lunes, 21 de marzo de 2011
la verdad detras del ataque a libia
Gaddafi quiso nacionalizar en 2009 petroleras de EEUU, Reino Unido, Canadá, Alemania, Noruega, España e Italia
El líder libio planteó la nacionalización de las compañías petroleras de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, España, Noruega, Canadá e Italia en el año 2009.El 25 de enero de 2009, Muammar Al Gaddafi anunció que su país estaba estudiando la nacionalización de empresas extranjeras debido a la bajada de los precios del petróleo.
“Los países exportadores de petróleo deberían optar por la nacionalización debido a la rápida caída de los precios del crudo. Hay que poner el tema sobre la mesa y discutirlo seriamente”, afirmó Gaddafi.
“El petróleo debería ser propiedad del Estado en este momento, así podríamos controlar mejor los precios mediante el incremento o la disminución en la producción”, dijo el líder libio.
Estas declaraciones preocuparon a las principales empresas extranjeras que operan en Libia: la anglo-holandesa Shell, la británica British Petroleum, las estadounidenses ExxonMobil, Hess Corp, Marathon Oil, Occidental Petroleum y ConocoPhillips, la española Repsol, la alemana Wintershall, la austríaca OMV, la noruega Statoil, la italiana Eni y la canadiense Petro Canadá.
En 2008, la empresa petrolera estatal Libyan National Oil, ya elaboró un informe sobre el tema en el que altos funcionarios sugerían modificar los acuerdos de producción compartida con las empresas extranjeras para aumentar así los ingresos del Estado.
Fruto de estos cambios en los contratos, Libia ganó 5.400 millones de dólares en ingresos petroleros adicionales.
El 16 de febrero de 2009 Gaddafi dió un paso más allá e hizo un llamamiento a los libios a respaldar su propuesta de desmantelar el Gobierno y dar la riqueza petrolera directamente a los 5 millones de habitantes del país.
Sin embargo, su plan para entregar los ingresos del petróleo directamente a los libios tropezó con la oposición de altos funcionarios, que podrían perder sus puestos de trabajo debido a un plan paralelo de Gaddafi para limpiar al Estado de corrupción. Algunos funcionarios, entre ellos el Primer Ministro Al-Baghdadi Ali al-Mahmoudi y Farhat Omar Bin Guidara, del Banco Central, dijeron a Gaddafi que la medida podría perjudicar a largo plazo la economía del país debido a la “fuga de capitales”.
‘No tengais miedo a redistribuir directamente el dinero del petróleo y a crear estructuras de gobierno más justas y que respondan a los intereses del pueblo”, dijo Gaddafi en un Comité Popular.
Los Comités Populares son la columna vertebral de Libia. A través de ellos los ciudadanos son representados a nivel de distritos.
“La Administración ha fracasado y la economía del Estado ha fallado. Ya es suficiente. La solución pasa por que los libios reciban directamente los ingresos del petróleo y decidan qué hacer con ellos”, dijo Gaddafi en un discurso transmitido por la televisión estatal.
Para ello, el líder libio instó a una reforma radical de la burocracia del gobierno.
Pese a ello, finalmente, altos funcionarios del Gobierno libio votaron por retrasar los planes de Gaddafi. Sólo 64 ministros de un total de 468 que integran el Comité Popular votaron a favor de esa medida. 251 vieron positivas las medidas pero optaron por demorar su ejecución.
Ante el rechazo del Comité, Gaddafi afirmó ante un acto público: “Mi sueño durante todos estos años era dar el poder y la riqueza directamente al pueblo”.
LibreRed.net
Una "guerra humanitaria" con sed de petróleo
Nos encontramos ante una `guerra humanitaria´ para proteger al pueblo libio que es como llama ahora nuestra clase política a las intervenciones militares y los bloqueos económicos contra `dictadores´. Una de las medidas de presión al régimen del coronel Gaddafi va a ser el embargo de armas, resulta hilarante cuando el gobierno de J.L. Zapatero ha vendido durante el periodo 2006-2010 el importe de 23 millones de euros en armamento -misiles, bombas, armamento ligero y material de apoyo- al mismo país que ahora prohibe su comercio (1).
Los preparativos para poner en práctica la zona de exclusión aérea por los países miembros de la Unión Europea han sido liderados en todo momento por el presidente francés Nicolás Sarkozi, el exceso de celo demostrado por el gobernante solo se puede entender en clave xenófoba. En una reciente entrevista el filósofo Noam Chomsky (2) hacía estas declaraciones respecto al cariz racista en política:"(...) Siempre he sentido que Europa es mucho más racista que Estados Unidos. (...) Tomemos a Francia por ejemplo. La negación del Holocausto recibe una publicidad enorme, acompañada por muchas posturas con pretensión de superioridad moral, pero sería incomparablemente peor que la negación del Holocausto si Francia estuviera deportando judíos a la miseria y la opresión, como de hecho lo está haciendo, con pocas protestas detectables dentro de Francia."
Egipto es el anfitrión elegido por la CIA y el Pentágono para la intervención militar, después de las sangrientas revueltas este país es gobernado por los sectores más intransigentes del ejército -el Consejo Supremo Militar- que ha orquestado un plebiscito reformista para maquillar a un Mubarak que continua en su residencia de invierno en la costa del Sinaí. Se afirma que existe una relación entre los servicios de inteligencia y el ejército egipcio en la frontera con Libia para impulsar las operaciones contra el régimen de Gaddafi.
Según los expertos una zona de exclusión aérea impuesta por mar y aire no logrará evitar la continuación de los combates terrestres entre tropas leales e insurgentes. Apostando por la paz la opinión pública mundial y las protestas de los pueblos árabes podrían presionar la OTAN a no realizar una acción terrestre con un contingente internacional, en este supuesto se vería obligada a rearmar y entrenar a las fuerzas rebeldes con el objetivo de ejecutar el grueso de las operaciones militares para atacar al ejército libio. La ofensiva corre el riesgo de ampliarse a países vecinos y aliados de Gaddafi como Argelia, Niger y Chad o convertirse en una guerra de posición y desgaste para controlar el área petrolífera.
Los preparativos para poner en práctica la zona de exclusión aérea por los países miembros de la Unión Europea han sido liderados en todo momento por el presidente francés Nicolás Sarkozi, el exceso de celo demostrado por el gobernante solo se puede entender en clave xenófoba. En una reciente entrevista el filósofo Noam Chomsky (2) hacía estas declaraciones respecto al cariz racista en política:"(...) Siempre he sentido que Europa es mucho más racista que Estados Unidos. (...) Tomemos a Francia por ejemplo. La negación del Holocausto recibe una publicidad enorme, acompañada por muchas posturas con pretensión de superioridad moral, pero sería incomparablemente peor que la negación del Holocausto si Francia estuviera deportando judíos a la miseria y la opresión, como de hecho lo está haciendo, con pocas protestas detectables dentro de Francia."
Egipto es el anfitrión elegido por la CIA y el Pentágono para la intervención militar, después de las sangrientas revueltas este país es gobernado por los sectores más intransigentes del ejército -el Consejo Supremo Militar- que ha orquestado un plebiscito reformista para maquillar a un Mubarak que continua en su residencia de invierno en la costa del Sinaí. Se afirma que existe una relación entre los servicios de inteligencia y el ejército egipcio en la frontera con Libia para impulsar las operaciones contra el régimen de Gaddafi.
Según los expertos una zona de exclusión aérea impuesta por mar y aire no logrará evitar la continuación de los combates terrestres entre tropas leales e insurgentes. Apostando por la paz la opinión pública mundial y las protestas de los pueblos árabes podrían presionar la OTAN a no realizar una acción terrestre con un contingente internacional, en este supuesto se vería obligada a rearmar y entrenar a las fuerzas rebeldes con el objetivo de ejecutar el grueso de las operaciones militares para atacar al ejército libio. La ofensiva corre el riesgo de ampliarse a países vecinos y aliados de Gaddafi como Argelia, Niger y Chad o convertirse en una guerra de posición y desgaste para controlar el área petrolífera.
Islandia, el país que castiga a los banqueros culpables de la crisis
La gran mayoría de la población occidental sueña desde 2008 con decir “no” a los bancos, pero nadie se ha atrevido a hacerlo. Nadie, salvo los islandeses, que han llevado a cabo una revolución pacífica que ha conseguido no sólo tumbar un gobierno y redactar una nueva constitución, si no encarcelar a los responsables de la debacle económica del país.
La semana pasada fueron detenidas 9 personas en Londres y en Reikjiavik (capital de Islandia) por sus responsabilidad en el colapso financiero de Islandia en 2008, una profunda crisis que devino en una reacción ciudadana sin precedentes que cambió el rumbo del país.
Ha sido la revolución sin armas de Islandia, el país que acoge a la democracia más antigua del mundo (desde el año 930), y cuyos ciudadanos han logrado cambiar a base de manifestaciones y caceroladas. ¿Y por qué el resto de los países occidentales ni siquiera se ha enterado?
La presión ciudadana islandesa ha conseguido no sólo tumbar un gobierno, si no redactar una nueva constitución (en proceso) y meter en la cárcel a los banqueros responsables de la crisis del país. Como se suele decir, si se piden las cosas con educación es mucho más fácil conseguirlas.
Este silencioso proceso revolucionario tiene su origen en 2008, cuando el gobierno islandés decidió nacionalizar los tres principales bancos, el Landsbanki el Kaupthing y el Glitnir, cuyos clientes eran principalmente ingleses, estadounidenses y americanos.
Tras la entrada del Estado en el capital la moneda oficial (krona), se desplomaba y la bolsa suspendía su actividad tras un hundimiento del 76%. Islandia entraba en bancarrota y para salvar la situación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) inyectaba 2.100 millones de dólares y los países nórdicos ayudaban con otros 2.500 millones.
Las grandes pequeñas victorias de la gente de a pie
Mientras bancos y autoridades locales y extranjeras buscaban a la desesperada soluciones económicas, el pueblo islandés se echó a la calle y con sus insistentes manifestaciones diarias frente al parlamento de Riekjavik provocó la dimisión del primer ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque.
Los ciudadanos exigían, además, que se convocaran elecciones anticipadas, y lo consiguieron. En abril salió elegido por votación un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por una nueva Primera Ministra, Jóhanna Sigurðardóttir.
Durante todo el 2009 la economía islandesa continuó en situación precaria (cerraría el año con una caída del 7% del PIB) pero, pese a ello, el Parlamento propuso la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, una suma que debían pagar todas las familias islandesas mensualmente durante 15 años al 5,5% de interés.
La medida provocó de nuevo la ira de los islandeses, que volvieron a tomar las calles exigiendo que, al menos, esa decisión fuera sometida a referéndum. Otra nueva pequeña gran victoria de las protestas callejeras: en marzo de 2010 se celebraba esa votación y un aplastante 93% de la población se negaba a devolver la deuda, al menos en esas condiciones.
Con ello consiguieron que los acreedores se repensaran el acuerdo y lo mejorara, ofreciendo los intereses al 3% y el pago a 37 años. Ni siquiera eso ha sido suficiente, el presidente actual, al ver que el Parlamento aprobaba este acuerdo por un margen muy estrecho, decidió el mes pasado no sancionarlo y llamar de nuevo a los islandeses a votar en referéndum para que sean ellos los que tengan la última palabra.
Los banqueros huyen atemorizados
Volviendo a la tensa situación de 2010, mientras los islandeses se negaban a pagar una deuda que habían contraído los tiburones financieros sin preguntarles, el Gobierno de coalición había iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la fatal crisis económica y ya se había detenido a varios banqueros y altos ejecutivos estrechamente relacionados con las operaciones de riesgo.
La Interpol, por su lado, había dictado una orden internacional de arresto contra el expresidente del Parlamento, Sigurdur Einarsson. Esta situación hizo que banqueros y ejecutivos, atemorizados, abandonaran el país en masa.
En este contexto de crisis, se eligió una asamblea para redactar una nueva constitución que recogiera las lecciones aprendidas y que sustituyera a la actual, inspirada en la constitución danesa.
Para ello, en vez de llamar a expertos y políticos, Islandia ha decidido recurrir directamente al pueblo, soberano, al fin y al cabo, de las leyes. Más de 500 islandeses se presentaron candidatos para participar en este ejercicio de democracia directa y redactar la constitución, de los cuales fueron elegidos 25 ciudadanos sin filiación política entre los que hay abogados, estudiantes, periodistas, granjeros, representantes sindicales…
Entre otras novedades, esta constitución está llamada a proteger como ninguna otra las libertades de información y de expresión con la llamada Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación, un proyecto de ley que pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protejan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística.
Será el pueblo, por una vez, el que decida sobre el futuro del país mientras banqueros y políticos asistan (algunos desde la cárcel) a la transformación de una nación, pero desde la barrera.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2011/islandia-castiga-banqueros-culpables-crisis-20110319-76299.html
La semana pasada fueron detenidas 9 personas en Londres y en Reikjiavik (capital de Islandia) por sus responsabilidad en el colapso financiero de Islandia en 2008, una profunda crisis que devino en una reacción ciudadana sin precedentes que cambió el rumbo del país.
Ha sido la revolución sin armas de Islandia, el país que acoge a la democracia más antigua del mundo (desde el año 930), y cuyos ciudadanos han logrado cambiar a base de manifestaciones y caceroladas. ¿Y por qué el resto de los países occidentales ni siquiera se ha enterado?
La presión ciudadana islandesa ha conseguido no sólo tumbar un gobierno, si no redactar una nueva constitución (en proceso) y meter en la cárcel a los banqueros responsables de la crisis del país. Como se suele decir, si se piden las cosas con educación es mucho más fácil conseguirlas.
Este silencioso proceso revolucionario tiene su origen en 2008, cuando el gobierno islandés decidió nacionalizar los tres principales bancos, el Landsbanki el Kaupthing y el Glitnir, cuyos clientes eran principalmente ingleses, estadounidenses y americanos.
Tras la entrada del Estado en el capital la moneda oficial (krona), se desplomaba y la bolsa suspendía su actividad tras un hundimiento del 76%. Islandia entraba en bancarrota y para salvar la situación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) inyectaba 2.100 millones de dólares y los países nórdicos ayudaban con otros 2.500 millones.
Las grandes pequeñas victorias de la gente de a pie
Mientras bancos y autoridades locales y extranjeras buscaban a la desesperada soluciones económicas, el pueblo islandés se echó a la calle y con sus insistentes manifestaciones diarias frente al parlamento de Riekjavik provocó la dimisión del primer ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque.
Los ciudadanos exigían, además, que se convocaran elecciones anticipadas, y lo consiguieron. En abril salió elegido por votación un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por una nueva Primera Ministra, Jóhanna Sigurðardóttir.
Durante todo el 2009 la economía islandesa continuó en situación precaria (cerraría el año con una caída del 7% del PIB) pero, pese a ello, el Parlamento propuso la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, una suma que debían pagar todas las familias islandesas mensualmente durante 15 años al 5,5% de interés.
La medida provocó de nuevo la ira de los islandeses, que volvieron a tomar las calles exigiendo que, al menos, esa decisión fuera sometida a referéndum. Otra nueva pequeña gran victoria de las protestas callejeras: en marzo de 2010 se celebraba esa votación y un aplastante 93% de la población se negaba a devolver la deuda, al menos en esas condiciones.
Con ello consiguieron que los acreedores se repensaran el acuerdo y lo mejorara, ofreciendo los intereses al 3% y el pago a 37 años. Ni siquiera eso ha sido suficiente, el presidente actual, al ver que el Parlamento aprobaba este acuerdo por un margen muy estrecho, decidió el mes pasado no sancionarlo y llamar de nuevo a los islandeses a votar en referéndum para que sean ellos los que tengan la última palabra.
Los banqueros huyen atemorizados
Volviendo a la tensa situación de 2010, mientras los islandeses se negaban a pagar una deuda que habían contraído los tiburones financieros sin preguntarles, el Gobierno de coalición había iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la fatal crisis económica y ya se había detenido a varios banqueros y altos ejecutivos estrechamente relacionados con las operaciones de riesgo.
La Interpol, por su lado, había dictado una orden internacional de arresto contra el expresidente del Parlamento, Sigurdur Einarsson. Esta situación hizo que banqueros y ejecutivos, atemorizados, abandonaran el país en masa.
En este contexto de crisis, se eligió una asamblea para redactar una nueva constitución que recogiera las lecciones aprendidas y que sustituyera a la actual, inspirada en la constitución danesa.
Para ello, en vez de llamar a expertos y políticos, Islandia ha decidido recurrir directamente al pueblo, soberano, al fin y al cabo, de las leyes. Más de 500 islandeses se presentaron candidatos para participar en este ejercicio de democracia directa y redactar la constitución, de los cuales fueron elegidos 25 ciudadanos sin filiación política entre los que hay abogados, estudiantes, periodistas, granjeros, representantes sindicales…
Entre otras novedades, esta constitución está llamada a proteger como ninguna otra las libertades de información y de expresión con la llamada Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación, un proyecto de ley que pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protejan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística.
Será el pueblo, por una vez, el que decida sobre el futuro del país mientras banqueros y políticos asistan (algunos desde la cárcel) a la transformación de una nación, pero desde la barrera.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2011/islandia-castiga-banqueros-cul
Miles de jóvenes marcharon por las energías limpias y contra Obama
Miles de jóvenes convocados por Greenpeace marcharon festivamente desde el metro los Héroes hasta plaza Brasil en la soleada tarde del domingo 20 de marzo en Santiago, mostrando su rechazo a la opción por energía nuclear que llega a Chile en brazos del presidente norteamericano Obama, en pocas horas más. Compactos grupos de manifestantes que incluían a parejas con niños pequeños, y también adultos -en minoría-, coreaban “Obama, Piñera, la misma billetera” y “No queremos y no nos da la gana, ser una colonia norteamericana”, camino a la plaza donde cantaron entre otros, Inti Illimani histórico y la cantautora Camila Moreno, presentados por el actor César Caillet.
Muchos carteles y consignas rechazaban la visita de Obama y denunciaban el intervencionismo norteamericano en Libia y los planes del llamado “dúo-nuclear” Obama-Piñera ridiculizados por mimos, y actores acompañados de coloridos danzantes de diversos tinkus andinos con su banda que al llegar a la plaza Brasil interpretó la Plegaria al Labrador, de Víctor Jara. Demandas sociales y ambientales como el rechazo a las centrales Hidroaysén y a la termoeléctrica Castilla, la defensa del mar de Mehuín y del Valle del Huasco frente al proyecto Pascua Lama, y un cartel "No destruyan la Comunidad Ecológica de Peñalolén", así como el rechazo a los transgénicos, se cuentan entre las muchas causas allí desplegadas.
A los voluntarios de Greenpeace encabezados por su director, Matías Asún, se unieron activistas de diversas organizaciones ambientales, artistas, estudiantes y familias completas, junto a miembros de organizaciones sociales, pobladores y trabajadores, con fuerte resguardo de carabineros. Sólo lograron caminar un corto trecho por la Alameda enfilando obligadamente por Cienfuegos, por orden de la policía. Calaveras simbolizando la destrucción nuclear –una de ellas pegada en una sombrilla japonesa de papel -, esqueletos bailando y cantos como “Piñera, aprende, Chile no se vende” o irreverentes: “Piñera… aprende del Japón”,o sobre las termoeléctricas: "Piñera escucha un poco, metete las termos por el marepoto" daban cuenta de la valoración de las nuevas generaciones respecto de los últimos acontecimientos. La tv chilena habló de “decenas” de jóvenes en escasos segundos de los noticieros en los que mezclaron imágenes de dos manifestaciones distintas. Pero sin duda para la embajada norteamericana no pasó inadvertido el mensaje cargado de ira y pesar, pero escrito en clave de humor, que portaban hoy varios miles de manifestantes.
Muchos carteles y consignas rechazaban la visita de Obama y denunciaban el intervencionismo norteamericano en Libia y los planes del llamado “dúo-nuclear” Obama-Piñera ridiculizados por mimos, y actores acompañados de coloridos danzantes de diversos tinkus andinos con su banda que al llegar a la plaza Brasil interpretó la Plegaria al Labrador, de Víctor Jara. Demandas sociales y ambientales como el rechazo a las centrales Hidroaysén y a la termoeléctrica Castilla, la defensa del mar de Mehuín y del Valle del Huasco frente al proyecto Pascua Lama, y un cartel "No destruyan la Comunidad Ecológica de Peñalolén", así como el rechazo a los transgénicos, se cuentan entre las muchas causas allí desplegadas.
A los voluntarios de Greenpeace encabezados por su director, Matías Asún, se unieron activistas de diversas organizaciones ambientales, artistas, estudiantes y familias completas, junto a miembros de organizaciones sociales, pobladores y trabajadores, con fuerte resguardo de carabineros. Sólo lograron caminar un corto trecho por la Alameda enfilando obligadamente por Cienfuegos, por orden de la policía. Calaveras simbolizando la destrucción nuclear –una de ellas pegada en una sombrilla japonesa de papel -, esqueletos bailando y cantos como “Piñera, aprende, Chile no se vende” o irreverentes: “Piñera… aprende del Japón”,o sobre las termoeléctricas: "Piñera escucha un poco, metete las termos por el marepoto" daban cuenta de la valoración de las nuevas generaciones respecto de los últimos acontecimientos. La tv chilena habló de “decenas” de jóvenes en escasos segundos de los noticieros en los que mezclaron imágenes de dos manifestaciones distintas. Pero sin duda para la embajada norteamericana no pasó inadvertido el mensaje cargado de ira y pesar, pero escrito en clave de humor, que portaban hoy varios miles de manifestantes.
El bazar de armas Obama
El complejo militar-industrial estadounidense es un gobierno aparte y el mandatario estadounidense ha decidido ser su presidente. No se trata sólo de continuar guerras, preparar otras, crear constantemente armamento más avanzado para reemplazar al “viejo”: Obama es su gran vendedor. Durante la gira asiática que realizó en noviembre del año pasado, cerró con India un acuerdo preliminar por valor de 4.100 millones de dólares, el precio total de diez Boeing C-17. Poco antes, el 20 de octubre, envió al Congreso para su aprobación los términos de la exportación a Arabia Saudí de jets, helicópteros, misiles y más por el monto de 60.000 millones de dólares, la mayor venta de armas a un solo país en la historia de EE.UU.
El señor de la Casa Blanca se jactó en su discurso de recepción del Premio Nobel de la Paz de que su país era la única superpotencia militar del mundo, y se dedica a confirmarlo y aún a ensanchar la afirmación. Aunque la potencia del Norte es la abastecedora más importante de armas –opera un 30 por cierto del mercado mundial desde hace años, seguida por Rusia con el 23 por ciento–, “el gobierno de Obama está modificando las regulaciones del control de exportaciones para ampliar su participación en el mercado, según varios funcionarios” (www.mcclatchy.com , 29/7/10). En agosto de 2009 instó a flexibilizar las normas de vigilancia en la materia y en su Mensaje a la Unión del 27 de junio del año siguiente reiteró el pedido, a fin de contar con “otro factor que contribuya a duplicar nuestras exportaciones en 2015”.
Washington también ocupa el primer lugar en cuanto a gastos militares: un 43 por ciento de lo que destinan a ese rubro todos los países del planeta, según estimaciones relativas a 2009 del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés). El 22 de diciembre pasado las dos cámaras del Congreso aprobaron el presupuesto más grande del Pentágono desde la Segunda Guerra Mundial: 725.000 millones de dólares para el año fiscal 2011, un 8 por ciento superior al de 2010, más del doble del que aprobó W. Bush en 2001 y casi la mitad de lo que el mundo entero invierte en la materia.Obama también supera a su antecesor en otro aspecto: en 2009, primer año de su mandato, el Departamento de Estado autorizó exportaciones de las empresas privadas armamentistas por 40.000 millones de dólares, un 17 por ciento más que en 2008, último año del gobierno de W. (www.sfgate.com , 11/3/11). La mayor parte de esas ventas, nunca afectadas por la crisis económica, fue a países del sudeste asiático y del Medio Oriente.
El mejor aliado de gigantes como Boeing, Lockheed Martin y otras megaindustrias del ramo es precisamente Obama: “El presidente está mucho mejor dispuesto a exportar armas que cualquiera de los gobiernos demócratas anteriores”, señaló Loren Thompson, un conocido consultor en temas de defensa. O como observó el subdirector de la Asociación de Control de Armas, organismo no partidario que promueve la adopción de políticas eficaces de control de armamentos: “Hay un bazar de armas Obama” (//money.cnn.com, 24/2/2011).
El Departamento de Estado cumple sin descanso esta tarea. Muchos cables filtrados por Wikileaks revelan que los diplomáticos estadounidenses actúan como corredores del complejo militar-industrial. Un cable fechado en noviembre del 2009 describe cómo un miembro de la embajada en Brasilia presiona al gobierno de Lula para que adquiera cazas, reitera los puntos favorables de la oferta y califica la decisión de aceptar la propuesta como un “acelerador de la relación militar y comercial creciente” que mantienen los dos países.
Un caso típico se describe en otro cable dirigido al Departamento de Estado, procedente de Oslo esta vez. Recapitula los esfuerzos de la embajada estadounidense para persuadir al gobierno de Noruega de que compre jets JSF a la Lockheed Martin en vez adquirir el Gripen fabricado por la empresa sueca Saab AB. Es un verdadero manual para diplomáticos vendedores de armas que, entre otras cosas, aconseja consultar a la Lockheed Martin “para determinar los aspectos de la compra que conviene subrayar” y desarrollar “una estrategia mediática conjunta”.
No se puede ocultar que la mayoría de esas exportaciones no son inocentes: Washington ha logrado con ellas mutilar la influencia rusa en Europa del Este, extender su influencia en Asia y Medio Oriente y crear además una suerte de cerco militar alrededor de Rusia, Irán y China. El sueño imperial de EE.UU. sigue en pie y así, como se dice, se juntan el hambre con las ganas de comer.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-164540-2011-03-20.html
No es complot, es estrategia
DIVINO TITULO DE LA CIENCIA CELESTE ALFA Y OMEGA:
Todo esto de la intervención militar en Libia se está perfilando como algo menos auténtico que un euro de madera. De un lado tenemos ese lenguaje artificioso que habla de proteger a la población civil libia de Gadafi, cuando de hecho allí hay dos bandos armados y lo que persigue la acción extranjera es apoyar a uno para que pierda el otro, y caiga el régimen. Sospechosamente, este dramático viraje tiene lugar al mismo tiempo en que se constata que la apuesta por la energía nuclear en tiempos de crisis ha quedado ampliamente cuestionada con la catástrofe de la central japonesa de Fuksuhima. Por si no quedaba clara la intención de echar mano al petróleo y gas libios, o evitar que Gadafi se lo venda en exclusiva a chinos e indios, ahí queda la abstención de las potencias emergentes en el Consejo de Seguridad, en contra del ataque. Dentro de unas semanas seguramente también deberemos preguntarnos por los 160.000 millones de dólares en divisas que el régimen libio tiene acumuladas en el país –Gadafi no confiaba mucho en los bancos extranjeros- y que tan bien le vendrían a algunos países europeos (es dinero contante y sonante) en estos tiempos de crisis.
De otro lado tenemos a un presidente Sarkozy en caída libre de popularidad en relación a “su propia gente”, que necesita urgentemente el respaldo de un ataque internacional contra Libia para cubrir las espaldas de su precipitada decisión de reconocer al Consejo Nacional libio, cosa que no han hecho ni piensan hacer sus socios alemanes, y por algo será. Y de paso silenciar la amenaza de Gadafi de airear una buena colección de trapos sucios sobre la financiación de su campaña electoral. Realmente, el estadista francés está demostrando ser un personaje tan tóxico como el autócrata libio.
Mientras tanto, todo sucede en medio de eso que algunos tildan, ya un tanto ampulosamente de “ola revolucionaria” en los países árabes, y que de momento parecen “revoluciones de las dunas”, porque hay mucho movimiento, pero el paisaje real cambia más bien poco. En Egipto siguen gobernando los militares, y es de temer que la intervención en Libia sea la justificación perfecta para no mover nada y seguir en el poder, por aquello de que “no es el momento”, dado que el Ejército egipcio tiene su papel asignado en la intervención occidental en el vecino país. Por parte de la administración Obama, hace falta cara dura para hablar de protección a civiles y revoluciones democráticas en los países árabes cuando, al mismo tiempo, fuerzas especiales de Arabia Saudí han estado masacrando a los contestatarios de Bahrein. O sea que la santa ira de la comunidad internacional occidental se desata contra definiciones altamente selectivas de lo que son “mercenarios” y “ataques a población civil”. Eso por no mencionar la población civil pakistaní que muere con regularidad debido a los ataques de los aviones no tripulados de los Estados Unidos, operados, por cierto, por una compañía privada de mercenarios. Pero es que, claro, a los rebeldes de Bahrein los apoya Irán. Y por cierto, a Gadafi le están echando una mano argelinos y sirios. O sea que vamos hacia un verdadero conflicto regional a gran escala, con precios del gas y petróleo en segura escalada vertical, y bajas civiles a caño libre.
Para concluir, un breve recuerdo para todos aquellos países en los que se produjeron intervenciones militares de las potencias occidentales, de esas que lo solucionan todo, pero que los llevaron a la estantería de los estados fallidos; por este orden: Somalia, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Irak.
¿Forma todo ello parte de una serie de conspiraciones? El error es plantearlo así: con la perspectiva histórica que dan ya más de dos décadas, queda ya muy claro que desde 1990, inmediatamente después del final de la Guerra Fría, los Estados Unidos vienen desarrollando una estrategia coherente cuyo fin es implantar un modelo económico y político determinado, lo más parecido al suyo propio. Lo ha hecho por unos medios o por otros, aprovechando oportunidades o creándolas, usando del doble rasero o la profecía autocumplida, recurriendo a la potencia de sus medios de comunicación o al dinamismo de sus finanzas, o forzando revueltas e intervenciones militares cuando conviene. Las dos áreas que han sido objeto de atención preferente han sido los países del antiguo bloque del Este y ex repúblicas soviéticas, así como un Próximo Oriente más o menos extenso, según su propia y amplia definición.
Frente a esa ofensiva, la izquierda internacional ha podido y sabido hacer poco. La defensa de los restos del naufragio no es una estrategia con futuro, porque las piezas seguirán cayendo; y, como se ha podido comprobar, la gran crisis de 2008 tampoco ha servido para articular un fuerte movimiento anticapitalista internacional y menos aún, para refundar una nueva izquierda alternativa. Hacen falta nuevos pensadores universales, nuevas estrategias de alcance, renovar la vieja herencia de hace casi dos siglos. Las discusiones bizantinas sobre detalles o fracciones de los capítulos de esa historia que nos cuentan los periódicos, a base de intervenciones internacionales para ampliar el espacio neoliberal a golpe de bombas, no es sino una distracción, una táctica más de la gran estrategia general. El colofón según quieren hacernos creer es aquel acrónimo que enunció muy ufana Margaret Thatcher hace ya años: TINA: “There Is No Alternative”.
Francisco Veiga - Eurasian Hub
310.- En la prueba de la vida, muchos creyeron que con guerras se arreglaba el mundo; los tales olvidaron al divino mandamiento que dice: No matarás; es más fácil que vuelva a tener vida humana, uno que no se olvidó de los mandamientos de dios, en una de sus exsistencias; a que pueda tenerla uno que se olvidó.-
Todo esto de la intervención militar en Libia se está perfilando como algo menos auténtico que un euro de madera. De un lado tenemos ese lenguaje artificioso que habla de proteger a la población civil libia de Gadafi, cuando de hecho allí hay dos bandos armados y lo que persigue la acción extranjera es apoyar a uno para que pierda el otro, y caiga el régimen. Sospechosamente, este dramático viraje tiene lugar al mismo tiempo en que se constata que la apuesta por la energía nuclear en tiempos de crisis ha quedado ampliamente cuestionada con la catástrofe de la central japonesa de Fuksuhima. Por si no quedaba clara la intención de echar mano al petróleo y gas libios, o evitar que Gadafi se lo venda en exclusiva a chinos e indios, ahí queda la abstención de las potencias emergentes en el Consejo de Seguridad, en contra del ataque. Dentro de unas semanas seguramente también deberemos preguntarnos por los 160.000 millones de dólares en divisas que el régimen libio tiene acumuladas en el país –Gadafi no confiaba mucho en los bancos extranjeros- y que tan bien le vendrían a algunos países europeos (es dinero contante y sonante) en estos tiempos de crisis.
De otro lado tenemos a un presidente Sarkozy en caída libre de popularidad en relación a “su propia gente”, que necesita urgentemente el respaldo de un ataque internacional contra Libia para cubrir las espaldas de su precipitada decisión de reconocer al Consejo Nacional libio, cosa que no han hecho ni piensan hacer sus socios alemanes, y por algo será. Y de paso silenciar la amenaza de Gadafi de airear una buena colección de trapos sucios sobre la financiación de su campaña electoral. Realmente, el estadista francés está demostrando ser un personaje tan tóxico como el autócrata libio.
Para concluir, un breve recuerdo para todos aquellos países en los que se produjeron intervenciones militares de las potencias occidentales, de esas que lo solucionan todo, pero que los llevaron a la estantería de los estados fallidos; por este orden: Somalia, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Irak.
¿Forma todo ello parte de una serie de conspiraciones? El error es plantearlo así: con la perspectiva histórica que dan ya más de dos décadas, queda ya muy claro que desde 1990, inmediatamente después del final de la Guerra Fría, los Estados Unidos vienen desarrollando una estrategia coherente cuyo fin es implantar un modelo económico y político determinado, lo más parecido al suyo propio. Lo ha hecho por unos medios o por otros, aprovechando oportunidades o creándolas, usando del doble rasero o la profecía autocumplida, recurriendo a la potencia de sus medios de comunicación o al dinamismo de sus finanzas, o forzando revueltas e intervenciones militares cuando conviene. Las dos áreas que han sido objeto de atención preferente han sido los países del antiguo bloque del Este y ex repúblicas soviéticas, así como un Próximo Oriente más o menos extenso, según su propia y amplia definición.
Frente a esa ofensiva, la izquierda internacional ha podido y sabido hacer poco. La defensa de los restos del naufragio no es una estrategia con futuro, porque las piezas seguirán cayendo; y, como se ha podido comprobar, la gran crisis de 2008 tampoco ha servido para articular un fuerte movimiento anticapitalista internacional y menos aún, para refundar una nueva izquierda alternativa. Hacen falta nuevos pensadores universales, nuevas estrategias de alcance, renovar la vieja herencia de hace casi dos siglos. Las discusiones bizantinas sobre detalles o fracciones de los capítulos de esa historia que nos cuentan los periódicos, a base de intervenciones internacionales para ampliar el espacio neoliberal a golpe de bombas, no es sino una distracción, una táctica más de la gran estrategia general. El colofón según quieren hacernos creer es aquel acrónimo que enunció muy ufana Margaret Thatcher hace ya años: TINA: “There Is No Alternative”.
Francisco Veiga - Eurasian Hub
Temores nucleares acechan al mundo
Un segundo Hiroshima está teniendo lugar con las fusiones nucleares parciales en los reactores nucleares de Fukushima 1. Solo podemos esperar que el número de víctimas no se aproxime ni remotamente al de la primera catástrofe atómica del mundo.
La comunidad internacional se pregunta ahora: ¿Cuándo será el próximo Nagasaki?
¿En EE.UU. con sus 23 envejecidos reactores de diseño idéntico al de los reactores GE Mark 1 de Fukushima, junto a una docena más de diseño ligeramente modificado?
¿En Francia, el país más dependiente de la energía nuclear?
Probablemente no en Alemania o en Venezuela, que están reduciendo sus programas nucleares, ni en Gran Bretaña el líder mundial de la conversión energética eólica mar adentro. Ni incluso en China, un modelo de energía solar que ahora reduce sus planes de nuevas plantas nucleares.
Mucha gente también se pregunta: ¿Cómo es posible que la única nación que ha vivido bombardeos atómicos haya confiado tanto en la energía nuclear? La respuesta es al mismo tiempo simple y complicada. En la economía moderna, la energía para mover las máquinas está entrelazada con la seguridad nacional, la política exterior y la guerra.
Progreso basado en el uranio
La Segunda Guerra Mundial fue en esencia una competencia por combustibles fósiles. Japón, hambriento de energía, invadió a China por su carbón y a Indonesia por sus reservas de petróleo. Las guerras relámpago de la Alemania nazi apuntaban a los campos petroleros de Rumania, Libia y la región del Mar Caspio. EE.UU. y Gran Bretaña combatieron contra las Potencias del Eje para retener su control sobre el combustible fósil del mundo y siguen haciendo lo mismo en conflictos con naciones de la OPEP y para controlar Asia Central y la plataforma continental del Este de Asia.
Para impedir la recurrencia de otra Guerra del Pacífico, Washington trató de apartar al Japón de la posguerra de su dependencia del carbón y del petróleo. Cuando la industria japonesa resurgía en la época de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, EE.UU. presionó a Japón para que adoptara la “segura y limpia” energía del futuro: la energía nuclear.
General Electric y Westinghouse se encargaron enseguida de instalar una red de plantas de energía nuclear en toda la nación isla, mientras se añadía Japón en la lista del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) lanzado por EE.UU., y en el Tratado de No Proliferación.
A diferencia de recursos de combustible más antiguos, la energía nuclear era el único derecho de propiedad de EE.UU., que no sólo dominaba la minería del uranio sino también la producción de boro, el mineral absorbente de neutrones necesario para reacciones nucleares controladas. Laboratorios estadounidenses, incluidos Los Alamos, Lawrence Livermore y Oakridge son las escuelas de posgrado de los físicos nucleares del mundo.
En el mismo período de embriagadora infatuación con la tecnología, la Feria del Mundo de Nueva York de 1964-65 fue un baile de graduación de un nuevo futuro “universal” más brillante basado en la división del átomo. El pabellón de General Electric se llamaba “País del Progreso” con un show multimedia que mostraba una “explosión de plasma” de fusión de plutonio para visitantes impresionados. Japón sirvió como modelo de ciudadanía y cooperación internacionales bajo el patrocinio del poder atómico estadounidense. La planta nuclear de Fukushima, diseñada por GE, fue conectada a la red en 1971.
El mito moderno de la energía nuclear segura fue alternativamente resistido y aceptado de malas ganas por el público japonés. En años más recientes, las antiguas percepciones negativas hacia el proveedor nuclear Tokyo Electric Power han cambiado. Un joven diseñador de gráfica computarizada en Tokio me dijo que su generación creció pensando: “TEPCO tiene un aura divina de infalibilidad y de poder mayor que el gobierno”. Mi experiencia como editor en la prensa japonesa revela que su imagen corporativa se promovió astutamente con comerciales “de lavado verde” que pretendían una falsa amistad hacia el medioambiente y con fuertes ingresos publicitarios para la televisión y los medios impresos.
Energía atómica en la Guerra Fría
La energía atómica no era nada nuevo para Japón. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Aliados y el Eje compitieron por una nueva fuente exótica de energía, el uranio. Mientras el Proyecto Manhattan preparaba en secreto la bomba atómica en Nuevo México, Japón abrió minas de uranio en Konan, en el Norte de Corea, que es ahora la fuente del programa de energía nuclear de Pyongyang.
Después de la victoria aliada, la Unión Soviética apuntó a romper el monopolio nuclear estadounidense estableciendo un protectorado llamado República de Turkestán del Este en la provincia noroccidental de China de Xinjiang. Los ricos depósitos de uranio cerca de Burjin, en las laderas de las montañas Altai, suministraron el material fisible para el desarrollo de la capacidad nuclear soviética. Las minas apresuradamente excavadas por los soviéticos dejaron tras de sí la maldición de la enfermedad por radiación a los habitantes predominantemente uigures y kazajos étnicos así como a las comunidades río abajo en Kazajstán oriental. Científicos kazajos y chinos han realizado desde entonces proyectos de corrección, utilizando árboles recolectores de isótopos para limpiar la tierra irradiada.
Para impedir que los soviéticos acumularan un arsenal nuclear, el gobierno de Truman inició un programa de máximo secreto para controlar todo el suministro de uranio del mundo. La Operación Murray Hill se concentró en el sabotaje de las operaciones mineras en Altai. Douglas MacKiernan, que operaba bajo la cobertura de vicecónsul estadounidense en Urumchi, organizó un equipo clandestino de rusos anticomunistas y de guerrilleros kazajos para colocar bombas en las instalaciones mineras soviéticas. Obligado a huir hacia Lhasa, MacKiernan cayó muerto a tiros en un caso de identificación errónea por un guarda fronterizo tibetano y se le honra como el primer agente de la CIA muerto en acción.
Las operaciones globales encubiertas de la Operación Murray Hill son realizadas actualmente por el buró contra-proliferación de la CIA. Un vistazo a sus operaciones clandestinas aparece en Fair Game, el libro y película sobre Valerie Plame, la agente cuya identidad se reveló bajo el gobierno de Bush. Se han librado batallas abiertas y encubiertas contra enemigos nucleares en sitios tan alejados como Pakistán, Egipto, Libia, Argentina, Indonesia, Myanmar e Iraq así como los sospechosos habituales Irán y Corea del Norte.
Amenaza para el público estadounidense
Las fusiones nucleares parciales en Fukushima 1 colocan a Washington ante un dilema. Si las liberaciones elevadas de radiación hubieran ocurrido en Corea del Norte o Irán, Washington habría convocado sesiones del Consejo de Seguridad de la ONU, habría exigido inspecciones del OIEA y habría impuesto duras sanciones y posiblemente una intervención militar. Las fusiones nucleares, sin embargo, provienen de reactores diseñados en EE.UU. que operan según protocolos creados por EE.UU.
Por ello, el gobierno de Obama ha minimizado la gravedad del actual drama nuclear que afecta a su aliado japonés. En un tono defensivo poco convincente, el presidente estadounidense ha respaldado la energía nuclear como parte de “la mezcla energética” que apoya a la economía de EE.UU. Su posición pro nuclear es irracional e irresponsable, cuando países aliados más pequeños, entre ellos Gran Bretaña, Holanda y Alemania, hacen masivas inversiones en instalaciones eólicas mar adentro en el Mar del Norte para terminar con su dependencia de combustibles nucleares y fósiles.
La comunidad internacional es plenamente consciente de ese doble rasero político. EE.UU. aplaudió silenciosamente los ataques aéreos israelíes contra la planta Osirak de energía nuclear de Sadam Hussein en 1981, y desde entonces ha pedido sanciones cada vez más estrictas contra Teherán y Pyongyang. No obstante, Washington se niega a dar el ejemplo y resta importancia a los llamados de los ciudadanos de Hiroshima y Nagasaki por un desarme nuclear total. La campaña de EE.UU. por un monopolio atómico, o por lo menos la dominación nuclear, empuja a potencias más pequeñas hacia la obtención de una capacidad disuasiva. Esas naciones no constituyen un cierto “eje del mal”; sólo juegan al juego de la supervivencia según las reglas –no las palabras– fijadas por Washington.
En los futuros días y meses, los propios ciudadanos de EE.UU. se estremecerán de miedo ante la temida llegada de la contaminación radioactiva. Ahora se ha olvidado prácticamente el terrorismo cuando una amenaza mucho más amplia puede cubrir pronto los cielos estadounidenses de “mar a mar resplandeciente”. A menos que Washington se mueva rápido hacia el repudio de su propia adicción nuclear, el espectro de otro Nagasaki ensombrecerá el “país de los libres y hogar de los valientes”.
Yoichi Shimatsu es ex editor de The Japan Times Weekly
© Copyright Yoichi Shimatsu, Fourth Media (China), 2011
Fuente: www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleId=23788
HAARP Y EL TERREMOTO DE JAPÓN ¿ ?
Estamos advertidos... ?
HAARP TERREMOTO DE JAPÓN
http://revistadespierta.blogspot.com/2011/03/haarp-terremoto-de-japon.html
En 2009 Heizo Takenaka el ex ministro de finanzas Japones dijo que:
o dejaba el sistema de finanzas japones a un grupo de oligarcas americanos y europeos o estos utilizarían contra Japón una maquina de hacer terremotos. Recordemos también que ahora hará unos 12 años que el HAARP se denunció en el Tribunal de la Haya y aún sigue operando
vídeo-artículo haz clik en el siguiente link:
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http://revistadespierta.blogspot.com/2011/03/haarp-terremoto-de-japon.html
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