martes, 2 de agosto de 2011

“Francia quiere controlar el petróleo de Costa de Marfil”

Marc Euler, activista que reside en Las Palmas, explica cuál es la situación de su país y los intereses internacionales en el conflicto armado.



JPG - 91.5 KBTras la llegada al poder en Costa de Marfil de Alassane Ouattara, del partido Alianza de los Republicanos, en noviembre pasado, gracias al apoyo de Francia y Naciones Unidas, la situación del país ha empeorado. Los combates se han recrudecido entre partidarios del anterior presidente Laurent Gbagbo, Frente Popular Marfileño, y las fuerzas del actual presidente. Según la ONU el país está al borde de otra guerra civil. A esto hay que sumar la situación de casi un millón y medio de refugiados en un país de 21,6 millones de personas.
DIAGONAL: ¿Qué ocurrió en las elecciones de noviembre pasado en Costa de Marfil?
MARC EULER: Mi país siempre ha mantenido unas relaciones de estrecha dependencia con Francia y los países francófonos del entorno. Laurent Gbagbo, anterior presidente, quería extender las relaciones comerciales a nuevas potencias, especialmente Rusia y China, y acabar con los privilegios exclusivos de las empresas exportadoras. Las elecciones las ganó Gbagbo, con el 51% de los votos, según lo ratificó el Tribunal Constitucional tras las denuncias de fraude. Pero la ONU, al dictado de Francia, certificó el resultado provisional de la comisión electoral, sin respetar las instituciones de Costa de Marfil ni su soberanía.
D.: ¿Por qué el presidente Alassane Ouattara ha recibido tanto respaldo internacional?
M.E.: Ouattara es un economista formado en EE UU, fue el director del Fondo Monetario Internacional para África. Además, mantiene alianzas con las potencias occidentales y sus transnacionales. Él pretendía conquistar el poder para realizar ajustes estructurales.
D.: ¿Qué intereses tiene Francia en Costa de Marfil?
M.E.: El Ejército francés está presente en el país desde hace más de 50 años, ha suplantado a los cascos azules de la ONU y ha armado a la guerrilla rebelde, permitiendo que traficase ilegalmente con oro, diamantes y otros productos de exportación como el algodón y el cacao. Costa de Marfil posee otras riquezas naturales, como café o petróleo, pero el 50% de las divisas van a parar al Tesoro francés.
D.: Se habla poco de los planes de EE UU en este conflicto.
M.E.: Francia y Estados Unidos quieren controlar el país. Sarkozy apuesta por su liderazgo, pero es un lacayo de EE UU, que quiere instalar la principal base militar de la United States Africa Command (AFRICOM), la agencia de EE UU para el control de los recursos energéticos de África, ahora en Stuttgart. Pretenden controlar todo el flujo de materias primas y petróleo procedentes de los países del Golfo de Guinea.
D.: ¿Qué papel juega la ONU y el Tribunal Penal Internacional (TPI)?
M.E.: Desde el inicio de la guerra civil (2002-2007), la ONU atacó a las fuerzas del Estado y fue cómplice en la estrategia de terror que utilizaron los rebeldes para ganar la guerra. Después, no atendieron las peticiones de ayuda de la población civil. Ahora el TPI dice que va a abrir investigaciones, pero sólo va a considerar los delitos de Gbagbo. En 2004 ya se hicieron otras investigaciones acerca del rearme de la rebelión, pero no se publicaron con la excusa de no entorpecer el proceso de paz.
D.: ¿Cuál es la situación actual de la población civil en su país?
M.E.: Desde que acabó el conflicto armado, los partidarios de Gbagbo están siendo perseguidos y asesinados. En el oeste del país se están atacando poblaciones de la etnia bété, que es la etnia de Gbagbo, y otras etnias emparentadas. Están destruyendo los poblados y asesinando a la población por ser de la misma raza que Gbagbo. Y se están matando intelectuales, periodistas y abogados. Tienen que esconderse o huir al exilio porque saquean sus viviendas, destruyen sus oficinas o son encarcelados. Incluso más de 600.000 funcionarios han perdido ya su trabajo por no haber apoyado a Ouattara durante la guerra. Y toda esta represión se está efectuando con la complicidad de Francia y la ONU. De eso no se informa porque todas las noticias salen de la Agence France-Press (AFP).
Hay que tener en cuenta que el Ejército de Ouattara está formado, en su mayoría, por mercenarios, expresidiarios y jóvenes y ahora que Ouattara tiene el poder ya no les paga, por lo que vuelven su odio contra la población, sembrando el terror. No se han recuperado las armas y los rebeldes cobran chantajes, ocupan casas, comisarías, residencias universitarias, roban y realizan pillajes.
La gente tiene que esconderse en la selva, sin poder atender a su familia. Además, existe un millón de refugiados dentro del país y otros 300.000 costamarfileños que huyeron a Liberia y Ghana. Pero los campos de refugiados carecen de financiación y la gente los abandona.
D.: ¿Cómo ve el futuro de su país?
M.E.: Costa de Marfil está destrozado, será difícil conseguir la reconciliación. Y empiezan las políticas liberales: ajustes, recortes salariales, revisión de contratos internacionales anteriores. Mayor aumento de la pobreza, más emigración y vandalismo. El Estado está cada vez más desestructurado, cada vez se parece más a Iraq.
Ouattara está construyendo una dictadura. Además, pretende nacionalizar a tres millones de habitantes de Burkina Faso para poder cambiar el censo. Está lanzando rumores de que soldados partidarios de Gbagbo quieren dar un golpe de Estado, pero es una excusa para seguir con la estrategia del terror y justificar las medidas dictatoriales que está tomando. Nos sentimos traicionados por la comunidad internacional, sobre todo por Naciones Unidas tras el apoyo a la ilegalidad y las armas. La ONU debería abandonar el país, disolverse, debería dejarnos en paz.

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