miércoles, 16 de febrero de 2011

demonios que gastan en el armamentismo

EL PADRE ETERNO SE REFIERE A ESTOS DEMONIOS DEL MUNDO, QUE UTILIZARON LA PLATA DEL PUEBLO PARA COMPRAR ARMAS HABIENDO EN EL MUNDO HAMBRE Y POBREZA.
DIVINO TIUTLO DE LA CIENCIA CELESTE ALFA Y OMEGA
 
560.- Todo el que estafó o se tentó con los dineros de los pueblos, no entrarán al Reino de los Cielos; encabezan esta extraña lista, los llamados presidentes, reyes, dictadores y todos los que les secundaron, en el gasto de las compras de armas; todo el dinero invertido en la compra de armas, será considerado como una estafa, en el divino juicio de dios; puesto que nadie pidió a dios, comxrar armas para matar a otros; la estafa consistía en que gran parte de lo que faltaba, se lo habían llevado los que vendían armas; esta extraña estafa, está íntimamente ligada al hambre y la miseria, que experimentó el mundo de la prueba; los que mandaron sobre naciones y los fabricantes de armas, tienen un divino juicio aparte, dentro del propio juicio; una cosa es el juicio a sus propias sensaciones de la individualidad en vida de prueba; y otra cosa es el daño colectivo hecho en tal o cual puesto, en la prueba de la vida.-
 
El presupuesto de 3.700 millones de dólares presentado por Obama contempla aumentos en el gasto militar y grandes recortes de los programas sociales

El presidente Obama dio a conocer un plan presupuestario que aspira a reducir el déficit federal recortando o eliminando unos 200 programas federales, muchos de ellos dedicados a servicios sociales y educación, al tiempo que aumenta el gasto militar y la financiación para la construcción de centrales nucleares. Al presentar su propuesta presupuestaria de 3.700 millones de dólares, Obama hizo gala de su anterior promesa de congelar el gasto en programas nacionales no relacionados con las fuerzas armadas durante cinco años. El plan de Obama incluye dos ligeros aumentos de los impuestos a bancos y empresas petrolíferas. También contempla acabar en 2013 con los recortes fiscales de la era Bush a los estadounidenses más adinerados y llevar el impuesto sobre bienes inmuebles a los niveles de 2009, mayores que los actuales.


 

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