La guerra de ocupación de los EEUU y la OTAN en Afganistán se mantendrá por lo menos otros cuatro años, pero la presencia militar occidental proseguirá en el país sin límites mucho más allá de 2015.
Este es el plan que el Nobel de la Paz Barack Obama presentará el viernes en la cumbre de la Alianza Atlántica de Lisboa: otros 48 meses de guerra “dura” a la manera de Petraeus (con una escalada de bombardeos aéreos y raids nocturnos de las fuerzas especiales cada vez más recios), a cuya terminación debería suceder la retirada del grueso de las “tropas combatientes” (si lo permiten los talibanes antes de finales de 2014) dejando sin embargo en el país decenas de miles de soldados de la OTAN con la tarea de asistir al ejército afgano en la continuación de la guerra (lo que presupone muchos años más de operaciones militares de apoyo a las tropas afganas)
Luego de haber padecido nueve años de ocupación y de guerra, se le están garantizando al pueblo afgano otros cuatro años dramáticos. Y serán los cuatro peores.
Desde que el pasado 5 de julio el general David Petraeus asumió el comando de las operaciones de guerra en Afganistán, los bombardeos aéreos de los aliados se volvieron más frecuentes: 400 en el mes de julio, 500 en agosto y 700 en setiembre. En octubre llegó a las costas de Pakistán un nuevo portaviones estadounidense (el USA Lincoln) y muy pronto debería llegar uno francés (el De Gaulle) en preparación de una ulterior escalada de la campaña aérea en Afganistán.
Lo que preocupa a los afganos ,tal vez más que el aumento de los bombardeos aéreos, es la creciente utilización de la táctica de los “night raids” los impactantes ataques nocturnos llevados a cabo por las fuerzas especiales (no solo estadounidenses) sobre las viviendas civiles “sospechosas”. Acciones brutales que aterrorizan a las poblaciones y que a menudo concluyen con el asesinato a sangre fría de mujeres, hombres y niños inocentes, con el acompañamiento de violencias gratuitas, humillaciones, robos y graves daños. Una práctica cada vez más difundida desde que llegó Petraeus al comando y a quién el presidente afgano Hamid Kazrai ha pedido con insistencia que pare, un pedido fríamente rechazado por el generalísimo estadounidense que expreso su “estupor y desagrado” por las “peligrosas” palabras de Karzai, quién a su vez también ha rechazado las de la Secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton defendiendo los raids nocturnos como un “componente clave” de la estrategia militar estadounidense.
Planificar otros cuatro años de guerra significa incorporar otras decenas de miles de afganos civiles a las listas de muertos, otros centenares de miles de inocentes heridos, mutilados y evacuados y al menos otros 2.500 jóvenes militares occidentales caídos (de acuerdo con el promedio del último año de esta guerra). Sin mencionar las decenas de miles de millones de euros que se esfumarán en momentos de grave crisis económica: sólo Italia gastará por lo menos 3.000 millones de euros si decide permanecer en Afganistán hasta 2014.
Fuente: http://it.peacereporter.net/
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