Hay ensayos rompedores y éste es uno de ellos. No por decreto sino porque Bruckmann pone, en apenas medio centenar de páginas, muchos dedos en muchas llagas. Lo hace explícita e implícitamente, planteando los nuevos temas que definen la relación de América Latina con el sistema mundo en el marco de la globalización. Su propuesta es sólida porque está muy bien sustentada (teórica y estadísticamente), porque es holística y porque contempla los fenómenos que analiza en términos dinámicos.
No hay nada improvisado: las reflexiones que la socióloga peruana proyecta en esta brillante investigación son producto de un intenso trabajo pero, sobre todo, de una rebeldía intelectual contra unas dinámicas y contra unas herramientas de análisis que, en el mundo actual, se están quedando obsoletas. Para Bruckmann se trata de pesquisar, a partir de valores con solera, nuevos vectores de trabajo en un contexto sociopolítico que la Posguerra Fría está redefiniendo radicalmente.
El punto de partida de esta investigación es un elemento del que, aunque se conoce su importancia geopolítica, no suele ser tema estrella para los medios de comunicación (al nivel, por ejemplo, del petróleo o el gas). Se trata, no en vano, de recursos naturales, sí, pero en concreto –desde la perspectiva de Bruckmann- de las implicaciones geopolíticas de la minería, y más concretamente de la minería estratégica para el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
Su aguda visión se completa con un segundo elemento de análisis sobre el que, lamentablemente, las ciencias sociales –pero también el periodismo- suelen pasar demasiado de puntillas: la creciente importancia de China en América Latina. Bruckmann trata tanto de la importancia intrínseca de esta novedad geopolítica como del impacto que dicha relación –contemplada a partir de la óptica minera- puede tener en la vieja relación de dependencia y dominación de Estados Unidos con América Latina.
A partir de aquí y después de una larga y excelentemente sustentada argumentación, Bruckmann llega a dos grandes conclusiones que, no solo se terminan traduciendo en propuestas, concretas, pertinentes y realistas, de políticas públicas sino también, implícitamente, de orientaciones intelectuales. El modelo estadounidense, no solo es social y ecológicamente destructivo sino que, sobre todo, es inviable a largo plazo. Una de las virtudes del ensayo de Bruckmann es que no solo es poco etnocéntrico sino poco cronocéntrico.
También hay guiños a la izquierda y ello en la medida en la que su autora tiene en cuenta, en todo momento, que la estructura de oportunidad política para América Latina no solo viene dada por el declive del modelo estadounidense, paralelo al progreso de China, sino por una transformación sociopolítica que sobrepasa, con creces, un marco puramente coyuntural y por supuesto anecdótico. El mensaje de Bruckmann es claro: América Latina y su izquierda, ni pueden ni deben desaprovechar el momento.
La apuesta debe ser reforzar la soberanía nacional para convertirla en un instrumento de integración regional muy ambicioso: los retos que plantea el mundo contemporáneo son tan complejos que si América Latina quiere liberarse realmente de las ataduras históricas que la han subyugado y modelado (y se entiende que no volver a repetir el mismo patrón con China) debe enfrentarlos conjuntamente. Brasil debe ser, en dicho contexto, el motor de un proyecto histórico que debería pasar por una política minera común.
Lo dicho: el ensayo de Bruckmann es fresco, novedoso, rompedor… Realmente, merece la pena leerlo: vale más que cualquier briefing institucionalista redactado, incluso, desde el más prestigioso think tank del mundo anglosajón.
Enlace al libro: http://www.rebelion.org/admin/editor2.php?ID=127270
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