Batalla contra las medidas de austeridad
El Parlamento griego aprueba in extremis los nuevos
recortes
Grecia vivió anoche una doble
batalla contra las medidas de austeridad: en las calles y en el Parlamento. Solo
la fuerza policial pudo reducir la tenaz resistencia popular a los nuevos
recortes, mientras que una argucia legal evitó que el proyecto de ley fuera
declarado inconstitucional.
Una multitudinaria manifestación, finalizada frente al Parlamento, puso
colofón a la segunda jornada de huelga general, convocada contra el plan de
recortes presupuestarios impulsado por el Gobierno. Cerca de 200 mil personas,
según los datos ofrecidos por el principal partido de la oposición Syriza,
expresaron claramente su rechazo a las políticas de austeridad exigidas por la
UE y el FMI.
Dimitris, un asalariado de 49 años, expresaba a GARA su oposición a «unas
medidas que nos están haciendo la vida imposible a todos los griegos. La
cuestión -añadía- no es euro o dracma sino vivir o sucumbir ante las medidas de
austeridad, pues la gente está cada vez más desesperada con este tipo de
políticas».
«Si se aprueban las nuevas medidas, sabemos que las condiciones de vida
empeorarán mucho más», aseguró Iannis, universitario de 22 años, y explicó que
los jóvenes no tienen perspectivas ni esperanzas de que el país mejore de
continuar las mismas políticas.
Pero la determinación de los manifestantes se encontró de frente con un
desmesurado despliegue policial que pasadas unas horas decidió disolver la
protesta, hasta ese momento pacífica. Sobre las 19.00 horas se generalizaron los
disturbios en la plaza de Syntagma, y se fueron extendiendo a las calles
aledañas. Las unidades antidisturbios usaron abundantes gases lacrimógenos y
cañones de agua contra los congregados y estos respondieron a su vez con
bengalas, piedras, bombas incendiarias y barricadas.
Los enfrentamientos se extendieron hasta bien entrada la noche por el centro
de Atenas, dejando un saldo provisional de 70 personas trasladadas a comisaría y
ocho policías heridos.
Debate en el Parlamento
Al mismo tiempo, en el interior de la Asamblea Nacional, tenía lugar otra
batalla planteada por los dos principales grupos de la oposición: Syriza y
Griegos Independientes. Ambos partidos acusaron al gobierno de vulnerar la
constitución al tramitar por el procedimiento de urgencia un proyecto de ley que
no fue dado a conocer a los parlamentarios con la suficiente antelación y cuyo
contenido incluía disposiciones que habían sido rechazadas por la asamblea
Nacional la semana pasada. Solo una estratagema del presidente de la Cámara
permitió rechazar la petición de inconstitucionalidad, al demorar más de una
hora y media la votación dando así tiempo a que llegara la mayoría de diputados
gubernamentales ausentes en el debate.
El primer ministro, Antonis Samarás, volvió a recurrir al discurso
apocalíptico al afirmar que la votación definiría si «permanecemos en Europa o
volvemos al dracma y al aislamiento internacional, a la insurrección social y a
la guerra civil». Al tiempo reconoció que «algunas de las medidas incluidas en
la ley deberían haber sido tomadas hace años, y otras, como las reducciones de
salarios y pensiones, son injustas y eso no debemos ocultarlo». Sin embargo,
insistió en que cualquier otra opción sería mucho peor.
Entre las medidas propuestas se encuentran la rebaja de las pensiones
superiores a 1.000 euros, la eliminación de complementos salariales para los
empleados públicos y determinados subsidios, recortes de hasta el 30% en los
sueldos de algunas profesiones como jueces o médicos, la reducción del gasto
sanitario, y también la desregulación del mercado laboral.
Pese a todo, el gobierno consiguió superar por la mínima la mayoría necesaria
(151 votos) para que el proyecto de ley siguiera adelante. Pasada la media
noche, 153 diputados votaron a favor, 128 lo hicieron en contra y hubo 18
abstenciones.
El próximo paso, para el que no se espera ninguna dificultad, es la
aprobación el domingo de los Presupuestos para 2013. Con ello el Ejecutivo
espera que Bruselas acuerde la próxima semana el pago de los 31,5 mil millones
de euros pendientes.
Bruselas ya sugiere al Estado español que concrete
nuevos ajustes
Pese a avanzar unas perspectivas económicas desoladoras para otros dos años,
lo que demuestra que las políticas de ajuste siguen sin dar resultados, el
vicepresidente de la CE, Olli Rehn, dijo ayer que ya ha pedido al Gobierno
español «concretar» sus medidas de consolidación fiscal para 2014, al tiempo que
anunciaba que también determinará «pronto» si Madrid ha dado pasos efectivos
para reducir su déficit.
Según el documento de perspectivas económicas hecho público ayer por la
Comisión Europea, el déficit público español alcanzará este año el 8% del
Producto Interior Bruto (un punto menos si se descuentan las ayudas a la banca),
bajará al 6% en 2013 y repuntará al 6,4% en 2014 si no se adoptan nuevas
medidas.
Con esos pronósticos de la CE, el Estado español estaría lejos de cumplir con
los objetivos fijados por su Ejecutivo, que prevé rebajar ese indicador al 6,3%
este año, al 4,5% en 2013 y al 2,8% en 2014.
Esas estimaciones, advirtió ayer Olli Rehn, «se sitúan muy por encima de los
objetivos fijados para ese año», momento en el que el Estado español debería
rebajar su déficit al 2,8% para cumplir con los compromisos pactados con sus
socios europeos.
Por ello, Rehn alentó a Madrid a «concretar pronto las medidas fiscales» para
2014, aunque no adelantó si Bruselas pedirá nuevos esfuerzos o si optará por dar
más tiempo al saneamiento de las cuentas públicas.
En cuanto a la evolución del Producto Interior Bruto, Bruselas estima que la
economía española seguirá sufriendo en 2013, con una contracción similar a la de
este año (1,4%). Estas previsiones empeoran las que el propio Ejecutivo
comunitario publicó el pasado mes de mayo -cuando preveía un caída del PIB de
sólo el 0,3%- y las de las autoridades de Madrid, que esperan una contracción
del 0,5%.
En línea con cifras de otras instituciones como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), Bruselas espera que la recesión continúe haciéndose notar
hasta «bien entrado» el próximo año y que el crecimiento registre luego una
«mejora gradual» que alcanzaría en 2014 un 0,8%.
En cuanto a la eurozona, la Comisión Europea pronostica una contracción del
PIB del 0,4% y un tímido avance del 0,1% para 2013, frente a sus estimaciones de
mayo que apuntaban a que los países de la moneda única registrarían una caída
del 0,3% este año y un crecimiento positivo del 1% para el siguiente. Habrá que
esperar a 2014 para que los países de la eurozona vean crecer su PIB el
1,4%.
Según la CE, Alemania, la «locomotora» de la economía europea, crecerá este
año y el siguiente el 0,8%, mientras el Estado francés solo crecerá un 0,4% en
2013, lo que le podría impedir cumplir con los compromisos de reducción del
déficit público.
Todo ello tendrá también repercusiones para el mercado laboral europeo, que
seguirá con unas tasas de desempleo «inaceptablemente» elevadas, y que en la
eurozona serán del 11,3% este año, para repuntar en 2013 al 11,8%.
Merkel defiende la austeridad y afirma que está dando frutos
La canciller de Alemania, Angela Merkel, defendió ayer la austeridad y la
consolidación fiscal como receta para salir de la crisis y aseguró que las
reformas estructurales han permitido registrar los primeros «éxitos». Citó para
ello algunos «signos alentadores» en Irlanda, Portugal, Estado español e incluso
en Grecia, aunque a lo que se refería era a la reducción de los costes laborales
que, a su juicio, permitirán mejorar la competitividad de dichos países.
«Todos los Estados miembros deben perseguir reformas estructurales y la
consolidación fiscal para corregir de raíz los problemas. Sé que eso exige
muchísimo a algunos estados miembros, a los ciudadanos, que sufren bajo las
medidas», señaló Merkel en una conferencia en el Parlamento Europeo, aunque
incidió en que ello merece la pena.
«Los esfuerzos no son en vano, merecen la pena», dijo, para añadir que, a
cambio de un proceso consecuente de reformas, habrá «solidaridad» de los socios
europeos, por ejemplo mediante la ayuda a través del mecanismo europeo de
estabilidad permanente (MEDE).
«Los dos elementos van de la mano», recalcó Merkel, al tiempo que reiteró su
postura de que se deben perseguir las reformas y los ajustes «por igual» para
generar crecimiento y empleo.
En su intervención, rechazó también un «divorcio» de la UE con Gran Bretaña,
horas antes de viajar a Londres para intentar convencer al primer ministro
británico, David Cameron, de que no vete el presupuesto plurianual que los
Veintisiete tratarán en la cumbre del 22 y 23 de noviembre.
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