La cumbre del Movimiento de Países no Alineados de Irán envía
un mensaje de paz
Global Research
La cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MPNA) que se reúne este fin
de semana en la capital de Irán promete ser la mayor exhibición sobre la tierra,
una exhibición de solidaridad internacional y coexistencia pacífica ante la
agresión imperialista y la amenaza de una guerra mundial total..
La XVI cumbre del MPNA desde el inicio del movimiento en 1961 no podía llegar
en un momento más crucial para el mundo.
Según parece, las palabras de Fidel Castro nunca habían resonado con tanta
urgencia cuando el dirigente cubano declaró en un cumbre anterior celebrada en
1979 que el movimiento internacional significaba “independencia nacional,
soberanía, integridad territorial y seguridad para los países no alineados” en
su “lucha contra el imperialismo y toda forma de agresión exterior”.
Cincuenta y un años después de la fundación del MPNA en Belgrado puede que el
mundo haya sobrevivido al espectro de destrucción mutua segura de la Guerra
Fría, pero en el mundo unipolar que ha emergido después (dominado por Estados
Unidos y sus elitistas aliados) estamos asistiendo a un grotesco renacimiento de
las guerras, agresiones e, irónicamente, a una renovada amenaza de guerra
nuclear, exactamente las mismas causas de malevolencia que llevaron a la
creación del MPNA.
Pertenecen a este movimiento unas 120 naciones que representan al 55% de la
población del mundo y a casi dos terceras partes de la organización de las
Naciones Unidas. De hecho, a veces se denomina al MPNA “las verdaderas Naciones
Unidas” ya que se considera que es más democráticamente representativo de los
intereses de la mayoría del mundo que las Naciones Unidas dominadas por
Occidente con su autoproclamado Consejo de Seguridad.
Aunque Estados Unidos y sus aliados occidentales invocan arrogantemente la
responsabilidad de “la comunidad internacional”, el MPNA puede reclamar
correctamente este título y con total legitimidad. Cuando Estados Unidos y las
antiguas potencia coloniales Francia y Gran Bretaña hablan de “la comunidad
internacional” en realidad se refieren a su propio conciliábulo de poder
elitista y a sus propios intereses geopolíticos unilaterales. El supuesto
dividendo de paz de la Guerra Fría es hoy una cínica quimera. Estados miembros
del MPNA están siendo atacados o padecen los violentos estragos de la mal
llamada comunidad internacional (las potencias partidarias de Estados Unidos y
sus aliados de la OTAN): Afganistán, Iraq, Libia, Somalia y Pakistán, entre
otros. A diferencia del MPNA, que ha denunciado las agresiones e interferencias,
¿cuándo lo ha condenado las Naciones Unidas? De hecho, las Naciones Unidas han
dado vergonzosamente cobertura moral y diplomática para estas guerras ilegales.
Además, a diferencia de las Naciones Unidas, el MPNA ha exigido de forma
explícita el desarme nuclear a la elite global que sigue en posesión de decenas
de miles de armas de destrucción masiva violando sus obligaciones según el
Tratado de No Proliferación Nuclear.
Siria, miembro del MPNA, está siendo atacada por un eje de potencias dirigido
por Estados que incluye a Gran Bretaña, Francia, Alemania, Turquía e Israel en
una guerra imperialista de agresión encubierta. Por supuesto, ninguna de estas
potencias es miembro del MPNA, sino que constituyen la pandilla global de
Estados canallas dirigidos por Washington.
Las dictaduras del Golfo pérsico, Arabia Saudí y Qatar, ayudan al eje
dirigido por Estados Unidos en su intento por destruir Siria. Las monarquías
árabes son oficialmente miembros del MPNA, pero es poco probable que asistan a
la conferencia de Teherán por razones obviamente censurables.
En este sentido, la cumbre de Teherán servirá para poner en evidencia ante
los ojos de mundo a la nefasta y belicista elite global. La reunión pondrá en
evidencia que los hipócritas de la “comunidad internacional” no son sino un
banda de matones que chantajea al resto del mundo con la amenaza de agresión
. Demostrará que esta élite y sus afirmaciones de respetar el derecho
internacional y los derechos humanos no es sino una camarilla de mafiosos cuya
despiadada y voraz búsqueda del beneficio imperialista es el azote del planeta y
de la paz mundial.
Es una justicia poética que Irán tenga el honor de ser el anfitrión de este
acontecimiento histórico. Durante casi una década la República Islámica ha
tenido que vivir bajo la amenaza de guerra por parte de Estados Unidos y sus
secuaces. Durante el año pasado estas amenazas llegarón a un nivel muy alto. En
un mundo dominado por Estados canallas, Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia, y su perro de ataque pertrechado con una ilegal fuerza nuclear, Israel,
tienen la audacia de amenazar diariamente a Irán con ataques militares y, al
hacerlo, de arrojar la amenaza de la aniquilación sobre el resto del mundo.
Irán es otro miembro del MPNA que actualmente se encuentra sometido a una
guerra de agresión. El sabotaje de sus infraestructuras, el asesinato de sus
científico y secuestro de ciudadanos, como la madre iraní Shahrzad Mirgholikhan,
que fue torturada durante cinco años en un cárcel estadounidense, forman parte
de la guerra, lo mismo que los criminales embargos contra la economía del país,
dirigidos por Washington.
Estos crímenes atroces, basados en sospechas y mentiras, se deben a que Irán
sigue adelante con su derecho legal a desarrollar energía nuclear y a mantener
su independencia política.
Pero la justicia poética de la cumbre del MPNA es que la mayoría del mundo
está de parte de Irán frente a esta agresión. Países tan lejanos como México y
Brasil, o Indonesia y Malaysia está afirmando claramente que Irán tiene derecho
a desarrollarse en sus propios términos sin interferencias.
Asistirán a la cumbre más de cien naciones. Unos 35 países enviarán a Teherán
a sus jefes de Estado y otros 21 gobiernos estarán representados por sus
ministros de Exteriores.
Entre los que van a asistir está el primer ministro indio Manmohan Singh
acompañado de una delegación de 150 altos cargos. También se esperan delegados
de países observadores del MPNA, incluyendo China, Rusia y Brasil.
Una presencia histórica será la del nuevo presidente de Egipto, Mohamed
Morsi. Esta será la primera visita de alto nivel entre ambos países desde que se
cortaron las relaciones en 1978 cuando el régimen egipcio se alineó con Estados
Unidos en contra de la revolución iraní.
Desafiando las presiones de Washington y su banda de linchadores, naciones de
América Latina, África y Asia se dirigen a Teherán. Poniendo de relieve su
independencia y su solidaridad, y acorde con la ocasión, se ha informado de que
muchas de estas naciones están reanudando los contratos de exportación de
petróleo, ignorando de las recientes sanciones estadounidenses y europeas.
Un signo de los tiempos es que incluso el desafortunado Secretario General de
las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha anunciado su presencia. El megalómano
primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu calificó de “enorme error” la
decisión de Ban de ir a Irán, mientras que Washington la describió hoscamente
como “un tanto extraña”.
Con todo, Ban tiene que hacer algo más que limitarse a mostrarse en la
cumbre. Tiene que encontrar de alguna manera el punto fuerte para hablar de
forma categórica en contra de la violencia contra Irán y Siria dirigida por
Estados Unidos, lo cual es dudoso dado su abúlico silencio acerca de los
estragos y ataques con drones de Washington en Iraq, Afganistán, Libia, Pakistán
y Somalia. Pero, aún así, el mero hecho de que Ban vaya a Teherán a pesar de las
presiones de Washington, es en sí mismo testimonio de la rectitud de Irán.
Ante la agresión imperialista encabezada por Estados Unidos a varias regiones
del mundo, los países del planeta se están levantando y diciendo “¡Ya basta!”.
Irónicamente, las pulsiones de muerte de Washington están saliendo a la luz como
lo que son y en su intento por aislar a Irán, Estados Unidos es quien está
resultando aislado, disminuido y desacreditado. El resto del mundo está
reivindicado ahora a Irán, que durante mucho tiempo ha sido vilipendiado por
Washington y sus colaboracionistas.
Un ironía final es que cuando la Guerra Fría entre las superpotencias Estados
Unidos y la Unión Soviética acabó hace 20 años algunos analistas consideraron
que el MPAN iba a estar de más, que la organización ya no tendría sentido. Dos
décadas después, el MPNA está a la altura de la ocasión con más relevancia que
nunca y quizá se está dando cuenta de que este es su momento para la causa de la
paz y la solidaridad mundiales.
Su padres fundadores, Josip Tito de Yugoslavia, Jawaharlal Nehru de India,
Gamal Nasser de Egipto, Kwame Nkrumah de Ghana y Sukarno de Indonesia sin duda
están sonriendo de oreja a oreja, y son quienes ríen los últimos y ríen mejor.
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