La subrogación de la que nadie habla en el año de las elecciones
Washington dedica su dinero a la guerra por poderes
Tom Dispatch
Aunque EEUU está ya actualmente implicado en una guerra abierta por
poderes, apoyando a una fuerza africana integrada por varias naciones
para que combata a los militantes islamistas en Somalia, está sentando
las bases para utilizar de forma amplia fuerzas que les sustituyan en el
futuro, entrenando a soldados “nativos” para que lleven a cabo las
misiones, incluyendo aquellas que implican una guerra abierta. Con todo
esto en mente y bajo los auspicios del Pentágono y del Departamento de
Estado, el personal del ejército estadounidense está ahora participando
de forma casi constante por todo el mundo en ejercicios conjuntos y
misiones de entrenamiento con el objetivo de fomentar alianzas, crear
coaliciones y disponer de fuerzas sustitutas que apoyen los objetivos de
la seguridad nacional estadounidense.
Aunque utilizan métodos
ligeramente diferentes dependiendo de la región de que se trate, la
estrategia básica es global: EEUU entrenará, equipará y asesorará a
fuerzas indígenas –por lo general de naciones pobres y subdesarrolladas-
para que combatan (y mueran) cuando EEUU no quiera hacerlo. En tal
proceso se contará con una fuerza estadounidense, tan pequeña como sea
posible, incluyendo operativos de las fuerzas especiales y apoyo aéreo,
para que ayuden a esos subrogados. Al igual que en el caso de los
aviones no tripulados, la guerra por poderes parece ofrecer una solución
fácil a problemas complejos. Pero como muestran los treinta años de
debacle de Washington en Afganistán, los costes finales pueden ser
inimaginables o inimaginablemente altos.
Empecemos por el
propio Afganistán. Durante más de una década, EEUU y sus socios de
coalición han estado entrenando fuerzas afganas de seguridad en la
esperanza de que asumieran la guerra allí para defender los intereses
estadounidenses y de sus aliados mientras retiraban a la fuerza
internacional comandada por EEUU. Sin embargo, a pesar de un gasto de
casi 50.000 millones de dólares para ponerlas velozmente en marcha, el Ejército Nacional Afgano y otras fuerzas de seguridad han ido frustrando , año tras año, todas y cada una de las expectativas.
Una de las variantes del plan estadounidense, de la que se ha hablado
muy poco, ha sido un ejército por poderes controlado por la CIA. Durante
años, la Agencia ha entrenado y utilizado seis milicias clandestinas
que actúan cerca de las ciudades de Kandahar, Kabul y Jalalabad, así
como en las provincias de Khost, Kunar y Paktika. Al trabajar con las
Fuerzas Especiales de EEUU y estar controlados
por los estadounidenses, estos “Equipos Contraterroristas de
Persecución” actúan evidentemente al margen de cualquier supervisión del
gobierno afgano y se sabe bien que han realizado incursiones transfronterizas
en Pakistán, ofreciendo a sus patronos estadounidenses uno de los
beneficios clásicos de la guerra por poderes: la negación plausible.
Este esfuerzo clandestino ha ido también complementado por la creación
de una fuerza de seguridad indígena masiva y convencional. Aunque
oficialmente bajo control del gobierno afgano, estas fuerzas policiales y
militares dependen casi completamente del apoyo financiero de EEUU y
los gobiernos aliados hasta casi para poder existir.
En la
actualidad, oficialmente, las fuerzas nacionales afganas de seguridad se
componen de más de 343.000 efectivos, pero solo el 7%
de las unidades de su ejército y el 9% de las unidades policiales
alcanzan un nivel alto de eficacia. En cambio, después de más de una
década de ayuda occidental a gran escala, el 95% de sus reclutas siguen
siendo analfabetos funcionales .
No resulta sorprendente que toda esa fuerza masiva, entrenada por
contratistas privados exageradamente retribuidos, por los ejércitos
europeos occidentales y estadounidense, y apoyada por los avanzados
sistemas de armamento de EEUU y las fuerzas de la coalición, haya sido
incapaz de acabar con una variopinta insurgencia apenas armada, de
tamaño modesto y menos que popular. Una de las pocas tareas en que esta
fuerza por poderes parece tener gran habilidad es en disparar contra las
fuerzas aliadas y estadounidenses, muy a menudo contra sus propios
entrenadores, en ataques cada vez más comunes de “ verde sobre azul ”.
Para colmo de males, esta fuerza de matar de la coalición de tan pobre desempeño resulta muy costosa
. Comprados y pagados por EEUU y su coalición de socios, cuesta
mantenerla cada año entre 10.000 y 12.000 millones de dólares en un país
cuyo PIB es de tan solo 18.000 millones . A largo plazo, una situación así es insostenible.
De regreso al futuro
Utilizar suplentes extranjeros no es nada nuevo. Desde los tiempos antiguos, los imperios y las naciones-estado han utilizado
tropas extranjeras y fuerzas indígenas para emprender la guerra o les
han apoyado cuando se ajustaban a sus objetivos políticos. En los siglos
XIX y XX, la táctica devino de rigueur para potencias coloniales como
la francesa, que utilizó fuerzas senegalesas, marroquíes y de otros
países africanos en Indochina y en más lugares, y la británica, que
utilizó gurkas nepaleses para emprender contrainsurgencias en lugares
que fueron desde Iraq y Malasia a Borneo.
Para cuando EEUU
empezó a apoyar a los muyahaidines en Afganistán, había ya experiencias
importantes de la guerra por poderes y sus peligros. Tras la II Guerra
Mundial, EEUU adoptó ansiosamente sustitutos extranjeros, por lo general
en países pobres y subdesarrollados, en nombre de la Guerra Fría.
Esos
esfuerzos incluyeron el intento de derrocar a Fidel Castro a través de
una fuerza de apoderados cubanos que se estrelló e incendió en Bahía de
Cochinos; la creación de un ejército Hmong en Laos que finalmente perdió
allí ante las fuerzas comunistas y la financiación de una guerra
francesa en Vietnam que fracasó en 1954, creando después un ejército
masivo en Vietnam del Sur, que fue aplastado en 1975, por nombrar tan
solo unos cuantos intentos fallidos.
Un fracaso más reciente
de subrogados se produjo en Iraq. Durante años tras la invasión de 2003,
los responsables políticos estadounidenses estuvieron recitando un mantra
estándar: “Cuando los iraquíes sean capaces de valerse por sí mismos,
nos retiraremos”. El pasado año, esos iraquíes básicamente les echaron.
Entre 2003 y 2011, EEUU bombeó decenas de miles de millones de dólares
en la “reconstrucción” del país, de los cuales 20.000 millones fueron a
construir las fuerzas de seguridad iraquíes . Esa mega-fuerza de cientos de miles
de soldados y policías se creó desde cero para apuntalar a los
sucesores del gobierno que EEUU derrocó. Fueron los estadounidenses y
sus socios de la coalición quienes entrenaron a esa fuerza, pero todo se
acabó en diciembre de 2011.
A pesar de los esfuerzos de la
administración Obama para dejar miles o decenas de miles de soldados en
Iraq para los años venideros, el gobierno iraquí rechazó los manejos de
Washington y mandó empacar al ejército estadounidense. Hoy, el gobierno
iraquí apoya
al régimen de Asad en Siria y tiene una cálida y cada vez más estrecha
relación con el enemigo desde hace bastante tiempo de EEUU: Irán . Según la agencia de noticias semioficial iraní Fars , los dos países han estado discutiendo incluso cómo ampliar sus vínculos militares .
Guerras africanas en la sombra
A pesar de toda la experiencia de los miles de millones de dólares
absorbidos por ejércitos por poderes que no fueron sino un fracaso, que
se largaron o se convirtieron en enemigos, Washington está actualmente
trabajando en sus planes para llevar a cabo guerras por poderes en todo
el planeta, aunque quizá en estos momentos lo hagan de forma más
agresiva en África.
Con el Presidente Obama, las operaciones en África se han acelerado más allá de las más limitadas intervenciones de los años de Bush . Entre ellas encontramos la guerra del pasado año en Libia; la expansión de una red cada vez mayor de depósitos de abastecimiento, bases de pequeño tamaño con campo aéreo; una campaña regional con aviones no tripulados que ejecuta misiones fuera de Djibuti, Etiopía y las Seychelles en el archipiélago del Océano Índico; una flotilla de 30 buques
en ese océano para apoyar operaciones regionales; una afluencia masiva
de dinero en efectivo para operaciones de contraterrorismo por todo
África Oriental; una posible guerra aérea al viejo estilo llevada a cabo a escondidas por la región utilizando aviación tripulada; y una fuerza expedicionaria de operaciones especiales (reforzada por expertos del Departamento de Estado
) enviada para ayudar a capturar o matar al líder del Ejército de la
Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés), Joseph Kony y sus
altos comandantes. (Algunos expertos
consideran esta misión contra Kony como una tapadera para desarrollar
una guerra por poderes entre EEUU y el gobierno islamista de Sudán –al
que se acusa de ayudar al LRA- y a los islamistas en general). Y todo
esto arañando tan solo en la superficie de los planes y actividades de
expansión rápida de Washington por la región.
En Somalia,
Washington se ha involucrado ya en una campaña militar y de la CIA con
múltiples frentes contra los militantes islamistas Al-Shabaab , que
incluye operaciones de inteligencia , entrenamiento de agentes somalíes, una prisión secreta , ataques de helicóptero y asaltos de comandos . Ahora está también apoyando una guerra clásica por poderes utilizando subrogados africanos. EEUU se ha convertido, como señalaba
recientemente Los Angeles Times en “la fuerza impulsora de los combates
en Somalia”, mientras entrena y equipa a soldados de a pie africano
para que luchen contra los militantes Shabaab para que las fuerzas
estadounidenses no tengan que hacerlo. En un país donde hubo más de 90
estadounidenses muertos y heridos en la debacle de 1993 ahora conocida
por la abreviatura “Black Hawk Down” [la caída del halcón negro], en la
actualidad se ha subcontratado a soldados africanos para que combatan y
mueran.
A primeros de año, por ejemplo, la Fuerza de elite de
los marines Recon, del Grupo de Trabajo 12 de Tierra, Mar y Aire para
Objetivos Especiales (o, como si fuera el trabalenguas de un acrónimo,
el SPMAFGTF-12, por sus siglas en inglés) entrenó a soldados de la
Fuerza de Defensa Popular de Uganda. Esa fuerza, proporciona a su vez la
mayoría de los soldados para la Misión de la Unión Africana en Somalia
(AMISON, por sus siglas en inglés) que actualmente se dedica a proteger
al gobierno que EEUU apoya en la capital del país, Mogadiscio.
Esta primavera, marines del SPMAGTF-12 entrenaron también a soldados de
la Fuerza de Defensa Nacional de Burundi (BNDF, por sus siglas en
inglés), el segundo mayor contingente en Somalia. En abril y mayo,
miembros del Grupo de Trabajo Raptor, 3º escuadrón, del Regimiento de
Caballería 124 de la Guardia Nacional de Texas, tomaron parte en una
misión de entrenamiento por separado con la BNDF en Mudubugu, Burundi.
El SPMAGTF-12 también ha enviado a sus entrenadores a Djibuti, otra
nación implicada en la misión somalí, para que trabaje allí con una
unidad de elite.
Al mismo tiempo, tropas del ejército
estadounidense han tomado parte en el entrenamiento de miembros del
ejército de Sierra Leona a los que preparan para su despliegue en
Somalia a finales de año
. En junio, el comandante del ejército para África de EEUU, el general
de división David Hogg habló alentadoramente del futuro de las fuerzas
de Sierra Leona junto a otro de los aliados de EEUU, Kenia, que invadió
Somalia el pasado otoño (y acaba de incorporarse
a una misión allí de la Unión Africana). “Os uniréis a las fuerzas
keniatas en el sur de Somalia para sacar a los Shabaab y a otros
malhechores de Somalia y pueda verse libre de la tiranía y el terrorismo
y de todos los males que vienen con ellos”, dijo. “Sabemos que estáis
listos y entrenados. Os equiparemos y realizaréis esta misión con honor y
dignidad”.
Sin embargo, tener preparados ejércitos para
desplegarlos en Somalia es solo una parte de la historia cuando se trata
de entrenar a fuerzas indígenas en África. Este año, por ejemplo, los
marines viajaron a Liberia para dedicarse a enseñar técnicas de control
de disturbios al ejército de ese país como parte del esfuerzo del
Departamento de Estado en la reconstrucción de sus fuerzas de seguridad.
De hecho, el coronel Tom Davis del Mando para África de EEUU (AFRICOM, por sus siglas en inglés) dijo
recientemente a TomDispatch que su mando ha realizado o ha planificado
14 ejercicios importantes de entrenamiento conjunto para 2012 y que se
prevé una cifra similar para 2013. Los esfuerzos de este año incluyen
operaciones en Marruecos, Camerún, Gabón, Botswana, Sudáfrica, Lesoto,
Senegal y Nigeria, incluyendo, por ejemplo, el Western Accord 2012 , un
ejercicio multilateral en el que participan fuerzas armadas de Senegal,
Burkina Faso, Guinea, Gambia y Francia.
Todo esto, sin
embargo, no llega a abarcar totalmente la amplitud de las misiones de
formación y asesoramiento estadounidenses en África. “Dirigimos algún
tipo de entrenamiento militar o de compromiso o actividades entre
ejércitos con casi todos los países del continente africano”, escribió
Davis.
Los apoderados de Estados Unidos
En
los momentos actuales, África puede ser el principal lugar para
desarrollar la guerra por poderes, al estilo estadounidense, pero no es
en absoluto el único lugar donde EEUU está entrenando fuerzas indígenas
para que ayuden a EEUU a lograr sus objetivos de política exterior. Este
año el Pentágono redobló también sus operaciones en América del Centro y
del Sur, así como en el Caribe.
En Honduras, por ejemplo,
pequeños equipos de soldados estadounidenses están trabajando con las
fuerzas locales para reforzar allí la guerra contra la droga. Trabajando
desde la Base de Operaciones de Avanzada Mocoron y otros campamentos
remotos, el ejército estadounidense está apoyando las operaciones
hondureñas a través de los métodos que perfeccionó en Iraq y Afganistán.
Las fuerzas estadounidenses han tomado parte también en operaciones
conjuntas con las tropas hondureñas en el marco de una misión de
entrenamiento denominada Beyond the Horizon 2012 , mientras los Boinas
Verdes han estado ayudando a las fuerzas de Operaciones Especiales
hondureñas en operaciones contra el contrabando. Además, una cada vez más militarizada
Agencia Antidroga envió un equipo asesor de apoyo para despliegues en
el extranjero, creado originalmente para desbaratar el comercio del opio
en Afganistán, para ayudar a los Equipos de Respuesta Táctica de
Honduras, la unidad de elite de ese país contra el narcotráfico.
La militarización y despliegue extranjero de los operativos para el
refuerzo de la ley de EEUU ha sido también evidente en Tradewinds 2012 ,
un ejercicio de entrenamiento efectuado en junio en las Barbados. Allí,
miembros del ejército y de las agencias de refuerzo del derecho civil
de EEUU se unieron con sus homólogos de Antigua y Barbuda, Bahamas,
Barbados, Belice, Canadá, Dominica, la República Dominicana, Granada,
Guyana, Haití, Jamaica, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y
las Granadinas y Surinam, así como Trinidad y Tobago, para mejorar la
cooperación en “complejas operaciones de seguridad multinacional”.
Mucho menos visibles han sido los trabajos de entrenamiento de las
Fuerzas de Operaciones Especiales en Guyana, Uruguay y Paraguay. En
junio, tropas de operaciones especiales tomaron también parte en las
Fuerzas Comando, una “competición” de ocho días de duración en la que
las fuerzas de elite de 21 países, incluyendo las Bahamas, Belice,
Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México,
Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay se enfrentaron en
pruebas de aptitud física, puntería y capacidades tácticas.
Este año, el ejército de EEUU ha dirigido también ejercicios de
entrenamiento en Guatemala, patrocinado misiones de “creación de
colaboración” en la República Dominicana, El Salvador, Perú y Panamá,
alcanzando un acuerdo para llevar a cabo otras 19 “actividades” con el
ejército colombiano en el próximo año, incluyendo ejercicios militares
conjuntos.
“ Eje principal” por poderes
La
cobertura del muy publicitado “eje principal” estratégico de la
administración Obama en Asia se ha centrado en la creación de más bases y nuevos despliegues navales por la región. El ejército (que ha cambiado la palabra “eje principal” por “ reequilibrio
”) está, sin embargo, también planeando y llevando a cabo numerosos
ejercicios y misiones de entrenamiento con aliados regionales. De hecho,
según se ha informado, solo la Marina y los marines se implican cada
año en más de 170 ejercicios bilaterales y multilaterales con las naciones de Asia-Pacífico.
Uno de los mayores ejercicios tuvo lugar en y alrededor de las Islas
Hawai desde finales de junio hasta primeros de agosto. Apodado RIMPAC
2012 , el ejercicio concentró más de 40 buques y submarinos, más de 200
aviones y 25.000 soldados de 22 naciones, incluyendo Australia, India,
Indonesa, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Corea del
Sur, Tailandia y Tonga.
Casi 7.000 efectivos estadounidenses
se unieron también a 3.400 soldados tailandeses, así como a personal
militar de Indonesia, Japón, Malasia, Singapur y Corea del Sur como
parte de los ejercicios Cobra Gold 2012 .
Además los marines
estadounidenses tomaron parte en Hamel 2012 , un ejercicio de
entrenamiento multinacional que contó con miembros de los ejércitos de
Australia y Nueva Zelanda, mientras otras tropas estadounidenses se
unían a las fuerzas armadas de Filipinas en el Ejercicio Balikatan .
Los efectos del “eje principal” son también evidentes en el hecho de que la India
, en otro tiempo neutral, mantiene ahora más de 50 ejercicios militares
con EEUU cada año, más que cualquier otro país del mundo. “Nuestra
colaboración con la India es un aspecto clave de nuestro nuevo
equilibrio en Asia-Pacífico y creemos que también de una mayor seguridad
y prosperidad en el siglo XXI”, dijo
el Secretario Adjunto de Defensa Ashton Carter en un reciente viaje al
subcontinente. La amplitud de tal colaboración es evidente en el hecho
de que la India está tomando parte en el esfuerzo “por poderes” de EEUU
en Somalia. En los últimos años, la Marina india aparece como
“importante contribuyente” en el esfuerzo internacional contra la piratería frente a la costa de ese país africano, según Andrew Shapiro, del Buró para Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado.
Paz por poderes
Bangladesh, el vecino de la India, ofrece una ventana más a los
esfuerzos estadounidenses de preparar fuerzas por poderes para que
sirvan a sus intereses.
A primeros de año, fuerzas
estadounidenses y bangladeshíes tomaron parte en un ejercicio centrado
en la formación logística, de planificación y táctica, que recibió el
nombre en clave de Shanti Doot-3 . La misión fue excepcional porque
formó parte de un programa del Departamento de Estado, apoyado y
ejecutado por el Pentágono conocido como Iniciativa Global de
Operaciones por la Paz ( GPOI , por sus siglas en inglés).
Puesta en marcha por vez primera con George Bush, la GPOI proporciona
financiación, equipamiento y asistencia logística y entrenamiento a las
naciones con problemas de liquidez para lograr que sus ejércitos se
conviertan en “mantenedores de la paz” por todo el planeta. Con Bush, el
programa se estableció de 2004 a 2008 y se gastaron más de 374 millones
en entrenar y equipar tropas extranjeros. Con el Presidente Obama, el
Congreso ha financiado el programa con alrededor de 393 millones de
dólares, según cifras proporcionadas por el Departamento de Estado a
TomDispatch.
En un discurso
de primeros de año, Andrew Shapiro, del Departamento de Estado, dijo en
Washington DC a una audiencia que la “GPOI está centrando sobre todo
gran parte de sus esfuerzos en apoyar la formación y equipamiento de
mantenedores de la paz que se desplieguen a… Somalia”, y ha
proporcionado “equipamiento a los países allí desplegados por valor de
decenas de millones de dólares”. En un escrito aparecido en un blog
entró en más detalle alabando los esfuerzos de EEUU para entrenar a
tropas de Djibuti que sirvan como mantenedores de la paz en Somalia e
indicando que EEUU había proporcionado también a la empobrecida Djibuti
equipamiento de radar y lanchas para patrullar fuera de la costa.
“Djibuti es también importante para nuestros esfuerzos de combatir la
piratería”, escribió, “porque está en la línea del frente de las
amenazas marítimas, incluyendo la piratería en el Golfo de Aden y las
aguas circundantes”. Djibuti y Bangladesh son apenas nada. Bajo los
auspicios de la GPOI, EEUU se ha asociado con 62 naciones de todo el
planeta, según las estadísticas proporcionadas por el Departamento de
Estado. Esos apoderados en fase de entrenamiento son, lo que no resulta
sorprendente, algunas de las naciones más pobres
en sus respectivas regiones, cuando no de todo el planeta. Incluyen a
Benin, Etiopía, Malawi y Togo en África, Nepal y Pakistán en Asia, y
Guatemala y Nicaragua en América.
El rostro cambiante del imperio
Con las operaciones militares en curso en Asia , África , Oriente Medio y Latinoamérica
, la administración Obama ha adoptado un programa de seis puntos para
una guerra de huella ligera confiando en gran medida en las operaciones de las fuerzas especiales , aviones no tripulados , espías , socios civiles , guerra cibernética
y combatientes subrogados. De todas las facetas de esta nueva forma de
guerra, el entrenamiento y utilización de subrogados ha sido de lo que
menos se ha hablado, aunque se considera que la dependencia de fuerzas
extranjeras es uno de sus ganchos comerciales fundamentales. Como Andrew
Shapiro, del Departamento de Estado, dijo
en un discurso este año: “A menudo se aprecia poco la importancia de
esas misiones para la seguridad de los EEUU… Por decirlo claramente:
cuando esos mantenedores de la paz se desplieguen significa que es mucho
menos probable que las fuerzas estadounidenses tengan que intervenir”.
Es decir, para dejarlo aún mucho más claro: más muertos locales, menos
muertos estadounidenses.
Sin embargo, no hay pruebas de tal
sabiduría tradicional. Y los fracasos a la hora de aprender de la
historia a este respecto han sido desastrosos. El entrenamiento,
asesoramiento y equipamiento de una fuerza por poderes en Vietnam hundió
cada vez más profundamente a EEUU en ese maldito conflicto, provocando
decenas de miles de muertos estadounidenses y millones de muertos
vietnamitas. El apoyo a los subrogados afganos durante su batalla de
toda una década contra la Unión Soviética llevó directamente a la actual
década, más de una década, de la guerra de EEUU en Afganistán.
Justo ahora, EEUU está de nuevo entrenando, asesorando y dirigiendo
ejercicios conjuntos por todo el mundo con la guerra por poderes en su
mente y el concepto de “consecuencias no buscadas” desaparecido en
Washington. Queda por ver si los apoderados de hoy terminan trabajando
por, o en contra, de los intereses de Washington o incluso se convierten
en los enemigos del mañana. Pero con tanto entrenamiento por tantas
regiones desestabilizadas, y con tantas fuerzas por poderes a las que se
está armando en tantos lugares, las posibilidades de que el tiro les
salga por la culata son mayores cada día.
Nick Turse es
editor asociado de TomDispatch.com. Laureado periodista, sus trabajos se
han publicado en Los Angeles Times, The Nation y, con regularidad, en
TomDispatch. Es autor de varios libros, el más reciente de los cuales
es: Terminator Planet: The First History of Drone Warfare, 2001-2050 (con Tom Engelhardt). Pueden seguirle en Tumbrl.
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