La criminalización de las personas desempleadas
Estamos en un tiempo
donde se está profundizando en el discurso sobre la responsabilidad de
cada cual en su situación personal, tanto social como laboral. Es obvio
que siempre se tiene que poner voluntad propia para mejorar pero lo que
no se de recibo es que se quiera atribuir toda la responsabilidad de la
situación de precariedad a las clases populares. Un ejemplo claro de
este discurso fueron las declaraciones de Rajoy en el Congreso de los
diputados cuando justificó la rebaja de un 10% de la prestación por
desempleo a partir del séptimo mes para incentivar la busqueda de
empleo.
Esta argumentación forma parte de todo un proceso de
criminalización de las personas desempleadas. Ahora resulta que casi 6
millones de parados a nivel estatal (1) lo son porque quieren, porque
les encanta vivir de prestaciones, subsidios y ayudas varías, y que
supuestamente, según Rajoy les hace falta cobrar menos para
incentivarlos a encontrar trabajo. El problema es que no se invierte
para crear empleo sino todo lo contrario se aplican toda una serie de
recortes que lo único que hacen es profundizar en la destrucción de
empleo y en la precarización del poco que se crea.
También en
este proceso continuo de creación de matriz de opinión estigmatizando a
las personas paradas y de hacer pagar la crisis a las clases populares
tuvimos en agosto del 2011 las modificaciones de la ayuda del PIRMI por
parte del gobierno de la Generalitat de Cataluña endureciendo los
requisitos para la percepción de esta renta así como también los
retrasos en su pago. En la actualidad va en esta línia la no
prolongación de la ayuda del plan Prepara. Ayuda que se percibe cuando
ya no se cobra ninguna prestación ni subsidio y que consiste en una
ayuda económica de 399€ al mes durante 6 meses durante los cuales la
persona perceptora tiene que acreditar que hace una busqueda activa de
trabajo así como que se está formando. Pues bien, este Agosto esta ayuda
de subsistencia desaparece si no cambian de parecer a ultima hora. Así
mismo hay que comentar que en algunas Comunidades Autónomas esta
habiendo retrasos en los pagos de la ayuda del mes de Julio.
Así pues,
creo que todas tendríamos que hacer un ejercicio de empatía, de ponerse
en la piel de estas personas y preguntarse: cómo se puede vivir con 399€
al mes? De que vivirán miles de familias que dependen de estas ayudas?
También hay que destacar que son hipócritas las declaraciones del
portavoz del PP en el Congreso afirmando que este plan no tiene la
efectividad deseada en en cuanto a inserción laboral. Normal puesto que
para que haya inserción laboral hay que generar empleo, es decir, tiene
que haber una combinación entre las políticas activas de empleo y las
políticas industriales dentro de un marco normativo favorable a la
generación de empleo digno.
Esta situación antes descrita es un
ejemplo más de que se está haciendo pagar la crisis a la gente más
necesitada y vulnerable, creando un contexto de empobrecimiento continuo
(2) donde las posibilidades de caer en la exclusión social aumentan a
gran velocidad. Además se criminaliza a toda aquella persona que percibe
una renta por parte de las administraciones públicas puesto que se le
estigmatiza haciendo creer a la opinión pública de que no se quiere
trabajar.
Llegados a este punto hay que comentar también un
fenómeno conocido como la trampa de la pobreza o la trampa del desempleo
que es una situación en la cual las personas perceptoras de rentas
mínimas de inserción, subsidios o ayudas varías por estar parados “se
enganchan” a las mismas. Unas rentas con unas cuantías muy bajas para
que no se viva de las mismas, a pesar de que se promociona y fomenta
intencionadamente la creencia de que hay muchas personas que quieren
vivir a expensas de los presupuestos del Estado. Aquí vuelvo a
preguntar: ¿cómo se puede mal(vivir) con estas raquíticas cantidades de
dinero?. Continuando con como las personas “se enganchan” a estas rentas
hay que hacer referencia a que la dependencia se crea por la forma en
que están articuladas estas rentas puesto que la percepción de las
mismas esta condicionada a la no realización de ningún trabajo
remunerado por parte de los perceptores. Es decir, que si el perceptor,
después de haber realizado toda una serie de costosos trámites
burocráticos para obtener esta renta, tiene la posibilidad de optar a un
trabajo remunerado de poco tiempo se encuentra con el dilema de aceptar
o no este trabajo puesto que si lo hace pierde la ayuda y cuando acabe
de trabajar pues ya veremos si puede o no volver a percibirla. Aquí
estamos hablando de trabajos temporales, precarios y no de un trabajo
con una buena remuneración y que tenga un mínimo de unos cuántos meses
de continuidad. ¿No sería mejor poder combinar estos tipos de rentas con
otros ingresos (hasta un máximo) que provengan de pequeños trabajos o
incluso de algún negocio propio hasta que los ingresos superen una
cantidad mínima para asegurar una existencia digna?
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