El sur de Europa señala el Norte
Usemos el 14N como barómetro. El
día de ayer registró manifestaciones intensas en todo el sur de Europa,
especialmente concentradas en la península ibérica, pero también en Italia y
Grecia. Las calles se desbordaron en España y Portugal, donde se vivieron
huelgas generales masivas contra el desmantelamiento del Estado social que
impone la Troika. Las altas precipitaciones sociales dejan en evidencia
lo patéticas que resultan las hojas de parra de los partidos y sindicatos
socialdemócratas de estos países mediterráneos con la que está cayendo. Por
ejemplo en Italia, donde salieron a manifestarse cientos de miles de estudiantes
y trabajadores en las calles de 87 ciudades italianas, la CGIL, sindicato
mayoritario, sólo había convocado paros de cuatro u ocho horas, y eso a rebufo
de los Co.Bas, que habían convocado ya una jornada completa de huelga general.
Lo mismo ocurrió con el sindicato UGT portugués, que tampoco convocó huelga
ayer, y lo mismo ocurrió con el GSEE griego, que también había optado por cuatro
horas socialmente correctas. Está claro: los ciudadanos del sur de Europa
requieren mayor oposición y mayor unidad contra la dictadura de la Troika. En la
manifestación de Atenas, simpatizantes de Syriza llevan las banderas de
Portugal, Italia, Grecia y España. El lema de European Left en la
manifestación de Atenas decía: "La austeridad mata la dignidad". ¡Cuántos y cuán
dignos los jóvenes en las manifestaciones de toda Europa! Empujados por esta
generación de jóvenes sin trabajo, sin futuro, pero sin miedo, hemos de
recuperar la soberanía de nuestro tiempo, del que rápida y silenciosamente se ha
adueñado esta pérfida Troika.
El parte meteorológico mainstream hace hincapié en la violencia del 14N. Rayos y truenos. Incidentes en Lisboa delante del Parlamento. En la Gran Vía y la Plaza de Neptuno en Madrid. En la Ciudad Universitaria de Valencia. En Tarragona, ese chaval aporreado. En Barcelona, dos coches de la policía quemados. En Roma, cargas de la policía, decenas de detenidos. Batalla también en Milán, Turín, Padua y Brescia. El Poder se blinda en su Palacio e impide con violencia que nadie se le acerque. Si alguien lo hace, al día siguiente en la prensa se le acusa de ser un "profesional de la violencia". Siempre el mismo guión. Lo llaman democracia y no lo es.
Son muy interesantes los chubascos registrados en Francia y Bruselas. 15.000 manifestantes en París, según la CGT. Cinco organizaciones sindicales convocaron 130 concentraciones por toda Francia. Muy institucional la manifestación de Bruselas, donde Bernadette Ségol, Secretaria General de la Confederación Europea de Sindicatos, resume lo obvio: "Hay una emergencia social en el sur de Europa. Todo el mundo reconoce que las políticas que se están llevando a cabo son injustas y además no están funcionando".
Viendo lo que ocurrió ayer en las calles de Europa, igual hay que concederles la razón a los empresarios. Phillip de Buck, líder del lobby Business Europe, dijo: "Si se hace huelga a nivel nacional y de las compañías, sólo se hará daño a la economía". Este razonamiento nos aclara el camino: si queremos detener esta revolución neoliberal que afecta a todo un continente, la respuesta no ha de ser nacional, sino continental. Que la próxima vez se una toda la ribera del Mediterráneo. Que se adhiera Francia en la siguiente. El Sur marca el Norte.
Los esquiroles dicen que no vale de nada hacer huelga. Anoche Gobierno y PSOE pactaron paralizar los desahucios para rentas por debajo de 22.000 euros. También ayer Olli Rehn, Comisario Europeo de Economía, compareció por sorpresa precisamente ayer para decir que España ya ha hecho suficientes sacrificios en su carrera por reducir el déficit este año y el próximo. ¿Será casualidad?
El 14N anuncia más tormentas en Europa. Los estudiantes de Roma lo gritan alto y claro. Tutti insieme famo paura. Todos juntos damos miedo.
El parte meteorológico mainstream hace hincapié en la violencia del 14N. Rayos y truenos. Incidentes en Lisboa delante del Parlamento. En la Gran Vía y la Plaza de Neptuno en Madrid. En la Ciudad Universitaria de Valencia. En Tarragona, ese chaval aporreado. En Barcelona, dos coches de la policía quemados. En Roma, cargas de la policía, decenas de detenidos. Batalla también en Milán, Turín, Padua y Brescia. El Poder se blinda en su Palacio e impide con violencia que nadie se le acerque. Si alguien lo hace, al día siguiente en la prensa se le acusa de ser un "profesional de la violencia". Siempre el mismo guión. Lo llaman democracia y no lo es.
Son muy interesantes los chubascos registrados en Francia y Bruselas. 15.000 manifestantes en París, según la CGT. Cinco organizaciones sindicales convocaron 130 concentraciones por toda Francia. Muy institucional la manifestación de Bruselas, donde Bernadette Ségol, Secretaria General de la Confederación Europea de Sindicatos, resume lo obvio: "Hay una emergencia social en el sur de Europa. Todo el mundo reconoce que las políticas que se están llevando a cabo son injustas y además no están funcionando".
Viendo lo que ocurrió ayer en las calles de Europa, igual hay que concederles la razón a los empresarios. Phillip de Buck, líder del lobby Business Europe, dijo: "Si se hace huelga a nivel nacional y de las compañías, sólo se hará daño a la economía". Este razonamiento nos aclara el camino: si queremos detener esta revolución neoliberal que afecta a todo un continente, la respuesta no ha de ser nacional, sino continental. Que la próxima vez se una toda la ribera del Mediterráneo. Que se adhiera Francia en la siguiente. El Sur marca el Norte.
Los esquiroles dicen que no vale de nada hacer huelga. Anoche Gobierno y PSOE pactaron paralizar los desahucios para rentas por debajo de 22.000 euros. También ayer Olli Rehn, Comisario Europeo de Economía, compareció por sorpresa precisamente ayer para decir que España ya ha hecho suficientes sacrificios en su carrera por reducir el déficit este año y el próximo. ¿Será casualidad?
El 14N anuncia más tormentas en Europa. Los estudiantes de Roma lo gritan alto y claro. Tutti insieme famo paura. Todos juntos damos miedo.
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