Despertar de la clase trabajadora
Señales de vida
Trabajadores de los restaurantes de
comida rápida en Nueva York lanzaron una campaña para demandar un salario digno,
mientras hace una semana, en cientos de actos a lo largo del país, trabajadores
de Walmart y aliados comunitarios realizaron un breve paro de labores y
manifestaciones. Ambos actos no tuvieron precedente en este país.
Aproximadamente 500 trabajadores participaron con cientos de simpatizantes y
aliados comunitarios y sindicales en cientos de actos en las afueras de las
tiendas Walmart por todo el país el viernes negro, en demanda de mejores
salarios, mayor participación en la toma de decisiones sobre condiciones y
horarios, seguro de salud y más. La empresa comercial más grande del mundo (sólo
en Estados Unidos tiene cerca de un millón 400 mil empleados) intentó reducir
las dimensiones de lo sucedido, pero los trabajadores y aliados afirman que fue
sólo un primer aviso de una iniciativa que se ha ampliado en el último año, y
algo que jamás ha enfrentado la empresa –conocida como una de las más
antisindicales– en sus 50 años de existencia.
Pocos días después un incendio en una fábrica de confección en Bangladesh,
Tazreen, donde se fabricaba ropa para Walmart, entre otras empresas, causó la
muerte de 112 trabajadores. Cuando el incendio empezó, cundió el pánico porque
no había salidas de emergencia de la maquiladora. Primero Walmart afirmó que no
tenía ninguna relación con esa fábrica, pero después de que trabajadores de ésta
difundieron fotos de las etiquetas de la ropa que fabricaban, tuvo que admitir
que esa empresa era su subcontratista.
El incendio no fue nada nuevo. Durante las últimas dos décadas se han
originado por lo menos 33 incendios en ese tipo de maquiladoras en Bangladesh,
que han cobrado la vida de cerca de 500 trabajadores. Ese es el precio de la
ropa barata que se vende en Walmart, Gap y otras empresas, señalan defensores de
derechos laborales en ambos países. El gran éxito de Walmart está basado en
reducir precios a lo más barato, lo cual implica pagar lo mínimo a los que
fabrican sus productos en el extranjero y a sus trabajadores que los venden
aquí.
Esas maquiladoras antes se concentraban en Nueva York, donde hace un siglo
era la capital de la industria de la confección. Hace un siglo, en 1911, se
incendió una maquila, Triangle Shirtwaist, a una cuadra del parque de Washington
Square. Las salidas de emergencia tenían candado y muchos trabajadores –en su
mayoría mujeres jóvenes (algunas de 14 años) inmigrantes italianas y judías– se
lanzaron por las ventanas desde 10 pisos arriba. Murieron 146. La tragedia
sacudió al país y generó un movimiento de reforma que impulsó algunas de las
primeras leyes de salud y seguridad en el trabajo, así como la organización de
un poderoso sindicato nacional: ILGWU.
Ahora el traslado global de producción ha permitido a empresas de venta al menudeo como Gap y Walmart regresar el reloj a 1911, recreando en lugares como Bangladesh las condiciones brutales y los costos muy reducidos que prevalecían en los tiempos del incendio de Triangle, afirmó Scott Nova, director del Consorcio de Derechos de los Trabajadores.
Robert Reich, secretario del Trabajo en el gobierno de Bill Clinton y experto
en políticas públicas, comenta que hace 50 años el empleador privado más grande
del país era General Motors, que pagaba a sus empleados un sueldo por hora
equivalente aproximadamente a 50 (incluyendo beneficios de pensión y salud)
dólares actuales. Hoy, agregó, el empleador más grande del país es Walmart, cuyo
empleado promedio gana 8.81 la hora, mientras un tercio de sus empleados
trabajan menos de 28 horas a la semana y por lo tanto no califican para obtener
beneficios. Reich agrega que Walmart tuvo ingresos por 16 mil millones en 2011,
mucho de lo cual enriqueció a los accionistas de la empresa, incluida la familia
de su fundador, Sam Walton. Señala que la riqueza de la familia Walton excede a
la de 40 por ciento de las familias que están hasta abajo de la pirámide
económica combinadas.
Mientras tanto, en otro sector de salarios mínimos, en Nueva York se lanzó el
esfuerzo más ambicioso hasta ahora para sindicalizar a trabajadores del sector
de
comida rápidaen este país. La iniciativa Fast Food Forward está encabezada por una amplia coalición de organizaciones comunitarias, de derechos civiles y sindicatos en Nueva York. La iniciativa, anunciada el jueves, busca sindicalizar a trabajadores de Taco Bell, Burger King, McDonald’s, Domino’s Pizza y más en esta ciudad.
La rama de comida rápida en este país es una industria con valor de 200 mil
millones de dólares. La campaña señala que el año pasado el ejecutivo en jefe de
Wendy’s fue remunerado con 16 y medio millones, mientras sus trabajadores ganan
menos de 20 mil dólares al año. Muchos sólo ganan 8 dólares o menos la hora, y
la campaña tiene el objetivo de elevar ese nivel salarial a 15 dólares por hora.
Se calcula que unos 50 mil trabajadores están empleados en esa industria en
Nueva York. A la vez, esta iniciativa afirma que forma parte de la lucha a nivel
nacional por trabajadores de salarios bajos en varios sectores, como los de
Walmart.
Reich, como tantos analistas más, señala que uno de los grandes factores en
el desplome en los ingresos y beneficios para trabajadores y la dramática
concentración de riqueza en el país tiene que ver con el debilitamiento de los
sindicatos. Más de un tercio de los trabajadores del sector privado estaban
sindicalizados en los años 50; hoy menos de 7 por ciento pertenece a un
gremio.
Pero con estas iniciativas y múltiples esfuerzos más locales, pero igualmente
vitales en varias esquinas del país, tal vez no es el fin de los sindicatos. Y
vale subrayar que, como siempre en la historia de este país, parte del nuevo
movimiento laboral está encabezado por inmigrantes. No pocos se preguntan si
estas nuevas iniciativas son señales de vida para el sindicalismo en Estados
Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario