sábado, 29 de diciembre de 2012


La "liberación" de Mali o el concepto de la intervención militar

CEPRID

La situación en Mali es cada vez más dramática. El régimen que se ha consolidado en el norte del país (teniendo en cuenta la configuración de las fronteras, el “norte” abarca los dos tercios del territorio) ha adquirido una forma extremadamente brutal. Hoy es un lugar de violencia salvaje que incluye asesinatos en masa durante tomas de rehenes, actos de violencia que se cometen contra mujeres y niños, saqueos, robos y destrucción de objetos de valor cultural y religioso, así como el reclutamiento de niños como soldados (1). De acuerdo con el Subsecretario General para los Derechos Humanos, I. Simonovich, en esta parte del país se llevan a cabo violaciones en masa de mujeres y ha comenzado un éxodo masivo de la población. El Secretario General adjunto de la ONU señaló que grupos extremistas musulmanes están confeccionando listas de mujeres que tienen hijos fuera del vínculo matrimonial y de mujeres solteras embarazadas y que están siendo objeto de crueles e inhumanos castigos. Las normas del nuevo régimen incluyen la posibilidad de comprar una mujer por menos de 1.000 dólares y niños aun por mucho menos...

Pero el principal problema radica en el hecho que esta parte del país se ha convertido en un puesto de avanzada para organizaciones terroristas, principalmente de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Ellos necesitan niños “a precio módico” para convertirlos en militantes y terroristas suicidas. Tienen sus razones para capturar del norte de Mali. Aquí, cerca de Kigali, está el aeropuerto más grande de toda África Occidental (dicho sea de paso, construido con la ayuda de expertos soviéticos) capaz de recibir a los aviones más pesados. En tales aeronaves se trafican drogas desde América Latina para su distribución a través de Guinea-Bisau y otros estados costeros africanos (2).

A mediados de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución que fue el penúltimo paso hacia la intervención militar en Mali. Tal vez se recuerde que a principios de este año el gobierno de Mali solicitó asistencia militar a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Sin embargo, esta petición encontró resistencia en el CSONU, que señaló que una operación militar solo podría llevarse a cabo con la autorización del Consejo de Seguridad, que no aprobó tal medida.

Solo dos meses más tarde se decidió que la autorización para una operación militar podría otorgarse no antes de fines de noviembre (3). ¿Por qué el CSONU no concedió de inmediato la autorización para una intervención militar, y qué cambios ha habido en estos dos últimos meses? Porque el concepto y posiblemente el propósito de la misión han cambiado. Hay que tener en cuenta la cronología. En primer lugar, las autoridades de Mali acudieron a la CEDEAO con el propósito de resolver el problema empleando solo fuerzas militares africanas. Quedó demostrado que estas fuerzas sí fueron efectivas, por ejemplo, durante una operación similar en Sierra Leona. Luego que el CSONU dijo que una intervención militar por parte de la CEDEAO sería posible solo con el consentimiento del Consejo de Seguridad, Mali planteó su solicitud al CSONU. No obstante, el CSONU negó la autorización diciendo que necesitaba más tiempo para considerarla. Fue solo después que Mali buscó la ayuda de la Comisión Europea (¡!) y que el Secretario General de la ONU nombrara a Romano Prodi como su Enviado Especial para la región del Sahel (4) fue que el CSONU dio su consentimiento para tal invasión.

Vemos, pues, que el intento de resolver los problemas de Mali empleando solamente fuerzas militares africanas era inaceptable para Occidente. Por consiguiente, una misión militar de varios niveles se está planificando de manera tal que parezca africana pero que, en realidad, será manejada desde Europa.

En ocasiones anteriores, misiones similares se llevaron a cabo con mayor rapidez debido a que los países no perdieron el tiempo y apelaron a la ONU de inmediato, que envió misiones con soldados de Bangladesh bajo el mando de la OTAN. En una reunión reciente de la CEDEAO, el general Konate de Guinea fue nombrado comandante de la misión militar, nombramiento que faltaba ser aprobado y, además, él no estuvo involucrado en la preparación de la misión.

La situación de Mali tiene una característica única: la captura de la parte norte del país se llevó a cabo con la participación de fuerzas internas y externas en paralelo. Por un lado, los rebeldes Tuaregs son “internos” y por la parte “externa”, las agrupaciones terroristas y otras organizaciones delictuales transnacionales.

Otro paralelo es que las negociaciones y la misión militar se están realizando al mismo tiempo. Esto fue puesto de manifiesto por el representante de Costa de Marfil (país actualmente en la presidencia de la CEDEAO) durante una reunión del CSONU el 12 de octubre, junto con el desarrollo con Europa de la misión militar de la CEDEAO. Por supuesto que nada de esto sucede sin la participación de EEUU. El 24 de octubre, un representante del Departamento de Estado norteamericano dijo que estaban considerando opciones en relación con su “contribución” a la misión planificada (5) y el 29 de octubre, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reunió con el presidente de Argelia, sin cuyo apoyo la misión militar de la CEDEAO es imposible. Así lo manifestó H. Clinton cuando discutió la situación en Mali (6). Probablemente esto fue para cerrar las fronteras de Argelia con el norte de Mali de manera tal que los terroristas que habían capturado la parte norte de Mali no puedan trasladarse a la parte argelina del Sahara durante la misión militar de la CEDEAO.

Sin embargo, hay otro paralelo: tras la adopción de la Resolución 2071, los militantes de los países vecinos empezaron a reunirse en el norte de Mali. Su participación no solo puede complicar la intervención militar sino convertirla en una guerra general en África Occidental. Esta podría ser la razón detrás de estas fuerzas.

El CSONU ha dado 45 días para la preparación de la misión militar en Mali. Sin embargo, el permiso final aún no se ha otorgado. Todo depende de la docilidad de las autoridades de Mali. ¿Estarán dispuestas a aceptar la liberación del norte del país al precio que exija Occidente?

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