Libia, una nueva víctima del neocolonialismo, del control indirecto de los estados hegemónicos sobre sus antiguas colonias. Se hace imprescindible una crítica de la realidad que nos ofrecen los medios de comunicación masivos, violencia y xenofobia son los contundentes argumentos para erradicar cualquier resistencia de los pueblos contra los planes del Imperio. Lejos queda el discurso pacificador utilizado por Naciones Unidas durante el asedio a la capital de ex-yugoslavia, Sarajevo, en 1992, queda poco de la cordialidad mostrada entre los países que integraron el contingente militar aliado.
La reciente abstención de Rusia y China en las votaciones del Consejo de la ONU permitió aprobar la aplicación del uso de la fuerza en Libia, pero todo parece indicar que el voto sera negativo en el supuesto que Siria sea el próximo país donde el organismo adopte las medidas para realizar una intervención en el marco de la guerrerista doctrina "Responsabilidad de Proteger" (R2P). Comparando el perfil político de los dirigentes de ambas naciones, Muamar Gaddafi y Bashar al-Assad, tan similares, es difícil encontrar motivos éticos que justificaran la abstención en el caso libio.
Tampoco son tan cordiales las relaciones en el seno de la Alianza Atlántica, el periodista Pepe Escobar relata la rocambolesca muerte del lider rebelde, Abdel Fatah Younis, asesinado por sus propias tropas al descubrir que era un agente francés que pactaba el final del conflicto con el hijo del coronel Gaddafi. (1)
La agresión a Libia continúa, la OTAN ha afirmado que atacará con bombarderos y apoyo paracaidistas hasta que Gadafi deje de ser una amenaza, se prevé una guerra civil prolongada, esto hace suponer las características tribales de la nación, favorables al clan del exmandatario, así como el refugio que puede proporcionar a las tropas los miles de kilómetros del río subterráneo alimentado por los acuíferos en la zona desértica. Es de destacar la formación de un un ejército "mercenario" en el norte de Africa, la ofensiva corre el riesgo de convertirse en una guerra de maniobra contra las vecinas repúblicas de Argelia o Niger.
Las revoluciones de Túnez y Egipto fueron ferozmente reprimidas, consiguieron expulsar al dictador y promesas incumplidas de democracia para terminar siendo revoluciones liberales de la mano del "amigo" americano, por ende revoluciones anticomunistas, como ha sucedido en Libia y previsiblemente en Siria.
Dentro de nuestras fronteras peninsulares el movimiento 15M puede correr parecida suerte al quedar reducido a la cultura del gueto o ser mediatizado por grupos pseudo revolucionarios en lugar de hacer propuestas concretas y plurales como la campaña por la Tercera República.
1. Pepe Escobar, "Bienvenidos a la 'democracia' en Libia", Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=134526
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