El hambre es mala consejera
El problema es tan serio por sus potenciales consecuencias catastróficas que 400 científicos de 35 países que lo investigaron concluyeron en que la producción de alimentos podría tener que duplicarse en los próximos 40 años para satisfacer las necesidades de la creciente población mundial. Todos ellos reconocieron que se desperdician grandes cantidades de alimentos y eso debería ser el foco de las medidas que se tomen en lugar de resolver la crisis que se avizora mediante la modificación genética como sugirieron otros especialistas.
Lo significativo de este estudio consiste en que fue ordenado por un gobierno que forma parte del exclusivo club de los poderosos privilegiados del actual injusto orden mundial, pero que no podría sustraerse en casa de un futuro desastre capaz de tocar todas las puertas. Aunque probablemente las conclusiones eludan la cuestión de fondo, que no es otra que la abismal desigualdad de riquezas y de acceso a las tecnologías y otros recursos para el desarrollo agrícola entre países ricos y pobres, al menos parecen imbuidas de sensata preocupación ante la realidad. Con certeza que sus patrocinadores, históricamente más astutos que sus aliados más íntimos del otro lado del Atlántico, proyectan prevenirse de dramáticos estallidos sociales como reguero de polvora, porque siempre se ha dicho de antaño en voz popular que el hambre es mala consejera.
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