miércoles, 30 de noviembre de 2011


Apropiándose del sentido: los medios y los "mercados"
Los "mercados", acaso esa entelequia sociópata que se presenta como simpática a ojos del espectador creado por los medios de comunicación (verdaderas usinas de lanaturalización del lenguaje y la apropiación del sentido), parece que piensan tanto en los pueblos, que presionan a las autoridades políticas de Europa y el mundo para que tome decisiones y las aplique de manera urgente. Siempre tan incompetentes y lerdos los políticos, sobre todo ahora que son todos iguales y no sirven para nada. Claro, nosotros que no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo... tenemos autoridad moral y sociológica (ciudadanos y sociedad civil del siglo XXI) e hicimos un curso acelerado en la Escuela Austríaca casi sin darnos cuenta. 
Lo dicho, ahora parece que los "mercados" dieron un respiro positivo en las Bolsas debido a "rumores" de que finalmente los políticos europeos (Alemania) comprarán "deuda soberana" (¿alguien sabe si esa deuda es nuestra o no?). Y aquí mientras uno se despide indultando a un banquero, el otro se reúne con los banqueros antes que con nadie. 
Pero ellos son los profesionales, oiga. Ellos son los gestores y tecnócratas que saben lo que hacen y lo hacen por nuestro bien, el bien común. Y ahí están sus galardones, sus diplomas y sus matrículas de honor para demostrarlo. ¿Nosotros, masa amorfa y pancista, lo vamos a poner en duda? ¡Qué horror! ¿El vulgo? 
"Hay que hacer los deberes, señores", nos dicen. Y nosotros pensamos que si lo dicen ellos será por algo, si estamos así no es por nada. ¿No? 
Pero déjenme decirles. La sociedad no es un todo orgánico, sino una red compleja de grupos, cada uno con intereses distintos, y relacionados unos con otros en términos de su relación de poder con los grupos o clases dominantes. Las relaciones sociales son entendidas en términos de poder social, de una estructura de dominación y subordinación que nunca es estática, sino que es siempre el lugar de la resistencia y la lucha, la negociación y la aceptación. El poder social es el poder que alcanza un grupo o una clase servido por la estructura social como un todo. Y la lucha social es la contestación de este poder por los subordinados. En el terreno de la cultura, esta lucha toma forma de "la lucha por la apropiación del sentido" en la que las clases dominantes intentan "naturalizar" los sentidos que sirven a sus intereses , incorporándolos al "sentido común" de la sociedad como un todo, mientras las clases subordinadas se resisten a este proceso de distintas maneras y distintos grados, a la vez que intentan construir los suyos propios. 
Pero el intento de las clases dominantes de naturalizar estos sentidos NO es el resultado de una intención consciente de los miembros individuales de estas clases. Sin embargo la resistencia SÍ es frecuentemente consciente e intencional. No puede serlo de otra manera para combatirla, ya que la lucha que se emprende no es contra un enemigo visible, corpóreo, tangible... y éste no se puede combatir con otro invisible. Por eso, se suele acusar a las resistencias de estar ideologizadas y politizadas, cuando en realidad están luchando contra una hegemonía ideológica que se ha naturalizado e impregnado a través del tiempo en la Sociedad y la Cultura para transformarse en "sentido común", aparentemente desideologizada. 
Flexibilidad, liberalización, desregulación, agentes activos de la sociedad, sociedad civil, libre mercado, democracia y libertad, derechos humanos, estado de derecho... hasta las actuales primas de riesgo, deuda soberana, ajuste, reformas... y el tan manido "hacer los deberes". Todos forman parte de una perversión lingüística y una batería de eufemismos que se piensan en "absoluto" sin importar las verdaderas implicancias que tienen en una cultura determinada. 
¿Cómo entender acaso los silencios y la aprobación social europea en cuestiones tan flagrantes como en Libia y actualmente en Siria? 
Nuestra lucha por la descolonización del lenguaje y la reapropiación del sentido... es dura y enormemente difícil. Pero es necesaria. Por nuestros hijos. Por nuestro futuro.

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