El gasto militar y la crisis de la Unión Europea
Cañones, deuda y corrupción
Transnational Institute
Contra toda lógica, las voces de protesta más estridentes en Bruselas son los cantos de sirena de los grupos de presión militares, que anuncian el “desastre” si se recortan los gastos de armamento. En este trabajo mostramos cómo el verdadero desastre es el resultado de años de elevados gastos militares y negocio armamentístico corrupto en Europa. Esta dinámica ha contribuido sustancialmente a la crisis de la deuda en países como Grecia y Portugal y sigue siendo una pesada carga sobre los presupuestos futuros de todos los países en crisis. El poder del lobby militar-industrial hace también que sean menos probables las reducciones efectivas de gastos. La más cruda demostración de este aspecto es la forma en que el gobierno alemán, al tiempo que exige sacrificios cada vez mayores en los recortes sociales, ha estado presionando entre bastidores contra los recortes militares, debido a la preocupación de que éstos afecten a su propia industria de armamento.
El Informe 1 revela que:
• Los altos niveles de gasto militar en los países que están ahora en el epicentro de la crisis del euro tuvieron un papel importante en el desencadenamiento de sus crisis de la deuda. Grecia ha sido el país que más ha gastado de Europa en términos relativos en las últimas cuatro décadas: su gasto en defensa, como porcentaje del PIB, ha sido casi el doble que la media de la UE. El gasto militar de España aumentó un 29% entre 2000 y 2008, debido a las compras masivas de armas. España está ahora ante enormes problemas para pagar las deudas de unos programas militares innecesarios. Como manifestó un ex secretario de Defensa del Estado español, “no deberíamos haber adquirido sistemas que no vamos a utilizar, destinados a unas situaciones de conflicto inexistentes y, lo que es peor, con fondos que ni teníamos entonces ni tenemos ahora.” Incluso la más reciente víctima de la crisis, Chipre, debe algunos de sus problemas de endeudamiento a un incremento del 50% en el gasto militar en la última década, la mayor parte posterior a 2007.
• El endeudamiento debido al negocio armamentístico ha sido con frecuencia el resultado de acuerdos ilegítimos entre funcionarios gubernamentales, pero está siendo pagado por la gente corriente, que debe hacer frente a salvajes recortes en los servicios sociales. Las investigaciones sobre una operación de compra de armamento cerrada por Portugal en 2004 para la adquisición de dos submarinos, por un valor de mil millones de euros, firmada por el entonces primer ministro Manuel Barroso (ahora presidente de la Comisión de la UE), han identificado más de una docena de acuerdos de intermediación y contratos de consultoría sospechosos que han costado a Portugal al menos 34 millones de euros. Hasta ocho acuerdos de adquisición de armamento firmados por el Gobierno griego desde finales de 1990 están siendo investigados por las autoridades judiciales, por posibles sobornos y comisiones ilegales a funcionarios y políticos de Grecia.
• El gasto militar se ha reducido como consecuencia de la crisis en los países más afectados por ésta, pero la mayoría de los estados siguen teniendo niveles de gasto militar comparables o superiores a los de hace diez años. En materia de gastos militares, los países europeos ocupan los lugares cuarto (Reino Unido), quinto (Francia), noveno (Alemania) y undécimo (Italia) en la lista de los países con mayor gasto militar en todo el mundo. Incluso Italia, que debe hacer frente a una deuda de 1,8 billones de euros, sigue dedicando a gastos militares una proporción mayor de su PIB que la del momento más bajo posterior a la Guerra Fría, en 1995.
• Los recortes de los gastos militares, cuando los ha habido, han recaído casi por completo sobre el personal –reducciones de personal y salarios, y pensiones más bajas– pero no en la compra de armas. El presupuesto para la compra de armas en realidad aumentó de 38.800 millones de euros en 2006 a 42.900 millones en 2010 –un incremento de más del 10%–, mientras que los gastos de personal se redujeron de 110.000 millones en 2006 a 98.700 millones en 2010, una disminución del 10%, que tuvo lugar en su mayor parte entre 2008 y 2009.
• Mientras que algunos países, como Alemania, han insistido en que se recorten con la máxima dureza los presupuestos sociales de los países en crisis para el pago de su deuda, han sido mucho menos favorables a los recortes en el gasto militar que pondrían en peligro la venta de armas. Francia y Alemania han presionado al Gobierno griego para que no reduzca sus gastos de defensa. Francia está actualmente negociando un acuerdo de arrendamiento con Grecia por dos fragatas de las más caras de Europa, y se afirma que este sorprendente acontecimiento está en gran medida “impulsado por consideraciones políticas, y no tanto por una iniciativa de las fuerzas armadas.” En 2010 el gobierno holandés concedió licencias de exportación por valor de 53 millones de euros para equipar a la marina de guerra griega. Como afirmó un asesor del ex primer ministro griego Papandreou: “Nadie nos está diciendo ‘Compren nuestros buques de guerra o no vamos a rescatarlos’. Pero la implicación evidente es que van a ser más favorables si lo hacemos.”
• El continuo y elevado gasto militar ha conducido a un auge en la rentabilidad de las empresas de armamento y a un empuje aún más agresivo en la venta de armas en el extranjero, ignorando las preocupaciones en materia de derechos humanos. Las cien mayores empresas del sector vendieron armas por valor de unos 318.000 millones de euros en 2011, un 51% más, en términos reales, que en 2002. Anticipándose a una menor demanda en el propio país, la industria obtiene un apoyo político mayor para la promoción de la venta de armas en el extranjero. A principios de 2013 el presidente francés, François Hollande visitó los Emiratos Árabes Unidos para promover las ventas del avión de combate Rafale . El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, visitó los Emiratos y Arabia Saudita en noviembre de 2012 en gira de promoción de grandes paquetes de venta de armas. España espera obtener de Arabia Saudí un contrato muy controvertido por 250 carros de combate Leopard 2, en el que está compitiendo con Alemania, constructor original de dicho carro.
• Muchos estudios de investigación muestran que la inversión en gastos militares es la manera menos efectiva de crear puestos de trabajo, con independencia de los demás costes que conllevan los gastos militares. Según un estudio de la Universidad de Massachusetts, el gasto de defensa por cada mil millones de dólares crea un número de puestos de trabajo menor de la mitad del que podría generar si se invirtiese en educación y transporte público. En un momento de acuciante necesidad de inversión para la creación de empleo, el apoyo a un presupuesto militar inflado y antieconómico no se justifica, dado el mayor número de puestos de trabajo que con ese dinero se crearía en sectores como la salud y el transporte público.
A pesar de las pruebas incontestables del costo que implica un presupuesto militar elevado, los mandos militares continúan vendiendo la distorsionada y absurda idea de que los recortes de defensa en la Unión Europea ponen en peligro la seguridad de los estados que la componen. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, “ha aprovechado cada oportunidad para engatusar a los miembros de la Alianza para que inviertan y colaboren más en defensa.” El general Patrick de Rousiers, presidente francés del Comité Militar de la UE, en una audiencia ante el Parlamento Europeo llegó a sugerir que está en juego el futuro de Europa si no aumenta el gasto militar. “¿Qué lugar puede ocupar una Europa de 500 millones de habitantes si no tiene capacidad creíble de garantizar su seguridad?”, preguntó retóricamente.
Creemos, por el contrario, que en un momento en el programa de austeridad permanente de la Comisión Europea se enfrenta a desafíos cada vez mayores, hay un ámbito en el que Europa puede hacer mucho más para imponer la austeridad. Y es en la arena de los gastos militares y la industria armamentística. La abolición de las armas nucleares en poder de Francia y el Reino Unido podría ahorrar varios miles de millones de euros cada año y cumplir un compromiso importante contraído por estos países en el marco del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) de llegar a eliminar las armas nucleares. La reducción de los gastos militares a todas las naciones de la UE a los niveles de Irlanda (0,6% del PIB) ahorrarían muchos miles de millones más. La condonación de deudas ilegítimas adquiridas por negocios de armas fraudulentos, cerrados mediante sobornos, sería un buen primer paso para colocar la factura de la crisis en la mesa de los que contribuyeron a provocarla. Tales medidas también demostrarían que, en un momento de crisis, Europa está dispuesta a invertir en un futuro que es el que desean sus ciudadanos en lugar de sus militaristas.
Nota: El presente texto es el resumen ejecutivo del Informe del mismo título, que se puede consultar en http://www.tni.org/briefing/guns-debt-corruption (N. del t.)
El Informe 1 revela que:
• Los altos niveles de gasto militar en los países que están ahora en el epicentro de la crisis del euro tuvieron un papel importante en el desencadenamiento de sus crisis de la deuda. Grecia ha sido el país que más ha gastado de Europa en términos relativos en las últimas cuatro décadas: su gasto en defensa, como porcentaje del PIB, ha sido casi el doble que la media de la UE. El gasto militar de España aumentó un 29% entre 2000 y 2008, debido a las compras masivas de armas. España está ahora ante enormes problemas para pagar las deudas de unos programas militares innecesarios. Como manifestó un ex secretario de Defensa del Estado español, “no deberíamos haber adquirido sistemas que no vamos a utilizar, destinados a unas situaciones de conflicto inexistentes y, lo que es peor, con fondos que ni teníamos entonces ni tenemos ahora.” Incluso la más reciente víctima de la crisis, Chipre, debe algunos de sus problemas de endeudamiento a un incremento del 50% en el gasto militar en la última década, la mayor parte posterior a 2007.
• El endeudamiento debido al negocio armamentístico ha sido con frecuencia el resultado de acuerdos ilegítimos entre funcionarios gubernamentales, pero está siendo pagado por la gente corriente, que debe hacer frente a salvajes recortes en los servicios sociales. Las investigaciones sobre una operación de compra de armamento cerrada por Portugal en 2004 para la adquisición de dos submarinos, por un valor de mil millones de euros, firmada por el entonces primer ministro Manuel Barroso (ahora presidente de la Comisión de la UE), han identificado más de una docena de acuerdos de intermediación y contratos de consultoría sospechosos que han costado a Portugal al menos 34 millones de euros. Hasta ocho acuerdos de adquisición de armamento firmados por el Gobierno griego desde finales de 1990 están siendo investigados por las autoridades judiciales, por posibles sobornos y comisiones ilegales a funcionarios y políticos de Grecia.
• El gasto militar se ha reducido como consecuencia de la crisis en los países más afectados por ésta, pero la mayoría de los estados siguen teniendo niveles de gasto militar comparables o superiores a los de hace diez años. En materia de gastos militares, los países europeos ocupan los lugares cuarto (Reino Unido), quinto (Francia), noveno (Alemania) y undécimo (Italia) en la lista de los países con mayor gasto militar en todo el mundo. Incluso Italia, que debe hacer frente a una deuda de 1,8 billones de euros, sigue dedicando a gastos militares una proporción mayor de su PIB que la del momento más bajo posterior a la Guerra Fría, en 1995.
• Los recortes de los gastos militares, cuando los ha habido, han recaído casi por completo sobre el personal –reducciones de personal y salarios, y pensiones más bajas– pero no en la compra de armas. El presupuesto para la compra de armas en realidad aumentó de 38.800 millones de euros en 2006 a 42.900 millones en 2010 –un incremento de más del 10%–, mientras que los gastos de personal se redujeron de 110.000 millones en 2006 a 98.700 millones en 2010, una disminución del 10%, que tuvo lugar en su mayor parte entre 2008 y 2009.
• Mientras que algunos países, como Alemania, han insistido en que se recorten con la máxima dureza los presupuestos sociales de los países en crisis para el pago de su deuda, han sido mucho menos favorables a los recortes en el gasto militar que pondrían en peligro la venta de armas. Francia y Alemania han presionado al Gobierno griego para que no reduzca sus gastos de defensa. Francia está actualmente negociando un acuerdo de arrendamiento con Grecia por dos fragatas de las más caras de Europa, y se afirma que este sorprendente acontecimiento está en gran medida “impulsado por consideraciones políticas, y no tanto por una iniciativa de las fuerzas armadas.” En 2010 el gobierno holandés concedió licencias de exportación por valor de 53 millones de euros para equipar a la marina de guerra griega. Como afirmó un asesor del ex primer ministro griego Papandreou: “Nadie nos está diciendo ‘Compren nuestros buques de guerra o no vamos a rescatarlos’. Pero la implicación evidente es que van a ser más favorables si lo hacemos.”
• El continuo y elevado gasto militar ha conducido a un auge en la rentabilidad de las empresas de armamento y a un empuje aún más agresivo en la venta de armas en el extranjero, ignorando las preocupaciones en materia de derechos humanos. Las cien mayores empresas del sector vendieron armas por valor de unos 318.000 millones de euros en 2011, un 51% más, en términos reales, que en 2002. Anticipándose a una menor demanda en el propio país, la industria obtiene un apoyo político mayor para la promoción de la venta de armas en el extranjero. A principios de 2013 el presidente francés, François Hollande visitó los Emiratos Árabes Unidos para promover las ventas del avión de combate Rafale . El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, visitó los Emiratos y Arabia Saudita en noviembre de 2012 en gira de promoción de grandes paquetes de venta de armas. España espera obtener de Arabia Saudí un contrato muy controvertido por 250 carros de combate Leopard 2, en el que está compitiendo con Alemania, constructor original de dicho carro.
• Muchos estudios de investigación muestran que la inversión en gastos militares es la manera menos efectiva de crear puestos de trabajo, con independencia de los demás costes que conllevan los gastos militares. Según un estudio de la Universidad de Massachusetts, el gasto de defensa por cada mil millones de dólares crea un número de puestos de trabajo menor de la mitad del que podría generar si se invirtiese en educación y transporte público. En un momento de acuciante necesidad de inversión para la creación de empleo, el apoyo a un presupuesto militar inflado y antieconómico no se justifica, dado el mayor número de puestos de trabajo que con ese dinero se crearía en sectores como la salud y el transporte público.
A pesar de las pruebas incontestables del costo que implica un presupuesto militar elevado, los mandos militares continúan vendiendo la distorsionada y absurda idea de que los recortes de defensa en la Unión Europea ponen en peligro la seguridad de los estados que la componen. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, “ha aprovechado cada oportunidad para engatusar a los miembros de la Alianza para que inviertan y colaboren más en defensa.” El general Patrick de Rousiers, presidente francés del Comité Militar de la UE, en una audiencia ante el Parlamento Europeo llegó a sugerir que está en juego el futuro de Europa si no aumenta el gasto militar. “¿Qué lugar puede ocupar una Europa de 500 millones de habitantes si no tiene capacidad creíble de garantizar su seguridad?”, preguntó retóricamente.
Creemos, por el contrario, que en un momento en el programa de austeridad permanente de la Comisión Europea se enfrenta a desafíos cada vez mayores, hay un ámbito en el que Europa puede hacer mucho más para imponer la austeridad. Y es en la arena de los gastos militares y la industria armamentística. La abolición de las armas nucleares en poder de Francia y el Reino Unido podría ahorrar varios miles de millones de euros cada año y cumplir un compromiso importante contraído por estos países en el marco del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) de llegar a eliminar las armas nucleares. La reducción de los gastos militares a todas las naciones de la UE a los niveles de Irlanda (0,6% del PIB) ahorrarían muchos miles de millones más. La condonación de deudas ilegítimas adquiridas por negocios de armas fraudulentos, cerrados mediante sobornos, sería un buen primer paso para colocar la factura de la crisis en la mesa de los que contribuyeron a provocarla. Tales medidas también demostrarían que, en un momento de crisis, Europa está dispuesta a invertir en un futuro que es el que desean sus ciudadanos en lugar de sus militaristas.
Nota: El presente texto es el resumen ejecutivo del Informe del mismo título, que se puede consultar en http://www.tni.org/briefing/guns-debt-corruption (N. del t.)
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