miércoles, 12 de octubre de 2011

519 años de genocidio y explotación

Como cada 12 de octubre se celebrará en el Estado español la denominada Fiesta Nacional de España o Día de la Hispanidad, en conmemoración del “descubrimiento” de América. Ni que decir tiene que intencionadamente y como muestra de una preponderancia colonial y opresora se omite que ni siquiera los procedentes de la Península Ibérica fueron los primeros seres humanos que pusieron un pie en América, ya que los primeros habitantes del continente llegaron a él a través del Estrecho de Bering procedentes de Siberia hace como mínimo unos 14.000 años y que ni siquiera fueron Colón y su tripulación los primeros hombre blancos que llegaron a esta tierra, pues alrededor del siglo X gentes procedentes del norte de Europa realizaron incursiones en este territorio.


Pero de nuevo lo anterior se omitirá y se rendirá pleitesía por numerosas calles del Estado al ejército español, al Rey y a las altas autoridades del Estado, y los medios de comunicación harán su papel de hacer creer a la clase trabajadora que tenemos todos y todas los mismos intereses independientemente de la clase social a la pertenezcamos.

Basta mirar los orígenes de esta “fiesta” para percatarnos de su verdadero carácter. Cierto es que desde el año 1918 alcanzó el rango de fiesta “nacional”, pero el auténtico ideólogo de la misma fue Ramiro de Maeztu, cuyas obras fueron fuente de inspiración para los falangistas, en la idea de su “España” únicamente católica y que había civilizado a los que ellos consideraban salvajes indígenas americanos. Durante el régimen fascista de Franco se siguió celebrando con entusiasmo esta fiesta chovinista y militarista. Después de la muerte del dictador y de la Transición, como tantas cosas del régimen anterior, su celebración se mantiene hasta nuestros días.
Detrás de tanto entusiasmo “nacional” se ha querido ocultar todo el genocidio étnico, cultural y lingüístico que las orgullosas clases dominantes españolas han venido realizando desde el siglo XV hasta nuestros días. Entre 10 y 15 millones de seres humanos fueron transportados desde África al continente americano, sin contar las muertes durante las “cacerías” de personas y su transporte, en un proceso que acabó con la convivencia y fue el principio del subdesarrollo del continente negro.

Asimismo, de los más de 20 millones (estimaciones a la baja) de nativos americanos anteriores a la llegada de los españoles y demás ocupantes coloniales del continente, se estima que en pocos siglos y debido la brutalidad de los ocupantes y la trasmisión de enfermedades desconocidas para la población nativa, la misma descendió al 3% de la original. Sólo en los últimos años, gobiernos progresistas como el de Bolivia o Venezuela han denunciado el racismo y la exclusión que sufrieron los primeros habitantes del continente y que dura hasta nuestros días y el colonialismo de la antigua metrópoli, perdurable en la actualidad a través de las actuación del grupo PRISA, Telefónica o el Banco Santander en diferentes países.
Todo lo anterior fue absolutamente necesario para la génesis del sistema capitalista. El proceso denominado por Marx como “acumulación primitiva” que en los siglos XVI, XVII y XVIII permitió a través de la “liberación” del vasallaje de los campesinos, la Ruta de las Indias o colonización asiática o el genocidio americano mencionado anteriormente, fueron los cimientos (a través de la sangre y el sufrimiento de millones de seres humanos) para la edificación del capitalismo.

Por otra parte se trata de ratificar y afirmar que existe un único país (su “España”) donde no hay cabida a que las naciones que componen el Estado español puedan decidir democráticamente si quieren seguir unidas a este Estado, como bien queda expuesto en la represión existente en Euskal Herria o los Països Catalans. Tras la victoria de Bildu en las últimas elecciones municipales en el País Vasco y el irremediable compromiso de la izquierda abertzale y ETA con mecanismos de participación política absolutamente pacíficos y democráticos, a pesar de la represión del Estado contra líderes históricos de la izquierda abertzale como Otegui o Usabiaga o contra la juventud independentista vasca; de nuevo este 12 de octubre las fuerzas políticas y mediáticas españolistas tratarán a través de su discurso único y excluyente de reafirmar el carácter antidemocrático del Estado español para las distintas naciones de su seno.

Asimismo no podemos olvidar las convocatorias fascistas en diversas zonas de estado, “disfrazándose” en muchos casos (como la convocatoria en Sevilla) de actos en memoria de las víctimas del terrorismo (para ellos sólo existen las víctimas de la acciones de ETA), que no ocultan otra cosa que la exaltación racista e imperialista de su nación. Y hablando de disfraces, la lucha contra el fascismo se hace más necesaria que nunca en esta época de crisis, sobre todo en lugares como Catalunya, dónde Plataforma per Catalunya de Anglada con su discurso antiinmigrantes aspira a obtener representación parlamentaria en las elecciones generales que se celebrarán en el día del aniversario de la muerte de sus admirados Franco y Primo de Rivera, pretendiendo que el espíritu racista, militarista y excluyente del 12 de octubre (presente en el ADN de toda organización ultraderechista) llegue al Parlamento del Estado.

Y por si fuera poco lo expuesto, la celebración apuesta y apoya gastos parasitarios, represivos y antidemocráticos como el ejército (teniendo en algunas ciudades como Jaén homenajes los días 7 y 8 de octubre a cuerpos como el de la Legión, famoso por su compromiso histórico con el régimen franquista y con los intereses de la clase dominante), la monarquía (mientras miles de profesores quedan despedidos en Madrid y en otros lugares de nuestro Estado o se expulsa a la gente de su casa porque no puede pagar el vampirismo de los bancos con un bien básico) y por unas élites dominantes que sostienen y apuestan por este sistema económico sometido periódicamente a crisis como la actual y una democracia incluso limitada para cualquier país capitalista. Por tanto para las clases populares del Estado español y de Latinoamérica no hay nada que celebrar y desde estas líneas animamos a todo el que pueda a sumarse a las marchas, concentraciones u actos contra este infame aniversario.

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