martes, 22 de febrero de 2011

Fidel Castro advierte que la OTAN podría invadir Libia

El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, denunció en su más reciente reflexión que Estados Unidos pretende ordenar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) una invasión a Libia, país del norte de África en el que actualmente se desarrollan protestas a favor y en contra del presidente Muammar Al Gaddafi.
En su reflexión titulada “El plan de la OTAN es ocupar Libia”, Fidel señala que las intenciones de Estados Unidos están lejos de la normalización de la situación en la nación africana.
“Lo que para mí es absolutamente evidente es que al Gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días”, escribió el líder cubano en su artículo.
Fidel enfatizó que Estados Unidos obtuvo poder político en el mundo a través del manejo del petróleo en el mundo, por medio de sus trasnacionales. Recordó que el país norteamericano quizo acabar con la Revolución Cubana privándola de ese recurso energético.
Consideró que Venezuela “fue la nación de este hemisferio que mayor precio pagó”, cuando “Estados Unidos se hizo dueño de los enormes yacimientos con que la naturaleza dotó a ese hermano país”.
En ese sentido, resaltó que Libia guarda importantes yacimientos de petróleo ligero de excelente calidad que hoy alcanzan un millón 800 mil barriles diarios, así como abundantes depósitos de gas natural.
Indicó que bajo Libia está ubicado “un enorme lago de agua fósil, equivalente a más de tres veces la superficie de Cuba, lo cual le ha hecho posible construir una amplia red de conductoras de agua dulce que se extiende por todo el país”.
Fidel consideró como una injusticia el “guardar silencio ante el crimen que la OTAN se prepara a cometer contra el pueblo libio”, acción que aseguró le urge llevar a cabo a la jefatura de ese organismo militar.
Telesur

El FMI señala que los estados del euro "tienen que renunciar a parte de su soberanía"

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, considera que los estados del euro "tienen que renunciar a una parte de su soberanía".
"A la zona euro le falta lo que no tiene desde el principio: políticas económicas más coordinadas", ha declarado Dominique Strauss-Kahn en una entrevista publicada en el diario francés "Le Parisien". "Para que el sistema funcione mejor, los estados tienen que renunciar a una parte de su soberanía. Pero la moda hoy no es tener más Europa...", ha señalado, tras advertir de que el hecho de que cada estado actúe de forma diferente pese a compartir la misma moneda "es un problema político".
El máximo responsable del fondo considera que no ha habido una crisis del euro como moneda, sino "una crisis de la zona euro y más generalmente de la zona europea", donde a diferencia de la recuperación que se está produciendo en Asia, Latinoamérica o África, la reactivación "va menos rápido y eso corre el riesgo de durar".
Y eso pese a que "Europa ha podido evitar la catástrofe. Los sistemas de protección social han cumplido su papel de amortiguadores", ha argumentado
Ha calificado de "escandaloso que los bancos hayan vuelto a una práctica corriente antes de la crisis, en particular en materia de remuneración y de primas" porque "los modos de remuneración en el sistema financiero incitan al delito".
Preguntado sobre cómo concilia el hecho de ser socialista con la dirección de un FMI con reputación liberal, el político francés ha respondido que "no le parece difícil".
Ha explicado que es "socialista en las soluciones" que ofrece a los estados que piden ayuda al fondo, con programas que "tengan en cuenta a los más vulnerables, para que los que más han sufrido la crisis no sean los que más la paguen".
Fuente: http://www.gara.net/azkenak/02/249867/es/El-FMI-senala-que-estados-euro-tienen-que-renunciar-parte-su-soberania

La furia de Obama y los discursos de Hillary

El pasado 12 de Febrero The New York Times revelaba que el presidente norteamericano Barack Obama estaba furioso por el modo en que el Departamento de Estado había manejado las posiciones norteamericanas durante la crisis en Egipto que terminó con el gobierno de su antiguo aliado Hosni Mubarak. Según el Times, Obama no estaba en desacuerdo con las posiciones de la señora Clinton y su enviado a Egipto, Frank Wisner, al decir que Mubarak era indispensable en una transición, pero sí en haberlas dicho abiertamente, cosa que revelaría que Estados Unidos no tenía “sintonía total con los manifestantes”. Sin embargo, en The Washington Post y otros medios se ha visto el artículo del New York Times como el inicio de una rectificación de los errores que llevaron a Obama a “perder el pueblo egipcio”.
Quizás sea en este contexto que hay que entender el discurso de la Secretaria de Estado en la Universidad George Washington este 15 de Febrero, en que aplaudió a los manifestantes egipcios contra el gobierno de Mubarak y volvió a apuntar a Irán como la deseada próxima víctima de las revueltas en curso, acusándolo de hacer lo mismo que el gobierno norteamericano: “roban información para identificar a su propia gente y perseguirlos”. Pero hubo mucho más cinismo en esta intervención de la Secretaria de Estado, al traducir el acoso planetario contra la organización Wikileaks en que “las decisiones comerciales que las empresas privadas puedan haber tomado para imponer sus propios valores o políticas con respecto a Wikileaks no fueron a dirección de la administración Obama”; o, después de haber bloqueado acuerdos de Cuba con empresas norteamericanas para acceder a Internet, acusarla de impedir que sus ciudadanos puedan aumentar su navegación en la Red.
La señora Clinton dijo además: “Invertimos en tecnología de punta debido a que sabemos que los gobiernos represivos están innovando constantemente sus métodos de represión e intentamos estar por delante de ellos”, lo cual se relaciona con recientes anuncios de que el Pentágono –represor mundial en jefe- tendría capacidad para restablecer el acceso a Internet en un área de intervención donde esta haya sido retirada. Las propias revelaciones de Wikileaks nos han permitido conocer cómo usa Estados Unidos la tecnología para violar masivamente los derechos humanos y asesinar personas inocentes.
En lo que parece ser una frenética actividad de reparación de daños, el 16 de Febrero, la Secretaria de Estado inauguró un “diálogo estratégico con la sociedad civil” en 50 países, hablando de “las muchas personas valientes que no pudieron estar con nosotros hoy debido a que están realizando lo que la sociedad civil lleva a cabo. Están luchando por los derechos y la dignidad humana. Durante las últimas semanas, hemos visto su valor desplegado en las calles de Túnez y en las plazas públicas de El Cairo”. No sabemos si la señora Clinton conoce las declaraciones de un testigo presencial de las manifestaciones en Túnez que ha relatado la admiración de los manifestantes allí por Fidel Castro, sin embargo, en otra contradicción de sus recientes discursos, los “opositores” a la Revolución Cubana –quienes según los propios funcionarios del Departamento de Estado no tienen ninguna legitimidad en la Isla- fueron quienes constituyeron el auditorio en La Habana para su “diálogo estratégico”.
En su intervención del 16 de Febrero, Hillary Clinton no dijo si había organizaciones norteamericanas conectadas a su “diálogo estratégico con la sociedad civil”. Sin embargo, es en Estados Unidos, donde la sociedad civil se está expresando con fuerza creciente en las calles y plazas públicas ante la sordera de sus gobernantes. En la propia sala de la Universidad George Washington un veterano de guerra era reprimido ante la indiferencia de la señora Clinton y en Wisconsin los funcionarios públicos cumplieron ya cinco días de protestas en defensa de derechos sindicales.
Quizá sea hora para Hillary Clinton de dejar de dar lecciones al mundo, buscando la paja en el ojo ajeno, y mirar un poco dentro del estado policial en que se está convirtiendo Estados Unidos. Ésa sería la única rectificación con sentido para la miopía con que seguramente, hace algún tiempo, miraba regocijarse a su esposo -el entonces presidente norteamericano Bll Clinton- junto al ahora impresentable Hosni Mubarak.