miércoles, 11 de enero de 2012


China y Corea del Sur mantienen contactos por Corea del Norte

Corea del Norte mantuvo conversaciones secretas con Japón, aparentemente en su primer contacto desde la muerte del veterano líder Kim Jong-il, según medios japoneses, mientras China y Corea del Sur se comprometieron a trabajar por la desnuclearización de Pyongyang.

En el marco de una serie de contactos diplomáticos en China, el presidente surcoreano Lee Myung-bak se reunió con el premier Wen Jiabao en Pekín para discutir formas de preservar la estabilidad en la península en medio de la transición del poder en el impredecible Estado norcoreano.

Hiroshi Nakai, ex ministro de Estado japonés a cargo del tema de los secuestros, se reunió con la delegación norcoreana para dialogar sobre la captura de ciudadanos japoneses en las décadas de 1970 y 1980, indicó la agencia japonesa Kyodo citando a fuentes involucradas.

Se cree que las dos partes también discutieron los términos para reanudar las negociaciones intergubernamentales, reportó el diario Mainichi Daily News.
La oficina de Nakai confirmó su viaje a China. Un funcionario del Gobierno se negó a comentar sobre la visita.

La reunión en China se prevé que durará hasta el martes, pero podría ser acortada o extendida en base a la respuesta de Corea del Norte, de acuerdo a reportes de los medios.

El Gobierno japonés considera la participación norcoreana como una señal de que el nuevo liderazgo "podría estar interesado en mejorar las relaciones con Japón a través del progreso en el tema de los secuestros", que impide a los dos países normalizar sus lazos diplomáticos, dijo una fuente.

Japón y Corea del Norte no han mantenido conversaciones a nivel gubernamental desde agosto del 2008.

LA DESNUCLEARIZACION, UNA PRIORIDAD
La oficina de Lee indicó en un comunicado tras su reunión con Wen que los dos "comparten la visión de que la desnuclearización de la península coreana, al igual que la paz y la estabilidad, son de máxima importancia y acordaron seguir consultando y cooperando mutuamente".

Corea del Sur y China también planean crear una línea de contacto directo entre sus cancilleres, reportaron los medios surcoreanos.

En tanto, los enviados nucleares de China y Corea del Sur se reunieron al margen de la visita de Estado de Lee para discutir la desnuclearización de Pyongyang, que dos veces ha conducido pruebas nucleares en dos oportunidades.

Desde la muerte de Kim Jong-il el mes pasado, Pekín ha pedido a las potencias regionales que sigan avanzando en sus esfuerzos por reiniciar las negociaciones de desarme a cambio de ayuda con Corea del Norte.

El lunes, el presidente chino Hu Jintao instó a Lee a mejorar las relaciones con el aislado Estado norcoreano.

Las conversaciones nucleares, que involucran a las dos Coreas, China, Estados Unidos, Japón y Rusia, se estancaron hace unos dos años, pero a fines del 2011 los esfuerzos para que Pyongyang vuelva a la mesa de negociaciones parecieron cobrar impulso.
(Reporte adicional de Ju-min Park en Seúl y Kiyoshi Takenaka en Tokio; Editado por Lucila Sigal)

América Latina y Europa en la cámara oscura

Si volviéramos a leer lo que publicaba la prensa internacional sobre América Latina y Europa hace una década, notaríamos una extraña ilusión óptica. A inicios de 2002 abundaban los analistas que auguraban para Latinoamérica un inevitable retroceso democrático y una pronta debacle económica. Los vientos soplaban hacia la Izquierda y los editorialistas de la “prensa seria” no podían augurar nada bueno. Por el contrario, esos mismos medios, eufóricos con la introducción del euro, anunciaban que Europa avanzaría hacia un futuro democrático y próspero, de la mano de la nueva moneda única y de los nuevos planes que se preparaban en Bruselas. Diez años después, podemos constatar que los pronósticos de estos periódicos han acertado de manera fotográfica. A la manera de las antiguas cámaras de cajón, aquellas que reproducían la realidad en una cámara oscura en la que todo aparecía grabado a la inversa. Se han cumplido fielmente sus vaticinios, pero de forma totalmente invertida.

América Latina ha vivido entre 2002 y 2012 la década más próspera de que se tenga memoria y al mismo tiempo, ha consolidado y expandido su democracia. Por el contrario, Europa ha caído en una crisis financiera de tal calado, que amenaza con llevarse por delante sus Estados de bienestar y sumir a las próximas generaciones en un panorama de desempleo crónico y de precariedad. Pero lo peor es que, junto a su prosperidad económica, Europa ha dejado caer lo que más le admirábamos desde esta orilla del Atlántico: su democracia. Ya sentimos las primeras señales de alarma cuando, en 2005, los ciudadanos de Francia y Holanda rechazaron masivamente el proyecto de Constitución propuesto por la Unión Europea y no obstante, los gobiernos sacaron de la manga el Tratado de Lisboa, que aprobó por secretaría lo mismo que la ciudadanía había rechazado en las urnas. Pero lo que ha ocurrido en 2011 ya no tiene comparación: a golpe de mercado se han impuesto nuevos gobiernos en Grecia e Italia. La pareja Merkel-Sarkozy dicta sin tapujos lo que deben hacer sus socios, dejando a los gobiernos nacionales y al Parlamento Europeo en un rol que no alcanza a ser decorativo. Mientras, los “mercados”, aquella entelequia que sirve a la prensa para evitar nombrar a los especuladores, proponen y ejecutan por sí mismos lo que se les viene en gana: recortes sociales, privatizaciones, endurecimiento de las leyes de propiedad intelectual, cambios tributarios y desregulaciones.

El resultado se grafica muy claramente cuando se conversa con los jóvenes de cada continente. En Europa ya es común escucharles decir que les tocará vivir en condiciones de vida peores que las de sus padres. Y en nuestros países, si bien se nos hará sentir de inmediato todo lo que falta, también notaremos que la percepción de futuro es optimista. Los jóvenes latinoamericanos vivirán en mejores condiciones que la generación de sus padres, en países más prósperos, menos discriminadores y más democráticos. Evidentemente, partimos de situaciones de entrada, de pisos sociales y políticos muy desiguales. Pero la tendencia es claramente contrapuesta. ¿Qué ha hecho la diferencia?

Hace diez años tanto Europa como América Latina dieron un giro político importante y hoy vemos sus efectos. El viejo continente se embarcó en una aventura que combinó inflar a todo pulmón las burbujas especulativas, la fe ciega en una moneda fuerte pero sin control político y una serie de aventuras militares en Afganistán, Iraq y otros países, como complemento perfecto a su socio estadounidense.

América Latina, con diferente profundidad y a distinto ritmo, ha optado por otro camino: el Estado ha recuperado un rol activo tanto en materia de protección social como de ejecución de proyectos productivos. Ha emergido una nueva conciencia latinoamericana, que ha cuajado en procesos de integración como el Alba, Unasur y Celac. Se han producido cambios institucionales profundos: no sólo las Asambleas Constituyentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia, sino también un enjambre de pequeñas transformaciones legales en casi todos los países, que han empezado a cambiar el carácter de los Estados tanto en materia de derechos civiles y políticos, como en lo económico, social y cultural. No es lo mismo ser mujer o indígena latinoamericano en 2002 que en 2012. Tampoco es lo mismo vivir hoy en un barrio popular que hace diez años. Es evidente que queda muchísimo por avanzar ni es posible dar un cheque en blanco a ningún líder político de la región. Urge teñir de verde el nuevo desarrollismo, cuidar las formas republicanas y desterrar la corrupción. Pero estar ciego ante los cambios y las tendencias globales no sólo sería injusto. Sería como intentar ver la realidad en una cámara oscura.

Fuente. “Punto Final”, edición Nº 750, 6 de enero, 2012

Perú
El agua contra el oro en Minas Conga

El caso del proyecto Minas Conga en Cajamarca, en el norte de Perú, se ha convertido en un emblema que revela cuestiones de fondo sobre la gestión de conflictos socioambientales del gobierno de Ollanta Humala, 140 días después de que asumiera su cargo. El desenlace del proyecto Conga constituye un precedente sobre cómo se van a manejar los conflictos socioambientales bajo el nuevo Gobierno.
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Foto: Eduard Lozano.

De momento, tras más de un mes de protestas y decenas de heridos en las manifestaciones, el Gobierno ha encargado a peritos internacionales la emisión de un informe en los próximos 40 días que revise el estudio de impacto ambiental del proyecto, en especial en lo referente al agua. Según las comunidades que se oponen, el Estudio de Impacto Ambiental fue aprobado por el Gobierno del anterior presidente, Alan García, a pesar de que en el mismo no hay un estudio del impacto hidrológico. Además, la población de la zona denuncia que el ingeniero del Ministerio de Energía y Minas que aprobó el mencionado estudio trabajaba anteriormente para la Compañía Yanacocha.
La beneficiaria del proyecto es la minera Yanacocha, un consorcio formado por la estadounidense Newmont, que tiene el 51% de las acciones, la peruana Buenaventura, que participa con un 43%, y la Corporación Financiera Internacional, una institución que pertenece al Banco Mundial y posee el 5%. Yanacocha proyecta comenzar la extracción de oro y cobre a cielo abierto en dos lagunas al noreste de la capital de la provincia, lo que conllevará una inversión de 4.800 millones de dólares para extraer seis millones de onzas de oro, valoradas en más de 12.000 millones de dólares, según informaba el medio conservador El Comercio.
A pesar de la oposición al proyecto, que llevó a la compañía a suspender las obras tras el bloqueo de carreteras y las movilizaciones de las comunidades indígenas, la Yanacocha no ha dado su brazo a torcer. El mapa de potencialidades de la zona elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) certifica que Cajamarca acumula el 80% de las reservas de oro del país (60 millones de onzas), lo que la convierte en la región minera más grande de Sudamérica.
La intención del consorcio minero es horadar dos tajos sobre la laguna Perol de dos kilómetros de diámetro por un kilómetro de profundidad y remover 2.000 toneladas de roca al día durante 17 años, según el medio Eco Portal. Esto producirá sequía y contaminación por cianuro, aguas ácidas y otros metales pesados a cinco nacimientos de ríos o cabeceras de cuenca, 682 manantiales, 102 pozos de agua para consumo humano y seis lagunas.
Esto sucede a pesar del hecho que las cabeceras de cuenca son consideradas por el Estado peruano como “ecosistemas frágiles o de alta vulnerabilidad” y cuentan por ello con protección legislativa. Además, en 2004 se decretó el área donde actúa Minas Conga como zona ambiental de prioridad para la conservación.
Desarrollo y pobreza
Hasta ahora, el presidente de la República, a pesar de las declaraciones del Ministerio de Ambiente y la renuncia del reconocido Viceministro José de Echave, defensor del medioambiente, se ha mostrado favorable a que el proyecto Conga de la Compañía Yanacocha prosiga. Humala argumenta que el proyecto traerá desarrollo económico, aguas de las lagunas desplazadas y la promesa de evitar su contaminación.
Por las experiencias de comunidades vecinas, el conocido como canon minero, una ayuda al desarrollo, no es un buen reclamo para unas comunidades que se encuentran entre las más pobres del país. En la práctica “ocho de cada diez pobladores viven en la pobreza”, apunta Eco Portal.
Los analistas centrados en la gestión de los conflictos plantean construir una agenda ambiental y social en torno a la actividad minera que determinaría las zonas donde se podría extraer minerales, dónde no y qué zonas son habitables, con una hoja de ruta.
Mientras tanto, el juego político está servido. Dada la declaración de estado de emergencia en la zona, que se mantuvo entre el 5 y el 15 de diciembre, y al haber militarizado el conflicto, Alejandro Toledo, expresidente del país y cabeza visible del partido Perú Posible, ha roto con su socio de Gobierno, Gana Perú, por lo que Humala tendrá que buscar nuevos apoyos en el Congreso para gobernar.



ENTREVISTA A SECUNDINO SILVA URQUÍA, PRESIDENTE DEL COMITÉ DE APOYO A CELENDÍN CAJAMARCA
“Humala prometió defender el medioambiente, pero ahora muestra una posición prominera”
DIAGONAL: ¿Cuál es la situación actual en Cajamarca, generada por el proyecto minero Conga?
SECUNDINO SILVA: La población de Cajamarca es víctima de más de 18 años de contaminación de su agua, suelo y aire, más otros abusos e irresponsabilidades de la empresa minera Yanacocha. Entre ellos están el envenenamiento, hasta hoy impune, de más 1.200 familias en Choropampa en el derrame de mercurio de 2000; el asesinato del campesino Isidro Llanos en Combayo, en 2006; y la agresión del pasado 29 de noviembre a los campesinos que defendían la laguna El Perol de Conga, con al menos dos heridos de bala que quedarán con invalidez de por vida.
El conflicto sigue sin solución porque el Gobierno tomó partido a favor de la inversión minera y dictó medidas represivas contra la lucha pacífica de la población de Cajamarca. Así, para sofocar la huelga indefinida iniciada el 24 de noviembre, decretó el estado de emergencia [que concluyó el 15 de diciembre]; luego pasó a detener temporal, arbitraria e ilegalmente a nuestros dirigentes, y a hostilizar activistas anti Conga. Últimamente, ignorando a los representantes del pueblo cajamarquino, el gobierno reclutó gente vinculada a Yanacocha, y alcaldes de distritos donde no está el proyecto, presentándolos como nuevos interlocutores.
D.: ¿Cómo están viviendo esta situación los cajamarquinos?
S. S.: El pueblo siente que el presidente Ollanta Humala le ha traicionado. Como candidato prometió apoyar la defensa del agro, la ganadería, el agua y medioambiente. Como presidente muestra una posición abiertamente prominera. Los cajamarquinos entendemos perfectamente que las observaciones del Ministerio del Ambiente al Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Conga prácticamente dicen que éste es inviable. Sin embargo, aceptamos un peritaje internacional serio, independiente y consensuado de una firma consultora, que paralelamente a la evaluación profesional del Estudio de Impacto Ambiental, audite los más de 18 años de labores extractivas de la Compañía Yanacocha.
D.: ¿Cree que la demora en la solución de este conflicto puede generar una nueva crisis gubernamental?
S. S.: Podría ser así. Ya generó una, en la que las posiciones dialogantes del Gobierno perdieron con la renuncia ética del primer ministro Salomón Lerner. El actual primer ministro, Óscar Valdés, entiende poco de civismo y nada de negociación de conflictos.
D.: El conflicto socioambiental por el proyecto Conga ¿tiene similitudes con otros casos en Perú?
S. S.: Sí, porque Conga no es el único proyecto minero ubicado en cabecera de cuenca hidrográfica [en el nacimiento de un río]. Es importante señalar que ejecutar el proyecto Conga u otros de ubicación similar es ilegal, ya que leyendo al artículo 75 de la Ley de Recursos Hídricos entendemos que no se debe hacer minería en las cabeceras de cuenca. Los daños o impactos a sus ecosistemas que generarían las actividades extractivas de la minería serían irreversibles.
D.: ¿Qué puede decir acerca de la opinión pública nacional e internacional en torno al proyecto Conga?
S. S.: Una de las tareas del colectivo que represento es posicionar las razones de resistencia del pueblo cajamarquino al proyecto Conga en la opinión pública limeña, nacional e internacional. Hacemos frente a una campaña mediática millonaria del gobierno y de la Compañía Yanacocha. A través de las redes sociales hemos recibido la solidaridad de la juventud universitaria, de muchos colectivos sociales nacionales y extranjeros, de personalidades de todo el mundo.

Goldman Sachs gobierna España


A poco de andar el siglo XXI, las pistas son esclarecedoras. Ya nadie se llama a engaño. La crisis ha sido una buena excusa para desarticular el pobre Estado de bienestar que acompañó el llamado milagro español, que –todo hay que decirlo–, era más paternalista que afincado en políticas keynesianas de redistribución de la renta y pleno empleo. Su origen lo encontramos en los gobiernos tecnócratas, conocidos popularmente como gobiernos del Opus Dei. Fue el momento de la modernización del franquismo. No será la vieja guardia franquista quien se siente en los consejos de ministros a partir de fines de los cincuenta del siglo XX. La nueva camada del franquismo muta hasta hacer imperceptible la ideología fascista que la precedía. Muchos de sus cachorros no compartían sus aspectos más repulsivos, la tortura y represión. Con un discurso ambiguo, a la muerte del dictador, 1975, son quienes dan vida a reforma política. Ya nada se les resistía. Franquistas de corazón, crearon una realidad ficticia para impedir la ruptura democrática. Su estrategia fue señalar la existencia de un búnker político donde se agazapaba el franquismo y cuyo poder radicaba en el control sobre las fuerzas armadas creadas por la dictadura fascista. Identificado el enemigo, el resto eran aliados y compañeros de viaje en la transición. Lo inteligente, para evitar un golpe de Estado, era aislar a la oligarquía política y apoyar a la burguesía reformista. Cualquier otra opción estaba fuera de lugar.

El capital financiero e industrial brindó su apoyo y financió la aventura política, en esa época agrupados en la Trilateral. Así surge el periódico El País, dirigido por Juan Luis Cebrián, franquista pragmático de última generación. Los gobiernos de Adolfo Suárez contaron con sus parabienes. Cuando ganó el PSOE, en octubre de 1982 –recuérdese, tras el golpe de Estado apoyado desde la Casa Real, conocido como la operación De Gaulle–, se ratificaron los acuerdos con el Vaticano, se renunció a la reforma agraria, tanto como a una restructuración del sistema universitario y educacional, cuestión que sigue pendiente en pleno siglo XXI y, lo más destacado, se dio el visto bueno a la OTAN y la CEE.
El mito de la derecha golpista y el búnker había cumplido su objetivo y podía ser desechado. Tras la caída de Adolfo Suárez se disolvió la Unión de Centro Democrático y se formó el Partido Popular, cuyo primer presidente, considerado hasta ese momento el más franquista de los franquistas vivos, Manuel Fraga Iribarne, se transformó en un político de centro derecha, padre de la Constitución y demócrata convencido. El nuevo partido, apellidado popular, será la suma de socialcristianos, democristianos, liberales, conservadores, falangistas y franquistas. Su aparición busca atraer a las nuevas generaciones de la derecha española. Es el llamado peregrinaje al centro. Tras años en la oposición, el mal hacer de los últimos gobiernos de Felipe González y el PSOE, con los escándalos financieros, los GAL y la corrupción, facilitó su llegada al gobierno de la nación; corría el año 1996.
José María Aznar, político gris, se transformaría en el primer presidente de gobierno de la derecha posfranquista. Su llegada no alteró el itinerario diseñado por los grupos económicos y empresariales. Todo marchaba según lo previsto. Los cambios introducidos estaban a tono con los tiempos. Privatizaciones, desregulación y reforma del mercado laboral. La profundización de la receta neoliberal, impulsada en tiempos del PSOE, supuso un aumento de la conflictividad social y varias huelgas generales. Pero nada debutó la máquina. Haciendo oídos sordos, los políticos continuaron el itinerario marcado por el capital financiero, cuyo costo fue el recorte de derechos sociales, políticos y económicos de las clases trabajadoras.
Bajo la última etapa expansiva del capitalismo central, las reformas neoliberales se justificaron como necesarias para no perder el tren del progreso. Aznar se vanagloriaba de ser el alumno más listo de la clase, cumplía a rajatabla los designios del G-7, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los empresarios, contentos, y la clase política obtenía matrículas de honor. Nadie se planteó quién era el profesor y cuál el plan de estudio. Aznar, alumno modelo, no formaba parte del claustro de profesores. Ni sus deseos de figurar y sentirse protagonista durante la segunda guerra del Golfo cambiaron su estatus; siguió siendo un alumno sumiso. Al final de su etapa, la burbuja financiera e inmobiliaria que sostenía la endeble economía española campaba a sus anchas. Crecía sin oposición alguna. La banca Sachs se frotaba las manos. Con la entrada de José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, las grandes empresas trasnacionales, clientes de Goldman Sachs, terminan por actuar bajo sus principios. En Estados Unidos Goldman Sachs ya gobernaba. La crisis la hizo más grande. En medio de la algarabía de las hipotecas basura y las primas de riesgo, pasaron a la ofensiva. Era el momento de invertir la relación entre poder económico y el político. Ahora serían ellos quienes asumieran directamente el poder formal. Sus asesores y empleados pasarían a ser secretarios de gobierno, ministros, diputados, etcétera. Los parlamentos se transforman en comparsas y bailan a ritmo de Telefónica, Repsol, Iberdrola, BBVA, Santander y su valedor Goldman Sachs. Nada más comenzar la recesión en España comenzaron a dar órdenes a un gobierno débil y sin personalidad. Las reformas laboral y de pensiones, junto al despido libre y el trabajo basura se imponen sin rechistar. El triunfo del Partido Popular encumbra a un partido dependiente del Banco Central Europeo y la dupla Merkel, Sarkozy a Mariano Rajoy, otro alumno modélico, como inquilino de La Moncloa. Y para que no queden dudas de quién gobierna en España, nombrará a un asesor de Goldman Sachs como ministro de Economía. Y como señala el manual del banco, el ascenso de sus empleados depende sólo de su capacidad del rendimiento y de la contribución al éxito de la empresa... No hay sitio entre nosotros para los que anteponen sus propios intereses a los de la firma... El lucro es importante para nuestro porvenir. Ya sabemos quién manda en España: Goldman Sachs, conocido bajo el apodo genérico de los mercados.
Corren malos tiempos para la ética política.