Llamadla la guerra FOL; la guerra R2P (como en “responsabilidad para proteger” el saqueo occidental; la guerra Air France; la guerra Total); en todo caso los FOL lo pasaron increíblemente bien alardeando de su victoria.
El Gran Liberador Árabe, el presidente neo-napoleónico Nicolas Sarkozy, exultaba alegría: “Nos hemos alineado con el pueblo árabe en su aspiración de libertad”. Bahreiníes, saudíes, yemenitas, para no hablar de tunecinos y egipcios, tienen derecho a sentirse desconcertados.
Sarko agregó: “Se salvaron decenas de miles de vidas gracias a la intervención”. Incluso los “rebeldes” hablan de que hay por lo menos 50.000 muertos, y la OTAN sigue adicta a un salvaje desenfreno de bombardeos.
El emir de Qatar por lo menos admitió que Muamar Gadafi en fuga no podría haber sido derrocado sin la OTAN. Pero agregó que la Liga Árabe podría haber hecho más; de hecho lo hizo, suministrando una votación fraudulenta que abrió la puerta para la Resolución 1973 de la ONU redactada por ingleses, franceses y estadounidenses.
El primer ministro interino del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mahmud Jibril, afirmó “El mundo apostó por los libios y los libios mostraron su valor e hicieron realidad su sueño”. “Mundo” significa ahora OTAN y un grupo de retrógradas monarquías del Golfo Pérsico. En cuanto al resto, cállense la boca.
Sin embargo, el más siniestro debe de haber sido, típicamente, el secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen: “No tenemos ningún plan de intervenir en conflictos en la región”. Y luego vino el inevitable “pero”. Rasmussen agregó: “Pero hablando de modo más general, pienso que esto debiera establecer un modelo. Hemos demostrado una capacidad de actuar en apoyo de las Naciones Unidas y hemos demostrado una capacidad de incluir a socios de fuera de la OTAN en semejantes operaciones.”
África y Medio Oriente, para no habar de la mayor parte del Sur del globo, ya lo sabéis: Ahora rige el imperialismo humanitario, bajo el disfraz de R2P.
Se aseguran el botín
Horas antes de la juerga de París, el periódico francés Liberation publicó en su web una carta escrita solo 17 días después de la Resolución 1973 de la ONU. En la carta, el CNT, ratifica un acuerdo por el que cede no menos de un 35% de la producción total de petróleo crudo de Libia a Francia a cambio del apoyo “humanitario” de Sarko.
La carta va dirigida a la oficina del emir de Qatar (el intermediario entre el CNT y Francia desde el principio), con una copia al entonces secretario general de la Liga Árabe, Amr Moussa. El membrete es del Frente Popular por la Liberación de Libia.
La promesa corresponde en su totalidad a lo que un funcionario de una compañía petrolera de Cirenaica dijo la semana pasada, que los “ganadores” del auge petrolero serían las naciones que apoyaron al CNT desde el principio.
Como era de esperar, los desmentidos se acumularon. El Quai d'Orsay –Ministerio de Exteriores francés– dijo que nunca había oído hablar de un documento semejante. Lo mismo vale para Mansur Said al-Nasr, enviado especial del CNT a la conferencia de París. El hombre del CNT en Gran Bretaña, Guma al-Gamaty, agregó que todos los futuros contratos petroleros se otorgarán “sobre la base del mérito”. E incluso el gigante de la energía Total tuvo que entrometerse: su principal ejecutivo, Christophe de Margerie, juró que nunca había discutido acuerdos petroleros con el CNT.
Como si Sarko y Total fueran altruistas, humanitarios al estilo de Rousseau que nunca dedicarían un pensamiento a 44.000 millones de barriles de petróleo. Total ya estuvo en Bengasi en junio pasado discutiendo negocios con el CNT. Ya ha comenzado una acerba “guerra petrolera” intraeuropea entre Total y ENI de Italia.
ENI –activa en Libia desde 1959– ya ha firmado un acuerdo con el CNT para reanudar las operaciones y suministrar de inmediato combustible a Libia a cambio de futuros pagos en petróleo. El esfuerzo de Total apunta a asegurarse un trozo mayor de la torta energética de Libia del que ya tenía, en futuros contratos.
Arrastrándose hacia Arabia
Es casi oficial. Libia ya no está en África. Se ha reubicado (¿mejorado?) hacia Arabia. Tal vez lo ordenó por decreto el rey Abdullah de Arabia Saudí y nadie se dio cuenta. Los FOL no incluyen africanos. La Unión Africana (UA) se ha negado a reconocer al CNT; solo lo hará cuando se haya instalado un gobierno legítimo.
Cuando la OTAN siguió la ruta Air France –liberación desde arriba, en clase preferente– la UA solicitó desde el comienzo un cese al fuego y negociaciones. Los FOL la ignoraron con arrogancia imperial.
Tal vez los africanos se hayan dado cuenta de que la misión de “proteger civiles” de la OTAN ahora incluye bombardear Sirte, donde los proyectiles inteligentes apuntan solo a “malvados” partidarios de Gadafi disfrazados de civiles, mientras los buenos escapan sin daño.
Tal vez los africanos han sido los únicos que han escuchado la amenaza de la era de Vietnam del miembro del CNT Ali Tarhouni –muy acomodado con Qatar– quien dijo, hablando de las pocas ciudades y regiones que siguen siendo leales a Gadafi: “A veces para ahorrar derramamiento de sangre, tienes que derramar sangre, y mientras más rápido lo hagas, menos sangre se derramará”.
Tal vez los africanos fueron los únicos que se dieron cuenta de la ininterrumpida limpieza étnica perpetrada por los “rebeldes” de la que se ha informado cada vez más (pero no en los medios corporativos); como si nadie supiera que la gente en Cirenaica tiene prejuicios históricos extremos hacia los africanos subsaharianos.
O tal vez los africanos se dan cuenta de los motivos de los planes de los FOL: el nuevo estatus libio de colonia occidental apenas disfrazada; y la fábula neo-orwelliana del imperialismo humanitario.
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