounidenses se indignarían si tropas de la ONU entraran a Los Angeles para restaurar el orden; mañana lo agradecerán. Vale especialmente si se les dice que hay una amenaza exterior del más allá, sea real o promulgada, que amenazaría nuestra propia existencia. Entonces todos los pueblos del mundo rogarán a los dirigentes del mundo que los liberen de ese mal. Lo único que todo hombre teme es lo desconocido. Cuando se le presenta ese escenario, renunciará voluntariamente a los derechos individuales a cambio de la garantía de su bienestar otorgada por su gobierno mundial. – Henry Kissinger, hablando en Evian, Francia, 21 de mayo de 1992, reunión de los Bilderberger.El fin de la libertad – El Estado policial global
Durante las últimas cuatro décadas, desde aproximadamente 1970, hemos estado viviendo un proceso de cambio de régimen, de un antiguo sistema global a un nuevo sistema global. En el antiguo sistema, las naciones del primer mundo eran relativamente democráticas y prósperas, mientras el Tercer Mundo sufría bajo la tiranía de Estados policiales, pobreza masiva, e imperialismo (explotación por potencias extranjeras). Como mencionamos anteriormente, el proceso de transición ha sido caracterizado por un cruce del Rubicón – la introducción al primer mundo de políticas y prácticas, que antes eran limitadas, en la mayor parte, al Tercer Mundo.
Por lo tanto la esclavitud de la deuda con el FMI cruzó el Rubicón, posibilitado por el timo del colapso-rescate. Por su parte, la pobreza masiva está cruzando el mismo Rubicón, debido a medidas de austeridad impuestas por el FMI, con sus nuevos poderes de posesión de bonos. El imperialismo también está cruzando el Rubicón, mientras el primer mundo cae bajo el control explotador de los banksters y sus burocracias, un nexo del poder que es ajeno a todas las identidades nacionales. No es sorprendente que la tiranía del Estado policial también esté cruzando el Rubicón: la imposición de niveles de pobreza del Tercer Mundo requiere métodos de represión del Tercer Mundo.
El movimiento contra la globalización puede ser considerado como el comienzo de la resistencia popular contra el proceso de cambio de régimen. De la misma manera, la reacción policial a las manifestaciones contra la globalización de Seattle, en noviembre de 1999, puede ser interpretada como el ‘cruce del Rubicón’ de la tiranía policial estatal. La violencia excesiva y arbitraria de esa reacción –incluyendo cosas como mantener abiertos los ojos de la gente y pulverizar pimienta en ellos– no tuvo precedentes en acciones contra manifestantes no violentos en una nación del primer mundo.
Irónicamente, la reacción policial, especialmente porque fue tan ampliamente publicitada, fortaleció realmente el movimiento contra la globalización. A medida que las manifestaciones crecían en tamaño y fuerza, la reacción policial se hizo aún más violenta. Un cierto clímax fue alcanzado en Génova, en julio de 2001, cuando los niveles de violencia de ambas partes casi comenzaron a parecer una guerra de guerrillas.
En esos días el movimiento contra la globalización dominaba las páginas de noticias internacionales, y la oposición a la globalización alcanzaba proporciones masivas. El movimiento visible era solo la punta de un iceberg antisistémico. En un sentido muy real, el sentimiento popular general en el primer mundo comenzaba a tomar un giro radical. Los dirigentes del movimiento pensaban ahora en términos de un movimiento anticapitalista. Había volatilidad política en el aire, en el sentido de que, posiblemente, un sentimiento popular ilustrado podría lograr un cambio en el curso de los eventos.
Todo eso cambió el 11 de septiembre de 2001, el día en el que cayeron las torres. El movimiento antiglobalización, junto con la propia globalización, desaparecieron casi enteramente de la conciencia pública en ese día aciago. De repente había un escenario global totalmente nuevo, todo un nuevo circo mediático – con un nuevo enemigo – un nuevo tipo de guerra, una guerra sin fin, una guerra contra fantasmas, una guerra contra el “terrorismo”.
Anteriormente vimos cómo el colapso financiero orquestado de septiembre de 2008 posibilitó que ciertos proyectos existentes fueran rápidamente acelerados, como ser el desmantelamiento de la soberanía, y la imposición de austeridad. Del mismo modo, los eventos de septiembre de 2001 posibilitaron que otros proyectos existentes fueran acelerados considerablemente, como ser el abandono de las libertades civiles y del derecho internacional.
Antes de la caída de las torres, ya habían redactado la “Ley Patriota”, que proclama de manera muy clara que había llegado el Estado policial (a EE.UU.) con toda su fuerza y para quedarse – la Declaración de Derechos perdió su fuerza legal. Antes de mucho tiempo, legislación ‘antiterrorista’ semejante había sido adoptada en todo el primer mundo. Si algún movimiento antisistémico volvía a levantar cabeza en el primer mundo (como lo hizo, por ejemplo, recientemente en Grecia), se podrían poner en práctica poderes policiales arbitrarios –tantos como fuera necesario– para aplastar la resistencia. No se permitiría que ningún movimiento popular desbaratara los designios de cambio de régimen de los banksters. El movimiento antiglobalización había estado gritando: ‘así es la verdadera democracia’. Con el 11-S, los banksters replicaron: ‘así es la verdadera opresión’.
Los eventos del 11-S llevaron directamente a las invasiones de Iraq y Afganistán, y en general ayudaron a crear un clima en el cual se pudo justificar fácilmente las invasiones de naciones soberanas, con una u otra excusa. El derecho internacional fue abandonado de un modo tan exhaustivo como lo fueron las libertades civiles. Tal como se eliminó toda restricción de las intervenciones policiales interiores, se eliminó toda restricción de las intervenciones militares geopolíticas. Nada debía ponerse en el camino de los planes de cambio de régimen de los banksters.
La era tecnotrónica involucra la aparición gradual de una sociedad más controlada… dominada por una elite, no limitada por valores tradicionales… esta elite no dudaría en lograr sus objetivos políticos utilizando las últimas técnicas modernas para influenciar la conducta pública… La persistencia de la crisis social, la emergencia de una personalidad carismática, y la explotación de medios de masas para obtener la confianza pública serían los escalones en la transformación de a poco de EE.UU. en una sociedad altamente controlada… Además, podría ser posible –y tentador– explotar para fines políticos estratégicos los frutos de la investigación sobre el cerebro y la conducta humana – Zbigniew Brzezinski, La era tecnotrónica, 1970.La era post capitalista – Nuevos mitos para una nueva cultura
Puede que 2012 no sea el año exacto, pero cuesta ver que la jugada final dure mucho más – y los amos del universo aman el simbolismo, como en 11-S (tanto en Chile como en Manhattan), ELK 007, y otros. 2012 está cargado de simbolismo, por ejemplo el Calendario Maya, e Internet es un hervidero de diversas profecías relacionadas con 2012, estrategias de supervivencia, espera de intervenciones alienígenas, etc. Y luego está la cinta de Hollywood, 2012, que presenta explícitamente el fin de la mayor parte de la humanidad, y la salvación planificada previamente de unos pocos. Uno nunca sabe con las producciones de Hollywood, lo que es fantasía escapista, y lo que apunta a preparar simbólicamente la mente del público para lo que vendrá.
Sea cual sea la fecha exacta, toda la serie se entrelazará, geopolítica e interiormente, y el mundo cambiará. Será una nueva era, tal como el capitalismo fue una nueva era después de la aristocracia, y la Alta Edad Media siguió a la era del Imperio Romano. Cada era tiene su propia estructura, su propia economía, sus propias formas sociales, y su propia mitología. Esas cosas deben relacionarse coherentemente entre sí, y su naturaleza proviene de relaciones de poder y de circunstancias económicas fundamentales del sistema.
Cada vez que hay un cambio de era, la era anterior es satanizada en una nueva mitología. En la historia del Jardín del Edén la serpiente es satanizada – un símbolo reverenciado en el paganismo, el predecesor del monoteísmo. Con la aparición de las naciones Estado europeas, fue satanizada la Iglesia Católica, y se introdujo el protestantismo. Cuando llegaron las repúblicas, la satanización de los monarcas fue una parte importante del proceso. En el mundo posterior a 2012, se satanizará la democracia y la soberanía nacional. Esto será muy importante, para conseguir que la gente acepte un régimen totalitario arbitrario…
En esos terribles días tenebrosos, antes de la bendita unificación de la humanidad, la anarquía reinaba en el mundo. Una nación atacaba a otra, nada mejor que los depredadores en la selva. Las naciones no tenían coherencia a largo plazo; los votantes pasaban de un partido al otro, manteniendo siempre en transición y confusión a los gobiernos. ¿Cómo pudo llegar alguien a pensar que las masas de gente semieducada podrían gobernarse, o dirigir una sociedad compleja? La democracia era un experimento mal concebido que condujo solo a la corrupción y al gobierno caótico. ¡Qué suerte tenemos de estar en este mundo tan ordenado, en el cual la humanidad ha llegado finalmente a crecer, y en el cual aquellos con la mejor experticia toman las decisiones para todo el globo!
El capitalismo tiene que ver con crecimiento, progreso, y cambio. Bajo el capitalismo las virtudes de ambición, iniciativa y competitividad son elogiadas, porque esas virtudes sirven la dinámica del capitalismo. La gente es alentada a acumular cada vez más, y a no darse jamás por satisfecha con lo que tiene. Bajo el capitalismo, la gente tiene que tener un poco de libertad, y un poco de prosperidad, para que la dinámica del capitalismo pueda operar. Sin una cierta libertad, la ambición no puede motivar; sin prosperidad ¿cómo se puede lograr la acumulación? En el mundo post capitalista, las virtudes capitalistas serán satanizadas. Será muy importante para lograr que la gente acepte la pobreza y la regimentación…
La busca de dinero es la raíz de todo mal, y el sistema capitalista es inherentemente corrupto y derrochador. La anarquía reinaba en el mercado, mientras las corporaciones buscaban a ciegas beneficios, sin preocuparse por las necesidades humanas o por la Tierra. Cuánto más sensatas son nuestras brigadas de trabajo, que producen solo lo necesario, y usan solo lo que es sustentable. El capitalismo alentaba la codicia y el consumo; la gente luchaba para competir los unos contra los otros, por ‘ser los primeros’ en la carrera de ratas. Cuánto más sabios somos ahora, que vivimos con nuestras cuotas racionadas, y aceptamos los deberes que se nos asignan, sean cuales sean, sirviendo a la humanidad.
En este cambio de régimen que introduce la era post capitalista, vemos una orquestación consciente de economía, política, geopolítica y mitología – como un proyecto coordinado. Se está creando toda una nueva realidad, toda una nueva cultura global. Cuando se trata del tema, la capacidad de transformar la cultura es la máxima forma de poder. En solo una generación, una nueva cultura se convierte “en así son las cosas”. ¿Y qué, podemos preguntar, podría bloquear el camino de algunas futuras manipulaciones del régimen cultural que pueda prever la familia real bankster?
Desde que se introdujo la educación pública, el Estado y la familia han competido por controlar el condicionamiento de la infancia – y en la infancia se transmite la cultura a la próxima generación. En el micro-administrado futuro post capitalista, es muy probable que veamos la ‘solución final’ del control social, o sea que el Estado monopolice la educación de los niños. Eso eliminaría de la sociedad el lazo entre padre e hijo, y de ahí los lazos relacionados con la familia en general. Ya no existe un concepto de parientes, solo de otros miembros de la colmena. La familia debe ser satanizada. Aquí en Irlanda, ya hay anuncios publicitarios en la televisión que dramatizan los sufrimientos de niños que son abusados o descuidados por sus padres…
Qué horribles eran esos días, cuando parejas sin permiso, sin capacitación, tenían control total sobre niños vulnerables, tras puertas cerradas, con todas las neurosis, adicciones, o perversiones que los padres llegaran a tener. ¿Cómo existió durante tanto tiempo ese vestigio de esclavitud patriarcal, la guarida refugio del abuso infantil, sin ser reconocida por lo que era? Cuánto mejor nos va ahora, con niños educados científicamente, por personal capacitado, que les enseña disciplina y valores sanos.
G20, un fiasco anunciado
¿Cuales son, en este contexto de crisis global, las apuestas del G20 de Cannes bajo la presidencia francesa?
En este momento se está produciendo una profundización de la crisis especialmente en los países industrializados. La Unión europea constituye el epicentro de la crisis. Los dirigentes europeos no logran concretar una solución a la crisis de los bancos privados. El acuerdo alcanzado en la madrugada del 27 de octubre de 2011 no aporta ninguna solución a la zona euro respecto a la cuestión de la crisis bancaria, de la deuda pública soberana o del euro.
Los gobiernos de los llamados países emergentes — Brasil, India, China, Rusia— querrían beneficiarse de la situación para conseguir más espacio en las instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial. Pero el G20 es una institución ilegítima. En 2008 fue puesto en marcha por los países del G7 —un club también totalmente ilegítimo formado por Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón y Canadá—. Éstos querían convencer a los países emergentes para que ayudaran en encontrar una solución a la crisis, que no lograron. Esta reunión del G20 es la primera reunión internacional después del enorme éxito de la movilización de los Indignados/das del 15 de octubre de 2011. Aunque no tuvo mucho eco en Francia, el 15O movilizó a un millón de manifestantes en todo el mundo, principalmente en España, Italia y Portugal, sin olvidar Wall Street.
Es, por lo tanto, una cita importante para los activistas que militan contra la globalización liberal. El día 1ro de Noviembre 2011, 6000 activistas manifestaron en las calles de Niza contra el G20 que se reúne los días 3 y 4. Es fundamental movilizar al mismo tiempo en la calle y durante el Foro de los Pueblos en Malí, [1] para así poder expresar nuestra oposición a la orientación determinada por aquellos que pretenden dirigir el planeta.
¿Por qué la crisis europea se ha convertido en un problema global? ¿Qué papel tuvieron Estados Unidos y los países emergentes en esta cuestión?
La gran desaceleración económica que afecta Europa o la quiebra de instituciones bancarias como Dexia pueden tener un efecto bumerang sobre el resto de la economía mundial: por una parte, un efecto dominó sobre las instituciones bancarias o financieras en Estados Unidos, y por otra, una contracción de China y de otros países que exportan sus productos a Europa.
Los países de la zona europea, y en particular los del euro, están en el núcleo de la crisis mundial actual y la evolución de la situación en los próximos meses impactará sobre el conjunto de la economía mundial.
Estados Unidos está muy preocupado por el efecto bumerang de las quiebras bancarias europeas sobre las instituciones financieras estadounidenses, por la fuerte interconexión existente entre ambos lados del Atlántico. Sus preocupaciones no son estrictamente políticas, en principio son económicas.
¿Qué campañas de convergencia se están organizando en Europa con respecto a las deudas públicas? ¿Qué papel tiene la campaña realizada en Grecia?
En toda Europa, el reembolso de la deuda es el pretexto para reforzar las políticas de austeridad. Llueven mazazos sobre los trabajadores y la mayoría de la población. El avance en la constitución de una campaña europea para la suspensión del pago de la deuda y para la realización de una auditoría ciudadana es el paso que se debe dar en las semanas y meses que vienen. Grecia comenzó el proceso en mayo de 2011 mediante la constitución de una comisión ciudadana de auditoría de la deuda griega. Esta idea arraigó en Irlanda y Francia, en la que un comité ciudadano para la auditoría de la deuda acaba de constituirse.
Próximamente, la misma iniciativa se desarrollará en Portugal, , España, Bélgica e Italia.
Por lo tanto hay una posibilidad real y concreta de reunir a fuerzas sociales que cuestionan el orden neoliberal y, más allá, el sistema capitalista; reunirlas en torno a un tema unificador. Si se consigue la suspensión del pago de la deuda en varios países mediante la movilización en la calle, esto cambiará radicalmente la relación de fuerzas a favor de la mayoría social. Vale la pena comprometerse en esta lucha.
Declaraciones recogidas por Flavio Ferri y Gilles Pagaille.
Publicadas por el semanario Tout est à nous, nº 121, del 27 de octubre de 2011.
http://www.npa2009.org/ content/%C3%A0-nice-face-au- g20%E2%80%89
En este momento se está produciendo una profundización de la crisis especialmente en los países industrializados. La Unión europea constituye el epicentro de la crisis. Los dirigentes europeos no logran concretar una solución a la crisis de los bancos privados. El acuerdo alcanzado en la madrugada del 27 de octubre de 2011 no aporta ninguna solución a la zona euro respecto a la cuestión de la crisis bancaria, de la deuda pública soberana o del euro.
Los gobiernos de los llamados países emergentes — Brasil, India, China, Rusia— querrían beneficiarse de la situación para conseguir más espacio en las instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial. Pero el G20 es una institución ilegítima. En 2008 fue puesto en marcha por los países del G7 —un club también totalmente ilegítimo formado por Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Japón y Canadá—. Éstos querían convencer a los países emergentes para que ayudaran en encontrar una solución a la crisis, que no lograron. Esta reunión del G20 es la primera reunión internacional después del enorme éxito de la movilización de los Indignados/das del 15 de octubre de 2011. Aunque no tuvo mucho eco en Francia, el 15O movilizó a un millón de manifestantes en todo el mundo, principalmente en España, Italia y Portugal, sin olvidar Wall Street.
Es, por lo tanto, una cita importante para los activistas que militan contra la globalización liberal. El día 1ro de Noviembre 2011, 6000 activistas manifestaron en las calles de Niza contra el G20 que se reúne los días 3 y 4. Es fundamental movilizar al mismo tiempo en la calle y durante el Foro de los Pueblos en Malí, [1] para así poder expresar nuestra oposición a la orientación determinada por aquellos que pretenden dirigir el planeta.
¿Por qué la crisis europea se ha convertido en un problema global? ¿Qué papel tuvieron Estados Unidos y los países emergentes en esta cuestión?
La gran desaceleración económica que afecta Europa o la quiebra de instituciones bancarias como Dexia pueden tener un efecto bumerang sobre el resto de la economía mundial: por una parte, un efecto dominó sobre las instituciones bancarias o financieras en Estados Unidos, y por otra, una contracción de China y de otros países que exportan sus productos a Europa.
Los países de la zona europea, y en particular los del euro, están en el núcleo de la crisis mundial actual y la evolución de la situación en los próximos meses impactará sobre el conjunto de la economía mundial.
Estados Unidos está muy preocupado por el efecto bumerang de las quiebras bancarias europeas sobre las instituciones financieras estadounidenses, por la fuerte interconexión existente entre ambos lados del Atlántico. Sus preocupaciones no son estrictamente políticas, en principio son económicas.
¿Qué campañas de convergencia se están organizando en Europa con respecto a las deudas públicas? ¿Qué papel tiene la campaña realizada en Grecia?
En toda Europa, el reembolso de la deuda es el pretexto para reforzar las políticas de austeridad. Llueven mazazos sobre los trabajadores y la mayoría de la población. El avance en la constitución de una campaña europea para la suspensión del pago de la deuda y para la realización de una auditoría ciudadana es el paso que se debe dar en las semanas y meses que vienen. Grecia comenzó el proceso en mayo de 2011 mediante la constitución de una comisión ciudadana de auditoría de la deuda griega. Esta idea arraigó en Irlanda y Francia, en la que un comité ciudadano para la auditoría de la deuda acaba de constituirse.
Próximamente, la misma iniciativa se desarrollará en Portugal, , España, Bélgica e Italia.
Por lo tanto hay una posibilidad real y concreta de reunir a fuerzas sociales que cuestionan el orden neoliberal y, más allá, el sistema capitalista; reunirlas en torno a un tema unificador. Si se consigue la suspensión del pago de la deuda en varios países mediante la movilización en la calle, esto cambiará radicalmente la relación de fuerzas a favor de la mayoría social. Vale la pena comprometerse en esta lucha.
Declaraciones recogidas por Flavio Ferri y Gilles Pagaille.
Publicadas por el semanario Tout est à nous, nº 121, del 27 de octubre de 2011.
http://www.npa2009.org/
En los dramas de Eurípides y Sófocles las figuras heroicas frecuentemente se suicidan para liberarse de situaciones en las que se saben perdidos de antemano. Para el héroe no hay salida y camina inexorablemente hacia su propia destrucción. Los profetas en la tragedia griega poseen información y la utilizan para encauzar al héroe hacia su destrucción, presentándola a través de adivinanzas indescifrables o herméticos enigmas.
Los chinos exigirían condiciones para entrar en un arreglo de este tipo. Demandarían un mejor acceso a los mercados europeos, lo que ayudaría a deteriorar todavía más la balanza comercial y el empleo en Europa. Luego vendría el tema delicado de la paridad cambiaria. Ya un miembro del comité de política monetaria del banco central chino ha declarado que a cambio de invertir en el FEEF, Pekín apremiaría a los europeos para que no se quejen de la manipulación cambiaria que mantiene el renminbi subvaluado.
China tienen sus problemas: una gigantesca burbuja inmobiliaria, bancos con estados financieros de dudosa transparencia y una fuerte sobre-inversión en varias industrias fundamentales. Tendría que enfrentarles antes de comenzar a jugar al fortachón del barrio que arregla problemas ajenos.
Este enredo esconde una profunda distorsión del Fondo europeo de estabilidad financiera: ahora el apalancamiento se ha convertido en una de sus características esenciales.
Apalancar significa utilizar una pequeña cantidad de dinero para conseguir más recursos y poder invertir (y especular). Y eso es precisamente lo que Sarkozy y la Merkel pretenden que se haga con el FEEF. El anuncio de la cumbre europea hasta ofreció la creación de un vehículo especial para atraer inversionistas, no muy diferente de los CDO (collaterized debt obligations) que desempeñaron un papel nefasto como detonantes de la crisis financiera.
Resulta paradójico que el apalancamiento, práctica tan apetecida de los especuladores, se haya insertado en el corazón del instrumento que se suponía podía dominar los excesos de la especulación financiera. Arquímedes habría observado que con esta palanca no se necesita un punto de apoyo para hundir la economía mundial.
Al igual que los personajes trágicos, los líderes europeos muestran total incapacidad para aprender y leer las señales. Creyendo dominarlas, abrazan con gusto las fuerzas de su propia destrucción. Keynes, quien conocía bien a los clásicos, les hubiera dicho que el futuro es incierto.
http://www.jornada.unam.mx/2011/11/02/opinion/026a1eco
La tradición se mantiene viva en Europa, pues hace unos días, en la cumbre de líderes europeos para dar la solución definitiva a la crisis del euro, se hizo alarde de los mismos impulsos suicidas y se sentaron las bases de la destrucción inexorable de la moneda común.
La cumbre anunció una rasurada de 50 por ciento sobre el principal de la deuda griega. Se dice que es un recorte voluntario para no desencadenar un
Luego vino el plato fuerte: el anuncio de la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) hasta un billón de euros. Y si usted se pregunta de dónde sacaron ese dinero, la respuesta es que no lo tienen. El anuncio es un engaño: el Fondo no ha sido dotado de un céntimo de recursos frescos.
Esto demanda una explicación. Se podría haber utilizado al Banco Central Europeo para imprimir unos 700 mil millones para aumentar el poder del Fondo. Pero los alemanes están en contra. Así que se espera que el sector privado en Europa pueda proporcionar una parte de este monto. Pero con las perspectivas a la baja, esa aportación no rebasaría unos cuantos millones de euros. Entonces, ¿de dónde piensan los líderes europeos sacar el resto?
La respuesta: de China. Sí, ahora le toca a esa pieza mitológica llamada
El plan es absurdo. La mayoría de los países europeos (salvo Alemania e Irlanda) mantiene un déficit comercial importante con Pekín. Así que pedirle recursos a China para apuntalar el FEEF equivale a pedirle dinero prestado para seguir comprando sus exportaciones. Las relaciones comerciales y financieras entre China y Estados Unidos han estado basadas en el mismo principio, lo que condujo a los desequilibrios globales que han marcado la economía mundial en las últimas décadas.La cumbre anunció una rasurada de 50 por ciento sobre el principal de la deuda griega. Se dice que es un recorte voluntario para no desencadenar un
evento crediticio. Pero ¿qué es un
evento crediticio? Ese eufemismo alude veladamente al cataclismo financiero que se produciría si se cumplen las condiciones de los seguros de deuda que los bancos europeos han contratado con sus contrapartes estadunidenses para cubrirse en caso de impago por parte de algún gobierno de la eurozona. Para que los bancos acepten, se les ha presionado, chantajeado y corrompido con un paquete de
incentivosde 30 mil millones de euros.
Luego vino el plato fuerte: el anuncio de la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) hasta un billón de euros. Y si usted se pregunta de dónde sacaron ese dinero, la respuesta es que no lo tienen. El anuncio es un engaño: el Fondo no ha sido dotado de un céntimo de recursos frescos.
Esto demanda una explicación. Se podría haber utilizado al Banco Central Europeo para imprimir unos 700 mil millones para aumentar el poder del Fondo. Pero los alemanes están en contra. Así que se espera que el sector privado en Europa pueda proporcionar una parte de este monto. Pero con las perspectivas a la baja, esa aportación no rebasaría unos cuantos millones de euros. Entonces, ¿de dónde piensan los líderes europeos sacar el resto?
La respuesta: de China. Sí, ahora le toca a esa pieza mitológica llamada
mercados emergentesrescatar a la vieja Europa. Claro, el comunicado también habla de Brasil e India, pero no hay que engañarse. Esos dos no podrían entrarle a una aventura de este calibre. Por eso lo primero que hizo Sarkozy saliendo de la reunión fue llamar a Hu Jintao para darle la
buenanueva. El presidente chino recibió el mensaje con frialdad.
Los chinos exigirían condiciones para entrar en un arreglo de este tipo. Demandarían un mejor acceso a los mercados europeos, lo que ayudaría a deteriorar todavía más la balanza comercial y el empleo en Europa. Luego vendría el tema delicado de la paridad cambiaria. Ya un miembro del comité de política monetaria del banco central chino ha declarado que a cambio de invertir en el FEEF, Pekín apremiaría a los europeos para que no se quejen de la manipulación cambiaria que mantiene el renminbi subvaluado.
China tienen sus problemas: una gigantesca burbuja inmobiliaria, bancos con estados financieros de dudosa transparencia y una fuerte sobre-inversión en varias industrias fundamentales. Tendría que enfrentarles antes de comenzar a jugar al fortachón del barrio que arregla problemas ajenos.
Este enredo esconde una profunda distorsión del Fondo europeo de estabilidad financiera: ahora el apalancamiento se ha convertido en una de sus características esenciales.
Apalancar significa utilizar una pequeña cantidad de dinero para conseguir más recursos y poder invertir (y especular). Y eso es precisamente lo que Sarkozy y la Merkel pretenden que se haga con el FEEF. El anuncio de la cumbre europea hasta ofreció la creación de un vehículo especial para atraer inversionistas, no muy diferente de los CDO (collaterized debt obligations) que desempeñaron un papel nefasto como detonantes de la crisis financiera.
Resulta paradójico que el apalancamiento, práctica tan apetecida de los especuladores, se haya insertado en el corazón del instrumento que se suponía podía dominar los excesos de la especulación financiera. Arquímedes habría observado que con esta palanca no se necesita un punto de apoyo para hundir la economía mundial.
Al igual que los personajes trágicos, los líderes europeos muestran total incapacidad para aprender y leer las señales. Creyendo dominarlas, abrazan con gusto las fuerzas de su propia destrucción. Keynes, quien conocía bien a los clásicos, les hubiera dicho que el futuro es incierto.
http://www.jornada.unam.mx/2011/11/02/opinion/026a1eco
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