La ultraderecha se articula en torno al candidato
conservador de Venezuela Henrique Capriles. Sus planes contrarrevolucionarios
tienen como operador en Bolivia a un personaje corresponsable de la Masacre de
Octubre de 2003.
Por
José M. Rodríguez
Apenas
a unas horas de las elecciones presidenciales en Venezuela, donde no sólo se
decidirá quién regirá los designios del país, sino el tipo de gobierno -si el
revolucionario, solidario, humanitario y del pueblo del presidente Chávez, o el
de oligarcas y fascistas encabezado por Henrique Capriles-, el candidato
opositor, ante una inminente derrota en las urnas, prepara un Plan B, que
incluye denuncia de fraude, violencia y desestabilización.
Para
llevar adelante sus planes pide apoyo a sus lacayos de las organizaciones y
partidos de derecha de toda América, representados en Bolivia por el diputado y
ultraconservador Adrián Esteban Oliva Alcázar, quien, por instrucciones de
Capriles, se ha dado a la tarea de organizar mítines de apoyo al candidato
venezolano.
La
intención es denunciar a Chávez de preparar un fraude y así justificar, en La
Paz y en otras capitales de la región, el Plan B de la derecha venezolana y de
Capriles de desconocer la derrota electoral.
No
son extraños ni nuevos los vínculos Capriles-Adrián Oliva, pues éste último fue
protagonista exclusivo de la campaña realizada por legisladores
ultraderechistas de la región a favor de la excarcelación del terrorista
venezolano Alejandro Peña Esclusa (detenido en Caracas en 2010 con un kilogramo
de explosivo C4 y cien detonadores que usaría en atentados terroristas).
Oliva
creó también la Alianza Parlamentaria por la Democracia en las Américas (APDA)
bajo la tutela de la archi reaccionaria y golpista UnoAmérica, con el fin de
impedir la reelección del presidente Chávez, y desacreditar el proceso
revolucionario bolivariano y sus similares en la región, al tiempo que apoyó a
los golpistas de Honduras y Paraguay.
Tampoco
es extraño que Adrián Oliva sea uno de los invitados de lujo de Henrique
Carriles el próximo domingo, para conformar el grupo de ‘observadores’ de su
equipo de campaña.
Lo
único bueno de esa llamada ‘observación’ o ‘acompañamiento’ es que Oliva, junto
con otros parlamentarios que integran la APDA -presentes el 7 de octubre en
Venezuela-, podrá constatar que pese a sus planes terroristas, el pueblo
bolivariano se crecerá con una victoria, como anticipó el presidente Chávez.
Al
pueblo boliviano es bueno recordarle quién es Oliva: un farsante de la derecha
que intenta pasar por político y parlamentario, sin ir más allá de una figura
mediocre en el ámbito nacional; un segundón de sus amos del conservadurismo
internacional, quienes le pagan viajes para que trate de proyectarlo en el
exterior, pues en su país no se le conoce o se le detesta.
Oliva
es diputado por Convergencia Nacional, con fuertes vínculos con
ultraderechistas y corruptos en Tarija, además de privilegiado testaferro de
los hermanos Cossío, quienes le ayudaron a hacer fortuna, junto con su esposa,
gracias a manejos irregulares de contratos en la gobernación de Tarija.
El
referido personajillo oculta su actuación como viceministro de Interior de un
gobierno funesto del pasado, cuyas decisiones represivas y violadoras de los
derechos humanos contra el pueblo boliviano podrán darse a conocer en adelante.
En
la actualidad, apoya y auspicia la campaña de Capriles en Venezuela, de donde
es su líder y patrón, el terrorista Alejandro Peña Esclusa, quien desde joven
fue fichado por preparar un atentado contra el Sumo Pontífice durante la visita
de éste a Venezuela.
Oliva
y Peña Esclusa son pagados por los Servicios Especiales de Estados Unidos, para
la subversión en Latinoamérica y la desestabilización de gobiernos
antiimperialistas.
Los
lazos entre Oliva y Capriles muestran los verdaderos nexos entre el candidato
opositor venezolano, y la organización de ultraderecha y terrorista UnoAmérica
-dirigida por Oliva desde que Peña Esclusa permanece en prisión-, la cual tiene
sus manos manchadas de sangre por pedido de Estados Unidos y por vínculos
estrechos con sicarios de la Operación Cóndor.
Cómo
olvidar que Oliva fue protagonista de la masacre de Octubre Negro de 2003, y
que ha sido protagonista con la derecha externa de intentos golpistas y
atentados contra el presidente Evo Morales.
No
resulta casual que haya creado APDA antes de comenzar 2012, año electoral en
Venezuela, como la más actual representación de UnoAmérica, pero con cobertura
parlamentaria, una organización subversiva encargada de promover golpes de
Estado, asesinatos y hechos de violencia en Venezuela.
Oliva
pretende utilizar el escenario de las elecciones venezolanas con el propósito
de hostigar no sólo a este país, y le sirva como precedente para oxigenar a las
maltrechas fuerzas de oposición al presidente Evo e intentar trasladar la
estrategia de un candidato único de oposición a las elecciones de 2014.
Sin
más camino que seguir, la oposición boliviana necesita por propia supervivencia
que el experimento de ‘unidad’ de la derecha venezolana funcione.
UnoAmérica
ha sido reiteradamente acusada por sus vínculos con la CIA y financiada por la
National Endowment For Democracy (NED), agencia que al mismo tiempo abastece
monetariamente los proyectos, viajes y eventos de APDA.
El
logo de UnoAmérica, representado por una mira de rifle apuntando al continente,
es elocuente y concuerda con los utilizados por el Tea Party republicano del
Norte.
Estados
Unidos, a través de la CIA y sus agencias pantallas la NED, la USAID, el IRI y
Freedom House, entre otras, ha ensayado todas las formas de guerra sucia para
derrocar a la pujante revolución bolivariana hasta llegar a crear una figura a
su imagen y semejanza, el candidato Henrique Capriles, apoyado por Adrián Oliva
y su organización.
Ahora
es probable que Adrián Oliva, con el dinero de sus amos, el mismo que empleó
para su recorrido por Europa el mes de septiembre en interés de defender a
connotados terroristas, se mueva hacia Venezuela para participar una vez más en
la guerra sucia contra Chávez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario