lunes, 9 de mayo de 2011

WikiLeaks y los escándalos de la Narco política y la corrupción en Panamá

12 de Mayo Día de Protesta Nacional y Gran Marcha 26 de Mayo.
WikiLeaks y los escándalos de la Narco política y la corrupción en Panamá

Dos de los principales diarios de Panamá: La Prensa y El Panamá América han informado que poseen los cables de WikiLeakes sobre nuestro país. Ambos se han comprometido, cada uno a su manera, difundirlos a través de sus páginas.

FRENADESO Noticias, tan pronto conoció de la mayor filtración de información de la historia, se propuso mediante una unidad investigativa rastrearla y ofrecerle al pueblo las informaciones más importantes que hay en ella sobre Panamá.

FRENADESO es consciente de que los cables expresan las opiniones personales de los funcionarios de la Embajada gringa sobre temas y figuras políticas, pero no puede negarse que muchos de ellos confirman en muchos casos lo que era un secreto a voces para los panameños.

Reflejan también el papel que los embajadores yanquis han jugado como procónsules en Panamá gracias al papel entreguista de los gobernantes. Demuestra lo que siempre se ha dicho que los Estados Unidos no tienen amigos sino intereses. Se observa claramente como los gringos influían en el Ministerio Público (incluido el período de Ana Matilde Gómez) y en los distintos ministerios e instituciones. Los Presidentes, ministros y políticos acudían frecuentemente a la embajada a rendirle cuentas, a congrasiarse con bonchinches pensando así ganar puntos y que la Embajada pudiera favorecerles en sus ambiciones políticas. Hasta hemos conocido el caso de funcionarios del actual gobierno que dudan de la salud mental del mandatario panameño y como Jimmy Papadimitriu y Juan Carlos Varela imploraron ayuda a la Embajadora para “controlarlo” y como ésta se refirió a Martinelli como acosador, impulsivo, chantajista, incapaz y fuera de la realidad, además de expresar sospechas acerca de los vínculos de algunas autoridades con el narcotráfico y actos de corrupción.

Muchos querían aparecer como los más pro gringos y llegaron a pensar, como ocurrió con Martinelli y Torrijos, que eso le permitiría automáticamente recibir ayuda de ellos para espiar a sus enemigos políticos. Otros indignos como Pérez Balladares quien a pesar de habérsele retirado la visa a Estados Unidos, seguía recibiendo al embajador de turno para hablar y lanzar ataques contra sus propios copartidarios con el propósito de indisponerlos.

Otras figuras que se autocatalogan de demócratas y se jactan de representar a la sociedad civil acudían a expresar ataques y chismes contra grupos universitarios como el caso de un catedrático de la Facultad de Derecho. Y otros se presentaba como la “izquierda moderada o democrática” en contraposición a la “izquierda radical” que según ellos constituía una amenaza al sistema democrático, cayendo incluso en actos de delación durante la era del genocida George Bush y su política de terror mundial que sigue vigente. No obstante, en los foros y sitios de internet y en ciertos eventos estos mismos de la “izquierda moderada o democrática”, según el auditórium en que estén a nivel local o internacional, suelen presentarse con sus fanfarrias archirevolucionarias cantando la Internacional y con pancartas como “El Cambio es el Socialismo”. Nada nuevo dijeron, es cierto, todo ello lo han hablado en los corrillos y círculos universitarios y en otros sitios y foros de internet. Lo sorprendente es que se reunieran con los funcionarios políticos de la Embajada (algunos agentes de la CIA) para seguir desahogando todas sus frustraciones y resentimientos políticos.
Antes, al menos 40 años, de acuerdo a la legislación gringa, se debería esperar para que otras generaciones en algún momento conocieran algunas de estas informaciones, así como las atrocidades cometidas por los gringos en Irak, Afganistán y Guantánamo. Hoy conocemos en detalle de todo esto gracias a los WikiLeakes.

FRENADESO Noticias, pese a que los grandes medios de comunicación guardaron silencio en su momento, difundió a través de sus páginas y de Kaos en la Red, por primera vez, las informaciones sobre los vínculos del Ministro de Turismo Salomón Shamah con la mafia, los esfuerzos de Martinelli por involucrar a Panamá en el conflicto armado de Colombia, la conexión Panamá-Israel, las fotos de Martinelli junto a la banda de lavadores de copartidarios suyos presos en México, incluido su primo hermano, Ramón Martinelli Corro (fotografías, algunas de ellas, sólo difundidas por La Estrella de Panamá); los Pinchazos telefónicos de éste y del pasado gobierno; los escándalos en el Ministerio Público desde la era de Ana Matilde Gómez hasta la actual, los casos de corrupción de éste y los pasados gobierno; el caso de Abel Almengor, los escándalos en el servicio exterior panameño, el caso de David Murcia que salpica a toda la partidocracia; la información acerca del viraje de la politica del Gobierno respecto a China (http://www.kaosenlared.net/noticia/wikileakes-diplomacia-chequera-hizo-cambiar-posicion-martinelli-respec) y hasta los cables donde figuras autodenominadas de izquierda y democráticas acudían a la Embajada a despotricar contra los luchadores sociales panameños, entre otros casos.

Hemos observado que en las publicaciones de los diarios en mención se han omitido informaciones. Por ejemplo, en un cable, el 09PANAMA699, donde en el apartado “¿Quién se acuesta con quién?” la Embajadora Stephenson señala cómo, de acuerdo al jefe de seguridad del Estado, Olmedo alfaro, el Presidente hace uso de los organismos de seguridad para espiar a su esposa. La Prensa, que fue el diario que lo da a conocer reproduciendo una noticia aparecida en un medio de Estados Unidos, no publicó completo el cable ni siquiera en inglés, lo cual sí hizo FRENADESO Noticias aquí: http://www.kaosenlared.net/noticia/wikileaks-jefe-seguridad-dijo-tenia-ordenes-presidente-averiguar-quien
Por otra parte, el Panamá América dio a conocer el cable 09PANAMA889 sobre la situación en Darién, pero omitió que Martinelli dijo a la Embajadora que la posibilidad de muerte de niños y mujeres es en esa provincia como resultado del papel de Panamá en la guerra de Colombia era “un precio aceptable”. Puede verlo aquí: http://www.kaosenlared.net/noticia/wikileaks-revela-angulo-oscuro-presidente-martinelli
También hoy, lunes 9 de mayo, El Panamá América en su información “Revelan sistema de sobornos en la Corte”, se omite información de cómo el Magistrado Winston Spadafora aprovechó el parentesco con su hermano asesinado para beneficiarse con los cargos de Ministro primero y Magistrado posteriormente. El cable da detalles de varios casos de sobornos, incluido el CEMIS, que son omitidos en la información del diario.

Sorprende también que la Embajadora, en este caso Linda Watt, se haga eco de rumores de las época acerca de una relación sentimental entre Spadafora y la Presidenta Mireya Moscoso, lo cual fue aprovechado por éste para escalar políticamente: “Widely rumored to be Moscoso's lover, Winston Spadafora ran Mireya Moscoso's successful 1999 presidential campaign”. (Vea el texto completo en inglés aquÏ: http://www.padigital.com.pa/periodico/edicion-actual/wikileaks-panama-interna.php?story_id=1047328&codeth=1593)

De acuerdo a nuestras investigaciones existen: 912 enviados por la Embajada de Estados Unidos en Panamá. De esos 912 cables, 73 corresponden a 8 meses del Gobierno de Ricardo Martinelli. Del período del Gobierno del PRD de Martín Torrijos, existen 739 cables. Del Gobierno de Mireya Moscoso existen 97 cables corresponientes a los últimos 8 meses de su gestión. Y existen 3 cables de los últimos días del régimen de Noriega, antes de la invasión de EE.UU. a Panamá.

Hasta ahora la cifra de cables difundidos sobre Panamá por diversos medios en internet y en publicaciones de diarios locales e internacionales, no llega todavía a los 100.

Estamos así ante el triste espectáculo que presenta una partidocracia que ha conducido a la podredumbre moral a las instituciones del Estado y ante un sistema ya caduco, situación que no será resuelta con simples reformas constitucionales.

El pueblo exige que todos los casos de corrupción que hoy están en la palestra: Murcia, los escándalos de la narcopolítica, el negociado de visas en Migración, negociado de los corredores, carreteras, metro, Canal, hospitales móviles y no móviles; las compras directas; los negociados en las cárceles y en la Policía; el caso de Salomón Shamah; los viajes palaciegos; la compra de políticos; los Pinchazos telefónicos en todos los gobiernos; la corrupción y penetración del narcotráfico en el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia; los casos de lavado de dinero; las partidas secretas; Lucky Games; CEMIS, FIS, Casa de Punta Mala, Fundación Mar del Sur; Ingenio La Victoria, la especulación de los precios del combustible, la canasta básica familiar,  los casos de corrupción en la Caja de Seguro Social (CSS), etc., etc, sean verdaderamente investigados y sus responsables llevados a la Justicia. Que se acabe de una vez por toda la impunidad existente en el país.

FRENADESO Noticias reitera que, en la medida de sus posibilidades, seguirá haciendo esfuerzos por dar a conocer al pueblo estás y otras informaciones que han permitido poner al desnudo a la Mafiocracia imperante en Panamá. Esto comprueba la validez y vigencia de los medios alternativos en Panamá y el mundo.

Política de "ABLANDAMIENTO" del Imperio

En Colombia ese viraje estratégico puso al frente del gobierno a un exponente genuino de la oligarquía. Por ello han aflorado las contradicciones al interior del bloque de poder.
En Colombia y en el Cauca también se siente…

Popayán, 8 de mayo de 2011

La política regional en el Cauca (Colombia) refleja con gran nitidez las contradicciones existentes en el bloque de poder hegemónico que lidera el presidente Santos.

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Julian Assange: Facebook es la máquina de espionaje más terrible

Assange dijo que cree que Facebook es una gigantesca base de datos de nombres y registros de personas, mantenida voluntariamente por sus usuarios, pero desarrollada por la inteligencia de EE.UU.

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Separatistas armados libios reciben pagos por venta del petróleo nacional

Este lunes los grupos separatistas libios armados recibieron desde Catar los primeros pagos por la venta del petróleo mientras tanto aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) arreciaron los bombardeos contra posiciones del ejército libio en Misratah.

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Las misión humanitaria de la OTAN en Libia deja morir a 61 refugiados de hambre y sed

Por su interés traduzco una noticia publicada hoy por el perídico británico "The Guardian":

Decenas de inmigrantes africanos murieron en el Mediterráneo después de que varias unidades militares de la OTAN hicieran caso omiso de sus gritos de auxilio. Una embarcación que transportaba a 72 personas, entre ellas mujeres, niños y refugiados políticos, se averió a finales de marzo después de salir de Trípoli hacia la isla italiana de Lampedusa. A pesar de que su petición de socorro fue recibida por la guardia costera italiana, por un helicóptero militar y por un buque de guerra de la OTAN, ninguno de ellos intentó rescatarlos.

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El discurso del emperador Obama

Por lo general ciertos discursos suelen entregar claves de eventos en desarrollo y a su vez puede graficar la naturaleza viva de quien representa o está representando. En dicha línea, los discursos imperialistas suelen graficar la posición que ostentan sin avergonzarse ni un ápice debido a la posición manifiesta.

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El pasado 28 de marzo, por ejemplo, Barack Obama, presidente de EEUU y premio Nobel de la Paz, ofreció un discurso en la Universidad de Defensa Nacional, Washington, D. C., especialmente dirigido a su nación para justificar la intervención norteamericana en Libia. Un discurso, por lo demás, provisto del infaltable cinismo y arrogancia que ha venido caracterizando al imperio de EEUU a lo largo de su existencia y donde no falta su buena gala filantrópica.

Al conocer el actuar histórico del imperio y su actuar presente relacionado a la intervención en Libia, resulta tragicómico la manera como aborda ante su pueblo el actuar del gobierno de EEUU; que, no obstante, no deja de retratar las claras intenciones del imperio: sacar a Gadafi del poder.

Cualquiera que ponga atención a los discursos presidenciales estadounidenses podría sin dudar asemejarlo a las intenciones de un superhéroe, de esos que tanto han parido la cultura de consumo norteamericana. -¿Lenguaje adrede por la crianza particular de sus conciudadanos? ¿Tan ignorante es el pueblo estadounidense? Pues eso no nos debería ni sorprender, sólo hay que mirar por casa (pequeñas sucursales de la gran matriz cultural estadounidense)…¡¡¡Con razón tamaño esfuerzo que tienen que hacer en EEUU para mantener a las masas en un lugar apropiado mientras el gobierno hace de las suyas fuera de sus fronteras!!!
Pues bien, comencemos.

Al principio del discurso hace una pequeña introducción antes de llegar a la intervención en Libia, sobre el papel actual que EEUU está cumpliendo internacionalmente y sobre el carácter histórico de su actuar: “nuestras tropas dan apoyo a nuestro aliado Japón, abandonan Iraq para que quede en manos de su pueblo, detienen el ímpetu del Talibán en Afganistán y persiguen a al-Qaeda en todo el mundo.” Filántropo en Japón, indulgente en Irak, guerrero en Afganistán, y a la siga de un enemigo invisible que “podría” estar en cualquier parte. Después más adelante aparece con el carácter (de superhéroe) que ha caracterizado a EEUU: “Durante generaciones, Estados Unidos ha desempeñado una función única como pilar de la seguridad mundial y defensor de la libertad humana.” Por supuesto que aquí no sabemos si habría que reír o aplaudir con ganas. “Pilar de la seguridad mundial” y “defensor de la libertad humana”. ¿Podría haber aquí más cinismo y arrogancia?

Y llega a la intervención en Libia: “…cuando están en juego nuestros intereses y valores, tenemos la responsabilidad de actuar. Eso es lo que ha sucedido en Libia en el transcurso de las últimas seis semanas.” Libia, un país donde los “intereses” económicos de EEUU son casi nulos en comparación con Europa y donde los “valores” occidentales casi no tienen lugar dentro de la cultura árabe. Pero claro, hay que señalar al “malo” de la película para justificar su actuar; aquel “malo” que por más de “40 años” ha sido un “tirano” con su pueblo, le ha privado de “libertad”, “explotado” sus riquezas y, lo más importante, ha “aterrorizado a gente inocente en el mundo” y ha “asesinado” a estadounidenses: “Durante más de cuatro décadas, el pueblo libio ha estado gobernado por un tirano: Muamar el Gadafi. Gadafi ha privado a su pueblo de su libertad, ha explotado su riqueza, ha asesinado a sus adversarios en el país y en el extranjero, y ha aterrorizado a personas inocentes en todo el mundo, entre ellas a estadounidenses que han sido asesinados por agentes libios.”

Y ahora ese “tirano” se ha ido en contra de su “pueblo” por lo que Gadafi, según Obama: “… había perdido la confianza de su pueblo y la legitimidad para gobernar, y dije que tenía que renunciar al poder.” Y si el emperador lo dice, pues entonces Europa (generalmente señalada como la “comunidad internacional”) acata obedientemente -no estaría mal una buena tajadita del pastel ¿verdad?

Pero busquemos la forma de justificar “nuestra” entrada: Gadafi bombardea a su pueblo; Gadafi masacra a su pueblo: "Ante la condena del mundo, Gadafi optó por aumentar los ataques, lanzando una campaña militar contra el pueblo libio. Personas inocentes fueron blancos de asesinato. Hospitales y ambulancias fueron atacados. Periodistas fueron arrestados, agredidos sexualmente y asesinados. Se interrumpieron los suministros de alimentos y combustible. Se cortó el servicio de agua para cientos de miles de personas en Misurata. Ciudades y pueblos fueron bombardeados, mezquitas fueron destruidas y edificios de departamentos reducidos a escombros. Aviones militares y helicópteros de combate desencadenaron ataques contra personas que no tenían manera de defenderse de los ataques desde el aire.” Todo un mosaico para graficar al “malo de la película” ante la opinión mundial. Por lo que los superhéroes (en la “Liga de la Justicia”) tuvieron que acelerar las medidas necesarias para poder “frenar las matanzas”: “De modo que, a petición mía, Estados Unidos encabezó junto con nuestros aliados en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la tarea de aprobar una histórica resolución que autoriza el establecimiento de una zona de exclusión aérea para detener los ataques del régimen desde el aire, y que autoriza además la adopción de todas las medidas necesarias para proteger al pueblo libio.”

Así entonces aparece la “zona de exclusión aérea” y muy silenciosamente la autorización de “todas las medidas necesarias” para “proteger al pueblo libio”. Bingo!!! Ahora sí podíamos entender los ataques aéreos posteriores de las “fuerzas aliadas” hacia tanques o a la avanzada terrestre de las fuerzas de Gadafi. La “zona de exclusión aérea” sólo era la parte de un todo.

Pero como nada es gratis en esta vida, Gadafi es retratado y vendido como todo un “demonio”: “Gadafi declaró que no demostraría “compasión alguna” hacia su propio pueblo. Les comparó con ratas y amenazó con ir de puerta en puerta para castigarles. En el pasado, le hemos visto ahorcar a civiles en las calles, y matar a más de 1.000 personas en un solo día.” Y como buen superhéroe Obama, premio nobel de la Paz, no podía permitir que nada de eso ocurriera: “Por nuestros intereses nacionales no podíamos dejar que eso ocurriera. Me negué a permitir que eso ocurriera. Por ese motivo, hace nueve días, tras consultar con los líderes de ambos partidos en el Congreso, autoricé la operación militar para detener la matanza y hacer cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.”

Pero como las acciones “particulares” (EEUU, Gran Bretaña, Francia) se veían un tanto desagradables ante el mundo árabe, la “vanguardia” (EEUU) de las operaciones decidió traspasarse al mando de una estructura como la OTAN para así disimular los verdaderos poderes y así poder connotar un esfuerzo “multilateral” de una estructura “internacional” (mejor digerida por la opinión mundial): “Nuestra alianza más eficaz, la OTAN, ha tomado el mando para hacer cumplir el embargo de armas y la zona de exclusión aérea. Anoche, la OTAN decidió asumir la responsabilidad adicional de proteger a los civiles libios. Esta transferencia de Estados Unidos a la OTAN se producirá el miércoles. En adelante, la dirección de hacer cumplir la zona de exclusión aérea y proteger a los civiles sobre el terreno se traspasará a nuestros aliados y socios, y tengo plena confianza en que nuestra coalición mantendrá la presión sobre las fuerzas de Gadafi que quedan.”

¿Realmente EEUU ha quedado fuera de la posición de “vanguardia”, política y militar, en las operaciones contra Libia? Según Obama, EEUU ahora tendría “un papel secundario, lo que incluye dar apoyo de inteligencia, apoyo logístico, asistencia en búsquedas y rescates, y capacidades para atascar las comunicaciones del régimen.” (¿Una manera de “abaratar” costos para las propias fuerzas armadas y sus contribuyentes? ¿Traslado de responsabilidades a “empresas” extranjeras de “mano de obra más barata”, o algo parecido?); quedando, además, en una posición casi de “enfermera” y “madre” a la vez: “colaboraremos con la comunidad internacional para proporcionar asistencia al pueblo libio, que necesita alimentos para los hambrientos y atención médica para los heridos. Custodiaremos los más de 33.000 millones de dólares del régimen de Gadafi que se han congelado, para que estén disponibles para la reconstrucción de Libia. A fin de cuentas, el dinero no le pertenece ni a Gadafi ni a nosotros, le pertenece al pueblo libio, y nos aseguraremos de que lo reciba.” Aquí ya podemos visualizar las expectativas imperialistas: una guerra prolongada y una Libia en ruinas.

Lo anterior se ha de juntar con la meta real imperial: sacar a Gadfi del poder. Obama claramente lo expresa en tres frases:

1.- “…porque si bien nuestra misión militar está centrada concretamente en salvar vidas, continuaremos intentando alcanzar el objetivo más amplio de una Libia que no pertenezca a un dictador, sino a su pueblo”;

2.- “Gadafi todavía no ha renunciado al poder, y hasta que lo haga Libia continuará siendo un peligro.”;

3.- “La transición a un gobierno legítimo que responda ante el pueblo libio será una tarea difícil.”.
Y una joyita de la retórica. La penetración económica de EEUU en Libia, como bien señalamos anteriormente, podríamos considerarla nula en comparación con la penetración económica que tiene Europa en dicho país. Pero para poder entrar (EEUU) donde no es muy bienvenido, debe implantar una retórica que le permita poder intervenir (política, diplomática y militarmente) y así poder tener el privilegio de compartir junto a sus “socios” europeos el gran pastel (Libia). ¿Nueva forma para intervenir frente a lo que le es “correcto”? ¿Nueva forma de intervenir militarmente absteniéndose de utilizar sus propias tropas en terreno, pero sí utilizando tropas “multilaterales” para concretar sus objetivos? Es así como señala: “Es cierto que Estados Unidos no puede utilizar nuestro ejército en cada lugar que existe la represión; y dados los costos y riesgos de las intervenciones, siempre debemos medir nuestros intereses contra la necesidad de actuar. Sin embargo, ello no debe ser argumento para no actuar nunca en nombre de hacer lo correcto. En este país en particular, Libia, en este momento en particular, afrontábamos la perspectiva de una violencia de escala horrorosa. Disponíamos de una capacidad única para parar la violencia: un mandato internacional a la acción, una coalición amplia dispuesta a unirse a nosotros, el apoyo de los países árabes, y el ruego de ayuda del propio pueblo libio. También teníamos la capacidad de parar a las fuerzas de Gadafi sin poner tropas estadounidenses en tierra.”

Y dadas las circunstancias en las que se encontraba EEUU (el “buen samaritano”), Obama declara: “…dejar de lado la responsabilidad de Estados Unidos como líder, y más profundamente, nuestras responsabilidades hacia otros seres humanos, habría sido una traición a quienes somos. Algunos países puede que hagan la vista ciega a las atrocidades que ocurren en otros. Estados Unidos es diferente, y como Presidente me niego a esperar a ver imágenes de las matanzas y de las fosas comunes para actuar.” Claro, EEUU fue muy “diferente” frente a la matanza en Gaza (finales de diciembre 2008 y mediados de enero 2009 – más de 1,300 muertos) perpetrada por el Estado de Israel ¿no es cierto?; como también fue muy “diferente” a las matanzas perpetradas en El Salvador en la década de los 80 por los famosos “escuadrones de la muerte”; y hoy es también muy “diferente” frente a las injusticias perpetradas por el terrorismo de Estado Colombiano hacia su propio pueblo: desplazamientos, tortura, violaciones, encarcelamiento, amenazas, asesinatos extrajudiciales, etc.

Pero el imperialismo no es estúpido, sabe bien lo que significa Libia y frenar a Gadafi. De ninguna manera EEUU habría de dejar que el ejemplo de Gadafi pudiera salirse con la suya y dejar ser replicado por otros Estados árabes: “…Estados Unidos tiene importantes intereses estratégicos en evitar que Gadafi aplaste a aquellos que se oponen a él. Una masacre habría causado que miles de refugiados adicionales cruzaran las fronteras libias, lo que ejercería una presión enorme sobre las pacíficas, pero frágiles, transiciones de Egipto y Túnez. Los impulsos democráticos que están brotando en la región se verían eclipsados por las dictaduras más sombrías, ya que los líderes represores concluirían que la violencia es la mejor estrategia para aferrarse al poder. El mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas hubiera aparecido sólo como palabras vacías, debilitando la credibilidad futura de la institución para mantener la paz y la seguridad mundiales. Por tanto, aunque nunca les restaré importancia a los costos que la actuación militar implica, estoy convencido de que, de no actuar en Libia, el precio para Estados Unidos hubiera sido mucho más alto.”

Y nuevamente reluce sus reales aspiraciones mezclada con su toque de hipocresía: “Desde luego, no hay duda de que Libia, y el mundo, estarían mejor sin Gadafi en el poder. Yo, junto con muchos otros líderes del mundo, hemos adoptado ese objetivo, y lo intentaremos alcanzar por medios no militares. Sin embargo, ampliar nuestra misión militar para que incluya el cambio de régimen sería un error.”
¿No pretenden derrocar a Gadafi ni poner en el terreno tropas militares? Lo primero ya está claro, lo segundo está por resolverse. No hay otra forma para quitar a Gadafi del poder que enviar tropas a terreno, sabiendo la inexperticia de unos “rebeldes” que más parecen estar jugando a la guerra. Lo que no sabemos aún es qué tropas específicas serán las que pisen terreno libio. ¿Tropas estadounidenses? ¿Tropas de la OTAN? Quizá Obama ya haya ofrecido la clave: “Si intentáramos derrocar a Gadafi nuestra coalición se dividiría. Probablemente tendríamos que colocar tropas estadounidenses en el terreno para lograr esa misión, o arriesgarnos a matar a muchos civiles desde el aire.”. La OTAN está cumpliendo lo segundo. Pero para Obama ese camino ya fue tomado en Irak, por lo que:“es algo que no podemos permitirnos que se repita en Libia.”

Claramente la posición que deja EEUU es la de supervisar que “otros” sí lo repitan, no “nosotros”.
Aquí, en cambio, el superhéroe entra a dar pena –pareciera-, y de nuevo sus aspiraciones mezcladas con filantropía e hipocresía: “A medida que se reduzca nuestra operación militar, lo que podemos hacer — y lo que haremos — es apoyar las aspiraciones del pueblo libio. Hemos intervenido para parar una masacre y trabajaremos con nuestros aliados y socios para mantener la seguridad de la población civil. Le negaremos armamentos al régimen, cortaremos sus suministros de dinero en efectivo, ayudaremos a la oposición y trabajaremos con otros países para acelerar el día en que Gadafi abandone el poder. Puede que no ocurra de la noche a la mañana, si un Gadafi debilitado trata de aferrase desesperadamente al poder. Pero debe quedar bien claro a quienes rodean a Gadafi, y a todos los libios, que la historia no está del lado de Gadafi.”

Y a modo de conclusión, Obama da a mostrar las claves para entender, por ejemplo, la naturaleza imperialista (EEUU) apelando implícitamente a la “doctrina de Seguridad Nacional”: “Como comandante en jefe, no tengo responsabilidad más importante que mantener seguro a este país.”;
- el empleo de la fuerza militar: “He dejado bien sentado que nunca vacilaré en utilizar a nuestro ejército rápidamente, decisivamente y unilateralmente cuando sea necesario para defender a nuestro pueblo, nuestra patria, nuestros aliados y nuestros intereses fundamentales.”;
- el uso retórico de una conducta bien sabida pero dada a conocer como algo “nuevo” en cuanto a la intervención y a los costos asumidos de dicha intervención: “Habrá veces, no obstante, cuando nuestra seguridad no se vea amenazada directamente, pero nuestros intereses y valores sí.”, “En tales casos, no debemos tener miedo de actuar; pero la carga de actuar no debe ser sólo para Estados Unidos. “ ;
- el liderazgo militar frente a los demás: “el liderazgo estadounidense no es simplemente asunto de actuar solo y soportar toda la carga nosotros solos. El verdadero liderazgo crea las condiciones y coaliciones para que los demás participen también; trabaja con aliados y socios para que ayuden con el peso de la carga y paguen su parte de los costos; y ve que todos defiendan los principios de la justicia y dignidad humana.” ;
Y para entender la posición imperial de EEUU en cuanto a las revueltas en el Magreb y Medio Oriente:
- una respuesta “internacional” (del cinismo a la proyección): “Estados Unidos no podrá dictar el ritmo y el alcance de este cambio. Sólo los pueblos de la región pueden hacerlo. Pero podemos marcar una diferencia.”, “Creo que no se puede dar marcha atrás a este movimiento de cambio, y que debemos apoyar a quienes creen en los mismos principios fundamentales que nos han guiado por muchas tormentas: nuestra oposición a la violencia contra el propio pueblo; nuestro apoyo a un conjunto de derechos universales, inclusive la libertad de los pueblos de expresarse y escoger a sus líderes; nuestro apoyo a los gobiernos que son sensibles a las aspiraciones de sus pueblos.”;
- y una respuesta “local” para sus conciudadanos (del cinismo a la retórica del superhéroe): “Nacidos, como somos, de una revolución de quienes deseaban ser libres, acogemos con beneplácito el hecho de que la historia esté en movimiento en Oriente Medio y el norte de África, y que los jóvenes vayan a la cabeza. Porque dondequiera que los pueblos deseen ser libres, encontrarán un amigo en Estados Unidos.”, “…por generaciones hemos hecho la dura tarea de proteger a nuestro propio pueblo, así como a millones en todo el mundo. Lo hemos hecho porque sabemos que nuestro futuro es más seguro, nuestro futuro es más brillante, si más de la humanidad puede vivir con la luz brillante de la libertad y la dignidad.”

Artìculo publicado originalmente en el semanario Liberaciòn (Suecia), Año XXX, semana 17, Nùmero 1540, 29 de Abril de 2011
ANEXO:
Discurso de Obama
THE WHITE HOUSE Oficina del Secretario de Prensa

PARA PUBLICACIÓN INMEDIATA
28 de marzo, 2011
Universidad de Defensa Nacional Washington, D. C. 7:31 p.m. (Hora del este)
EL PRESIDENTE: Esta noche, me gustaría ofrecer una actualización al pueblo estadounidense con respecto a la operación internacional que hemos encabezado en Libia: lo que hemos hecho, lo que tenemos previsto hacer y el motivo por el cual esto nos importa.

Quiero comenzar agradeciendo a nuestros hombres y mujeres en uniforme, quienes, una vez más, han actuado con valentía, profesionalismo y patriotismo. Se han movilizado con una velocidad y fortaleza increíbles. Gracias a ellos, y a nuestros dedicados diplomáticos, se ha forjado una coalición y se han salvado innumerables vidas.

Mientras tanto, en estos momentos, nuestras tropas dan apoyo a nuestro aliado Japón, abandonan Iraq para que quede en manos de su pueblo, detienen el ímpetu del Talibán en Afganistán y persiguen a al-Qaeda en todo el mundo. Como comandante en jefe, estoy agradecido con nuestros soldados, marineros, pilotos, soldados de la infantería de Marina, miembros del Servicio de Guardacostas, y con sus familias. Sé que todos los estadounidenses compartimos ese sentimiento.

Durante generaciones, Estados Unidos ha desempeñado una función única como pilar de la seguridad mundial y defensor de la libertad humana. Conscientes de los riesgos y costos de las intervenciones militares, nos mostramos naturalmente renuentes a utilizar la fuerza para resolver los numerosos desafíos en el mundo. Pero cuando están en juego nuestros intereses y valores, tenemos la responsabilidad de actuar. Eso es lo que ha sucedido en Libia en el transcurso de las últimas seis semanas.

Libia está situada entre Túnez y Egipto, dos países que inspiraron al mundo cuando sus pueblos se alzaron y se hicieron cargo de sus propios destinos. Durante más de cuatro décadas, el pueblo libio ha estado gobernado por un tirano: Muamar el Gadafi. Gadafi ha privado a su pueblo de su libertad, ha explotado su riqueza, ha asesinado a sus adversarios en el país y en el extranjero, y ha aterrorizado a personas inocentes en todo el mundo, entre ellas a estadounidenses que han sido asesinados por agentes libios.

El mes pasado, el yugo de temor de Gadafi parecía haber cedido a la promesa de la libertad. En ciudades y pueblos de todo el país, el pueblo libio salió a la calle para reclamar sus derechos humanos básicos. Como dijo un ciudadano: “Por primera vez, tenemos finalmente la esperanza de que la pesadilla que hemos sufrido durante 40 años llegue a su conclusión pronto”.

Enfrentado a semejante oposición, Gadafi comenzó a atacar a su pueblo. Como presidente, mi preocupación inmediata fue la seguridad de nuestros ciudadanos, de modo que evacuamos nuestra embajada y a todos los estadounidenses que solicitaron nuestra ayuda. A continuación, tomamos una serie de medidas en cuestión de días para responder a la agresión de Gadafi. Congelamos más de 33.000 millones de dólares pertenecientes al régimen de Gadafi. En conjunción con otros países del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ampliamos nuestras sanciones, impusimos un embargo de armas y tomamos medidas para que Gadafi y aquellos cercanos a él sean responsables por sus crímenes. Dejé bien sentado que Gadafi había perdido la confianza de su pueblo y la legitimidad para gobernar, y dije que tenía que renunciar al poder.
Ante la condena del mundo, Gadafi optó por aumentar los ataques, lanzando una campaña militar contra el pueblo libio. Personas inocentes fueron blancos de asesinato. Hospitales y ambulancias fueron atacados. Periodistas fueron arrestados, agredidos sexualmente y asesinados. Se interrumpieron los suministros de alimentos y combustible. Se cortó el servicio de agua para cientos de miles de personas en Misurata. Ciudades y pueblos fueron bombardeados, mezquitas fueron destruidas y edificios de departamentos reducidos a escombros. Aviones militares y helicópteros de combate desencadenaron ataques contra personas que no tenían manera de defenderse de los ataques desde el aire.

Ante esta represión brutal y una inminente crisis humanitaria, ordené que buques de guerra se dirigieran hacia el Mediterráneo. Los aliados europeos declararon su voluntad de comprometer recursos para detener la masacre. La oposición libia y la Liga Árabe apelaron al mundo para salvar vidas en Libia. De modo que, a petición mía, Estados Unidos encabezó junto con nuestros aliados en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la tarea de aprobar una histórica resolución que autoriza el establecimiento de una zona de exclusión aérea para detener los ataques del régimen desde el aire, y que autoriza además la adopción de todas las medidas necesarias para proteger al pueblo libio.

Hace diez días, habiendo intentado poner fin a la violencia sin el uso de la fuerza, la comunidad internacional ofreció a Gadafi una última oportunidad de detener su campaña de asesinatos o sino afrontar las consecuencias. En lugar de desistir, sus tropas continuaron su avance, ejerciendo presión en la ciudad de Benghazi, lugar donde viven cerca de 700.000 hombres, mujeres y niños que deseaban no estar sujetos al miedo.

Llegados a este punto, Estados Unidos y el mundo tenían que elegir. Gadafi declaró que no demostraría “compasión alguna” hacia su propio pueblo. Les comparó con ratas y amenazó con ir de puerta en puerta para castigarles. En el pasado, le hemos visto ahorcar a civiles en las calles, y matar a más de 1.000 personas en un solo día. Ahora veíamos a las fuerzas del régimen a las puertas de la ciudad. Sabíamos que si queríamos, si esperábamos un día más, Benghazi, una ciudad casi del tamaño de Charlotte, podría sufrir una masacre que hubiera repercutido en la región y hubiera manchado la conciencia del mundo.

Por nuestros intereses nacionales no podíamos dejar que eso ocurriera. Me negué a permitir que eso ocurriera. Por ese motivo, hace nueve días, tras consultar con los líderes de ambos partidos en el Congreso, autoricé la operación militar para detener la matanza y hacer cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Atacamos a las fuerzas del régimen que se acercaban a Benghazi para salvar a la ciudad y a su población. Atacamos a las tropas de Gadafi en la vecina ciudad de Ajdabiya, lo que permitió que las fuerzas de la oposición las expulsaran de allí. Atacamos las defensas aéreas de Gadafi, lo cual allanó el camino para establecer la zona de exclusión aérea. Atacamos tanques y objetivos militares que habían estado asediando poblaciones y ciudades, y cortamos el acceso a la mayoría de sus fuentes de suministro. Y esta noche, puedo informarles de que hemos parado el mortífero avance de Gadafi.

En esta operación, Estados Unidos no ha actuado solo. Por el contrario, se nos ha sumado una coalición fuerte y en aumento. En ella están nuestros aliados más cercanos — países como el Reino Unido, Francia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Italia, España, Grecia, y Turquía — todos ellos han luchado junto a nosotros durante décadas. También se han unido países árabes como Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, que han optado por cumplir con sus responsabilidades de defender al pueblo libio.

Por tanto, en resumidas cuentas, en tan sólo un mes Estados Unidos ha colaborado con nuestros socios internacionales para movilizar una coalición amplia, obtener un mandato internacional dirigido a proteger a los civiles, parar a un ejército que avanzaba, prevenir una masacre, y establecer una zona de exclusión aérea con nuestros aliados y socios. Para ofrecer algo de perspectiva sobre la rapidez con que se llevó a cabo esta respuesta militar y diplomática, cuando se produjeron los ataques contra la población bosnia en la década de 1990, la comunidad internacional tardó más de un año en intervenir con ataques aéreos para proteger a la población civil. Hemos tardado 31 días.

Lo que es más, hemos alcanzado estos objetivos en concordancia con la promesa que le hice al pueblo estadounidense al principio de nuestras operaciones militares. Dije que el papel de Estados Unidos sería limitado, que no tendríamos tropas de tierra en Libia, que centraríamos nuestras capacidades únicas en el inicio de la operación y que trasladaríamos las responsabilidades a nuestros aliados y socios. Esta noche estamos cumpliendo esa promesa.

Nuestra alianza más eficaz, la OTAN, ha tomado el mando para hacer cumplir el embargo de armas y la zona de exclusión aérea. Anoche, la OTAN decidió asumir la responsabilidad adicional de proteger a los civiles libios. Esta transferencia de Estados Unidos a la OTAN se producirá el miércoles. En adelante, la dirección de hacer cumplir la zona de exclusión aérea y proteger a los civiles sobre el terreno se traspasará a nuestros aliados y socios, y tengo plena confianza en que nuestra coalición mantendrá la presión sobre las fuerzas de Gadafi que quedan.

En esta operación, Estados Unidos desempeñará un papel secundario, lo que incluye dar apoyo de inteligencia, apoyo logístico, asistencia en búsquedas y rescates, y capacidades para atascar las comunicaciones del régimen. Debido a la transición a una coalición más amplia bajo el mando de la OTAN, el riesgo y costo de esta operación, tanto para nuestros militares como para el contribuyente estadounidense, se reducirá considerablemente.

Por tanto, para aquellos que han dudado de nuestra capacidad para llevar a cabo esta operación, quiero dejar bien sentado: los Estados Unidos de América han hecho lo que dijimos que íbamos a hacer.
Eso no quiere decir que hayamos finalizado nuestro trabajo. Además de nuestras responsabilidades con la OTAN, colaboraremos con la comunidad internacional para proporcionar asistencia al pueblo libio, que necesita alimentos para los hambrientos y atención médica para los heridos. Custodiaremos los más de 33.000 millones de dólares del régimen de Gadafi que se han congelado, para que estén disponibles para la reconstrucción de Libia. A fin de cuentas, el dinero no le pertenece ni a Gadafi ni a nosotros, le pertenece al pueblo libio, y nos aseguraremos de que lo reciba.

Mañana, la secretaria Clinton viajará a Londres, donde se reunirá con la oposición libia y consultará con más de 30 países. Estas conversaciones se centrarán en el tipo de actividad política necesaria para ejercer presión sobre Gadafi y al mismo tiempo apoyar la transición al futuro que se merece el pueblo libio, porque si bien nuestra misión militar está centrada concretamente en salvar vidas, continuaremos intentando alcanzar el objetivo más amplio de una Libia que no pertenezca a un dictador, sino a su pueblo.

Ahora bien, a pesar del éxito de nuestras operaciones la semana pasada, sé que algunos estadounidenses continúan cuestionándose nuestros esfuerzos en Libia. Gadafi todavía no ha renunciado al poder, y hasta que lo haga Libia continuará siendo un peligro. Lo que es más, incluso después de que Gadafi abandone el poder, 40 años de tiranía han dejado a Libia fragmentada y sin instituciones civiles fuertes. La transición a un gobierno legítimo que responda ante el pueblo libio será una tarea difícil. Y aunque Estados Unidos haga su parte para ayudar, será una tarea para la comunidad internacional y, lo que es más importante, una tarea para el propio pueblo libio.

De hecho, gran parte de este debate en Washington ha presentado una falsa opción en lo que se refiere a Libia. Por una parte, algunos se preguntan por qué Estados Unidos tiene que intervenir en absoluto, incluso de manera limitada, en esta tierra distante. Argumentan que hay muchos lugares en el mundo donde civiles inocentes encaran una violencia brutal a manos de sus gobiernos, y no se puede esperar que Estados Unidos sea el policía del mundo, en especial cuando tenemos tantas necesidades apremiantes aquí en nuestro país.
Es cierto que Estados Unidos no puede utilizar nuestro ejército en cada lugar que existe la represión; y dados los costos y riesgos de las intervenciones, siempre debemos medir nuestros intereses contra la necesidad de actuar. Sin embargo, ello no debe ser argumento para no actuar nunca en nombre de hacer lo correcto. En este país en particular, Libia, en este momento en particular, afrontábamos la perspectiva de una violencia de escala horrorosa. Disponíamos de una capacidad única para parar la violencia: un mandato internacional a la acción, una coalición amplia dispuesta a unirse a nosotros, el apoyo de los países árabes, y el ruego de ayuda del propio pueblo libio. También teníamos la capacidad de parar a las fuerzas de Gadafi sin poner tropas estadounidenses en tierra.

En estas circunstancias, dejar de lado la responsabilidad de Estados Unidos como líder, y más profundamente, nuestras responsabilidades hacia otros seres humanos, habría sido una traición a quienes somos. Algunos países puede que hagan la vista ciega a las atrocidades que ocurren en otros. Estados Unidos es diferente, y como Presidente me niego a esperar a ver imágenes de las matanzas y de las fosas comunes para actuar.

Lo que es más, Estados Unidos tiene importantes intereses estratégicos en evitar que Gadafi aplaste a aquellos que se oponen a él. Una masacre habría causado que miles de refugiados adicionales cruzaran las fronteras libias, lo que ejercería una presión enorme sobre las pacíficas, pero frágiles, transiciones de Egipto y Túnez. Los impulsos democráticos que están brotando en la región se verían eclipsados por las dictaduras más sombrías, ya que los líderes represores concluirían que la violencia es la mejor estrategia para aferrarse al poder. El mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas hubiera aparecido sólo como palabras vacías, debilitando la credibilidad futura de la institución para mantener la paz y la seguridad mundiales. Por tanto, aunque nunca les restaré importancia a los costos que la actuación militar implica, estoy convencido de que, de no actuar en Libia, el precio para Estados Unidos hubiera sido mucho más alto.
Ahora bien, así como algunos han argumentado contra la intervención en Libia, hay otros que han propuesto ampliar nuestra misión militar más allá de la protección del pueblo libio, y que debemos hacer lo necesario para derrocar a Gadafi y dar espacio a un nuevo gobierno.

Desde luego, no hay duda de que Libia, y el mundo, estarían mejor sin Gadafi en el poder. Yo, junto con muchos otros líderes del mundo, hemos adoptado ese objetivo, y lo intentaremos alcanzar por medios no militares. Sin embargo, ampliar nuestra misión militar para que incluya el cambio de régimen sería un error.
La tarea que he asignado a nuestras tropas –la de proteger al pueblo libio del peligro inmediato y establecer una zona de exclusión aérea– la avala un mandato de la ONU y el apoyo internacional. También es lo que la oposición libia nos ha pedido que hagamos. Si intentáramos derrocar a Gadafi nuestra coalición se dividiría. Probablemente tendríamos que colocar tropas estadounidenses en el terreno para lograr esa misión, o arriesgarnos a matar a muchos civiles desde el aire. Los peligros para nuestros hombres y mujeres en uniforme serían mucho mayores; y también lo serían los costos y nuestra parte de la responsabilidad para lo que fuera a ocurrir después.

Para ser franco, ese camino ya lo tomamos en Iraq. Gracias a los extraordinarios sacrificios de nuestras tropas y a la determinación de nuestros diplomáticos, confiamos en el futuro de Iraq. Pero el cambio de régimen en ese país tardó ocho años, se cobró miles de vidas estadounidenses e iraquíes y costó casi un billón de dólares. Eso es algo que no podemos permitirnos que se repita en Libia.

A medida que se reduzca nuestra operación militar, lo que podemos hacer — y lo que haremos — es apoyar las aspiraciones del pueblo libio. Hemos intervenido para parar una masacre y trabajaremos con nuestros aliados y socios para mantener la seguridad de la población civil. Le negaremos armamentos al régimen, cortaremos sus suministros de dinero en efectivo, ayudaremos a la oposición y trabajaremos con otros países para acelerar el día en que Gadafi abandone el poder. Puede que no ocurra de la noche a la mañana, si un Gadafi debilitado trata de aferrase desesperadamente al poder. Pero debe quedar bien claro a quienes rodean a Gadafi, y a todos los libios, que la historia no está del lado de Gadafi. Con el tiempo y el espacio que hemos proporcionado al pueblo libio, ellos podrán decidir su propio destino, y así es como debe ser.

Permítanme que concluya refiriéndome a lo que esta operación dice acerca del uso del poder militar de Estados Unidos, y del liderazgo más amplio de Estados Unidos en el mundo, bajo mi presidencia.
Como comandante en jefe, no tengo responsabilidad más importante que mantener seguro a este país. Ninguna decisión es más difícil para mí que desplegar a nuestros hombres y mujeres en uniforme. He dejado bien sentado que nunca vacilaré en utilizar a nuestro ejército rápidamente, decisivamente y unilateralmente cuando sea necesario para defender a nuestro pueblo, nuestra patria, nuestros aliados y nuestros intereses fundamentales. Por eso luchamos contra al-Qaeda dondequiera que pretendan afianzarse. Por eso continuamos luchando en Afganistán, aun cuando hemos concluido nuestra misión de combate en Iraq y retirado a más de 100.000 efectivos de ese país.

Habrá veces, no obstante, cuando nuestra seguridad no se vea amenazada directamente, pero nuestros intereses y valores sí. A veces, el transcurso de la historia plantea desafíos que amenazan nuestra humanidad común y nuestra seguridad común, como por ejemplo responder a desastres naturales o prevenir el genocidio y mantener la paz; asegurar la seguridad regional y mantener el flujo de comercio. Estos quizás no sean problemas sólo de Estados Unidos, pero son importantes para nosotros. Son problemas que vale la pena resolver. Y en estas circunstancias, sabemos que a Estados Unidos, como el país más poderoso del mundo, frecuentemente se le pedirá que ayude.

En tales casos, no debemos tener miedo de actuar; pero la carga de actuar no debe ser sólo para Estados Unidos. Como hemos hecho en Libia, nuestra tarea es movilizar a la comunidad internacional para la acción colectiva. Porque, al contrario de lo que afirman algunos, el liderazgo estadounidense no es simplemente asunto de actuar solo y soportar toda la carga nosotros solos. El verdadero liderazgo crea las condiciones y coaliciones para que los demás participen también; trabaja con aliados y socios para que ayuden con el peso de la carga y paguen su parte de los costos; y ve que todos defiendan los principios de la justicia y dignidad humana.

Esa es la clase de liderazgo que hemos demostrado en Libia. Por supuesto, aun cuando actuemos como parte de una coalición, los riesgos de la acción militar serán altos. Esos riesgos fueron evidentes cuando uno de nuestros aviones tuvo un fallo mecánico mientras sobrevolaba Libia. Sin embargo, cuando uno de los pilotos saltó con paracaídas, en un país cuyo dirigente había demonizado a Estados Unidos en numerosas ocasiones, y en una región que tiene una historia tan difícil con nuestro país, ese estadounidense no encontró enemigos. En lugar de ello, encontró personas que lo abrazaron. Un joven libio que vino a su ayuda dijo: “Somos sus amigos. Estamos tan agradecidos con esos hombres que protegen los cielos”.
Esta voz es sólo una de muchas en una región donde una nueva generación no acepta más que le priven de sus derechos y oportunidades.

Sí, estos cambios harán el mundo más complicado por un tiempo. El progreso será disparejo y el cambio se producirá de manera distinta en países distintos. Hay lugares, como Egipto, donde este cambio nos inspirará y elevará nuestras esperanzas. Y luego hay lugares, como Irán, donde el cambio se suprime violentamente. Habrá que cuidarse de las fuerzas siniestras del conflicto civil y la guerra sectaria y habrá que abordar las difíciles aprehensiones políticas y económicas.

Estados Unidos no podrá dictar el ritmo y el alcance de este cambio. Sólo los pueblos de la región pueden hacerlo. Pero podemos marcar una diferencia.

Creo que no se puede dar marcha atrás a este movimiento de cambio, y que debemos apoyar a quienes creen en los mismos principios fundamentales que nos han guiado por muchas tormentas: nuestra oposición a la violencia contra el propio pueblo; nuestro apoyo a un conjunto de derechos universales, inclusive la libertad de los pueblos de expresarse y escoger a sus líderes; nuestro apoyo a los gobiernos que son sensibles a las aspiraciones de sus pueblos.

Nacidos, como somos, de una revolución de quienes deseaban ser libres, acogemos con beneplácito el hecho de que la historia esté en movimiento en Oriente Medio y el norte de África, y que los jóvenes vayan a la cabeza. Porque dondequiera que los pueblos deseen ser libres, encontrarán un amigo en Estados Unidos. A fin de cuentas, es esa fe — esos ideales — los que son la verdadera medida del liderazgo estadounidense.
Conciudadanos, yo sé que en tiempos de agitaciones en el extranjero — cuando las noticias están llenas de conflicto y cambio — puede haber tentación de apartarse del mundo. Y como he dicho en ocasiones anteriores, nuestra fuerza en el extranjero se afianza en nuestra fuerza aquí en nuestro país. Esa debe ser siempre la estrella que nos guíe: la capacidad de nuestro pueblo de alcanzar su potencial, de tomar decisiones inteligentes con nuestros recursos, de ampliar la prosperidad que constituye la fuente de nuestro poder, y de vivir según los valores que tanto apreciamos.

Recordemos, también, que por generaciones hemos hecho la dura tarea de proteger a nuestro propio pueblo, así como a millones en todo el mundo. Lo hemos hecho porque sabemos que nuestro futuro es más seguro, nuestro futuro es más brillante, si más de la humanidad puede vivir con la luz brillante de la libertad y la dignidad.

Esta noche, agradezcamos a los estadounidenses que prestan servicio militar en estos tiempos difíciles, y a la coalición que lleva adelante nuestra operación. Miremos al futuro con confianza y esperanza, no sólo para nuestro propio país, sino para todos los que añoran la libertad en todo el mundo.
Gracias. Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a Estados Unidos.

El Gobierno espurio de Calderón contra los trabajadores

Este año 2011 inicio con las grandes rebeliones populares extendidas por el mundo árabe, contra los efectos de la crisis económica internacional y sus gobiernos proimperialistas. Las dictaduras de Egipto y Túnez cayeron producto de la acción popular, mientras continúan varios abiertos procesos revolucionarios, y una guerra civil en Libia donde la intervención militar de la OTAN pretende poner un alto a la acción independiente de las masas de la región.

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Vestirnos a base de explotación

La campaña Ropa Limpia, dedicada a investigar la explotación laboral de las grandes marcas textiles, presenta una guía de consumo crítico y el cortometraje "38", que vincula el salario de sus trabajadoras y la talla falsamente estándar.

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Cuba, Bin Laden y los tesoros del FBI

El diario norteamericano The Washington Post ha revelado, basándose en un funcionario que ha pedido el anonimato, que la CIA mantuvo una casa de seguridad con varios agentes en la localidad de Abbotabad con el fin de obtener información sobre el terrorista Osama Bin Laden. La instalación secreta operaba una red de informantes paquistaníes y “otras fuentes” con el fin de construir un “modelo de vida”, un retrato de los habitantes del lugar donde residía Bin Laden, y registrar su actividad diaria.

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La información precisa que a pesar del “extraordinario esfuerzo” desplegado por la agencia de inteligencia norteamericana que la llevó en Diciembre –según el mismo periódico- a solicitar autorización al Congreso de EE.UU. para reasignar decenas de millones de dólares; la actividad de la CIA no pudo obtener ni una fotografía ni una grabación de la voz del personaje que sería ejecutado por un comando del ejército norteamericano.

En paralelo, The New York Times publicó que existe una “sospecha creciente” en los servicios de inteligencia de Estados Unidos y funcionarios diplomáticos de que “alguien en la agencia de inteligencia de Pakistán, sabía de la ubicación de Bin Laden, y lo ayudaba a protegerse”. Lo que por otra parte confirma que toda la operación de la CIA en Abbotabad, referida por The Washington Post ocurrió al margen de las autoridades paquistaníes.

El Times también refiere que el FBI y la CIA “han reunido rápidamente pequeños ejércitos de analistas, expertos técnicos y traductores para estudiar minuciosamente” unas 100 memorias USB, DVD y CDs , junto con 10 discos duros de ordenador, cinco computadoras y teléfonos móviles, así como documentos en papel, muchos de los cuales están en árabe y otros idiomas que necesitan ser traducidos. El diario neoyorquino se refiere a los datos contendidos en esos soportes como un “tesoro” de información y termina su reporte citando a un funcionario que afirma que el FBI sigue ya un pequeño número de pistas en relación con la información examinada hasta ahora.

Pero no siempre el FBI ha actuado de ese modo con los “tesoros” de información relacionados con el terrorismo. Es el caso de “todos los informes, correspondencia, memorandos, correos electrónicos y otros documentos relacionados con una reunión entre una delegación del FBI y la Seguridad del Estado cubana en la Habana en junio de 1998”. Esos materiales han desaparecido de esa institución, según una respuesta del señor David M. Hardy, de los archivos del FBI, al investigador Stephen Kimber que los solicitó, basado en la legislación norteamericana, para un libro que está escribiendo. Las autoridades cubanas entregaron en aquella ocasión a una delegación de siete oficiales del FBI que visitó La Habana, “cuatro carpetas con toda la información, con anexos, con cuarenta fichas de terroristas” que actuaban desde territorio norteamericano.
Lo que sí hizo el FBI a partir de ese momento fue buscar los hilos que llevaron a la captura de quienes en Miami reunían información para evitar los actos terroristas contra Cuba desde EE.UU, cuyas víctimas superan las de los atentados a las Torres Gemelas de New York, con 3 478 muertos y miles de heridos, de los cuales 2099 resultaron incapacitados de por vida.

Desde Cuba nunca se ha ejecutado una acción violenta contra territorio norteamericano, y los autores de actos terroristas como Luis Posada Carriles –al igual que Bin Laden, un veterano de la CIA, que es responsable de la voladura en pleno vuelo de un avión civil con 73 personas a bordo, entre otros hechos que lo clasifican como el mayor terrorista del Hemisferio Occidental- viven tranquilamente en Miami sin ser molestados por las autoridades norteamericanas.

La lógica de ejecución extrajudicial –que acaba de aplicar la Casa Blanca en Paquistán- no tiene cabida en los valores de la Revolución Cubana pero la actuación de Estados Unidos en el asesinato de Osama Bin Laden ilumina otra vez el doble rasero y el trato injusto sufrido por los Cinco agentes cubanos que sólo reunían información que Cuba compartió de buena fe con las autoridades norteamericanas, el acusador “tesoro” desaparecido de las arcas del FBI.

De todos modos, tomen esta oración de The New York Times: “alguien en la agencia de inteligencia de Pakistán, sabía de la ubicación de Bin Laden, y lo ayudaba a protegerse”, donde dice Pakistán pongan Estados Unidos y donde dice Bin Laden cámbienlo por Posada Carriles y tendrán la llave del tesoro perdido por el FBI.

Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/05/08/cuba-bin-laden-y-los-tesoros-del-fbi/

Lo de Portugal no es un rescate

Pues eso, que no es a Portugal a quien se está rescatando. Se está rescatando a los inversores privados que además de tener títulos de deuda pública muy lucrativos tienen miedo a que finalmente éstos resulten incobrables. Cuando dicen Portugal, por lo tanto, no están queriendo decir “la ciudadanía de Portugal” porque resulta obvio que, precisamente, es esta ciudadanía la que va a rescatar con su pérdida de derechos a los otros, esto es, a esos ricos inversores que temen no poder ser más ricos en el futuro.

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