viernes, 12 de agosto de 2011

EL FÚTBOL COMO MÉTODO DE CONTROL DE MASAS ¿ALGUIEN PENSABA LO CONTRARIO?


El fútbol, más que un deporte
Lo que debería ser un deporte más, lo han convertido en un espectáculo doblemente poderoso, mueve enormes cantidades de dinero y sirve como herramienta de control de masas.
Supongo que este artículo recibirá muchas críticas o será rechazado por la mayoría de los lectores, debido al elevado porcentaje que tiene esta práctica deportiva. Adelanto que no tengo nada en contra de estas personas, que libremente eligen lo que les gusta o no.

Mi reflexión tratará de ser imparcial y objetiva.

Entiendo que como deporte, el fútbol es, como otros, tan digno de practicar o ver, pues conjuga una serie de valores positivos, es socializador, se trabaja en equipo, precisa de estrategia y de capacidad física.

Así, es practicado en escuelas y colegios, ya que es un buen ejercicio físico y permite la integración de sus participantes en un grupo y por ende en la sociedad.

Como se puede observar, hasta ahora sólo he destacado el aspecto positivo de este deporte, que aunque es un deporte de contacto, el nivel de riesgo al practicarlo es relativamente bajo.

Pero, lo que describo no tiene nada que ver con el fútbol profesional y los que manejan los hilos de esta gran factoría de ganar mucho dinero, eso sí, para unos pocos elegidos.

Es tal la telaraña que han diseñado los que mandan en el fútbol, que ya desde muy niños, se les dota con todo el equipo necesario, calzón, camiseta, medias, botas,etc. y esto ser repite en numerosas categorías y divisiones hasta llegar la profesional.
Sumemos además las miles de peñas deportivas particulares más todas las variantes de fútbol, futbito, fútbol 7,...

Bien, pues ahí entran las multinacionales de ropa deportiva, la cual confeccionan en los países asiáticos pagando sueldos de miseria.

Realmente, es una tarea ardua de describir lo que ocurre cada semana en torno al fútbol.

En las ligas o liguillas de los más de 8000 pueblos españoles, os niños, adolescentes y adultos se desplazan a otras localidades para disputar el encuentro de esa jornada.

Parecería que es un país que vive permantemente en un estadio de fútbol.

Ahora es cuando entra en juego el aspecto mediático. Televisiones, periódicos deportivos, radios e internet llevan a cabo una cobertura bestial, a nivel local, provincial, regional y nacional. Nada se queda sin cubrir.

Y ahí entra la publicidad, la clave de que esto sea así. Las grandes empresas y multinacionales gastan enormes cantidades en patrocinar a los equipos.

Los flujos de dinero llegan al equipo a través de socios y no socios con el pago de sus entradas, la publicidad y de los derechos por retransmitir el encuentro vía radio o TV, si es el caso.

Esa enorme recaudación en los equipos profesionales, permite que directivos y jugadores ganen cantidades de dinero desorbitadas, contándose por varios millones de euros al año.

¿Y qué dice Hacienda de esto? pues nada, el gobierno les permite tributar al 20% igual que un mileurista. ¿injusto verdad?

PP y PSOE, como siervos del Capital que son, lo permiten con toda naturalidad.

Y esto es lo más grave del asunto, permiten que una minoría muy selecta se hagan millonarios y sean tratados como mileuristas desde el punto de vista fiscal.

Otro aspecto a destacar, es el uso que el poder político hace de este deporte espectáculo.

Suelen dar raciones extra o usarlo como cortina de humo para contrarrestar el descontento de una parte de la población por algún tipo de conflicto social o de recorte social que se haga sobre esta.

Es un arma de control de masas.
Cualquier noticia relevante en el fútbol, cobra interés nacional al instante, ya que de ello se encargan los medios de comunicación en manos del poder.
Esa novedad es comentada a sus vez en cafeterías, bares, todo tipo de centros comerciales, en el trabajo, y en los hogares.
Es el tema de conversación, que "futborito" ha fichado por tal equipo por tropecientos millones de euros, por ejemplo.

Para finalizar, decir una vez más, que como deporte es tan interesante o más que otros, pero como espectáculo es una telaraña cuyos hilos mueven los poderosos para lucrarse y de paso ejercer como una herramienta útil para controlar a la sociedad.

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