Alemania crecerá este año un 3,2%, pero no está cumpliendo con su papel de locomotora europea, señala el Fondo Monetario Internacional en su informe anual sobre la economía alemana. “Alemania no está siendo locomotora económica para Europa, sus importaciones de otros países europeos son un mero reflejo de la demanda global: sus exportaciones aumentan en la medida en que lo hace el comercio mundial”, señala el informe.
Alemania no crea efecto tirón, por su poco empeño en incentivar el consumo interno de su población, la mayor de la UE. Para que el país pueda contribuir a un mayor ritmo de crecimiento europeo, “eso debe cambiar”, dice el informe. Si no hay reformas en el actual modelo alemán, con un crecimiento estrictamente basado en la exportación, “sus perspectivas de crecimiento a largo plazo, estimadas en un 1,25% anual, continuarán siendo bajas”, señala el documento.
Más allá del discurso que defiende el gobierno, el consumo interno alemán está estancado desde hace más de una década. La venta al por menor está estancada desde 1998 y su peor valor desde entonces se ha registrado el pasado mayo, en pleno crecimiento. Es una clara consecuencia del estancamiento salarial: los salarios reales se han quedado estancados al nivel de 1991 en Alemania, como resultado de una estrategia nacional al servicio de la empresa exportadora. Eso explica lo que las encuestas revelan: que aunque la economía vaya bien, la gente va mal. A la pregunta; “la economía alemana está creciendo, ¿percibe usted provecho de ello?”, un 72% responde que no y un 26% que si, en la última encuesta de Infratest.
“En medio del crecimiento y del boom económico, la gente tiene en Alemania tan poco dinero en los bolsillos que está comprando menos que nunca en trece años”, dice el economista jefe de la UNCTAD, Heiner Flassbeck. Eso resulta “escandaloso”, porque los políticos alemanes les dicen a los socios europeos, “que el crecimiento alemán está siendo sostenido también por la demanda interna y que Alemania es la locomotora de Europa, lo que no es el caso”, dice Flassbeck.
Por otro lado, los efectos de las dudas sobre Italia han tenido consecuencias inmediatas en el país. La restructuración griega ha dejado de ser tabú, con artículos prácticamente idénticos en los dos grandes diarios económicos alemanes de ayer, y la convicción de que la política de parches practicada hasta ahora ya no da más de sí.
“Ya no basta con un par de paquetes de rescate o con el aumento del fondo de salvación del euro hasta 1500 millardos”, señala en su editorial el Financial Times Deutschland. De lo que se trata ahora es de, “organizar conjuntamente las deudas con una unión fiscal y con eurobonos”, dice el diario.
Un diputado importante del sector económico del partido de Merkel, Georg Schimbeck, ha dicho, incluso, lo que Alemania siempre ha conjurado como anatema en esta crisis: “de la misma forma en que en Alemania los estados ricos apoyan a los pobres, Europa debe poner en marcha un mecanismo de compensación financiera entre los competitivos del norte y los estructuralmente débiles del sur”.
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