Repsol se enriquece con los lotes y mercados cautivos de América Latina
¡Encontraron el Dorado!
Las pasadas semanas Repsol sorprendió a los accionistas con la noticia del descubrimiento histórico de 927 millones de barriles equivalentes de petróleo en el yacimiento de Vaca Muerta, Neuquén, Argentina. La noticia coló y los inversores premiaron a la compañía con un aumento del 6% de la cotización bursátil a las pocas horas de su difusión. Aunque exagerada por su contenido (pues según los analistas, ni son reservas probadas, ni el shale oil es todavía petróleo ya que necesita de costosos procesos de refinación)1 pareciera que la crisis mundial no afecta a la compañía petrolera, que sigue amasando altísimos beneficios. Pero si ellos ganan, ¿quién pierde?En el último lustro la estampa de Antoni Brufau, presidente de Repsol-YPF, abrazado a presidentes de diferentes países de América Latina se ha hecho familiar. No en vano, la compañía petrolera ha apostado millonarias inversiones en la exploración de nuevas áreas y el desarrollo de campos productivos que han engrosado unas reservas muy cotizadas en los mercados bursátiles. Otra estrategia ha sido formar sociedades mixtas con las empresas nacionales, para conseguir áreas prioritarias y superar las resistencias gubernamentales. De este modo, los países productores, que a la vez son consumidores, abren sus puertas a la compañía, entregando unos combustibles para que la compañía los exporte, o los venda al propio país con un gran margen de ganancias.
Mientras la compañía anuncia en las bolsas sus fabulosos hallazgos en zonas no tradicionales, los habitantes de estas regiones sufren los pasivos ambientales del avance de la frontera extractiva. Y los conflictos afloran con el petróleo.
Petróleo bajo el mar
En Brasil, Repsol materializó a finales del pasado año un acuerdo con la empresa china Sinopec para desarrollar conjuntamente los proyectos de exploración y producción que posee en las Cuencas de Santos, Campos y Espírito Santo, donde participa en 14 bloques, de los cuales opera siete.
En las últimas semanas, el consorcio Repsol Sinopec Brasil anunció descubrimientos de importantes reservas en varios pozos en la costa de Vitoria y Sao Paolo a profundidades entre 2 y 5 kilómetros. Estos hallazgos se añaden a otros mega-yacimientos que Repsol ya contabilizó en los pasados años y que le posicionaron en una de las empresas líderes en descubrimientos en aguas profundas.
Pero entre la detección de reservas ubicadas a kilómetros bajo la superficie y su posterior extracción, existen riesgos e impedimentos tecnológicos que - sirva el desastre del golfo de México de 2010 como precedente- conviene no subestimar.
En aguas colombianas, Repsol se propone realizar exploración y explotación petrolera en las Cayos del Norte, parte del archipiólago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. El proyecto ha levantado la oposición del pueblo indígena raizal y de organizaciones ambientalistas por poner en peligro los sistemas coralinos del conocido Mar de los Siete Colores.
Gas guaraní para la exportación
En Bolivia, Repsol se asoció a YPFB para formar la empresa PetroAndina SAM y conseguir nuevas áreas de exploración en la Amazonía.
Más al sur, en el Chaco, la compañía sigue perforando pozos exitosos en el interior de territorios indígenas. El Bloque Caipipendi, de 123.000 hectáreas que se superponen a los Territorios Comunitarios de Orígen Itika Guasu, Tentayapi, y al Parque Nacional Aguaragüe, ya se han puesto en marcha 5 pozos a profundidades de hasta 6.000 metros. En 2010 Cristina Fernandez y Evo Morales inauguraron un nuevo gasoducto de 40 kilómetros para unir este bloque con la red de gasoductos argentinos y asegurar mayores flujos de exportación hacia el mercado argentino, deficitario de este combustible - a pesar de que este país permite a las empresas exportar el gas a chile y otros países.
El pasado octubre, Repsol anunció la inversión, junto a su socia Pan American Energy de 1.400 millones de dólares para seguir perforando nuevos pozos con el horizonte de aumentar la producción de 3 a 14 millones de metros cúbicos diarios de gas en los próximos tres años. Con este repunte productivo "se garantizará los contratos de exportación a Argentina y por supuesto satisfacer el mercado interno", el cual, valga decirlo, todavía es mínimo por no contar con una red de suministro domiciliario.
Amenazada por el bloque Caipipendi, la comunidad guaraní de Tentayape, declarada como Patrimonio Historico Cultural de los Guaranís en 2006, ha defendido a ultranza una posición de determinante rechazo a cualquier entrada de la compañía en su territorio. La empresa, a sabiendas de las reservas gasíferas que aguardan bajo el suelo de la comunidad, acorrala su territorio implantando cada vez más infraestructuras en la zona.
Amenazas a los pueblos amazónicos
Repsol opera en varios lotes en la Amazonía del Perú. Al norte, en el controvertido Lote 39, se discute la existencia o invención de pueblos en aislamiento voluntario. Mientras las organizaciones indígenas piden la creación de una reserva territorial que los proteja, Repsol niega su existencia en base a la colocación de trampas fotográficas. Mientrastanto, la francesa Perenco, ha obtenido la licencia para la construcción de un oleoducto en el vecino Lote 67, también en territorios de posible presencia de pueblos aislados.
Al sur del país, Repsol es socia del consorcio Camisea, que opera al interior de la Reserva Territorial Nahua Kugakapori Nantis. Pluspetrol, la operadora del Lote 88, ha iniciado hace unos meses cuestionados movimientos no previstos al interior de la reserva, contratando a comunarios del pueblo Nahua, en situación de contacto inicial, para actividades de vigía ante posibles encuentros con grupos aislados.
A parte, el descubrimiento de enormes bolsas de gas en el vecino Lote 57 ha empujado a Repsol a iniciar un ambicioso proyecto de industrialización de la selva. Para este año, peinará sus bosques con un proyecto de sísmica 3D que afectará 2.360 Km de la Reserva Comunitaria Machiguenga, así como su área de amortiguamiento y la del Parque Nacional Otuqui. También proyecta la contrucción de 22 pozos más que se añadirán al pozo ya perforado Kinteroni I y una conexión de gasoductos entre los pozos de los lotes 57, 56 y 88.2
En la región del Madre de Dios, el lote 76 operado por Repsol y Hunt, genera conflictos por la invasión con la Reserva Comunal Amarakaeri, pues se superpone a casi todo el territorio de la reserva y sin que se les haya efectuado la consulta previa a sus habitantes.
Repsol obtuvo un beneficio neto de 1.901 millones de euros en los nueve primeros meses de 2011, un 6,4% superior al año anterior. Buenas noticias para la bolsa, malas para los pueblos que cobijan el filón hidrocarburífero.
Mientras la compañía anuncia en las bolsas sus fabulosos hallazgos en zonas no tradicionales, los habitantes de estas regiones sufren los pasivos ambientales del avance de la frontera extractiva. Y los conflictos afloran con el petróleo.
Petróleo bajo el mar
En Brasil, Repsol materializó a finales del pasado año un acuerdo con la empresa china Sinopec para desarrollar conjuntamente los proyectos de exploración y producción que posee en las Cuencas de Santos, Campos y Espírito Santo, donde participa en 14 bloques, de los cuales opera siete.
En las últimas semanas, el consorcio Repsol Sinopec Brasil anunció descubrimientos de importantes reservas en varios pozos en la costa de Vitoria y Sao Paolo a profundidades entre 2 y 5 kilómetros. Estos hallazgos se añaden a otros mega-yacimientos que Repsol ya contabilizó en los pasados años y que le posicionaron en una de las empresas líderes en descubrimientos en aguas profundas.
Pero entre la detección de reservas ubicadas a kilómetros bajo la superficie y su posterior extracción, existen riesgos e impedimentos tecnológicos que - sirva el desastre del golfo de México de 2010 como precedente- conviene no subestimar.
En aguas colombianas, Repsol se propone realizar exploración y explotación petrolera en las Cayos del Norte, parte del archipiólago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. El proyecto ha levantado la oposición del pueblo indígena raizal y de organizaciones ambientalistas por poner en peligro los sistemas coralinos del conocido Mar de los Siete Colores.
Gas guaraní para la exportación
En Bolivia, Repsol se asoció a YPFB para formar la empresa PetroAndina SAM y conseguir nuevas áreas de exploración en la Amazonía.
Más al sur, en el Chaco, la compañía sigue perforando pozos exitosos en el interior de territorios indígenas. El Bloque Caipipendi, de 123.000 hectáreas que se superponen a los Territorios Comunitarios de Orígen Itika Guasu, Tentayapi, y al Parque Nacional Aguaragüe, ya se han puesto en marcha 5 pozos a profundidades de hasta 6.000 metros. En 2010 Cristina Fernandez y Evo Morales inauguraron un nuevo gasoducto de 40 kilómetros para unir este bloque con la red de gasoductos argentinos y asegurar mayores flujos de exportación hacia el mercado argentino, deficitario de este combustible - a pesar de que este país permite a las empresas exportar el gas a chile y otros países.
El pasado octubre, Repsol anunció la inversión, junto a su socia Pan American Energy de 1.400 millones de dólares para seguir perforando nuevos pozos con el horizonte de aumentar la producción de 3 a 14 millones de metros cúbicos diarios de gas en los próximos tres años. Con este repunte productivo "se garantizará los contratos de exportación a Argentina y por supuesto satisfacer el mercado interno", el cual, valga decirlo, todavía es mínimo por no contar con una red de suministro domiciliario.
Amenazada por el bloque Caipipendi, la comunidad guaraní de Tentayape, declarada como Patrimonio Historico Cultural de los Guaranís en 2006, ha defendido a ultranza una posición de determinante rechazo a cualquier entrada de la compañía en su territorio. La empresa, a sabiendas de las reservas gasíferas que aguardan bajo el suelo de la comunidad, acorrala su territorio implantando cada vez más infraestructuras en la zona.
Amenazas a los pueblos amazónicos
Repsol opera en varios lotes en la Amazonía del Perú. Al norte, en el controvertido Lote 39, se discute la existencia o invención de pueblos en aislamiento voluntario. Mientras las organizaciones indígenas piden la creación de una reserva territorial que los proteja, Repsol niega su existencia en base a la colocación de trampas fotográficas. Mientrastanto, la francesa Perenco, ha obtenido la licencia para la construcción de un oleoducto en el vecino Lote 67, también en territorios de posible presencia de pueblos aislados.
Al sur del país, Repsol es socia del consorcio Camisea, que opera al interior de la Reserva Territorial Nahua Kugakapori Nantis. Pluspetrol, la operadora del Lote 88, ha iniciado hace unos meses cuestionados movimientos no previstos al interior de la reserva, contratando a comunarios del pueblo Nahua, en situación de contacto inicial, para actividades de vigía ante posibles encuentros con grupos aislados.
A parte, el descubrimiento de enormes bolsas de gas en el vecino Lote 57 ha empujado a Repsol a iniciar un ambicioso proyecto de industrialización de la selva. Para este año, peinará sus bosques con un proyecto de sísmica 3D que afectará 2.360 Km de la Reserva Comunitaria Machiguenga, así como su área de amortiguamiento y la del Parque Nacional Otuqui. También proyecta la contrucción de 22 pozos más que se añadirán al pozo ya perforado Kinteroni I y una conexión de gasoductos entre los pozos de los lotes 57, 56 y 88.2
En la región del Madre de Dios, el lote 76 operado por Repsol y Hunt, genera conflictos por la invasión con la Reserva Comunal Amarakaeri, pues se superpone a casi todo el territorio de la reserva y sin que se les haya efectuado la consulta previa a sus habitantes.
Repsol obtuvo un beneficio neto de 1.901 millones de euros en los nueve primeros meses de 2011, un 6,4% superior al año anterior. Buenas noticias para la bolsa, malas para los pueblos que cobijan el filón hidrocarburífero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario