Desde la entrada en funcionamiento del euro, y según la agencia Eurostat de la UE, Grecia no había contabilizado en sus presupuestos anuales algunos gastos de carácter militar: por ejemplo, en 2001 no contabilizó un importe de 1.600 millones de euros. Ahora, con la grave crisis económica que atraviesa y para poder recibir ayudas de la UE, Grecia ha sido presionada para que reduzca su déficit público. Entre las medidas anunciadas para recortar gastos, además de las de carácter antisocial, que han levantado masivas protestas de la población, Grecia también ha tenido que abordar recortes en el gasto militar.
Hace falta recordar que Grecia es uno de los países más militarizados de la UE. Dedica un 3,6% del PIB a gasto militar y ocupa el quinto lugar en el ranking mundial de compradores de armas. Ahora el gobierno de Papandreu ha anunciado que reducirá en un millón de euros el presupuesto del Ministerio de Defensa de este año y que en años sucesivos rebajará el porcentaje del PIB hasta un 1,7%. Esto quiere decir renunciar a continuar invirtiendo en compras de armas. Entre los países afectados por la reducción de inversiones en armas se encontraban Francia y Alemania, que habían firmado recientemente importantes contratos de suministro. En el caso de Alemania, por ejemplo, se habían contratado con la empresa Thyssen Krupp dos submarinos y había cuatro más en negociación, con un coste total de 1.800 millones de euros. En el caso de Francia, seis fragatas, helicópteros y aviones de combate Mirage y Rafale por valor de 3.000 millones de euros. Ante la posible anulación de los contratos, la reacción de los gobiernos de Angela Merkel y Nicolás Sarkozy ha sido de presionar al gobierno griego para impedirlo, avisando que podrían poner en peligro las ayudas anunciadas de la UE. Por ejemplo, el gobierno de Alemania aprobó el pasado verano ayudas de 24.000 millones de euros para contribuir al rescate de la economía griega.
El Plan de Rescate elaborado por el FMI obliga a Grecia a ahorrar en defensa, pero al mismo tiempo exige respetar los contratos con empresas de armas, principalmente alemanas, también francesas y norteamericanas.
Resulta perverso que los países que más presionan a Grecia para poner su economía en “orden”, es decir, que están de acuerdo en que se recorten los salarios de los trabajadores y las ayudas sociales a la población, son a la vez sus principales proveedores de armas. Pero en cambio, Francia y Alemania no quieren perder sus contratos de ventas de armas. Cuando, precisamente, el gasto militar ha sido uno de los factores que ha llevado a Grecia a la quiebra, y ahora que el gobierno griego decidía recortarla, aparece el chantaje de los dos líderes europeos de la UE.
Hace falta recordar que Grecia es uno de los países más militarizados de la UE. Dedica un 3,6% del PIB a gasto militar y ocupa el quinto lugar en el ranking mundial de compradores de armas. Ahora el gobierno de Papandreu ha anunciado que reducirá en un millón de euros el presupuesto del Ministerio de Defensa de este año y que en años sucesivos rebajará el porcentaje del PIB hasta un 1,7%. Esto quiere decir renunciar a continuar invirtiendo en compras de armas. Entre los países afectados por la reducción de inversiones en armas se encontraban Francia y Alemania, que habían firmado recientemente importantes contratos de suministro. En el caso de Alemania, por ejemplo, se habían contratado con la empresa Thyssen Krupp dos submarinos y había cuatro más en negociación, con un coste total de 1.800 millones de euros. En el caso de Francia, seis fragatas, helicópteros y aviones de combate Mirage y Rafale por valor de 3.000 millones de euros. Ante la posible anulación de los contratos, la reacción de los gobiernos de Angela Merkel y Nicolás Sarkozy ha sido de presionar al gobierno griego para impedirlo, avisando que podrían poner en peligro las ayudas anunciadas de la UE. Por ejemplo, el gobierno de Alemania aprobó el pasado verano ayudas de 24.000 millones de euros para contribuir al rescate de la economía griega.
El Plan de Rescate elaborado por el FMI obliga a Grecia a ahorrar en defensa, pero al mismo tiempo exige respetar los contratos con empresas de armas, principalmente alemanas, también francesas y norteamericanas.
Resulta perverso que los países que más presionan a Grecia para poner su economía en “orden”, es decir, que están de acuerdo en que se recorten los salarios de los trabajadores y las ayudas sociales a la población, son a la vez sus principales proveedores de armas. Pero en cambio, Francia y Alemania no quieren perder sus contratos de ventas de armas. Cuando, precisamente, el gasto militar ha sido uno de los factores que ha llevado a Grecia a la quiebra, y ahora que el gobierno griego decidía recortarla, aparece el chantaje de los dos líderes europeos de la UE.
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