Perú - EEUU
Políticas para el hambre y el terror
En lo que se refiere al “crecimiento económico con inclusión social”, las
prioridades en políticas sociales, las inversiones en minería, “la puesta del
Perú en vidriera” y lo que hay que hacer en los diferentes sectores del Estado,
resulta tedioso e insultante escuchar al mandatario peruano repitiendo lo
escrito por el Banco Mundial y sus “entendidos”, en sus Manuales Un nuevo
contrato social para el Perú, El Perú en el umbral de una nueva era, y en la
“Estrategia de Alianza con el País (EAP) 2012-2016”. Igual ocurre, con el
ministro de economía cuando pontifica sobre las bondades de nuestro crecimiento
y el futuro promisor que nos espera, a partir del contenido de los mismos
documentos. En este caso, no podría ser de otra manera tratándose de un
antinacional co-gobernante de ese Banco. Su perorata contrasta con el futuro de
miles de niños de las escuelitas “marca Perú”, (de las que hablaba la
improvisada ministra de educación como la “cereza de la revolución educativa”
del actual gobierno), que añadirán a su escaso capital cultural los meses de
huelga de sus maestros reclamando mejoras salariales. Contrasta también con la
realidad de los niños y adultos enfermos u hospitalizados que sufren las
consecuencias de la prolongada huelga de los profesionales de la salud por
mejoras en sus condiciones de trabajo y por reinvidicaciones salariales. Pero,
como ya lo dije en una nota anterior, no habrá aumentos, porque la orden del BM
es “incrementar el ahorro fiscal” para favorecer a los mercaderes de los bienes,
equipos, instrumentos, insumos, materiales (sirvan o no), que trabajan como
socios del BM, del BID y de USAID asegurando “lucrativos negocios”.