“Embajada Virtual” de los Estados Unidos
La caliente “guerra fría” contra Irán
La administración del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, abrió una nueva escalada en su agresiva política contra Irán, tras la inauguración de una “Embajada Virtual”, completamente on line, en la web, para transmitir al pueblo iraní en idioma inglés y en lengua farsi, los intereses subversivos de Washington.
Según explicó el Departamento norteamericano de Estado, citado por agencias cablegráficas, "esta página de Internet no es una verdadera misión diplomática formal, ni representa una embajada real acreditada ante el gobierno de Teherán. Pero, en ausencia de un contacto directo, puede funcionar como puente entre los dos pueblos, el estadounidense y el iraní”.
Este hecho hostil hacia Irán, sin precedentes en la historia diplomática reciente, rememora los peores momentos del período de la “guerra fría”, cuando los Estados Unidos, principal responsable de ese conflicto en las relaciones internacionales del siglo XX, utilizó los más importantes avances tecnológicos aplicados a la radio y televisión en su estrategia de contener, hacer retroceder y liquidar a sus adversarios socialistas en Europa del Este, y en otras regiones del mundo.
Con la “Embajada Virtual”, Obama profundiza la política oficial de los Estados Unidos de “cambio de régimen” en Irán, y ha optado por aplicar un poder no ya tan blando como el de las nuevas tecnologías, para conquistar las mentes y los corazones de los jóvenes y de todos aquellos sectores sociales iraníes que, siendo susceptibles a la desobediencia civil, pudieran crear una situación de “sublevación popular” que dañaría la imagen y la credibilidad del gobierno presidido por Mahmud Ahmadineyah.
Sin descartar un conflicto caliente de consecuencia nuclear en esa convulsa región del planeta, los Estados Unidos juega a la “guerra fría” en la búsqueda de obtener un escenario de enfrentamiento interno y externo que justifique las condiciones propicias para el inicio de una escalada militar de envergadura mayor contra el país persa, en caso de que este mantenga su comportamiento actual y sea capaz de derrotar las presiones de la diplomacia real estadounidense, de sus aliados en la Unión Europea y en el entorno geográfico iraní.
Más allá de la campaña mediática sobre los supuestos planes encubiertos de Irán para construir un programa de armas nucleares, la “Embajada Virtual” en Teherán constituye una demostración del desespero de la Casa Blanca en cambiar la correlación de fuerzas políticas y militares en la región del Medio Oriente y Asia Central. No debemos olvidar que para los Estados Unidos resulta vital el control de las rutas del petróleo y el gas, así como la inclinación de la balanza de poder regional a favor de sus intereses estratégicos mediante cambios de gobiernos en Irán, Siria, la implantación de nuevas bases militares y la extensión de sistemas antimisiles hasta bien cerca de las fronteras nacionales de Rusia y China, sus dos principales rivales en la Política Internacional del siglo XXI.
Esta jugada de uso de las tecnologías de la información para la agresión política, ideológica y la subversión, a través de una “Embajada Virtual”, evidencia que la mayor amenaza al ciberespacio y a la seguridad nacional de las naciones proviene de los Estados Unidos, porque desprecia las más elementales normas del Derecho Internacional y la soberanía de los pueblos. Otra vez queda al descubierto que el espacio -ciberespacio- tienen un carácter geopolítico en las concepciones de la política exterior norteamericana al considerarlo la “cuarta frontera” en la que aspiran a tener supremacía absoluta en su afán de vulnerar la independencia y los derechos de autodeterminación de otras naciones, por todos los medios y ámbitos posibles.
Independientemente de las peculiares características del sistema político iraní, me parece justo el accionar de Teherán para entorpecer o bloquear el inaceptable y pretendido “sitio diplomático” enfilado a “tender puentes pueblo a pueblo”. Las agencias de prensa también comentaron que al intentar abrir en Irán la web http://iran.usembassy.gov/, aparece un mensaje de las autoridades iraníes en el que se señala que tiene contenidos delictivos y que el acceso no es posible debido a que la página tiene colocado en su entrada un breve vídeo de bienvenida de la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, quien, en total insolencia, destaca que este medio puede ser una vía de comunicación, entendimiento y respeto entre los ciudadanos estadounidenses e iraníes.
En apego a la legalidad internacional, solo corresponde a los Estados Unidos, en caso de que realmente quisiera relacionarse normalmente con el pueblo iraní, retomar los canales diplomáticos establecidos y reconocidos por todos los Estados, porque fue Washington quien rompió sus relaciones diplomáticas con Irán en 1980, durante la ocupación de su Embajada en Teherán, el 4 de noviembre de 1979, por un grupo de estudiantes islámicos apoyados por los partidarios del ayatolá Jomeini, quienes retuvieron en un principio a 66 estadounidenses, de los que liberaron a 14 a lo largo de los 444 días que duró la ocupación, mientras 52 de ellos se mantuvieron como rehenes hasta el final de la crisis, el 20 de enero de 1981.
Desde entonces, el gobierno de Suiza representa los intereses de los Estados Unidos en Irán, mientras que Pakistán alberga una sección de intereses de Teherán en su Embajada de Washington, pero lo cierto es que el bloque de países occidentales liderados por los Estados Unidos, han decidido doblegar a Irán ante el ascenso de este país al rango de incuestionable potencia regional por su alto desarrollo económico, científico y tecnológico, en un sistema mundial en recomposición por la tendencia creciente a la declinación de las antiguas potencias coloniales y el ascenso de nuevos actores de gran significación internacional en Asia y América Latina.
La “Embajada Virtual” contra Irán es un ensayo que deberá ser rechazado en los foros de la ONU y de otras organizaciones internacionales y regionales interestatales, pues pudiera ser utilizada contra cualquier Estado o gobierno que no sea del agrado de Washington. La “Embajada Virtual” es un nuevo instrumento de la diplomacia estadounidense que debe ser considerado inaceptable en su versión de arma de guerra, subversión e injerencia extranjera.
Según explicó el Departamento norteamericano de Estado, citado por agencias cablegráficas, "esta página de Internet no es una verdadera misión diplomática formal, ni representa una embajada real acreditada ante el gobierno de Teherán. Pero, en ausencia de un contacto directo, puede funcionar como puente entre los dos pueblos, el estadounidense y el iraní”.
Este hecho hostil hacia Irán, sin precedentes en la historia diplomática reciente, rememora los peores momentos del período de la “guerra fría”, cuando los Estados Unidos, principal responsable de ese conflicto en las relaciones internacionales del siglo XX, utilizó los más importantes avances tecnológicos aplicados a la radio y televisión en su estrategia de contener, hacer retroceder y liquidar a sus adversarios socialistas en Europa del Este, y en otras regiones del mundo.
Con la “Embajada Virtual”, Obama profundiza la política oficial de los Estados Unidos de “cambio de régimen” en Irán, y ha optado por aplicar un poder no ya tan blando como el de las nuevas tecnologías, para conquistar las mentes y los corazones de los jóvenes y de todos aquellos sectores sociales iraníes que, siendo susceptibles a la desobediencia civil, pudieran crear una situación de “sublevación popular” que dañaría la imagen y la credibilidad del gobierno presidido por Mahmud Ahmadineyah.
Sin descartar un conflicto caliente de consecuencia nuclear en esa convulsa región del planeta, los Estados Unidos juega a la “guerra fría” en la búsqueda de obtener un escenario de enfrentamiento interno y externo que justifique las condiciones propicias para el inicio de una escalada militar de envergadura mayor contra el país persa, en caso de que este mantenga su comportamiento actual y sea capaz de derrotar las presiones de la diplomacia real estadounidense, de sus aliados en la Unión Europea y en el entorno geográfico iraní.
Más allá de la campaña mediática sobre los supuestos planes encubiertos de Irán para construir un programa de armas nucleares, la “Embajada Virtual” en Teherán constituye una demostración del desespero de la Casa Blanca en cambiar la correlación de fuerzas políticas y militares en la región del Medio Oriente y Asia Central. No debemos olvidar que para los Estados Unidos resulta vital el control de las rutas del petróleo y el gas, así como la inclinación de la balanza de poder regional a favor de sus intereses estratégicos mediante cambios de gobiernos en Irán, Siria, la implantación de nuevas bases militares y la extensión de sistemas antimisiles hasta bien cerca de las fronteras nacionales de Rusia y China, sus dos principales rivales en la Política Internacional del siglo XXI.
Esta jugada de uso de las tecnologías de la información para la agresión política, ideológica y la subversión, a través de una “Embajada Virtual”, evidencia que la mayor amenaza al ciberespacio y a la seguridad nacional de las naciones proviene de los Estados Unidos, porque desprecia las más elementales normas del Derecho Internacional y la soberanía de los pueblos. Otra vez queda al descubierto que el espacio -ciberespacio- tienen un carácter geopolítico en las concepciones de la política exterior norteamericana al considerarlo la “cuarta frontera” en la que aspiran a tener supremacía absoluta en su afán de vulnerar la independencia y los derechos de autodeterminación de otras naciones, por todos los medios y ámbitos posibles.
Independientemente de las peculiares características del sistema político iraní, me parece justo el accionar de Teherán para entorpecer o bloquear el inaceptable y pretendido “sitio diplomático” enfilado a “tender puentes pueblo a pueblo”. Las agencias de prensa también comentaron que al intentar abrir en Irán la web http://iran.usembassy.gov/, aparece un mensaje de las autoridades iraníes en el que se señala que tiene contenidos delictivos y que el acceso no es posible debido a que la página tiene colocado en su entrada un breve vídeo de bienvenida de la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, quien, en total insolencia, destaca que este medio puede ser una vía de comunicación, entendimiento y respeto entre los ciudadanos estadounidenses e iraníes.
En apego a la legalidad internacional, solo corresponde a los Estados Unidos, en caso de que realmente quisiera relacionarse normalmente con el pueblo iraní, retomar los canales diplomáticos establecidos y reconocidos por todos los Estados, porque fue Washington quien rompió sus relaciones diplomáticas con Irán en 1980, durante la ocupación de su Embajada en Teherán, el 4 de noviembre de 1979, por un grupo de estudiantes islámicos apoyados por los partidarios del ayatolá Jomeini, quienes retuvieron en un principio a 66 estadounidenses, de los que liberaron a 14 a lo largo de los 444 días que duró la ocupación, mientras 52 de ellos se mantuvieron como rehenes hasta el final de la crisis, el 20 de enero de 1981.
Desde entonces, el gobierno de Suiza representa los intereses de los Estados Unidos en Irán, mientras que Pakistán alberga una sección de intereses de Teherán en su Embajada de Washington, pero lo cierto es que el bloque de países occidentales liderados por los Estados Unidos, han decidido doblegar a Irán ante el ascenso de este país al rango de incuestionable potencia regional por su alto desarrollo económico, científico y tecnológico, en un sistema mundial en recomposición por la tendencia creciente a la declinación de las antiguas potencias coloniales y el ascenso de nuevos actores de gran significación internacional en Asia y América Latina.
La “Embajada Virtual” contra Irán es un ensayo que deberá ser rechazado en los foros de la ONU y de otras organizaciones internacionales y regionales interestatales, pues pudiera ser utilizada contra cualquier Estado o gobierno que no sea del agrado de Washington. La “Embajada Virtual” es un nuevo instrumento de la diplomacia estadounidense que debe ser considerado inaceptable en su versión de arma de guerra, subversión e injerencia extranjera.
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