jueves, 27 de octubre de 2011

Asco y furia en Trípoli, entre ‘contratistas’ y ricachones


UNIVERSIDAD DE TRÍPOLI – La gente que más quería encontrar al volver a Libia eran ocho estudiantes de la Universidad Fatah (rebautizada ahora Universidad de Trípoli) de los que me hice amigo durante tres meses en Libia durante este verano. Todos se habían opuesto enérgicamente a lo que la OTAN estaba haciendo a su país (Bombas de la OTAN destruyeron algunas salas de clase en la Universidad durante los exámenes finales a fines de mayo) y estaba ansioso de volver a sentarme con ellos si fuera posible después de la caída de Trípoli el 23 de agosto, cuando varios se dispersaron y perdimos contacto.Algunos pasajes e impresiones de la reunión de toda la noche de ayer con Ahmad, Amal, Hind, Suha, y Rana:


“Conozco a Sanad al-Ureibi”, dijo Ahmad disgustado sobre el muchacho de veintidós años que afirma haber disparado dos balas a quemarropa a Muamar Gadafi el 22 de octubre.
Amal, la novia de Ahmad lo interrumpió: “Estamos muy enojados pero no verdaderamente sorprendidos por lo que hizo Sanad. Es un tipo estúpido y estoy segura de que alguien le susurró que llegaría a ser famoso y rico si hacía el trabajo sucio de la OTAN matando al coronel Gadafi. La OTAN hizo más de 1.000 ataques de bombardeo ‘para proteger civiles libios’ pero mató a miles en lugar de hacerlo. Es seguro que la OTAN y sus marionetas quieren que muera la mayor cantidad posible de nuestros líderes a fin de evitar años de procesos legales que sacarían a la luz los numerosos crímenes de la OTAN y de ciertos dirigentes occidentales.”


Ahmad: “Sanad dijo a mi primo el día después que asesinó al coronel Gadafi que le prometieron protección y que el CNT no lo arrestará a pesar de su anuncio, solo para oídos occidentales, de la planificación de una “investigación” sobre cómo murieron Muamar y Mutassim. Como algunos de sus amigos, Sanad combatió un tiempo con los rebeldes, a veces cambió de unidades porque era divertido y ahora quiere formar una pandilla para proteger a libios ricos y extranjeros que siguen llegando para ayudar, dicen, a reconstruir nuestro país destruido y hacer la democracia. Ahora estamos todos tan exhaustos por los asesinatos innecesarios que no estoy seguro de qué tipo de democracia tendremos o incluso queremos. ¿Democracia estadounidense? ¿Es grandiosa? A veces parecería que tenéis más problemas que nosotros. Por lo menos tenemos educación gratuita, atención sanitaria gratuita, y viviendas y no vivimos en la calle sin trabajo.


Rana intervino: “Una compañía israelí-estadounidense ofreció a Sanad y a otros jóvenes que se niegan a entregar sus armas un trabajo reclutando a antiguos combatientes para ser entrenados adecuadamente como policías libios. Hay algunos sujetos de Blackwater (XE) que también tratan de hacer negocios con agentes de la OTAN para fuerzas privadas de policía en toda Libia. Cualquiera que piense que la OTAN nos va a dejar en paz está equivocado. Llegan más todos los días.”


Hind, quien no ha vacilado desde el verano pasado en su oposición a lo que llama “el equipo de la OTAN” también expresó su profunda ofensa y condena de ciertos jeques pro rebeldes que han declarado que Gadafi no era musulmán. “Todos saben que era un musulmán devoto. Su Testamento señala: “Juro que no hay otro Dios que Allah y que Muhammad es su Profeta, la paz sea con él. Juro que moriré como musulmán.”


Hind agregó: “Por favor dígame quiénes son esos jeques del CNT que dicen quién es y quién no es musulmán. El Islam es entre cada uno de nosotros y Allah y no es cosa de nadie más. Si esos jeques fueran mejores musulmanes se habrían opuesto a lo que hicieron con su cuerpo y el de su hijo y amigo en Sirte y Misrata. Es haram. Estoy muy enojada y disgustada.”


Ahmad explicó: “Estoy avergonzado ante lo que están haciendo algunos musulmanes. Nuestra religión no permite esta mutilación y el espectáculo barato que el CNT organizó en ese refrigerador. Fui a Misrata con amigos a presentar nuestros respetos y me sorprendió cuántos otros estaban haciendo lo mismo que nuestro grupo y por los mismos motivos. Cuando los cuerpos fueron puestos en exhibición hubo curiosos y algunos pronunciaron insultos. Pero el día siguiente la atmósfera ha cambiado completamente. La gente fue a honorar al coronel Gadafi por su valor al morir por lo que consideraba lo mejor para Libia y era mantener a Libia libre del colonialismo. No creo que los medios estén informando exactamente al respecto. A mi juicio, nuestro líder murió como un héroe como Omar Muktar y algún día la historia lo reconocerá.”


Una vez más, su novia Amal interrumpió a Ahmad: “Como reveló el coronel Gadafi en su Testamento, la OTAN le hizo varias ofertas si abandonaba el país en sus manos. La estúpida y criminal OTAN estableció para siempre a nuestro líder como un gran resistente contra el colonialismo y un patriota para Libia, para toda África y para Medio Oriente. Creo que el coronel Gadafi murió una muerte mucho más honorable que la que sufrirán los líderes de la OTAN.”


Amal dijo entonces: “Me enfermé cuando lo dejé. Su piel estaba casi negra y su cuerpo se podría rápidamente y líquidos se filtraban al suelo. Deben entregarlo de inmediato a su familia y pedir a Allah que los perdone por su haram.”


Y luego Suha dijo: “También visitamos el hotel Mahari en Sirte donde vimos más de 50 cuerpos de partidarios de Gadafi. Algunos tenían sus manos atadas con esposas plásticas y fueron ejecutados a quemarropa. Otros habían sido sacados de sus camas en el hospital y asesinados. Este crimen es solo un ejemplo más de las mentiras del CNT y de la OTAN. Las fuerzas de la OTAN comandaron y controlaron a sus rebeldes y sabían lo que estaban haciendo. La OTAN es responsable por la destrucción de gran parte de nuestro país y por lo que seguramente sucederá en los próximos días.”


Encontré por primera vez a Ahmad hace lo que ahora parece ser un par de años, pero en realidad fue solo en junio pasado. Nos sentamos en un café al borde de la calle en la Plaza Verde (rebautizada ahora Plaza de los Mártires) y hablamos sobre los planes obvios de la OTAN contra Libia. Desde el 23 de agosto y el rápido colapso de la resistencia lealista en Trípoli, para la cual Ahmad había estado organizando algunos vecindarios, ha estado en fuga ya que amigos suyos le dijeron que escuadrones de la muerte del CNT lo andaban buscando, incluso vigilando el lobby del Hotel Radisson donde solía encontrar a periodistas y amigos occidentales. Ahmad culpa por la falta de una verdadera defensa de Trípoli, que nos sorprendió a todos, “a nuestra incompetencia y algunos traidores de alto rango”.


Sus primeras palabras después que nos abrazamos fueron: “¡Ahora comenzará la verdadera resistencia! El pueblo libio está ahora más seguro de lo que estaba durante el verano de que el CNT vendió a nuestro país a los países coloniales de la OTAN. Como la OTAN ahora persigue a Saif al Islam, lo está convirtiendo en el nuevo líder de la resistencia en Libia y en África. Personalmente comprometo todo mi apoyo a su persona y rezo a Allah para que lo proteja”.
Para contactos con Franklin Lamb: fplamb@gmail.com 


El genocidio como espectáculo y bendición

¡Qué exultante felicidad, qué éxito, qué poder, qué bendición!
Masacramos millones de seres humanos con la facilidad que fumigamos los pulgones del rosal, todo lo suyo será nuestro y sin embargo no acaba de existir suficiente trofeo mediático, no será suficiente el cainita ramo de rosas, aunque haya sido cosechado en sus jardines ardiendo, aunque represente el territorio arrasado y la vana, anónima, felicidad de amores y sueños convertidos en colaterales cenizas y paisajes de chatarras, harapos y chacales.

Parecen no ser suficientes para el hambre mediática, rosas de oro, de diamantes, de petróleo, de misiles, de contratas reconstructoras: para que vuelva a haber casas con nuevas familias y nuevas, flamantes, hipotecas y nuevas banderas. Rosas convenientemente despojadas de ancestros y de espinas. Parece no haber suficiente trofeo, aún, tras el éxito al sembrar todo tipo de armas y odios fratricidas para que el exterminio continúe, autoinfligido: su propia mano borrando su propia historia en pos de un territorio casi virgen, donde podrán florecer hamburgueserías con Mickey Mouse , gasolineras extranjeras, oficinas del Deutsche y el CityBank...

Siempre parece seguirles faltando el gol del paroxismo, el que levante de los amodorrados sofás, con los brazos en alto y desate el clamor de las bocinas y el homenaje bélico de cohetes y petardos. Les sigue faltando la imagen que convulsione, aun más, la libido al arrojar sobre nuestros hombros, como investidura de glorioso poder, transferido, la aún sanguinolenta piel de la compartida víctima.

El untuoso vasallaje de las otras serviles tribus, en las entusiastas loas y reverencias de sus representantes, parece no ser suficiente trofeo si no es sobre el cadáver denigrado del más preciado enemigo, el que un día te ganó en astucia y en poder: prendido ahora, persistentemente, en todas las pantallas del mundo que acunan a tus hijos y a los de quienes creyeron o no en sus infames historias. Su enemigo, que intentan hacer nuestro: 

inevitablemente sacralizado con la degradación, bajo las aciagas luminarias del mundo, sobre el intocable altar del espectáculo: Todo un “Totus Tuus” minuciosamente orquestado para la plegaria planetaria del odio.

Y una amplia parte de la población del mundo aplaude, vitorea, babea y ruge de placer racial “Totus Tuus” mientras evalúa de reojo los movimientos de sus auténticos semejantes que aumentan en flamante legión: la hora del té ha de ser la nueva hora del “ordine nuovo” del odio mundial predicado desde los púlpitos de las emisoras y las iglesias: sus abatidos satanes han venido a ser, no del todo paradójicamente, sus omnipresentes Ecce Homos: los Bin Laden o Gadafis fotografiados junto a sus captores en la inmediatez del sacrificio.

¿Hasta donde alcanzará la eficacia de un chivo expiatorio disfrazado de tirano o de inmigrante, o más bien de la calculada superposición que con ello se procura, tirano-emigrante, mientras clamen linchamiento los altares financiados por el uno por ciento? Su mejor baza es el odio, predicado desde los púlpitos, el sentirse grupo frente al extranjero, frente al diferente. La creciente xenofobia es una potente y subliminal bandera, cada siembra de cadáveres en país ajeno se superpone, en nuestros territorios, a las vidas de quienes asociamos con su propia etnia y progresivamente va sangrando sobre ellas, no misericordia, sino el estigma de su inexistencia, el férreo abrazo de su expulsión.

Muy probablemente, el incomprensible apoyo de buena parte de la población, no tenga nada que ver con las crecientes penurias y el hambre, en los países ricos, ni con los salarios que no cubren el mes, o ya no llegan nunca, sino con la consustancial necesidad de sentirse superiores a costa de lo que sea ¿Cómo es posible que les continuemos manteniendo con nuestro mayoritario voto, aunque entreguen a los bancos nuestros enajenados salarios, nuestras casas, aunque les entreguen los hospitales, los institutos, las universidades...que les ofrezcamos nuestro apoyo aunque retiren los derechos laborales y nos prometan una esclavitud civilizada, aunque nos juren, desde los altares, que atizarán la xenofobia y la exclusión social? Cuando en nuestro entorno crece la incertidumbre, la angustia el dolor y la nausea.

Somos el noventa y nueve por ciento, se clama en Nueva York, no todos indignados, evidentemente. El setenta y cinco por ciento, en España, dice ver con buenos ojos el movimiento del 15M. La indignación ya no es algo a consumir en silencio. La degradación moral se ha de volver, inevitablemente, sobre quienes la nutren. La historia dice que el ingente entramado de castillos y fortalezas que asediamos jamás podrá caer sin un cataclismo, la historia que ellos continúan publicando, con enorme tendencia a tomos de canto dorado y locutores impecablemente encorbatados, incluso a editoriales de diarios “progresistas”. La historia se comenzó a escribir en diferentes soportes que ya no esperan su censura. “Vamos despacio porque vamos lejos”.

La marea ética tiene ingentes cantidades de basura que arrastrar, no podemos devolver las vidas en los pueblos arrasados, en no demasiado tiempo estaremos en el lugar donde se levantan las manos para decidir qué se hace con un país y continuaremos encontrando vías para que deje de ser atracado, soliviantado, chantajeado, embargado, ni que decir masacrado. No podemos devolver las vidas pero si valorarlas, despojarlas de las infamias vertidas sobre ellas y devolverles, al menos, la dignidad en un futuro de justo recuerdo. Recuperar las vidas, bajo otras latitudes y valores, es sin embargo la posibilidad que nos reúne en las calles: rescatarnos de la ciénaga transnacional que nos imponen como único mundo posible quienes decidieron ser los reptiles depredadores de la fábula. Rescatarnos mutuamente en otras latitudes reales, pero no sin memoria. Esos deberán ser los únicos rescates posibles.

Toda mi vergüenza porque con mis impuestos se pagó y se paga parte de lo que continúa matando, porque a mi pesar mi silencio y mi falta de fuerzas fueron y seguirán siendo mayores que mi acusación y mi denuncia.

De la guerra del opio a la guerra del petróleo

“La muerte de Gadafi constituye un viraje histórico” proclaman a coro los dirigentes de la OTAN y de Occidente, que no se preocupan por tomar distancia del bárbaro asesinato del líder libio y de las impúdicas mentiras pronunciadas con el mismo sentido por los dirigentes de los “rebeldes”. Y efectivamente constituye un viraje crucial. Pero para comprender el significado que tiene la guerra contra Libia en la historia del colonialismo, se debe recurrir al pasado.

Cuando en 1840 los navios de guerra ingleses enfrentaban las costas y las ciudades de China, los agresores disponían de una potencia de fuego basada en centenares de cañones y podían sembrar destrucción y muerte a gran escala, sin temer que los alcanzara la artillería enemiga, a la que vencieron fácilmente. Es el triunfo de la política de los cañones: el gran país asiático y su milenaria cultura fueron obligados a capitular, iniciando lo que la historiografía china define acertadamente como el siglo de las humillaciones, que termina en 1949, con la llegada al poder del partido comunista de Mao Tse Tung.

En nuestros días, la llamada Revolución de los Negocios Militares (RMA) ha creado en muchos países del Tercer Mundo situaciones similares a la que afrontó China. En el transcurso de la guerra contra la Libia de Gadafi, la OTAN ha podido perpetrar tranquilamente miles y miles de bombardeos sin sufrir ninguna pérdida ni tampoco correr el riesgo de sufrirla. En tal sentido más que una fuerza militar la OTAN se parece a un pelotón de ejecución; dado que la ejecución de Gadafi más que un accidente debido a las circunstancias, revela el profundo sentido de la totalidad de la operación.

De hecho es evidente que la renovada desproporción tecnológica y militar reitera las ambiciones y las tentaciones colonialistas de un Occidente, como lo demuestra la exaltada autoconciencia y la falsa conciencia que sigue ostentando, que rechaza realmente hacer cuentas con su historia. Y no se trata solo de acciones, de aviones de guerra y satélites. Es mucho más neta la ventaja que tienen Washington y sus aliados en lo referente a la capacidad de bombardeo multimediático. Una vez más, la “intervención humanitaria” contra Libia es un ejemplo de manual: la guerra civil (desencadenada también gracias a la prolongada actuación de agentes y de unidades militares occidentales durante cuyo transcurso los llamados “rebeldes” podían contar con aviones desde el principio ) se presentó como una masacre perpetrada por el poder sobre una indefensa población civil; en cambio los bombardeos de la OTAN sobre Sirte, asediada, hambreada y privada de agua y de medicinas se consideraron operaciones humanitarias a favor de la población civil libia!

Esta manipulación puede contar ahora, además de con sus medios de información y desinformación, con una revolución tecnológica que completa la Revolución de los Negocios Militares. Como expliqué en intervenciones y artículos anteriores, han sido autores y órganos de prensa cercanos al Departamento de Estado quienes han celebrado el hecho de que el arsenal estadounidense se ha visto ahora enriquecido con nuevos y formidables instrumentos de guerra: han sido los diarios occidentales y de probada fe occidental los que han narrado, sin ninguna consideración crítica, que durante las “guerras de internet” la manipulación y la mentira están a la orden del día, tanto como la incitación contra las minorías étnicas y religiosas mediante la manipulación y la mentira. Es lo que ya está sucediendo en Siria contra un grupo dirigente puesto hoy más que nunca en la mira, por el hecho de haber resistido a las presiones y a las intimidaciones occidentales y haberse negado a capitular ante Israel y a traicionar a la resistencia palestina.

Pero volvamos a la primera guerra del opio, que concluyó en 1842 con el tratado de Nankin. Fue el primero de los “tratados desiguales”, impuesto con los cañones. Al año siguiente fueron los EE.UU. los que enviaron sus cañones para conseguir lo mismo que había conseguido Gran Bretaña, y algo más. El Tratado de Wangia (cerca de Macao) de 1943 sanciona el privilegio de la extraterritorialidad para los ciudadanos estadounidenses residentes en China, aún para los culpables de delitos comunes, que quedan así sustraídos a la jurisdicción china. Obviamente el privilegio de la extraterritorialidad no es recíproco, es decir que no vale para los chinos residentes en los EE.UU.: una cosa son los pueblos coloniales y otra cosa muy diferente es la raza de los señores. En los años y decenios sucesivos, el privilegio de la extraterritorialidad se hace extensivo a los chinos que “disienten” de su religión y de la cultura de su país y se convierten al cristianismo (e idealmente se convierten en general en ciudadanos honorarios de la república estadounidense de Occidente).

El doble estándar de la legalidad y de la jurisdicción es, aún en nuestro días, un elemento esencial del colonialismo: los “disidentes” es decir los que se convierten a la religión de los derechos humanos, como se proclaman en Washington y Bruselas, el potencial Quisling (1) al servicio de los agresores, son laureados con el Premio Nobel u otros premios similares; luego que Occidente desencadena una desatinada campaña con el objeto de sustraerlos de su país de residencia, una campaña más persuasiva que los embargos y las amenazas de embargo y de “intervención humanitaria”

El doble estándar de la legalidad y de la jurisdicción se vuelve particularmente llamativo con la intervención de la Corte Penal Internacional (CPI). Allí deben ser sometidos sin embargo los ciudadanos estadounidenses, los soldados y los mercenarios de las barras y estrellas que pululan por el mundo. Recientemente la prensa internacional informó de que los EE.UU. están dispuestos a bloquear con su veto la admisión de Palestina en la ONU, con el objeto de impedir que Palestina pueda denunciar a Israel en la CPI: de una manera u otra en la práctica, aunque ya no en la teoría, los únicos que pueden ser procesados y condenados son los pueblos coloniales. Es de por sí elocuente lo sucedido. En 1999: sin haber obtenido autorización de la ONU, la OTAN inició los bombardeos sobre Yugoslavia; poco después la CPI sin pérdida de tiempo procedió a incriminar no a los agresores ni a los responsables de la violación del orden jurídico internacional, establecido luego de la Segunda Guerra Mundial, sino a Milosevic. En 2011: contrariando el mandato de la ONU, lejos de preocuparse por la protección de los civiles, la OTAN recurre cualquier medio para imponer el cambio de régimen y asegurarse el control de Libia. Siguiendo el modelo ya probado, la CPI procede a incriminar a Gadafi. La llamada Corte Penal Internacional es una especie de apéndice judicial del pelotón de ejecución de la OTAN, podría decirse que los magistrados de La Haya se parecen a los curas que sin perder tiempo consolando a la víctima, se preocupan directamente por la legitimación y la consagración del verdugo.

Y por último. Con la guerra contra Libia, en el ámbito del imperialismo se ha establecido una nueva división del trabajo. Las tradicionales grandes potencias coloniales tanto como Inglaterra y Francia, valiéndose del decisivo apoyo político y militar de Washington, se concentran en Medio oriente y en Africa, mientras que los EE.UU. dirigen su dispositivo militar a Asia Y así volvemos a la China. Luego de haber terminado el siglo de humillaciones iniciado con la guerra del opio, los dirigentes comunistas chinos saben que sería una locura y además criminal faltar por segunda vez a la cita con la revolución tecnológica y militar; mientras libera de la miseria y de la inanición a centenares de millones de chinos que habían sido condenados por el colonialismo, el poderoso desarrollo económico logrado por el gran país asiático sigue siendo una medida de defensa contra la permanente agresividad imperialisra. Aquellos, aún de “izquierda”, que se someten a remolque de Washington y de Bruselas en la obra de difamación sistemática de los dirigentes chinos demuestran que no desean la mejora de las condiciones de vida de las clases populares ni la causa de la paz y de la democracia en las relaciones internacionales.

¿Realmente creyó que los plásticos son reciclados? El basural sintético está oculto en el Océano Pacífico


La mayoría de la gente cree que sus envases plásticos vacíos son “reciclados” por la industria, pero ignora que un gigantesco basural sintético está creciendo a diario en el Océano Pacífico, justo frente a las costas continentales de EEUU y, exactamente, entre las coordenadas 135° a 155° longitud Oeste y 35° a 42° latitud Norte. Esta noticia oculta, que fue sacada a la luz por Alternet.net, es la historia periodística más censurada catalogada con el N° 12 en el último anuario del Proyecto Censurado de California, Censored 2012.


La gigantesca masa de basura que remolinea en medio del Océano Pacífico califica como la descarga de basura más grande del planeta, en una área de 1.694.000 kilómetros cuadrados. El Proyecto 5 Ciclos (5 Gyres Project) estima que al presente se han acumulado 143 mil millones de kilos de plástico en esa extension del Pacífico, que ha absorbido gran parte de la basura plástica de todo el mundo trasladada hasta allí por el movimiento de los cauces de agua de ríos y canales y las corrientes oceánicas.


No todo el plástico consigue ser reciclado, mientras la gente lanza negligentemente más envases vacíos. La basura plástica termina a menudo en sistemas de agua que las corrientes finalmente conducen a los océanos, donde muchas especies confunden esos desperdicios sintéticos con “alimentos” y esto genera efectos calamitosos para la vida marina.


Las tortugas confunden las bolsas plásticas con las medusas y los pájaros engullen envases vacíos de comida humana. Los ingieren pero no pueden digerirlos, así que sus estómagos se llenan de plástico y sufren la muerte por hambre.


At the moment there is no easy way to clean up this major trash accumulation. However, we can stop it from getting worse by following the Ocean Conservancy’s list of 10 things you can do… living by the concept of less is more: don’t buy stuff you don’t need, and choose items that use less packaging. Other actions at: oceanconservancy.org.


Hasta el momento no existe una manera fácil de limpiar esta enorme acumulación de basura. Sin embargo, podemos evitar que empeore siguiendo una lista de 10 recomendaciones de la ONG Conservación del Océano, que cualquiera puede cumplir, atendiendo que en el concepto de vida menos es más. Por ejemplo, no comprar cosas que no se necesitan y elegir artículos que utilicen menor empaquetado. Otras acciones pueden consultarse en: www.oceanconservancy.org.


La ONG asegura que nadie es inocente en el aumento de la basura del Pacífico. Si alguien consume y desecha mercancías, es responsable de una cierta porción del plástico que termina en los mares, incluso si esa persona vive a cientos de kilómetros de la playa, pues se sabe de antaño que todos los ríos y canales conducen al mar. La basura que termina en una corriente de agua lejos del mar puede llegar a cualquier océano y, con la ayuda de las corrientes, se traslada hasta el gigantesco vertedero de basura del Pacífico.

Crisis de reproducción capitalista y el crédito como su peor enemigo


Para la población chilena, el capital financiero no está, aún, dentro de su lenguaje cotidiano, a pesar de que encierra la mayor parte de las actividades que realiza diariamente. Aparentemente pareciera ser “algo” muy alejado de la realidad, aunque está presente en nuestras vidas de manera transversal, y en particular se nos presenta en Chile prácticamente como “esclavitud crediticia”.


El capitalismo ya no es un objeto de estudio del pasado, es la actualidad de las relaciones sociales de explotación de la fuerza social del trabajo, y ahora que está en franca declinación histórica se evidencia cada vez más, mostrándose en la misma medida que se ha ocultado ante nuestra vida cotidiana. Presenta, además, fases de desarrollo; 1) la fase mercantilista, desde las guerras de las cruzadas, donde la burguesía se ocultaba detrás de una monarquía, en las cuales la acumulación de capital se representaba en los metales (oro y plata principalmente), 2) fase industrial, desde el siglo XVIII, donde la burguesía se constituyó en clase dominante después de las revoluciones europeas de mitad de siglo XIX y materializó su hegemonía con un imperialismo que protagonizó dos guerras mundiales. En este período existía una fusión entre el capital industrial y el capital financiero, este último aún incipiente, por lo cual no podía asumir el papel preponderante que ocuparía en la actualidad. 3) la etapa financiera del imperialismo del capital, es donde se nos presenta bajo las formas del protagonismo de “lo electrónico” (meros medios de comunicación y contabilización) como característica fetichista del capital y de su circulación, dando un salto en su representación desde la utilización del dinero a las cifras “ficticias” que sólo tienen un significado coherente en los mercados bursátiles del mundo, utilizando como mecanismo de pago las tarjetas de crédito.


Podríamos resumir a grandes trazos: a medida que se desarrolla el capitalismo, el trabajador deja de pertenecerse a sí mismo para seguir perteneciendo al capital, aunque no sea siempre y en forma directa, el capital de la empresa en la cual trabaja. La vida del trabajador se convierte en un tormento incesante. Ergo el trabajador es doblemente y vilmente explotado, en su doble realidad como productor iniciando el proceso abriendo el crédito al capitalista, luego como consumidor y deudor, al final de la jornada.


Por su parte, el movimiento social por una educación gratuita y estatal es una lucha que evidencia el cara a cara con el capital financiero, puesto que el endeudamiento afecta a todas las familias y a las futuras generaciones. Como podría decirlo el propio Marx: "La emancipación del proletariado es la abolición del crédito burgués, pues significa la abolición de la producción burguesa y de su orden"


Nosotros somos, los herederos del grupo social asalariado, aquella parte más activa del proletariado mencionado por Marx y que se emancipa, los que nos enfrentamos día a día con este capitalismo que ha subordinado a los trabajadores tanto en la producción cómo en la adquisición de cualquier mercancía; cuando compramos comida, vestimenta, educación, salud, vivienda, bencina, etc., también cuando ocupamos tarjetas de crédito/débito o cuando pedimos un crédito. Esto afecta a todas las personas, no sólo a los estudiantes o a los chilenos, es la población de todo el mundo, sin excepción alguna, la que se ve afectada por un sistema económico y social que promueve la libertad para los grandes grupos empresariales para decidir sobre nuestra vida, actual y futura.


En nuestra cotidianeidad sabemos que existe una bolsa de comercio, un mercado internacional, pero sólo ahora es cuando aparece en televisión que estamos en una crisis financiera, la pregunta es ¿antes de eso, cuándo podíamos tener conocimiento de este capital? Lo único que vemos es una tarjeta de plástico, que sirve para comprar lo que hace falta y después pagar una deuda ridícula y descarada.


Ahora es cuando nosotros tenemos que gritar a los cuatro vientos que la gran crisis que existe en el mundo, es una crisis de reproducción capitalista. El crédito tiene como una de sus funciones extender la producción y facilitar el intercambio. Las crisis surgen como resultado de la contradicción entre extensión temporal del crédito y la producción que se ve afectada por el consumo restringido de la población que ve la tarjeta como el medio por el cual actúa el capital financiero. Empero esto, no sólo beneficia al empresariado mediante la cobertura de una deuda sujeta a intereses inflados, es a la vez, su peor enemigo, dado que destruye las fuerzas productivas que el mismo engendra.


Entonces la pregunta es ¿cómo se reproducirá nuevamente el capitalismo? Al primer síntoma de crisis el crédito desaparece, y si los bancos cortan el financiamiento a las empresas, éstas hacen quebrar a las compañías más endeudadas y como consecuencia de los cierres de empresas se genera el desempleo y empieza el descontento social, obligando a los Estados que se encuentran en crisis a tomar deuda soberana para frenar el endeudamiento y las protestas callejeras.


En una deuda pública el Estado toma prestado dinero y emite títulos de deuda. Quien posee el título de deuda, no puede romper sus lazos con el Estado, debemos entender que el dinero prestado ya no existe, puesto ya se ha gastado, lo único que existe es el título de deuda. Supongamos que este título de deuda tenga un valor $x, y que el tipo de interés sea del Y%. El propietario del título podrá reclamar cada seis meses o cada año Y% que le corresponde de los impuestos recaudados por el Estado. En eso se basa su derecho de propiedad. Pero tiene otra opción, puede venderlo a otra persona por la misma cantidad de capital que prestó. Si la deuda supera lo producido en tiempo de crisis -que es donde se precariza el trabajo, por no haber gran demanda de productos, a raíz de la desconfianza entre un mercado y otro- el empleador no necesitara la misma cantidad de mano de obra como en sus mejores momentos de producción, y la gente común no podrá pagar ni sus mercancías ni sus deudas por escases de trabajo y de dinero, viéndose en la obligación de utilizar tarjetas de crédito, gastando dinero que realmente no tiene, es ahí donde el empresario puede re pactar sus deudas cobrando más intereses, pero no más que el sueldo del trabajador, o sea ¿qué sucedería si no queremos pagar por darle preferencia a lo más necesario para sobrevivir? Es entonces, el propio capitalismo el que se envenenó a sí mismo y ahora necesita reproducirse, bajo condiciones de elevada complejidad e incremento enorme de su incertidumbre.


Es por esto que aparecen en televisión diciendo que se necesita una recapitalización de las bancas y mientras eso sucede las calles de varios países se llenan de gente indignada como en España, Grecia, Italia, EE.UU y Chile que gritan consignas como “no es una crisis, es un robo” y sus expresiones van desde la ocupación de Wall Street al movimiento por la educación en nuestro país. Y es que es el mundo que está pidiendo a gritos la destrucción de la ganancia por apropiación del excedente de trabajo y de la lógica capitalista.
Trabajos de elaboración de los talleres de marxismo: ¡Estudiamos para vencer!

Nobel de otro mundo


El galardón del Premio Nobel de este año debería terminar de convencernos de que el jurado ignora la coyuntura, por grave y dramática que esta sea. El año pasado la distinción fue para tres economistas que se dedicaron a estudiar los determinantes de la tasa de desempleo voluntario, justo cuando las economías desarrolladas presentan tasas de desocupación involuntaria record. Este año el premio fue para Thomas Sargent y Christopher Sims, quienes desarrollaron modelos de interpretación de la realidad en los que los eventos de crisis no son objeto particular de estudio. Cuesta pensar en circunstancias macroeconómicas más importantes que una crisis, y sin embargo estos autores han elaborado modelos que las dejan de lado explícitamente.

Sargent y Sims han tenido un rol destacado junto con Kydland y Prescott, laureados en 2004, en la construcción del modelo macroeconómico estándar, edificado sobre el supuesto central de que el ciclo económico que observamos es una suma de posiciones de equilibrio. Presuntamente, cuando la actividad se reduce es porque los agentes económicos han decidido trabajar menos, y no porque no puedan hacerlo. Las recesiones, por tanto, no deberían preocuparnos porque de hecho estaríamos disfrutando de unas “merecidas vacaciones”.


Este mundo de equilibrio continuo es hermoso, pero no es el nuestro. En toda recesión la gente sufre, la pobreza se extiende y la distribución del ingreso suele empeorar. En una crisis, estos conflictos se exacerban a tal punto que disparan patologías muy difíciles de solucionar en los años posteriores, como las trampas de pobreza, el desempleo involuntario prolongado y las fracturas en el poder político. Los modelos de ciclo real de equilibrio sugieren que, si los precios funcionan correctamente, estas circunstancias de crisis constituyen elecciones soberanas de los individuos, no un problema social grave.
Un aporte clave de Sargent fue analizar la política macroeconómica en un mundo de expectativas racionales. En un planeta como ese, las expectativas agregadas convergen consistentemente, lo que implica entre otras cosas que las burbujas financieras simplemente no pueden ocurrir, y que las más de las veces las decisiones de política son inefectivas (en especial las transitorias). Sims ha desarrollado técnicas econométricas que contribuyen a hallar relaciones empíricas sin contrapartida teórica, esto es, sin explicación aparente.


Pese a la enorme complejidad de sus modelos, en estas aproximaciones teóricas las recomendaciones de política son las arcaicas recetas de reducción de la participación del Estado en la economía, en tanto el sector privado opera con total racionalidad y consistencia. No es necesario detenerse siquiera a discutir si esto está bien o mal. Lo notable es el magro progreso de la ciencia económica tradicional en el análisis macroeconómico, que en lugar de comprender con más detalle un mundo más complejo, se ha empeñado en justificar viejos argumentos. Pese a este fracaso epistemológico, estos macroeconomistas siguen recibiendo dinero y aplausos.


Valga una aclaración: no se está aquí atacando a dos economistas particulares. Ambos se han esforzado mucho (como tantos otros), y han hecho algunos aportes fuera del modelo tradicional. Sargent, por ejemplo, ha intentado apartarse del paradigma de la hiperracionalidad que caracteriza al modelo estándar; y las técnicas econométricas de Sims pueden en algún contexto resultar productivas. Lo que es difícil de rebatir respecto de estas investigaciones es que no han logrado mejorar en la práctica el desempeño del modelo básico, al cual se refiere el premio. Ante la falta de respuestas teóricas y empíricas de los modelos macro neoclásicos para diagnosticar o contribuir a resolver la crisis internacional más grande los últimos 80 años, el Premio Nobel podría haber hecho algo por no seguir perdiendo respeto
* Docente UBA.

Una tasa única sobre la riqueza: qué aportaría

Los estudiantes de familias con pocos recursos pagan un importante precio por poder dotarse de su capacidad de contribuir a la sociedad,  y abonan un interés si no pueden permitírselo. Un impuesto sobre la riqueza podría aplicar ese mismo principio a los ricos de EEUU.

Polly Toynbee, un columnista del diario británico Guardian, juega un papel algo parecido al de Paul Krugman, el premio nobel de economía que colabora también regularmente con el New York Times. Ambos elaboran cotidianamente ataques bien argumentados – e incluso inspiradores – contra la concentración de renta y riqueza que ha dejado a los EEUU y al Reino Unido como los dos países con mayores desigualdades en el mundo desarrollado.

Ambos son también eminentemente pragmáticos. Proponen siempre aquello que es políticamente posible. Pero vivimos tiempos agitados, y posiblemente por eso la semana pasada nos encontramos a Toynbee apoyando una propuesta de imposición a los ricos que a simple vista parece carecer de sentido de lo políticamente viable.

¿Por qué no exigir, se pregunta Toynbee, una tasa única del 20% sobre la riqueza total que tiene el diez por ciento más rico del país, "graduada" de modo que nos aseguremos que el 1 por ciento más rico paga bastante más que los hogares que estén en la parte baja de ese 10 por ciento?

Esta tasa única "sobre ganancias inesperadas", sugiere Toynbee, podría ayudar a "salvar servicios, salvar empleos, acabar con el déficit nacional, relanzar el crecimiento, y poner a la economía en la senda de la recuperación".

"La peor de todas las crisis", añade, "necesita mejores soluciones que cualquiera de las que se están ofreciendo para la lúgubre década que empieza".

Los EEUU, claro, se enfrentan a los mismos lúgubres pronósticos. Y ello hace de la propuesta de Toynbee una cuestión que vale la pena considerar. ¿Podría una tasa única del 20% sobre la riqueza acumulada por los ricos realmente marcar la diferencia?

El origen de la propuesta de Polly Toynbee, el profesor de la Glasgow University Greg Philo, ciertamente cree que sí. Philo hizo pública su propuesta el año pasado e incluso se encargó una encuesta a nivel nacional para conocer la reacción de la gente. Según dicha encuesta, un 74% de la población del Reino Unido la aprobaba.

El 10 por ciento más ricode las personas que viven en Inglaterra acumula actualmente unos 4 billones de libras – unos 6,3 billones de dólares – del total de 9 billones en riqueza personal que hay en el país. Una tasa del 20% sobre esos 4 billones recaudaría unos 800.000 millones de libras, según Philo suficiente para "repagar la deuda nacional" y "evitar la necesidad de duros y profundos recortes" en los servicios públicos.

La propuesta de Philo se encuentra con una objeción inmediata. Muy pocas familias ricas tienen suficiente liquidez para disponer del 20% de su riqueza en efectivo. Tienen mucha de su riqueza en forma de propiedades de distinto tipo que deberían ser vendidas, posiblemente con una gran pérdida de su valor si todos tuviesen que empezar a venderlas a la vez.

Pero no hay problema. Esta tasa sobre la riqueza, según el plan de Philo, no debería abonarse toda de golpe. Pero si una familia rica quiere aplazar el pago, deberá pagar intereses sobre el remanente de impuesto por pagar que le quede.

"Funcionaría como una especie de préstamo para estudios" dice Philo "pero aplicado a los ricos".

Una tasa del 20% sobre la riqueza del diez por ciento más rico de Inglaterra, señala Polly Toynbee en el Guardian, básicamente se encargaría de "devolver hacia abajo el dinero que se han llevado los de arriba durante la última década".

"Los miles de millones que se han llevado los de arriba", añade desde la Glasgow University el profesor Philo, han sido en su mayor parte "usados para adquirir propiedades sobrevaloradas". Una tasa sobre la riqueza podría volver a poner en circulación este "dinero estancado", en forma de gasto público que estimulase el crecimiento.

Una tasa única del 20% sobe la riqueza, concluye Philo, "ofrece una alternativa real" que "permitiría eliminar el déficit de las cuentas del gobierno, utilizando dinero que está en su mayor parte retenido en el mercado inmobiliario, y de gente que no lo necesita".

¿Podría una tasa sobre la riqueza como esa tener un impacto similar en los EEUU? Las cifras sobre distribución de la riqueza hacen de esa pregunta una obviedad: de hecho nuestros ricos poseen una parte de la riqueza total bastante mayor que en Inglaterra.

En el Reino Unido, el 10 por ciento más rico posee el 44% del total de la riqueza personal que hay en el país. En los EEUU, los estudios y trabajos del Economic Policy Institute publicados a principios de este año indican que solamente el 5 por ciento más rico poseía en 2009 el 63,5% de la riqueza nacional. Solamente el 1% más rico posee el 35,6%.

En abril de 2001, según informaban la semana pasada el economista de la New York University Nouriel Roubini y dos de sus colegas, la riqueza total de los hogares de los EEUU ascendía a 56,8 billones de dólares. Si asumimos que la distribución de la riqueza no haya variado mucho desde 2009, el última año para el que disponemos de datos sobre la distribución de la riqueza, entonces hoy en día el 10 por ciento de los más ricos poseerían un 75,1% de la riqueza de la nación, es decir 42,7 billones de dólares.

Una tasa del 20% sobre esa acumulación de riqueza conseguiría recaudar 8,5 billones de dólares, una cifra que representa casi el 85% de toda la deuda pública que tiene actualmente el país.

¿Y el 1% más rico de los americanos? ¿Cómo quedarían si les aplicásemos esa tasa única del 20% sobre su riqueza? Pues de media la riqueza que les quedaría seguiría siendo mayor, ajustando por la inflación, que la que tenía el 1% más rico de 1983. De hecho, podrían pagar hasta un 25% y seguirían teniendo más riqueza que la que tenían en 1983.

Esta década que empieza no tiene porqué ser tan lúgubre. Lo que tiene que ser es más igualitaria.

Sam Pizzigati edita Too Much, un semanario electrónico sobre abusos y desigualdades  publicado por el Instituto de Estudios Políticos, con base en Washington.

Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta i Estrada


http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4508

Los verdaderos peleles van a Teherán vía Bagdad

La nueva mitología de la Santísima Trinidad pregonada por Washington a un mundo crédulo es que la guerra en Libia se acabó, que la guerra de Iraq se acabará la víspera de Año Nuevo y la de Afganistán en 2014.


Oh sí; y Lindsay Lohan es una reencarnación de la Virgen María.
Concentrémonos en Iraq. Hay un motivo real para la retirada de las tropas de EE.UU. en diciembre: el gobierno de Nuri al-Maliki en Bagdad se negó rotundamente a otorgar inmunidad general de procesamiento por crímenes de guerra a los soldados estadounidenses. Esto implica, crucialmente, que el gobierno de Maliki desaloja al Pentágono de bases militares muy convenientes en Iraq desde las cuales podría realizar un ataque contra Irán.


Es esencial recordar que este gobierno de mayoría chií –que heredó un país totalmente devastado– se formó a través de elecciones democráticas aprobadas por EE.UU. Ahora bien, eso implica dos desarrollos de justicia poética: un Iraq democrático que se acerca a la República Islámica de Irán, y la democracia que expulsa la cara militarizada del imperio.
No es sorprendente que Washington esté ofuscado y confundido. Naturalmente el Pentágono, la CIA, el Departamento de Estado y/o todos juntos ya trabajan día y noche para presentar una serie de escenarios molestos.


Hay que contar con que montones de “expertos” sobre Medio Oriente sugieran una retirada de EE.UU. como táctica de desviación; la creación de una jugada de bandera falsa/operaciones clandestinas, como el ataque suicida contra un embajador saudí (¡Upa!, esa ya la probaron); culpar a Teherán del “terrorismo” y luego reembarcar a miles de soldados de vuelta a Iraq para mantenerlo “libre de terror”.


Washington tiene actualmente menos de 40.000 soldados en Iraq, en comparación con un máximo de 170.000 a finales de 2007. Por el momento, se supone que unos 16.000 estadounidenses (el tamaño de una división del ejército), divididos entre diplomáticos y “contratistas civiles”, vale decir mercenarios armados (8.000 de ellos, más 4.500 de “apoyo general vivo”, es decir la ayuda) se quedarán en Iraq.


Esta mezcla de burócratas, espías de la CIA, fuerzas especiales y esclavos apenas disfrazados serán el ejército privado de la secretaria de Estado Hillary –“Fuimos, vimos, murió”– Clinton.


El líder nacionalista iraquí Muqtada al-Sadr tiene otras ideas: ya anunció que “son todos ocupantes y es una obligación resistirlos después del fin del acuerdo”. Es fácil sacar las cuentas y deducir las consecuencias.


E incluso nos robaron nuestro petróleo
Si se presta atención al informe de la Oficina del Inspector General número ISP-I-09-30A, incluso esa cifra de una división del ejército de 16.000 es falsa. El informe, escrito en 2009, pide un “significativo ajuste correcto” (hay que adorar la terminología) de la embajada de EE.UU., mayor que el Vaticano, en Bagdad, vale decir el palacio de Clinton; y afirma que “el proceso de ajuste correcto tiene que comenzar de inmediato”.


Sin embargo, no importa cuántos soldados “ajustados correctamente” de EE.UU. permanezcan en suelo iraquí, la jugada de “cómo atrapar a Irán” se avecina amenazadoramente. La característica clave del reciente complot “Rápido y Furioso” del Departamento de Justicia/FBI/DEA (Vea en Rebelión “El complot rápido y furioso para ocupar Irán”, 13 de octubre) no fue su improbabilidad; debía dejar claro que los iraníes son entidades malignas que se atreven a faltar el respeto a EE.UU. tramando todo tipo de suspenso al estilo de Hollywood con planes increíbles para propagar el “terror”.


Luego existe el supuesto barniz de respetabilidad agregado a la travesura subestándar hollywoodense. Basta con mirar este informe del Brookings Institution titulado “¿Qué camino a Persia?” [1] escrito por un puñado de sospechosos habituales como Kenneth Pollack, Bruce Riedel, Michael O'Hanlon y Martin Indyk.


El historial muestra que Washington ha lanzado realmente casi todo lo que aparece en ese libro contra Irán. La única “estrategia” que falta es un ataque unilateral israelí (los neoconservadores se mueren de ganas de que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu lo haga) que provocaría una represalia iraní, arrastrando así a EE.UU. y abriendo la posibilidad de una invasión por tierra (condenada desde el comienzo, pero ¿por qué se iban a preocupar esos autores?)


Predeciblemente, el escenario ideal para estos y otros belicistas de poltrona de Washington es que Tel Aviv lance un ataque sorpresa, en el cual las tropas de EE.UU. “en retirada” se ofrezcan como cebo/víctimas expiatorias para una cruel represalia iraní. No podría haber un pretexto más ideal para arrastrar a Washington a una guerra que no puede ganar, una vez más.


A pesar de todo, el resultado final, que nunca será procesado por los neoconservadores de Washington, es que EE.UU. perdió la guerra de Iraq, punto final.


No hubo, nunca, armas de destrucción masiva de Sadam Hussein. No hubo una conexión Sadam-al Qaida. No hubo un bombardeo de Medio Oriente de la democracia porque se fabricó después del factor Conmoción y Pavor; y aunque el ex vicepresidente de EE.UU. Dick Cheney elevó los campos petroleros de Iraq a la categoría de prioridad de seguridad nacional de EE.UU. en los primeros meses de 2001, incluso antes del 11-S, EE.UU. no consiguió el petróleo; los mejores contratos fueron para los rusos y los chinos. (Vea en Rebelión “Subasta al martillo del petróleo iraquí”, 21 de diciembre de 2009)


En cuanto a cómo "reconstruyó" Washington el país que devastó, basta con leer el informe dolorosamente tragicómico del ex conocedor del Departamento de Estado Peter van Buren. [2]
Todo esto se parece al éxito de Frank Zappa The Torture Never Stops [La tortura nunca se detiene] Después del espectacular éxito de la cobarde operación de la OTAN en Libia, las mismas nulidades que en 2002, en el preparativo para el ataque contra Iraq, alardeaban de que “los verdaderos hombres van a Teherán”, ahora quieren utilizar a los estadounidenses como cebo para un ataque israelí, y esto mientras las sanciones de EE.UU. contra Irán están a punto de convertirse en un bloqueo de facto, lo que el derecho internacional sigue considerando un acto de guerra.


En un mundo menos que ideal, un drone MQ-9 Reaper perdido terminaría con el sufrimiento de esos belicistas de poltrona.

Ideología y propaganda en los dibujos animados

Disney me enseñó muchas cosas. El señor Walt Disney, sí, con su barba blanca y sus cejas pobladas, barriga generosa, mofletes rosas y gafas en medio de la nariz. Así lo imaginé siempre, tan peligrosamente parecido a Papa Noel que ahora me da hasta vértigo.


Me enseñó a frustrarme, a querer ser la más guapa, a llorar cuando un chico no me quería, a competir con mis amigas, a creer que la clave está en el trabajo duro y explotador, a hablar con mi espejo, a no comer manzanas, a tener miedo en el bosque… me enseñó tantas cosas que me costó mucho esfuerzo desprenderme de ellas y aun hoy me descubro desprendiéndome de algunas de ellas como si de capas de piel se trataran.


Para beneficio del señor Disney, no fue solo a mí a la que adoctrinaron (o al menos lo intentaron) sino a millones de niñas y niños de todo el mundo que después fueron padres y abuelos fervientes continuadores de las enseñanzas del gran imperio animado.


Reflexionando acerca de la gran propaganda del sistema capitalista que Disney junto a otros muchos se esforzó en asentar a sangre y fuego, quise investigar sobre los dibujos animados que ahora ven los niños. Descubrí una serie animada emitida desde hace unos meses en el canal ClanTv perteneciente a la televisión pública española. Se llama “Los DaVincibles” y bajo el paraguas de la cultura aprovecha para gotear ideología. Dos adolescentes apellidados Da Vinci viven aventuras buscando obras de arte por todo el mundo junto a su tío Leo, Leonardo Da Vinci. En cada peripecia se enfrentaran a un malo malísimo de ojos descolocados, boca torcida y, qué curioso, boina roja, llamado Cuba. Este personaje tiene el maléfico objetivo de dominar el mundo. Dominar el mundo, muy relacionado con las obras de arte y el fin cultural de la serie, sin duda…


Es habitual escuchar en la serie que los protagonistas repiten una y otra vez frases del estilo: “hay que luchar contra los planes de Cuba de dominar el mundo” o cosas similares. No me parece a mí que elegir Cuba como nombre del “malo malísimo” de una serie infantil sea un detalle sin importancia. Ni es un nombre común italiano (la serie es italiana) como el del resto de los personajes, ni es un nombre común, a secas. Pero aun pasando por encima del nombre, el obejtivo del personaje debería tener relación con el robo de obras de arte, perseguir a Leo… no sé algo que tuviera que ver con la trama de la serie. Dominar el mundo creo que dista bastante de ello.


Llámenme paranoica pero prefiero andar con pies de plomo cuando se trata de la educación de nuestros hijos. Puede ser que ellos no se den cuenta, pero en su subconsciente se queda toda esa información: el malo = cuba // qué quiere= dominar el mundo. Y cuando crecen, los medios de comunicación y sus informativos se encargan de completar el resto del puzzle. Ese puzzle mental con piezas perfectamente fabricadas y preparadas para que no quede ni un hueco libre dond ese pueda colar el crtierio propio o el espíritu crítico.


Y la televisión pública, como no, jugando excelentemente su papel. Qué pena.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El linchamiento de Gaddafi

Aborrezco los linchamientos, tanto los mediáticos como los reales, de las turbas armadas, de la venganza primaria e instintiva, de las torturas, de la indignidad para con los seres humanos. Las imágenes de la captura y de la ejecución de Gaddafi, las palabras oprobiosas de su asesino, Mohammed al – Babi un muchacho de 18 años, son una muestra más de la peor condición humana. Ni siquiera el monstruo más cruel merece semejante trato.

José Antonio Marina dice que la mayor conquista de la humanidad no es el nivel de desarrollo tecnológico, la capacidad de conquistar el espacio, los grandes descubrimientos científicos, los avances de la medicina, la sofisticación armamentística… no, la mayor conquista de la Humanidad es la idea de justicia, los derechos humanos y su universalidad. En la magnífica película, El árbol de la vida, de Terrence Malik, podemos ver una extraña escena, cuando un dinosaurio, un velocirraptor quizás, mantiene aprisionada con su pata a una criatura indefensa. Todo hace pensar que la aplastará sin piedad, cruelmente. Sin embargo ante nuestra sorpresa decide retirarse. La cría débil y vulnerable, vivirá. Un modo extraordinariamente visual de explicarnos el nacimiento de la compasión, de la clemencia, del perdón. Sin esa capacidad la vida, todos y cada uno de nosotros no existiríamos.

El linchamiento de Gaddafi, así visto, en directo, horroriza. La venganza, el “ojo por ojo”, tan bíblico, tan antiguo, está presente en todas las culturas no es patrimonio exclusivo de los árabes o de los musulmanes. Sabemos mucho de eso. Llevamos nuestra propia crueldad dentro de nosotros. En el disco duro.Y la misericordia, la generosidad, la indulgencia o el sentido de justicia. Con esa ambivalencia construimos lo que llamamos humanidad.

Tenemos una larga historia de linchamientos, de ejecuciones extrajudiciales aquí y en todas partes. Baste recordar a Andreu Nin, de la guerra civil española en 1937 y a los miles de asesinados en las cunetas. A Mussolini y su mujer Clara Petacci. O a Patricio Lumumba en 1961. Al Ché Guevara en La Higuera, Bolivia en 1967. A Nguyen Van Lemm en 1968 en Saigón, que dio la vuelta al mundo. A Ceaucescu y su mujer Elena, en 1968 en el corazón de Europa. Y luego Sadam Hussein y Osama Bin Laden… Y ahora Gaddafi. Baste con esta breve y mínima secuencia para visualizar algunas de las ejecuciones y de los linchamientos que no debieron producirse nunca. Ni aquí ni en ninguna otra parte.

Reconozco que cuando ví por primera vez Novecento, de Bernardo Bertolucci, por la habilidad del director, sentí alivio , hasta deseaba la captura de Atila y Regina, con su cinematográfico final. Con el paso de los años uno aborrece cada vez más los linchamientos y las turbas airadas anónimas. La jauría humana de Arthur Penn. Con el tiempo se aprende la importancia del sentido de justicia como la mayor conqista en defensa de la dignidad, base fundamental de los derechos humanos. Y disfruta más con películas como “Conspiración del silencio” de John Sturges y admira más a personajes como el de Spencer Tracy cuando como hombre con un solo brazo logra descubrir la verdad. O a Atticus Finch, aquel extraordinario personaje magistralmente interpretado por Gregory Peck en “Matar a un ruiseñor” de Robert Mulligan, aquel héroe que enseñaba a sus hijos Jem y Scout, por medio del diálogo y del afecto a conocer el mundo y a entender que la justicia tiene que estar siempre por sobre la venganza. Estoy seguro que Mohamed al – Babi y la turba que lo acompañaba no tuvieron oportunidad de conocer a Attticus Finch y su sentido de la justicia. Tampoco pensaron en lo enormemente útil que hbiera sido llevar a Gaddafi ante el Tribunal Penal Internacional. Pesaron más los gobiernos comprometidos con esta maldita guerra. Ellos son los responsables últimos tanto como el Consejo Nacional de Transición libio de utilizar una turba airada y un muchacho de 18 años de levantar una monumental conspiración de silencio para ocultar su indignidad.

Los linchamientos y el anuncio de la Sharia como fundamento del nuevo estado libio deberían avergonzarnos a todos. 

Estados Unidos cae en la depravación

La ética protestante, definió una vez el carácter americano. Sociólogos la proclamaron como responsable del éxito del capitalismo en el norte de Europa y América, pero la ética protestante y el capitalismo son incompatibles, y el capitalismo en última instancia, causó la el abandono de la ética protestante.

Hay un nuevo espíritu que la élite gobernante malentiende. El espíritu de la "gran oportunidad", el "gran premio", la "próxima gran idea." El antiguo camino lento y pausado hacia el éxito es ahora anatema. Junto con la próxima gran idea comercial viene un nuevo modelo del sueño americano. Todo lo que importa es el dinero. Teniendo en cuenta esa actitud, algunos en Estados Unidos expresan preocupación moral. La riqueza se ha vuelto la propia recompensa, que vale más aún que nuestra propia destrucción. Y si no ha aún sucedido, sucederá seguramente pronto.

Sospecho que la mayoría de la gente le gusta creer que las sociedades, no importa cuan bajos sus orígenes, se mejoran con el tiempo. Lamentablemente la historia desmiente esta idea, hay a menudo sociedades que empeoran con el tiempo. Los Estados Unidos de América no son una excepción. Su origen no fue muy benigno y ahora desciende a una región de depravación rara vez igualada, aún por las peores naciones de la historia.

A pesar de que es imposible encontrar números sólidos para probar que la moral en los Estados Unidos ha disminuido, la evidencia anecdótica está en todas partes a la vista. Casi todo el mundo puede citar situaciones en las que se sacrificó el bienestar de la gente para beneficiar instituciones públicas o privadas, pero parece imposible citar un solo ejemplo de una institución pública o privada, sacrificada por el bien de la gente. Si la moralidad tiene que ver con el trato entre las personas, es legítimo preguntarse si la moral juega un papel en lo que sucede en Estados Unidos? La respuesta parece ser: "En ninguna parte!" Que ha sucedido en los Estados Unidos para explicar la actual epidemia de acusaciones sobre que la moral en los Estados Unidos se ha derrumbado? Bueno, la cultura ha cambiado drásticamente en el último medio siglo, eso es lo que pasa.

Érase una vez en América, una definición del carácter norteamericano en términos de lo que se llamó la ética protestante. El sociólogo Max Weber, atribuyó a esa el éxito del capitalismo. Por desgracia Max se equivocó, totalmente. El capitalismo y la ética protestante son incompatibles entre sí. Ninguno puede ser responsable del otro.

La ética protestante (o puritana) se basa en la idea de que el trabajo duro yla frugalidad son dos importantes consecuencias de ser de los elegidos de la cristiandad. Si una persona es muy trabajador y frugal, ella/ él se le considera como uno de los elegidos. Esos atributos benéficos, se creía, hicieron a los norteamericanos un pueblo más industrioso que los de otros lugares (los protestantes de Europa del Norte se consideraron en un cercano segundo lugar, mientras que los pueblos católicos del sur de Europa se les vio como negligentes.) Algunos afirman que ahora estamos siendo testigos de la decadencia y caída de la ética protestante en las sociedades occidentales. Como la ética protestante tiene una raíz religiosa, esa caída se atribuye a un aumento de la laicidad. Pero el argumento tiene más peso en Europa que en Estados Unidos, donde el fundamentalismo protestante aún tiene un gran número de seguidores. Así que debe haber alguna otra explicación para el descenso. Sin embargo, la creciente secularización hace afirmar que el laicismo destruye los valores religiosos, junto con los valores morales que enseña la religión. Hay otra explicación.

En la América colonial del siglo 17, la economía era agraria. El trabajo duro y la frugalidad se ajustaban perfectamente a ese tipo de economía. Pero los Estados Unidos ya no son agrarios. La economía estadounidense de hoy se define como capitalismo industrial. Las economías agrarias rara vez producen más de lo que puede consumir, pero las economías industriales lo hacen todos los días. Así que para mantener un funcionamiento una economía industrial, el consumo no sólo debe ser continuo, sino que debe aumentar continuamente.

Dudo que haya un lector que no haya escuchado que el 70% del resultado económico de los Estados Unidos proviene del consumo. Pero el 70% de uno es 0,7, de dos, 1.4, de tres, 2.1, etc. Asi que cuando la economía crece a partir de una unidad de PIB hasta dos unidades, el consumo debe crecer de 0,7 unidades a 1,4 unidades. Sin embargo, un continuo incremento del consumo no es compatible con la frugalidad. Una economía industrial exige que la gente gaste, gaste y gaste y gaste, mientras que la frugalidad requiere que la gente a ahorre y ahorre. La economía estadounidense destruyó la ética protestante y la referencia religiosa en que fue fundada. El consumo conspicuo sustituye el trabajo duro y al ahorro.

En su Riqueza de las Naciones, Adam Smith afirmó que el capitalismo beneficia a todo el mundo, mientras la gente actúa en el propio interés. Ahora se nos viene a decir que “Mas ahorro y menos deudas puede sonar como un buen plan para salir de la recesión. Pero que si todos hacemos eso, sólo se empeoramos las cosas … que la economía necesita que los consumidores gasten liberalmente”. La gran recesión le ha girado a Adam Smith sobre su cabeza, pero ningún economista lo quiere admitir. Un ambiente en que todo el mundo quiere ahorrar, no puede ser propicio para el crecimiento. La producción necesita vender y para eso se necesitan clientes."

El ahorro es (presumiblemente) bueno para las personas, pero es malo para una economía que requiere un continuo crecimiento del gasto. Si un economista me hubiese dicho eso en mi cara, yo le habría dicho que eso dice claramente que hay algo fundamentalmente equivocado en la naturaleza de la economía; que eso significa que la economía no existe para satisfacer las necesidades de las personas, sino que existe para satisfacer las necesidades de la economía. Aunque no lo parezca, es un tipo de economía que esclaviza a la gente que supuestamente sirven. En efecto, el capitalismo industrial ha perpetuado la esclavitud; ha re-esclavizado a los que fueron una vez emancipados.

Cuando el consumo reemplazo la parsimonia en la mente de los norteamericanos, el resto de la moral se hundió en la depravación. La necesidad de vender requiere “marketing”, que no es sino la guarida de mentirosos. Después de todo, toda esa actividad se basa en el libro de Edward L. Bernays en 1928, “Propaganda”. La cultura estadounidense se ha visto inundada por un tsunami de mentiras. La comercialización es la actividad predominante de la cultura. No se puede aislar a sí mismo de ella. Es llevada a cabo por todas las empresas, todos los políticos y todos los medios de comunicación. Nadie puede tener seguridad de que que cualquier persona le está diciendo la verdad. Ningún código moral puede sobrevivir en una cultura de la deshonestidad, y ninguno lo ha hecho!

Después de haber subvertido la ética protestante, la economía destruyó cualquier ética que Estados Unidos haya alguna vez promovido. El país se convirtió en una sociedad sin un ethos, una no- sociedad sin algún propósito humano. Los estadounidenses se han convertido en corderos sacrificables en aras de las máquinas. A continuación, hay un nuevo espíritu surgido del caos, que la élite gobernante entiende mal.

Con frecuencia se afirma que Washington ha perdido el contacto con los estadounidenses que gobierna, que ya no entiende a su gente y cómo funciona su cultura común. Washington y la élite de la nación no se da cuenta, pero la cultura norteamericana ya no diferencia lo bueno de lo malo o el trabajo o duro y la frugalidad de la pereza y el despilfarro. Los estadounidenses de hoy buscan la "gran oportunidad", el "premio mayor", la "próxima gran idea." El sueño americano se ha reducido ahora a "pegarla en grande!" El camino lento y pausado hacia el éxito es un anatema. Basta ver [películas como] “American Idol, The X Factor y America’s Got Talent Estados Unidos y mirar las hordas mongólicas que llegan para las audiciones. Estas personas, en su mayor parte, no han trabajado duro para nada. Cuente el número de personas que apuesta a la lotería con regularidad. Tales apuestas no requieren trabajo en absoluto. Toda esta gente quiere hacer es pegarla a lo grande. Y que son nuestros hombres de negocios más exaltados? Los empresarios! Los empresarios son, en su mayor parte, una luz que parpadea una vez, aunque haya notables excepciones. El problema con la iniciativa empresarial, es la alta estima en que se tiene. Sin embargo, el único valor que se le atribuye es la cantidad de dinero que hayan hecho. Rara vez se oye algo sobre la forma nefasta en que lo han hecho. Bill Gates y Mark Zuckerberg, por ejemplo, difícilmente representan gente con un carácter moral puro, pero en una economía sin escrúpulos morales, a nadie le importa, todo lo que cuenta es el dinero que hayan hecho. Teniendo en cuenta esa actitud, ¿por qué alguien en esta sociedad, debería expresar sus preocupaciones morales? Pocos en Estados Unidos lo hacen. Así que, mientras la elite estadounidense todavía habla de la necesidad de producir una fuerza de trabajo adecuada a las necesidades de la industria, la gente no quiere nada de eso.

La élite lamenta a menudo el fracaso del sistema educativo americano y tratan de arreglarlo sin éxito desde hace varias décadas. Pero si piensa que muchos de los empresarios más exitosos abandonaron la universidad, ¿cómo se va a convencer a los jóvenes de que una educación universitaria es un esfuerzo que vale la pena? Como Bill Gates, Steve Jobs, y Mark Zuckerberg han demostrado, aprender a escribir software no requiere un título universitario. Tampoco ganar la lotería o un obtener un lugar en American Idol. Ser escogido por la NFL [Nacional Football Association] puede requerir una temporada en la universidad, pero no requiere un grado. Todo lo que lo empresarial requiere es una nueva idea comercial.

Entretenimiento y deportes, loterías y juegos, productos de consumo que la gente no ha necesitado por millones de años, son ahora la sustancia de la cultura americana. Pero no son sustancia, son la pelusa, no pueden formar la base de una sociedad estable, próspera y humana. Se trata de una cultura regida por sólo un atributo. Riqueza, mal habida o no!

La capacidad humana para el autoengaño no tiene límites. Los americanos se han engañado al creer en la riqueza total, la suma total de la riqueza, en lugar del modo cómo se le distribuye, crea el derecho. No importa cómo se consigue o lo que se hace con ella. La riqueza agregada es su propia recompensa, aún cuando implique la destrucción de nosotros mismos. Algo que si no se ya ha hecho, seguramente, se hará pronto.

La historia describe muchas naciones que se han depravado. Ninguna que se haya reformado a si misma. No se puede contar con que vendrá algún hermoso niño que deshaga la catástrofe del toque de Midas. El dinero, después de todo, no es de las cosas que los seres humanos necesitan para sobrevivir, y si el dinero no se usa para producir y distribuir las cosas que si son necesarias, la supervivencia humana es imposible, no importa cuánta riqueza agregada se acumule.

La guerra de Iraq ha terminado

La guerra de Iraq se acabó. Soterrado por las noticias de Libia, Barack Obama anunció el viernes que todas las tropas de EE.UU. abandonarán Iraq antes del 31 de diciembre.
El presidente se mostró compuesto, cuando afirmó que estaba cumpliendo una promesa electoral de terminar la guerra, aunque en realidad había estado apoyando un esfuerzo del Pentágono por llegar a un acuerdo con el primer ministro de Iraq, Nouri al-Maliki, a fin de mantener indefinidamente bases estadounidenses y varios miles de soldados en ese país.
Las conversaciones se rompieron porque los miembros del parlamento de Muqtada al-Sadr y otros nacionalistas iraquíes insistieron en que los soldados estadounidenses estuvieran sometidos a la ley iraquí. En todos los países en los que tiene bases, EE.UU. insiste en garantías de inmunidad legal y se niega a que sus soldados sean juzgados por extranjeros. En Iraq el tema es particularmente delicado después de numerosos asesinatos de civiles y del escándalo de Abu Ghraib en el que prisioneros iraquíes fueron humillados sexualmente. En casi todos los casos en los que tribunales estadounidenses juzgaron a soldados de EE.UU., estos han sido absueltos o recibieron sentencias de prisión relativamente leves.


La retirada final de las tropas marca la derrota total del proyecto Iraq de Bush. El grandioso plan de los neoconservadores de utilizar la invasión de 2003 para convertir al país en una segura democracia pro occidental y una guarnición de bases de EE.UU. que pudiera aplicar presión sobre Siria e Irán ha sido aniquilado totalmente.


Sus esperanzas de convertir Iraq en un modelo democrático en Medio Oriente se han derrumbado. La inestabilidad y el derramamiento de sangre desencadenados por EE.UU. en Iraq fueron el ejemplo que los árabes querían evitar, no emular. La ofensiva autónoma por la democracia en Egipto y Túnez ha hecho más por galvanizar a la región y debilitar a sus dictaduras que todo lo que hizo EE.UU. en Iraq. Y cuando amaneció la primavera árabe, el gobierno iraquí se vio a la defensiva cuando los manifestantes salieron a las calles de Bagdad y Basora para protestar contra el autoritarismo de Maliki y su represión, apoyada por el gobierno de EE.UU., contra la actividad sindical. Maliki recibió dos delegaciones del gobierno sirio durante este verano y se ha negado a criticar la represión contra los manifestantes de Bashar al-Assad.


Pero la mayor derrota de los neoconservadores es que, gracias al derrocamiento de Sadam Hussein, el mayor enemigo de Irán, la influencia de Teherán en Iraq es ahora mucho más fuerte que la de EE.UU. Irán no controla Iraq pero Teherán ya no tiene nada que temer de su vecino occidental cuando existe un gobierno dominado por los chiíes en Bagdad, formado por partidos cuyos dirigentes pasaron muchos años en el exilio en Irán bajo Sadam o, como Sadr, han vivido allí recientemente.


Los republicanos estadounidenses acusan a Obama de ceder ante Irán al sacar a todas las tropas de EE.UU. de Iraq. Su reacción automática es instructiva y solo muestra la bancarrota de sus consignas, ya que fue Bush el que ofreció a Teherán su oportunidad estratégica al invadir Iraq, así como fue Bush en las últimas semanas de su presidencia quien firmó el acuerdo de retirar a todos los soldados de EE.UU. a finales de 2011, que Obama esperaba modificar. Pero el senador John McCain tuvo razón cuando dijo que el anuncio de Obama se verá “como una victoria estratégica de nuestros enemigos en Medio Oriente, especialmente el régimen iraní, que ha trabajado incansablemente por asegurar una retirada total de las tropas de EE.UU. de Iraq”. Lamentablemente no culpó a Bush (y Tony Blair) que hicieron que todo fuera posible.


Las memorias de los dos ex dirigentes muestran que no han aprendido nada, a pesar de que sus reputaciones en la historia jamás podrán deshacerse del desastre.


Más importante es ver si las lecciones han sido aprendidas por los actuales dirigentes estadounidenses y británicos. Ya utilizan el relativo éxito de la OTAN en la campaña libia para cubrir el pasado con un velo. Por cierto, la fortuita oportunidad de la muerte de Gadafi ha eclipsado casi por completo en la agenda de los medios la retirada estadounidense de Iraq.
Pero el pasado sigue presente. Una lección clave de Iraq es que colocar a soldados en el terreno en una guerra extranjera, en particular en un país musulmán, es una locura. Parecía que eso lo habían aprendido los funcionarios estadounidenses, británicos y franceses cuando solicitaron en marzo al Consejo de Seguridad de la ONU que autorizara su campaña en Libia. Prometieron que no habría soldados en tierra, u ocupación.


Esto también debiera valer en Afganistán donde Obama afirma que está librando una guerra necesaria, a diferencia de la guerra de Iraq que califica de elegida. La distinción es falsa, y ahora la pregunta es si retirará todas las tropas de EE.UU. en 2014.


Siguiendo el modelo del acuerdo abortado con Iraq, sus funcionarios tratan de negociar un arreglo con el gobierno de Karzai que autorice que miles de soldados estadounidenses se queden indefinidamente en Afganistán, como entrenadores y consejeros, después de la partida de las fuerzas de combate. Eso prolongaría la insensatez de avivar la interminable guerra civil del país. Ahora, cuando se ha expulsado a al Qaida de Afganistán, Washington debería apoyar negociaciones para un gobierno de unidad nacional que incluya a los talibanes y termine con los combates entre afganos. Iraq no es un santuario de estabilidad asegurada, pero sin la presencia de tropas de combate estadounidenses durante los últimos 15 meses, ha logrado una paz intranquila. Si las conversaciones en Afganistán se alientan con seriedad, podría pasar lo mismo una vez que finalmente se retiren los soldados extranjeros.

Una revolución asistida por ordenador


Se esperaba el final desde que el 19 de octubre de 2011, por sorpresa, Hillary Clinton aterrizó en Trípoli para declarar públicamente su deseo de que Gadafi fuera eliminado.
El epílogo, sangriento, previsible. Cruzar miles de kilómetros, el océano Atlántico y después el mar Mediterráneo para formular ese deseo en Trípoli no es una casualidad. Sólo podía surgir de manera tan imperativa en cuanto que el objetivo del viaje era informar a los servidores libios de que se había puesto en marcha la ejecución ordenándola por una proclama pública.


Se podría imaginar un comportamiento mejor que fundase una nueva ética política. Pero el ejemplo viene de arriba, de un país que se autodenomina la primera democracia del mundo y acaba de sufrir una mutación de graves consecuencias.


Jamás un dirigente de una gran democracia occidental había dado rienda suelta, públicamente, a semejantes instintos asesinos.


La conmemoración del décimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre en 2011 y la proximidad de las elecciones presidenciales estadounidenses en realidad debieron estimular el ardor guerrero de un presidente que se presentó, hace poco, como el primer presidente post racial de la sociedad multicultural estadounidense y que, en realidad, sólo es la reproducción, en negativo, de sus carniceros antecesores.


Dar el nombre en clave de «Jerónimo» a la operación especial dirigida a eliminar a Osama bin Laden nos devuelve a los peores recuerdos de la conquista del Oeste y del correspondiente exterminio de los «pieles rojas». Y revela la patología de su autor.
Eliminado bin Laden el 2 de mayo, su sucesor en la Península Arábiga, Anuar al Awaliki, de Yemen, también fue eliminado por un drone estadounidense, así como el hijo de su compañero de viaje, el mulá Omar, en septiembre en Pakistán, por un segundo drone estadounidense. A Gadafi le tocó el turno en octubre, mientras los liberadores libios marcaban el paso a las puertas de Sirte y sus tutores occidentales padecían las sacudidas inflacionistas de la operación en plena crisis del endeudamiento bancario europeo y de la desafección de la opinión pública árabe ante el veto estadounidense a la admisión de Palestina en la ONU.


Bajo el paraguas de la instauración de la democracia, en realidad Estados Unidos ha inaugurado, en el orden subliminal, una política de asesinatos extrajudiciales a la manera de sus émulos israelíes, las famosas operaciones homicidas prohibidas por la legislación desde los excesos de la CIA en América Latina en las décadas de 1960 y 1970.


Es cierto que Estados Unidos no es el responsable directo del asesinato de Gadafi, pero creó las condiciones al detener a su convoy que intentaba escapar de la ratonera de Sirte.
Gadafi es el principal responsable del caos destructor de Libia y nadie lo niega. Pero sus oponentes no se han cubierto de gloria con semejante ensañamiento morboso sobre un hombre tirado en el suelo.


La historia contará que la revolución libia habrá sido «la primera revolución asistida por ordenador» y el asesinato liberador de su antiguo verdugo habrá sido objeto de una asistencia a distancia.


El final de Gadafi es el final de una larga levitación política y de una ilusión lírica. Los libios tienen que purgar la pesadilla que ha poblado su subconsciente y su inconsciente y demostrar que no son un pueblo de asistidos permanentes.


Al final de un prolongado letargo, forzar el respeto del mundo impulsando la reconstrucción del país sin corrupción, la reconciliación de los conciudadanos sin derramamiento de sangre, lo contrario, en suma, del esquema iraquí.


Que la liberación de Libia sea una acción de la OTAN, el enemigo más implacable de las aspiraciones nacionales del mundo árabe, es un síntoma grave que indica la inversión de los valores en plena primavera árabe y la vigencia de la contraofensiva occidental para hacerse con el control de los levantamientos populares árabes.


Si nos descuidamos, corremos el peligro de una nueva ola de colonización del mundo árabe, bajo el paraguas democrático, esta vez con la complicidad de los colaboracionistas árabes.


La peor de las posibilidades, que reducirá a la nada cualquier esperanza de renacimiento árabe.
Fuente: http://www.renenaba.com/libye-une-revolution-assistee-par-ordinateur/