"El desarme sigue siendo nuestra prioridad. Es interés legítimo de países que no poseen armas nucleares el de recibir una garantía vinculante de que las naciones que sí las poseen no deben usarlas en su contra o recibir una amenaza", dijo a IPS la subsecretaria de Asuntos Políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Vera Machado.
La funcionaria formó parte de las delegaciones de más de 33 países que conmemoraron en la capital de México en el 45 aniversario del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe, que prohíbe en la región el diseño, el desarrollo y el intercambio de material atómico con propósitos militares.
Al aniversario, celebrado el martes 14 y este miércoles 15 con una ceremonia conmemorativa y un seminario internacional, también concurrieron representantes de organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales de varias regiones del mundo.
Gracias al llamado Tratado de Tlatelolco se constituyó la Zona Libre de Armas Nucleares (ZLAN) desde 1967, la primera de las cinco que actualmente incluyen a 114 Estados en el mundo en otras áreas geográficas como África, Asia central, el sudeste asiático y Asia-Pacífico.
México impulsó el tratado y en la sede de Tlatelolco de la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores, se inició el 14 de febrero de aquel año el proceso de firmas que puso a la región como pionera en el desarme nuclear y que se completó en mayo de 1969.
México, Argentina y Brasil utilizan componentes nucleares con fines pacíficos, como la generación de electricidad. En el caso de las dos naciones sudamericanas, crearon en 1991 la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares, para monitorear el intercambio y el consumo de esas fuentes, instancia considerada modélica en ese tema.
Entre los temas sustantivos que despuntaron en el seminario estuvo la necesidad de la difusión masiva del acuerdo, la eliminación de las reservas legales que varios Estados parte mantienen, el paso de submarinos nucleares y desechos radioactivos por la región y avances hacia el desarme global.
"Falta toda una arquitectura regulatoria que cumpla con el Tratado de Tlatelolco. Es importante que terceros países paren el ingreso de tecnología y de armas nuclearas" en la región, subrayó a IPS la presidenta de la no gubernamental Fundación No-proliferación para la Seguridad Global de Argentina, Irma Argüello.
Dos temas que han suscitado interés en América Latina son el programa nuclear de Irán, censurado por un grupo de países encabezados por Estados Unidos, y la denuncia argentina del envío por Gran Bretaña de submarinos nucleares a las Islas Malvinas, en el océano Atlántico sur.
Por eso, la ZLAN latinoamericana quiere servir de modelo para un esquema similar en Medio Oriente.
Esas zonas "crean una nueva realidad dentro de la cual viven las personas y se desarrollan nuevas formas de pensar y se generan nuevas posibilidades, contrarrestan el sentido de impotencia, inevitabilidad y aceptación sumisa" del mundo nuclear, dijo a IPS el japonés Kimiaki Kawai, director del Programa de Asuntos de Paz de la asociación budista y pacifista Soka Gakkai Internacional. http://www.sgi.org/es/
Por ello, las ZLAN poseen "un enorme potencial de poder moderado".
Soka Gakkai, con sede en Tokio, forma parte de una campaña en marcha para que una cumbre de líderes mundiales se pronuncie por la supresión total de la bomba atómica.
Su aspiración es que esa reunión global se escenifique en 2015 en Hiroshima y en Nagasaki, con motivo de los 70 años del estallido de las bombas nucleares que arrasaron con ambas ciudades niponas.
La zona libre latinoamericana "es un buen ejemplo para Medio Oriente. Ahí la idea es más un concepto que un sueño, como lo fue para América Latina en los años 60", comentó a IPS el húngaro Tibor Toth, secretario ejecutivo de la Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés).
"En los últimos años ha habido varios desarrollos, pero hay que preguntarse si han sido suficientes. Tenemos que movernos más allá de la 'real politik’ de la no proliferación y el desarme", señaló.
Abierto a firmas de los Estados adherentes desde 1996, al CTBT le faltan únicamente ocho más para que entre en vigor.
La idea de una zona sin cabezas atómicas en Medio Oriente surgió en noviembre, durante una reunión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), parte del sistema de las Naciones Unidas.
En el mundo hay al menos 22.000 ojivas nuclearas en manos de países como China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, India, Israel, Pakistán y Rusia.
A partir del Tratado de Tlatelolco, América Latina y el Caribe quieren prepararse para la Conferencia de Evaluación del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP), vigente desde 1970, aunque predomina la idea de que los mecanismos internacionales vinculados con el desarme nuclear están paralizados.
"Es importante que se realicen negociaciones en una atmósfera constructiva. Hay que alejar los argumentos repetidos para no poder crear una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente", planteó Machado.
Israel, India y Pakistán no han rubricado el TNP, mientras que el primero, Egipto e Irán no han ratificado el CTBT.
"Temas como transparencia, monitoreo y ratificación son importantes para la operación de esas zonas", indicó Toth.
Para Kawai, es necesario expandir la circunscripción global antinuclear, fortalecer ese movimiento y ofrecer una visión esperanzadora del futuro.
"Esperamos que las experiencias de las ZLAN sean compartidas entre gobiernos y ciudadanos, especialmente en regiones como el noreste de Asia y Medio Oriente", recalcó Kawai.
Otro asunto de interés es la suscripción de acuerdos bilaterales entre los Estados parte de la ZLAN y la AIEA para la supervisión del uso de materiales nucleares. A la fecha, al menos 11 Estados lo han hecho.