¿De verdad mereció la pena?
Brussels Tribunal
Ponencia presentada el 7 de mayo de 2012 en las Sesiones de Diálogo del Tribunal de Crímenes de Guerra de Kuala Lumpur. Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández |
“…Alineen los cuerpos de los niños, de los miles de niños –bebés, niños pequeños, escolares- cuyos cuerpos acabaron destrozados, quemados vivos o acribillados a balazos durante la invasión y ocupación estadounidense de Iraq. Alinéenlos en la arena del desierto, pasen caminando ante ellos, kilómetro tras kilómetros, ante todos esos cadáveres retorcidos, ante los jirones de carne d esgarrada y vísceras secas, ante los rostros lívidos, ante los ojos perdidos para siempre en la nada. Esa es la realidad de lo que sucedió en Iraq; no hay otra realidad…” (Chris Floyd, 17 diciembre 2011) [1].
Soy más trabajadora de la ayuda humanitaria que política o analista. Pero a través del seguimiento y observación de la situación de los niños iraquíes me he convencido cada vez más de que ambos aspectos deben ir unidos.
Detrás de todos estos datos, cifras y números que les presentaré, hay niños con nombre y personalidad; son hermanas, hermanos, hijos, nietos, amigos. Lamento tener que poner a cada uno de ellos en tablas y categorías, tan vulnerables y frágiles, convertidos en víctimas de la avaricia y el ansia de poder y petróleo, que no se merecían en absoluto ser de esa forma tratados.
A lo largo de dos décadas, los niños iraquíes, junto con el resto de la población, se han visto sometidos a graves violaciones de los derechos humanos causadas por décadas de guerra, ocupación extranjera y sanciones internacionales.
Iraq se ha convertido en uno de los peores lugares para los niños de todo Oriente Medio y Norte de África, con alrededor de 3,5 millones viviendo en la pobreza, 1,5 millones de menores de cinco años en estado de desnutrición y cien bebés muriendo cada día.
Este informe se centrará en las violaciones de las fuerzas ocupantes y del gobierno iraquí del IV Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra, firmado el 12 de agosto de 1949 [2], y de la Convención de las Naciones Unidas para los Derechos de la Infancia.
Desde la invasión de 2003, las fuerzas de ocupación anglo-estadounidenses y el gobierno iraquí actuaron de la forma más grosera incumpliendo sus deberes más básicos hacia los niños de Iraq y violando la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños (CRC, por sus siglas en inglés), Resolución 25/sesión 44, noviembre de 1989. [3]
Los principios de la CRC hacen hincapié en la necesidad de proteger los derechos de los niños a la vida y al desarrollo físico, mental, moral y espiritual en un ambiente seguro.
Las potencias ocupantes son totalmente responsables de la violación de estas disposiciones y Convenciones referidas a los niños. Debería exigírseles todas las responsabilidades pertinentes por todo el daño infligido a los niños de Iraq. Han cambiado deliberadamente la estructura social del país, utilizado la limpieza étnica para romper la unidad del país, destruido el sistema de tratamiento y purificación del agua, las instalaciones sanitarias y educativas y han bombardeado indiscriminadamente densas zonas pobladas, dejando a los niños en una situación extremadamente vulnerable en todos los aspectos. Vivir en un país en guerra causa también problemas mentales a práctica mente todos los niños, agudizando las situaciones de ansiedad y depresión, cuando no psicosis, en número considerable.
Las instituciones iraquíes y los mecanismos que deberían asegurar la protección física, social y legal de mujeres, niños y jóvenes han devenido disfuncionales e inestables. Como consecuencia, los más vulnerables han quedado expuestos a explotación y abusos tales como asesinatos y mutilaciones, secuestro, violencia de género, tráfico humano, reclutamiento y utilización por grupos armados, trabajo infantil y privación de libertad [4].
La comunidad internacional y los organismos internacionales de los derechos humanos también tienen una considerable responsabilidad en esta alarmante situación, porque han fracasado a la hora de abordar adecuadamente las graves violaciones infligidas los jóvenes y vulnerables de la sociedad iraquí y no se han preocupado de identificar a los auténticos culpables.
ARTÍCULO 6 (SUPERVIVENCIA Y DESARROLLO): Los niños tienen derecho a la vida. Los gobiernos deben asegurar que los niños sobrevivan y se desarrolle n con salud [5].
Asesinatos directos:
Las cifras oficiales y las estimaciones de los medios en Iraq, como Iraq Body Count, no han recogido el 70-95% de todas las muertes. Las estimaciones más realistas y científicas de las muertes relacionadas con la guerra se encuentran en JustForeign Policy.org, que afirma que en enero de 2011 había 1.455.590 víctimas [6].
Los análisis [7] llevados a cabo por el grupo de investigación de Iraq Body Count hallaron que el 39% de los asesinados que murieron en los ataques aéreos de la coalición dirigida por EEUU eran niños. Entre las bajas causadas por las fuerzas del gobierno estadounidense, el iraquí y también por los insurgentes, el 42% eran niños [8].
De las 45.779 muertes violentas de las que IBC pudo obtener datos de edades, 3.911 (8,54%) eran niños menores de 18 años. De las víctimas civiles asesinadas por las fuerzas de la coalición de las que se pudo disponer de datos de edad, el 29% eran niños [9].
Asesinatos indirectos
Hay muchos más niños que han sido víctimas indirectas a causa de enfermedades, desnutrición o inanición.
La extendida pobreza, el estancamiento económico, la falta de oportunidades, la degradación del medio ambiente y la ausencia de servicios básicos, constituyen violaciones “silenciosas” de los derechos humanos que afectan a gran des sectores de la población, según concluye un informe de las Naciones Unidas publicado el 8 de agosto de 2011 [10].
La OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Real Sociedad Británica y la Academia Nacional de Ciencias de EEUU han publicado algunos estudios generales sobre los efectos en la salud del uranio empobrecido que sugieren que los mayores riesgos para la salud los padecen los niños en las zonas de pos conflicto bélico (Harper 2008), como es el caso de Iraq [11].
· Medio ambiente tóxico: La destrucción bélica de la infraestructura militar e industrial ha liberado metales pesados y otras sustancias peligrosas a l aire, suelo y aguas subterráneas. En los lugares donde se han ido acumulando residuos sanitarios y municipales hay riesgo de epidemias de enfermedades. Hay firmes sospechas de que la contaminación de uranio empobrecido (UE) y otro tipo de contaminaciones relacionadas con los aspectos bélicos están causando un agudo incremento en las malformaciones congénitas y en los casos de cáncer en Iraq [12] y está haciendo del país un lugar en el que no hay quien viva. Los bajos niveles de agua en lagos y ríos auguran un desastre a causa de los sistemas de aguas residuales que envenena n simultáneamente el agua haciendo que sea inadecuada para el consumo humano y animal. Los suministros de agua procedentes de los ríos Éufrates y Tigris se han reducido considerablemente, afectando a las tierras agrícolas fértiles, y los suministros a partir de las aguas subterráneas se han reducido sin que haya indicios de recuperación. En consecuencia, la sequía se ha convertido en un problema nacional [13]
Los doctores de Faluya están siendo testigos (2010) de cifras sin precedentes de malformaciones congénitas, abortos y casos de cáncer. Según los ginecólogos, pediatras y neurólogos de Faluya, las cifras de esos casos han aumentado velozmente a partir de 2005, menos de un año después de que se produjera la atroz campaña de bombardeos de las fuerzas ocupantes en 2004 [14] [15] [16].
· Recién nacidos con malformaciones: Los datos de que se disponía con anterioridad, basados en casos documentados en 2010, muestran que la tasa de cardiopatías en Faluya es trece veces superior a la de Europa. Y en cuanto a las malformaciones genéticas que afectan al sistema nervioso, la tasa es 33 veces superior a la hallada en Europa para el mismo número de nacimientos [17].
Los doctores japoneses creen que las malformaciones congénitas son las mismas que se dieron en Hiroshima y Nagasaki. Allí las tasas fueron de entre el 1-2%. Los casos de malformaciones congénitas relacionadas con la radiación procedente de las bombas nucleares estadounidenses llega al 14,7% de todos los bebés nacidos en Faluya, más de catorce veces la incidencia de las zonas afectadas en su día Japón [18].
· Cáncer: Se ha achacado a los agentes carcinógenos y mutagénicos (como el uranio empobrecido) empleados en las guerras de 1991 y 2003, de los incrementos en los casos de cáncer, leucemia y anomalías congénitas en Iraq (2010). Recientemente se han investigado los aumentos de casos de leucemia infantil en Basora (Busby, Hamdam, Ariabi, 2010) y los hallazgos confirman que desde 1991 se ha producido un aumento importante de los mismos [19].
Los aumentos de casos de cáncer y la mortalidad infantil son alarmantemente altos. La notable reducción en la ratio de sexos en la cohorte de los nacidos un año después de los bombardeos de 2004, identifica ese año como el momento clave de la contaminación medioambiental [20].
La exposición al uranio empobrecido es o bien causa fundamental o bien causa relacionada de las anomalías congénitas y los aumentos de casos de cáncer. Por tanto, se plantean muchos interrogantes en relación a las características y composición de las armas que están hoy en día desplegándose en las batallas modernas [21].
Un estudio publicado por la Universidad de Washington y la Universidad de Basora concluía en que las tasas de leucemia entre los niños de Basora se habían más que duplicado en un período de quince años. El estudio señalaba que la incidencia de cáncer era significativamente más alta en la provincia de Basora que en otras zonas de Iraq [22].
· Bombas de racimo y minas terrestres: Las minas terrestres y los residuos explosivos de la guerra tienen un efecto devastador sobre los niños de Iraq; alrededor del 25% de todas las víctimas son niños menores de 14 años (2011) [23].
Las víctimas de la submunición contenida en las bombas de racimo sin explotar aumentaron entre 1991 y 2007 de 5.500 a 80.000, el 45,7% de las mismas en edades comprendidas entre los 15 y 29 años, y el 23,9% entre niños menores de 14 años. Tanto UNICEF como el PNUD creen que esas cifras son muy inferiores a las reales [24].
Esta pasada década, las provincias de Al Munthanna y Basora en Iraq han superado a Angola por la alta proporción, respecto a la población total, del número de niños que ha sufrido amputaciones [25].
Los doctores insisten en que es responsabilidad de los Estados Unidos tratar de reparar parte del daño infligido. “El gobierno estadounidense ha gastado miles de millones en esta guerra pero no ha invertido nada en los problemas causados por su peligroso armamento”, exclama indignado el Dr. Bashier Mazim, otro doctor de la Universidad de Bagdad. “Puedo asegurar que esos niños nacidos con malformaciones y cánceres son el resultado del desastre que se abatió sobre nuestra tierra con la presencia estadounidense” [26].
Las pruebas cada vez más firmes de los efectos tóxicos químicos y radiológicos del uso de uranio empobrecido nos obliga a hablar claro y a pedir a nuestros gobiernos nacionales y a las organizaciones internacionales que protejan a sus civiles y soldados y que apliquen el principio de precaución. Esto significa que cuando está en juego la salud humana y el medio ambiente, puede no ser necesario esperar a tener certezas científicas para adoptar medidas protectoras. El principio de protección debe aplicarse tanto a la salud humana como al entorno. La asunción ética subyacente en ese principio es que los humanos son responsables de proteger, preservar y recuperar los ecosistemas globales de los que depende toda la vida, incluyendo la nuestra [27].
ARTÍCULO 24 (SALUD Y SERVICIOS SANITARIOS)
La destrucción de las infraestructuras comunitarias y sanitarias ha provocado muertes de niños que podían haberse evitado.
Asesinatos intencionados y emigración forzosa de doctores y personal sanitario [28]:
Hasta un 75% de doctores, farmacéuticos y enfermeras iraquíes tuvieron que abandonar sus puestos de trabajo desde la invasión dirigida por EEUU en 2003. Casi el 70% de los pacientes heridos gravemente a causa la violencia murieron en unidades de cuidados intensivos y de urgencia debido a la carencia de equipo competente, medicinas y equipamiento [29]. Sin atención sanitaria, murió muchísima más gente, incluidos niños, mujeres y ancianos.
La Media Luna Roja advierte que las tasas de desnutrición infantil han aumentado del 19%, antes de la invasión de 2003, al 28%. Solo uno de cada tres niños iraquíes menores de cinco años tiene acceso al agua potable y uno de cada cuatro está crónicamente desnutrido [30].
La contaminación y la falta de servicios de saneamiento, incluyendo la escasez de agua potable afectan al 70% de la población [31], causando la muerte de “uno de cada ocho niños iraquíes” antes de los cinco años. La muerte de los niños pequeños en Iraq se debe a enfermedades de trasmisión por el agua, tales como diarrea, cólera, tifus, hepatitis, etc. [32]. Un estudio del gobierno de Iraq, en cooperación con UNICEF y la Unión Europea, ha hallado que el 79% de la población tiene acceso a la red de distribución del agua potable, dejando a uno de cada cinco iraquíes sin acceso. En las zonas rurales, quienes no tienen acceso al agua potable se duplica, afectando a dos de cada cinco iraquíes [33].
La mitad de los colegios iraquíes exponen a los niños a un ambiente poco saludable. La mitad de todos los colegios en Iraq no cumplen los niveles mínimos que aseguren un entorno seguro y saludable para los estudiantes, y en el 63% de los mismos no se lleva a cabo un tratamiento con cloro, lo que pone a los niños en situación de riesgo de enfermedades de transmisión por el agua [34].
ARTÍCULO 26 (SEGURIDAD SOCIAL)
Los niños tienen derecho a recibir ayuda del gobierno si son pobres o están en situación de necesidad.
Un informe de la FAO de las Naciones Unidas situaba a Iraq entre los 22 países que sufren pobreza aguda y falta de seguridad alimentaria a causa de la guerra y del fracaso de la instituciones gubernamentales a la hora de proporcionar el sustento necesario [35].
El impacto del conflicto en Iraq se refleja en el aumento de personas que viven en chabolas. La proporción de residentes urbanos que viven en barrios muy pobres se ha más que triplicado, del 17% en 2000 (2,9 millones de personas) a alrededor del 53% en 2010 (10,7 millones de personas) [36].
La pobreza, debida al colapso económico y a la corrupción, está causando desnutrición aguda entre los niños iraquíes. Según informó OXFAM en julio de 200 7, hasta ocho millones de iraquíes necesitaron de inmediata ayuda de emergencia, con casi la mitad de la población viviendo en la “absoluta pobreza”.
Dejar morir de hambre a ciudades enteras como castigo colectivo bloqueando la entrega de alimentos, la ayuda y el sustento antes de atacarlas incrementaron el sufrimiento de los niños acumulando más víctimas entre ellos [37].
Los padres se ven a menudo obligados a pedir a sus hijos, sobre todo a los chicos, que ayuden a mantener financieramente a la familia en lugar de ir al colegio. UNICEF estima que 1 de cada 9 niños de edades comprendidas entre los cinco y los catorce años está trabajando. Los niños limpian zapatos y se dedican a la venta callejera con carritos ambulantes [38].
La situación financiera de la mayoría de esas familias está muy por debajo del nivel medio de vida, aunque la mayoría de los padres de los niños tengan estudios universitarios (profesores, ingenieros…).
Podemos también concluir que la mayoría de esas familias no puede permitirse satisfacer ni las necesidades más básicas como son una comida con un mínimo de calidad, atención sanitaria y una vivienda saludable y segura [39].
En diciembre de 2007, el gobierno iraquí anunció que iba a recortar las raciones alimentaria s y los subsidios en casi un 50% de su presupuesto global para 2008, a causa de la insuficiencia de fondos y el incremento de la inflación. Casi diez millones de iraquíes que viven en la pobreza dependen totalmente del sistema de racionamiento. Los niños son las primeras víctimas de la reducción del sistema de racionamiento alimentario.
En 2010, la falta de financiación de los donantes forzó a las Naciones Unidas a rebajar sus esfuerzos humanitarios en Iraq, teniendo que dejar sus agencias de distribuir alimentos a cientos de miles de mujeres y niños. La suspensión de la ayuda alimentaria afectará a 800.000 mujeres embarazadas y lactantes y niños desnutridos, así como a 960.000 escolares, según Edward Kallon, el representante para Iraq del Programa Mundial Alimentario de las Naciones Unidas [40].
ARTÍCULO 28 (DERECHO A LA EDUCACION), ARTÍCULO 29 (OBJETIVOS DE LA EDUCACION)
Todos los niños tienen derecho a recibir educación primaria, que deberá ser gratuita.
La destrucción y cierre de escuelas y universidades, el desplazamiento de la población y el hecho de que los profesores sean miembros de la clase profesional que más asesinatos sufrió y más se vio obligada a huir de Iraq, ha provocado la pérdida de escolaridad de niños y jóvenes y, por tanto, la pérdida de oportunidades para abrirse camino en la vida. Muchos niños tuvieron que desplazarse con sus padres durante la ocupación a causa de las políticas sectarias impuestas por los ocupantes, lo que no les permitió disponer de las instalaciones adecuadas para su escolarización. Esa pérdida es muy difícil de reparar. No solo esos niños y jóvenes vieron reducidas sus posibilidades para una vida posterior sino también la comunidad y, finalmente, también el estado pierde por esa carencia de educación.
Inscripciones
Las estadísticas publicadas por el Ministerio de Educación en octubre de 2006, indicaban que solo el 30% de los 3,5 millones de estudiantes del país asistía a clase. Antes de la invasión estadounidense, la UNESCO señaló que la asistencia a clase era casi del 100% [41].
La información sobre la educación preescolar indica tasas extremadamente bajas, confirmando la ausencia de programas de desarrollo para los niños en edad preescolar dentro del sistema educativo formal. Solo el 3,7% de los niños de entre 36 y 59 meses estaban inscritos en guarderías o jardines de infancia (MICS 2000). El 5% de los niños inscritos tienen entre 48-59 meses frente al 2,6 de los niños de edades menores. La inscripción preescolar es del 5,2 en zonas urbanas frente al 0,9 en zonas rurales [42].
En la actualidad (2011), es de alrededor del 87%, la tasa de inscripciones en la escuela primaria está por debajo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 en Iraq, que es del 98%, una diferencia de alrededor 700.000 nuevos niños que alcanzan la edad escolar de primaria no asisten nunca a la escuela primaria cada año. Además, unos 600.000 alumnos repiten su grado de escuela primaria al año siguiente, incluyendo muchos que también abandonan el colegio. Menos del 50% de todos los niños que se han inscrito en la enseñanza primaria se inscriben después en la intermedia y secundaria durante sus años adolescentes [43].
Respecto a la asistencia a la escuela de educación primaria y secundaria, UNESCO y UNICEF hallaron que uno de cada cinco niños en edad escolar no podía asistir al colegio (Relief-Web/UCHO 2008), cifras que coinciden con las de asistencia del MICS 2006 de cinco de cada seis (o un 83%, MICS 2006). La ratio de asistencia en zonas urbanas/rurales es de 89% frente al 75% (MISCS 2006) [44]
Calidad de las instalaciones
La pobreza de la dotación escolar está teniendo un impacto cada vez más negativo en la calidad de la educación y en las tasas de asistencia. Un informe del Ministerio de Sanidad de 2004 concluía que el 80% de los edificios escolares necesitaban de importante reconstrucción, alrededor de 1.000 una reconstrucción total y más de 4.600 reparaciones importantes (MoH, 2004, “Health in Iraq”).
Estas cifras fueron confirmadas en 2007 por UNESCO y UNICEF, que hallaron que el 70% de las instalaciones escolares estaban muy deterioradas a causa de la guerra y el abandono (cf. Relief-Web/UCHO 2008) [45].
Según UNICEF (2011), más de uno de cada seis colegios fueron arrasados, dañados o destruidos en dos o incluso tres ocasiones, además de las agudas carencias de materiales esenciales para la enseñanza/aprendizaje.
La mayoría de los colegios no disponen de agua potable, baños y cubos de basura. La falta de acceso a instalaciones de saneamiento complica especialmente la vida de las niñas [46].
Además, las tasas de repetidores han estado obligando a los estudiantes con hasta seis años de edad de diferencia a permanecer en la misma aula, y en alguna s zonas no hay suficiente s escuela s para proporcionar la instrucción adecuada en la lengua necesitada por los niños desplazados de otras áreas (por ejemplo, para los niños de lengua árabe en el norte de Iraq) [47].
Seguridad y sectarismo
La Estrategia de Apoyo a la Educación Nacional de la UNESCO dada a conocer en 2008 estimaba que dos millones de niños de educación primaria no podían asistir a las escuelas debido a la situación de la seguridad. Aunque la situación ha mejorado durante 2010, el acceso de los niños a la educación sigue viéndose comprometida por dicha situación de la seguridad. “D e supuestos ‘grupos de insurgentes’ siguen llegando muchas amenazas contra los colegios exigiendo cambios en los programas educativos o negando a los estudiantes de ciertos grupos perseguidos el acceso a la educación. El castigo si no se cumplen esas exigencias es a menudo violento”, según el informe de 2010 del Alto Representante de la UNAMI [50]. ¿Quiénes son esos “ciertos grupos perseguidos” y que entiende exactamente el informe por “grupos de insurgentes”?
Las políticas sectarias del gobierno de Maliki obstaculizan el derecho a la educación de los niños iraquíes en zonas predominantemente suníes. Los ataques contra las instituciones educativas por parte del ejército iraquí y de las milicias gubernamentales para intimidar, aterrorizar, secuestrar, arrestar y matar a los estudiantes se suceden de forma regular. Como consecuencia, la asistencia a los colegios ha disminuido de forma drástica. Veamos unos cuantos ejemplos para dejar más clara esta situación.
El 3 de febrero de 2011, la Brigada Muthanna del ejército iraquí impidió que los estudiantes del colegio Isra para chicos y del Instituto Ascensión para chicas, en el área de Haswa del distrito de Abu Ghraib, pudieran ir al colegio a realizar los exámenes parciales [51]. El miércoles 25 de enero de 2012 por la tarde, en la zona suní situada al este de la ciudad de Tazrib, Tikrit, las fuerzas de seguridad del gobierno iraquí pertenecientes a la LEWA [17] de la IV División del ejército iraquí irrumpieron en el instituto mixto secundario de Medina, atacando y registrando a los alumnos, arrestando de forma brutal a siete de ellos –estudiantes de octavo y noveno grado, de edades de 13 y 14 años-. La escuela fue asaltada cuando los estudiantes se encontraban haciendo los exámenes parciales. Las fuerzas del gobierno no dieron razón o motivo alguno para ese asalto.
El sectarismo también penetra “por la puerta trasera”. Parece que los estudiantes de las provincias de mayoría “chií” obtuvieron mucho mejores resultados en aquellas provincias con población predominantemente sunní. En 2009, en tres ciudades musulmanes sunníes estallaron protestas por el bajo número de estudiantes que habían aprobado los exámenes nacionales, ante las sospechas de que el gobierno chií de Iraq está discriminando a los sunníes y a otros grupos [52].
Plan de estudios
Las fuerzas ocupantes cambiaron los planes de estudios existentes y ahora el ministerio de educación es incapaz de reformar los planes de estudio nacionales de forma adecuada debido al sectarismo del gobierno iraquí, falta de capacidad y experiencia. Todo el sistema educativo nacional necesita reforzarse enormemente a nivel nacional, de gobernorado y de distrito para asegurar el acceso a una educación de calidad [53].
Aptitudes
Cada vez contamos con más pruebas de que es muy probable que una gran parte de los niños iraquíes sufran dificultades de aprendizaje que hubieran podido prevenirse y que están relacionadas con la falta de estimulación y aprendizaje tempranos. Tal grado de retraso en el lenguaje puede ser resultado de las muy variadas y extendidas consecuencias psicosociales de la guerra, incluyendo la pobreza y el miedo. Sin embargo, las dificultades psicosociales y la pobreza, incluida la preocupación por la supervivencia diaria entre los adultos, les impide poder hablar o estimular a sus niños de forma normal.
Además de las dificultades causadas por la falta de estímulos, la deficiente alimentación de que disponen afecta asimismo al desarrollo cognitivo de los niños [54].
Según un informe de Oxfam del año 2007, alrededor del 92% de los niños de Iraq padecen problemas de aprendizaje [55].
La educación de las niñas
En la educación primaria, las niñas representan el 44,74% del alumnado. Alrededor del 75% de las niñas que empezaron el colegio lo han abandonado durante o al final de la escuela primaria y por tanto no han continuado con la enseñanza secundaria. Muchas de ellas han abandonado después del primer grado [56].
Aunque las autoridades estadounidenses e iraquíes creían que en el año escolar 2007-2008 habría un número mucho mayor de nuevas matrículas escolares, el 76,2% de las 1.513 iraquíes encuestadas en una investigación de “Women for Women” dijeron que a las niñas de sus familias no se les permitía asistir al colegio, y el 56,7% de las encuestadas dijo que las posibilidades de que las niñas puedan asistir a clase ha n empeorado durante los últimos cuatro años. Según el equipo iraquí de Women for Women International, las principales razones de esa situación son la pobreza y la inseguridad.
En 2010, un informe de UNICEF describía que el ambiente del aprendizaje en Iraq estaba influido por la escasa seguridad, la pobreza de las familias y la renuencia a permitir que las muchachas adolescentes asista n a clase. El informe citaba las opiniones de las estudiantes que se referían a sus escuelas definiéndolas como “poco acogedoras, desagradables, sucias, con mal mantenimiento, con aseos sucios y sin agua potable” [58].
La crónica carencia de materiales educativos y de formación y la reducida capacidad educativa han afectado mucho más gravemente a las familias que tienen niños con discapacidades, lo que supone una carga financiera añadida.
Muchos de los niños que sufren discapacidades viven en zonas rurales o remotas con un impacto grave en su capacidad para acceder a los servicios disponibles a causa del coste, la ausencia de transporte público y la falta de conocimientos sobre la existencia de esos servicios. Puede ocurrir que las familias de esas zonas remotas y rurales no lleguen a contactar nunca con profesionales sanitarios. Y aunque esos servicios estuvieran disponibles, el coste de la atención médica resulta prohibitivo para la mayoría de las familias.
Asesinatos y fuga de cerebros
Los asesinatos y amenazas de muerte contra los educadores han obligado a muchos de ellos a huir del país. Según la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), desde 2006 han muerto asesinados 180 profesores, 100 sufrieron secuestro s y, hasta abril de 2008, 3.250 habían tenido que escapa r del país [59] [60].
El International Medical Corp s informaba que la población de enseñantes de Bagdad se había reducido en un 80%, y que el personal médico parecía haber abandonado el país en cifras fuera de toda proporción [61]. Se cree que a finales de 2006 se había n marchado del país alrededor del 40% de las clases medias de Iraq [62]. La fuga de cerebros y la destrucción de los colegios y del sistema educativo es parte de la limpieza cultura l de la identidad de la sociedad iraquí [63]. Las clases profesional es y educadas de Iraq, especialmente los profesores, académicos y profesionales de la salud han dejado Iraq ante una inmensa tarea de reconstrucción, no solo de su infraestructura sanitaria y educativa sino del capital humano de especialistas [67].
ARTÍCULO 20 (NIÑOS PRIVADOS DE UN ENTORNO FAMILIAR): Los niños que no pueden ser atendidos por sus propias familias tienen derecho a una atención especial
A causa de la guerra y la ocupación ha habido un aumento drástico del número de huérfanos en Iraq. Según muestran las estadísticas oficiales del gobierno, h ay cinco millones de huérfanos iraquíes, lo que exige que el gobierno, el parlamento y las ONG deban estar en constante contacto con los niños sin padres de Iraq [68]. Alrededor de 500.000 de estos huérfanos viven en las calles sin los cuidados de una familia ni de institución especializada alguna [69].
Según la ONG “Sponsor Iraqi Children Foundation”, aproximadamente uno de cada seis niños ira q u íes menores de 18 años es huérfano. Muchos huérfanos mendigan por las calles o venden agua para ayudar a sus madres viudas empobrecidas o hermanos. Tienen una situación muy vulnerable ante los arrestos por mendicidad así como ante el posible reclutamiento o abusos por parte de delincuentes, extremistas y traficantes humanos [70].
ARTÍCULO 22 (NIÑOS REFUGIADOS): Los niños tienen derecho a una protección y ayuda especiales cuando son refugiados.
Como media, del 75 al 80% de las personas desplazadas en una crisis [71] son mujeres y niños.
La Media Luna Roja Iraquí estima que más del 83% de las personas desplazadas en Iraq son mujeres y niños, y la mayoría de esos niños son menores de doce años [72].
Según las cifras publicadas el 22 de enero de 2008 por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los refugiados iraquíes en Siria sufrían traumas más intensos que los refugiados de otros conflictos recientes en otros lugares. Además se reveló que el 89,5% sufría depresión, el 81,6% ansiedad y e l 67,6% trastornos de estrés pos traumático (PTSD, por sus siglas en inglés) [73].
Los problemas de los niños que se vieron obligados e emigrar suponen un problema humanitario muy grave debido a que gran número de familias no cuentan con un refugio, ni fondos, ni atención sanitaria, educación o seguridad de algún tipo [74].
El estudio de la Dra. Suad Al-Azzawi muestra en su grupo de estudio que, del 43,6% de los niños de las familias que salieron de Iraq, el 12,8% se había visto forzado a abandonar sus áreas de residencia y el 11,7% de los niños a dejar el país. Todo esto a causa de la falta de servicios, seguridad y ausencia de ley ante el temor por sus vidas. Por tanto, el 75,5% de los niños en el grupo estudiado se habían visto obligados a emigrar de las zonas donde vivían en Iraq [75].
Además, el 22,4% de los niños no podía seguir con su educación por las graves dificultades financieras de sus padres. Los refugiados iraquíes en Siria no podían ofrecer a sus niños educación gratuita. Otros niños se vieron obligados a trabajar para ayuda r a sus familias a sobrevivir.
Las investigaciones del ACNUR en 2009 afirmaban que el 20% de las personas internamente desplazadas y el 5% de los refugiados que habían vuelto afirmaron haber perdido a sus niños. En noviembre de 2009, se estimó que la población internamente desplazada llegaba a 2,76 millones de personas o 467.517 familias. Un simple cálculo muestra que más de 93.500 niños de las familias internamente desplazadas están desaparecidos [76].
ARTÍCULO 23 (NIÑOS CON DISCAPACIDADES) [77]
Es muy probable que la distancia hasta los colegio s , el mal estado de los edificios, la carencia de instalaciones básicas, los profesores poco comprensivos, la falta de ayuda para asimilar las lecciones, la acción protectora de las familias y las actitudes de la sociedad representen obstáculos insalvables para las niñas con incapacidades [78].
Apenas se cuenta con datos fiables acerca de los servicios que pueda haber en Iraq para niños discapacitados. Los años de las sanciones de las Naciones Unidas lograron que no se pudiera seguir investigando y, a finales de 1991, tuvieron que cerrarse las cuatro instituciones que se encargaban de la formación especializada, así como las instituciones de coordinación nacional [79].
La carencia crónica de materiales educativos y de formación y la reducida capacidad educativa produjo un incremento de la vulnerabilidad económica de las familias con niños discapacitados, al representar una carga financiera adicional.
Muchos niños que padecen discapacidades viven en áreas rurales o remotas, lo que impacta gravemente en su posibilidad de acceder a los adecuados servicios debido al coste, ausencia de transporte público y falta de conocimiento sobre los servicios de que se podría disponer. Las familias de zonas remotas y rurales no consultan nunca con los profesionales de la sanidad. Incluso aunque hubiera disponibilidad de ser vicios, el coste de la atención médica es prohibitivo para la mayoría de las familias (Cameron 2005) [80].
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales es responsable de la atención institucional y de la dotación de prestaciones. Aunque hay un presupuesto habilitado por el gobierno central para cubrir el alimento, transporte y otras instalaciones de servicios sociales, los equipos carecen de formación y las unidades necesitan de instalaciones modernas y funcionales. Hay alrededor de 200 trabajadores sociales, pero su falta de experiencia les vuelve en gran medida ineficaces [81].
ARTÍCULO 33 (USO INDEBIDO DE DROGAS): Los gobiernos deben utilizar todos los medios de que dispongan para proteger a los niños del uso de drogas nocivas y de que se les pueda utilizar en el tráfico de drogas.
En la actualidad, en Iraq, muchos niños no van al colegio y no juega n en la calle sino que se camuflan por las esquinas para tomar drogas o venderlas. Los expertos dicen que muchos niños, sobre todo los huérfanos, se han vuelto en los últimos años adictos a las drogas. Antes de la invasión estadounidense de Iraq en 2003, prácticamente no existía la adicción a la droga entre los niños, según Amir Mohammad Bayat, un psicólogo que trabaja con niños adictos a las drogas. En muchos de los casos, los niños han entrado en el mundo de la droga para tratar de aliviar el dolor y los sufrimientos infligidos por la guerra [82].
Los informes de UNICEF están advirtiendo que la adicción a la droga se está convirtiendo en un fenómeno habitual entre los niños iraquíes. Desde 2005 se ha registrado un incremento del 30% en las adicciones entre niños, y casi un 10% a lo largo del pasado año.
Pero el problema va más allá de la adicción. Muchos niños están atrapados en el floreciente tráfico de drogas del “nuevo Iraq” (una ONG local está intentando abordar el problema en Bagdad). Habitualmente, las bandas de delincuentes escogen a niños que han perdido a sus seres queridos o que están trabajando por las calles. “Los traficantes les ofrecen trabajo y alivio, haciendo caer fácilmente a esos niños inocentes en la dependencia de la droga” [83].
ARTÍCULO 34 (EXPLOTACIÓN SEXUAL): Los gobiernos deben proteger a los niños de toda forma de explotación y abuso sexual.
La Organización para la Liberación de la Mujer en Iraq, un ONG iraquí, estima que alrededor de 4.000 mujeres, de las cuales la quinta parte son menores de 18 años, desaparecieron en los primeros siete años de la guerra.
Niñas inocentes que deberían seguir disfrutando de la infancia bajo la protección de sus madres están siendo encarceladas por el delito de prostitución, una espantosa experiencia que las ha convertido en las esclavas modernas. En estos momentos ni siquiera sabemos si las cifras de adolescentes iraquíes víctimas del tráfico humano en los últimos años llega a varios miles o a decenas de miles [85].
La OMS informa que entre las mujeres prostituidas, las menores alcanzan e l 65% [86].
La violencia utilizada contra las mujeres y niñas prostituidas se dirige sobre toda contra las embarazadas. Muchos informes aseguran que abortaron a causa de los golpes y las patadas. A las mujeres y niñas que tuvieron un aborto las obligaron a volver al trabajo de inmediato. Algunas de las niñas son víctimas de torturas en casos de violación masiva. Los hijos de las mujeres prostituidas son vendidos o violados por clientes pedófilos y están condenados a un círculo vicioso de encarcelamiento debido a la prostitución forzosa y a partir de ahí no hay otra salida que la vuelta a la prostitución. En algunos casos ha habido niñas que incluso han vendido sus órganos [87].
Cuanto más joven sea la muchacha, más lucrativa la ganancia, la demanda más alta es de niñas menores de dieciséis años. Según se ha sabido, los traficantes venden niñas de hasta 11 y 12 años por 30.000 dólares, mientras que las muchachas “usadas” mayores pueden comprarse por hasta 2.000 dólares. Los traficantes reciben la ayuda de sofistica das redes criminales que tienen capacidad para falsificar documentos y pagar a funcionarios corruptos para que eliminen cualquier impedimento [88]. En algunos casos, las mujeres y niñas piden permanecer en los centros de detención incluso después de cumplir sentencia ante el temor de que sus familias las maten [89].
Un informe publicado por la ONG con sede en Londres Social Change for Education in the Middle East (SCEME) [91] hace hincapié en la terrible situación de niñas de hasta 10 o 12 años que han sido objeto de tráfico humano en el Iraq de la posguerra hacia otros países, entre ellos Siria, Jordania, Líbano, Emiratos Árabe s Unidos y Arabia Saudí para explotarlas sexualmente. Otras víctimas traficadas dentro de Iraq acaban en clubs nocturnos o burdeles, a menudo en Bagdad… Algunos de esos burdeles “se han creado únicamente para satisfacer la demanda creada por el personal al servicio de Estados Unidos”, añade.
Aunque en Iraq existía explotación sexual, como en todas partes, antes de que la guerra empezara en 2003, “la invasión e inestabilidad que siguió creó un entorno donde las mujeres jóvenes y las adolescentes fueron mucho más vulnerables ante el tráfico sexual”.
A algunas de las jóvenes víctimas se las engaña haciéndolas creer en una promesa matrimonial auténtica, dijo la Sra. Abu-Atta, para ser después sexualmente explotadas, rápidamente divorciadas y arrojadas a las calles, perdiendo todo el honor a los ojos de la conservadora sociedad árabe. Entonces se convierten en objetivos fáciles de nuevos abusos.
Otra práctica cruel, especialmente en las ciudades santas chiíes de Nayaf y Kerbala, y también en Siria, es el matrimonio “mutaa”, por el cual una muchacha es casada a cambio de un precio en presencia de un religioso y se la entrega a un hombre durante un período acordado que puede ir de una hora a un par de meses [92].
El gobierno no se responsabiliza de nada
Cuando Imán Abu-Atta, una investigadora clínica, se enfrentó a este problema encontró muchas resistencias [93].
El gobierno iraquí y las autoridades británicas y estadounidenses, con presencia de fuerzas en Iraq y que contribuyen en gran medida al agravamiento del problema, han hecho muy poco para combatir el tráfico de mujeres y niñas: no ha habido procesamiento de criminales implicados en el tráfico humano, ni ningún programa amplio para abordar el problema ni apoyo alguno a las víctimas, como se ha indicado anteriormente [94].
Los grupos por los derechos de la mujer dijeron a Human Rights Watch que las mujeres víctimas de tráfico (y víctimas de violencia sexual) acaban a menudo en la cárcel. El gobierno no les proporciona ayuda para que puedan ser repatriadas desde el extranjero. Las autoridades iraquíes procesan y acusan a las víctimas del tráfico por cometer actos ilícitos que son consecuencia de ese tráfico. Se encarcela también a las víctimas por prostitución mientras las autoridades ignoran a sus verdugos [95].
ARTÍCULO 38 (GUERRA Y CONFLICTOS ARMADOS): Los gobiernos deben hacer cuanto esté en su mano para proteger y cuidar a los niños afectados por la guerra
Problemas psicológicos:
El colapso total de la economía iraquí, la violencia sectaria, los ataques contra los civiles por parte de las tropas estadounidenses, el asesinato de familiares, etc., han privado a los niños de Iraq de una infancia inocente y despreocupada. Han tenido que enfrentarse a la ruptura familiar, a la pobreza y a una total falta de seguridad. A los niños iraquíes se les está obligando a asumir el rol de generador de ingresos porque sus familias sufren hambre y pobreza. Han abandonado el colegio y tienen que enfrentarse a problemas de adultos tales como el desempleo, el trabajo manual, etc. Esta situación les expone a situaciones de mucha dureza y con muchas formas de abusos. El hecho de estar expuestos a diario a la violencia ha afectado a su desarrollo psicológico y a su conducta [96]. El 46,8% de la población infantil estudiada se enfrenta a graves problemas de salud como trastornos mentales y psicológicos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la cuarta causa principal de enfermedad entre los iraquíes mayores de cinco años son los “trastornos mentales” y a un nivel mucho más preocupante que las enfermedades infecciosas [98].
Un estudio de la Sociedad Iraquí de Psiquiatras en colaboración con la OMS halló que el 70% de los niños (de una muestra de 10.000) de la zona de Shaab, Norte de Bagdad, sufre síntomas relacionados con traumas psicológicos [99].
En 2006 se completaron varios estudios sobre la prevalencia de los trastornos mentales en los niños en Bagdad, Mosul y Dohuk. En el primer estudio se halló que el 47% de los niños de enseñanza primaria se habían visto expuestos a importantes sucesos traumáticos durante los dos años anteriores, presentando el 14% trastornos de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés): 9% en los niños, 17% en las niñas [100].
En el segundo estudio, realizado en Mosul, se investigaron los trastornos mentales entre adolescentes: el 30% tenía síntomas de PTSD: 26% los niños; 32% las niñas. Había una tasa más alta de PTSD entre los adolescentes de más edad. El 92% de los adolescentes enfermos no había recibido nunca tratamiento [101].
Un estudio psiquiátrico efectuado en 2005 por el departamento psiquiátrico del hospital de pediatría general en Bagdad halló: trastornos de ansiedad (22%); problemas de conducta, 18%; enuresis no-orgánica (15%); tartamudez (14%); epilepsia (10%) y depresión (1,3%) (Al-Obaidi et al.).
Los niños se han visto expuestos a combates en la calle, a tener que ver cadáveres camino del colegio, a ver parientes y amigos asesinados o gravemente heridos y a otras acciones de la guerra y la ocupación. No solo tuvieron que contemplar esas escenas durante un breve tiempo, llevan años y años viendo esas situaciones.
Casi todos los niños están creciendo como hijo o hija de víctimas de graves violaciones de los derechos humanos, como tortura, violación o ataques químicos. La mayoría de los padres actuales no han tenido la posibilidad de llorar sus pérdidas y recuperarse de las experiencias traumáticas debido a la carencia de servicios de rehabilitación y de reconocimiento social. Los niños que viven en familias de supervivientes se convierten frecuentemente en víctimas de agresión, abusos emocionales y físicos, con efectos de negligencia, de conflictos intergeneracionales y estructuras familiares disfuncionales provocadas por el trauma colectivo.
Están expuestos a la violencia fuera y dentro de sus casas.
Como consecuencia, sufren una amplia gama de alteraciones de la conducta y reacciones de estrés relacionadas con los traumas, como son desórdenes del sueño, conducta agitada e hiperactiva, abandono social, depresión, ansiedad, así como trastornos alimenticios y de desarrollo. Como los niños tienen a menudo que soportar de diversas formas la situación de unos padres traumatizados, su propio desarrollo para poder convertirse en miembros productivos de la sociedad queda inhibido.
Las espantosas imágenes de cadáveres destrozados esparcidos por las calles y las escenas de sus padres o familiares asesinados frente a sus ojos permanecerán firmemente en las mentes de los niños durante muchos años, dejando huellas psicológicas negativas en sus futuras conductas.
El “incesante baño de sangre y la ausencia de ayuda profesional hará que los niños de Iraq crezcan o bien profundamente marcados por la violencia o tan habituados a ella que hará que mantengan esa pauta de conducta cuando entren en la edad adulta”.
Ibn Rush es el único hospital psiquiátrico en la capital de 6 millones de personas [102]. Los psiquiatras iraquíes, como la mayor parte de los profesionales médicos del país, están padeciendo la falta de financiación y formación. No existe ningún centro de psicoterapia ni de atención a situaciones de crisis.
De todas las estadísticas que describen la devastación impuesta a Iraq por una guerra ilegal, las cifras que describen la espantosa situación de los niños iraquíes son las más preocupantes y desgarradoras. Esos niños determinarán el futuro Iraq. Su bienestar, o la ausencia del mismo, tendrán un impacto desolador en las vidas de todos los iraquíes, independientemente de su secta, religión o etnia [103].
Las fuerzas ocupantes anglo-estadounidenses y el gobierno iraquí han fallado groseramente a la hora de cumplir con sus deberes más básicos hacia los niños de Iraq.
Las potencias ocupantes tienen toda la responsabilidad por las violaciones de las disposiciones y convenios relativos a los niños. Es preciso que se las responsabilice totalmente por el daño infligido a los niños iraquíes.
Las instituciones y mecanismos iraquíes que deberían asegurar la protección física, social y legal a las mujeres, niños y jóvenes son disfuncionales y poco dignas de confianza. Como consecuencia, los más vulnerables se ven expuestos a explotación y abusos, tales como asesinato, secuestro y violencia de género, tráfico humano, reclutamiento y utilización por grupos armados, trabajo infantil y privación de libertad [104].
Pedimos a la comunidad internacional y a todos los organismos por los derechos humanos que aborden y discutan estos temas en el Consejo de Seguridad y envíen un Relator Especial a Iraq.
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