Si el candidato de la Alianza por el Gran Cambio, Pedro Pablo Kuczynski, llegara a ser elegido presidente del Perú la actividad terrorista puede resurgir porque activaría la desconfianza en la democracia y un aumento de la brecha económica entre ricos y pobres, sostienen diversos analistas.
El sociólogo e historiador Nelson Manrique dijo que en un eventual gobierno de Kuczynski la diferencia económica entre los pobres y ricos se abultará en contra de los deseos de un 73% de la población que anhela un cambio en la política económica. “Esta situación alimentaría una escalada de violencia política y el fortalecimiento de grupos radicales como Sendero Luminoso”, explicó.
“Un gobierno de PPK abultará las contradicciones hasta el punto de que se podría producir un rebrote de Sendero Luminoso. Él olvida que una gran mayoría desea un cambio en la política económica”, expresó.
Añadió que el candidato de la Alianza por el Gran Cambio es un político neoliberal que representa los intereses del empresariado y las transnacionales, algunas de los cuales están manejadas en forma abusiva. “PPK es un político neoliberal que condensa en estado puro la continuidad de la política económica”, apuntó.
“Su jefe de plan de gobierno, Pablo Secada, plantea eliminar la CTS para los nuevos trabajadores que entran al mercado laboral y reducir las vacaciones a 15 días. PPK solo busca abaratar los costos de producción y no piensa en los derechos laborales”, dijo.
De igual parecer fue el analista Alberto Adrianzén quien precisó que si Kuczynski llegara al poder habría un aumento de la violencia política y de los conflictos sociales en todo el país, ya que como ministro del gobierno de Alejandro Toledo fue un defensor de las transnacionales y mineras.
“Cuando PPK fue ministro de Alejandro Toledo, estuvo involucrado en la represión de comuneros en una acción de protesta pacífica realizada en el campamento minero Majaz (Piura), ocurrida el 2005, que dejó el saldo de un campesino muerto y otros 30 torturados”, recordó.
Agregó que el candidato presidencial de la Alianza por el Gran Cambio no es una garantía para el fortalecimiento de la democracia, porque generaría entre la población desconfianza en el sistema político constitucional y propiciaría reacciones radicales y hasta actividades terroristas.
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