jueves, 6 de septiembre de 2012

COMO SE COMPRA UN PAÍS .......

Berlín apoya la compra de deuda española por el BCE

La Vanguardia

Alemania no permitirá la supervisión del BCE sobre sus bancos problemáticos y su relativa estabilidad económica se ve amenazada por la caída de sus exportaciones
Angela Merkel va a apoyar la petición de Rajoy de que el Banco Central Europeo vuelva a comprar deuda española e italiana, como hizo el año pasado. No importan los gritos del talibán, Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, y de otros, opuestos a ese escenario.

La Moncloa podrá presentar el asunto como “espaldarazo” cuando reciba a Merkel en el encuentro hispano alemán de hoy, pero la canciller no actúa por amor a Rajoy, sino por interés. De lo que se trata es de continuar socializando las pérdidas del sector financiero-privado a costa de la esfera pública y social bajo el lema “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.

Rajoy acaba de justificar la subida del IVA en la necesidad de inanciar el estado social, las pensiones de los mayores, la educación y la sanidad, sin mencionar siquiera que el agujero que hay que pagar es el del sector financiero internacional en sus diversas modalidades, un problema común a países tan diferentes como España y Alemania.

La alternativa a la compra de deuda por el BCE es pasarle la cuenta de las pérdidas bancarias directamente al contribuyente, sobre todo del norte de Europa, vía préstamos y fondos europeos, pero Merkel ya tiene en su Tribunal Constitucional el pleito de 37.000 ciudadanos contra esa práctica, el Mecanismo de Estabilidad Europeo, que cada vez que debe votarse en el Bundestag cruje. El día 12 habrá una sentencia del constitucional alemán sobre la legalidad de tales préstamos.

El tribunal no va a vetar nada, pero Merkel no quiere arriesgar más tensiones por ese lado, por eso tiene que apoyar las compras del BCE, que el presidente de esa institución, Mario Draghi, anunciará hoy en Frankfurt. Desde el punto de vista alemán el pulso que hay que observar en el anuncio de Draghi de hoy no es tanto la compra de deuda, sino el nivel de control y supervisión que el BCE recibirá sobre los bancos. La desastrosa situación de la banca alemana –y francesa- es el gran secreto y tabú de la eurocrisis. El gobierno alemán, en nombre de su sector bancario, se ha rebelado contra la posibilidad de que el BCE reciba poderes de supervisión sobre todos los bancos.

El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha dejado claro –en un artículo en el Financial Times del 30 de agosto- que la supervisión del BCE es para los bancos griegos, españoles, italianos y portugueses, pero en ningún caso para los alemanes, cuya implicación en los pufos inmobiliarios globales, desde Baltimore a Castellón de la Plana, y estafas financieras, es extraordinaria y tan irresponsable como el necio ladrillo celtíbero.

El gobierno alemán quiere supervisión sólo para los bancos “sistémicamente más relevantes”, lo que va a dejar fuera de control a los Landesbanken, sus propias flores. Se espera que Draghi se someta hoy a esa disciplina alemana. Mientras tanto Alemania va financiando su deuda pública, más abultada que la española, a precios de risa sin interés, gracias al flujo de capital Sur-Norte que fluye de la sangría meridional en busca de la seguridad del bono alemán.
Berlín dice que la terapia de choque que se está aplicando en Grecia, España y otros países meridionales son las “reformas” que ellos hicieron antes. La realidad es que no tienen nada que ver en su profundidad, sentido, ritmo y crueldad. Alemania recortó mucho menos y en un estado social mucho más rechoncho. Y lo hizo, además, en aras de una estrategia exportadora global, completamente ausente en la actual asfixia meridional que, como se está viendo, solo sirve para incentivar la recesión. Desde 2005 Merkel ha congelado ese tipo de sangría. Su ministra de asuntos sociales, Ursula von der Layen, ya habla de incrementar las pensiones que en su actual vector condenarán a la pobreza a muchos jubilados.

Con este tipo de recursos sociales, Merkel no debería tener problema en ganar las elecciones del año que viene (septiembre de 2013), quizá cambiando de socio de coalición. Su oposición no ejerce y la incierta estabilidad alemana, así como la comparación con el resto de la eurozona, moderan el descontento de su electorado.

El único problema son las exportaciones. La absurda política que estrangula a sus clientes europeos ya afecta a Alemania y el enfriamiento de BRICS, China y Estados Unidos impide compensar la pérdida de ventas en el mercado europeo, como ha venido ocurriendo en los últimos dos años. Si la exportación alemana pincha, la política europea de Berlín se hundirá. ¿Se producirá eso antes o después de la campaña electoral alemana? Esa es la pregunta que la imprevisible Alemania trae hoy a Madrid. Naturalmente esa pregunta queda fuera de la agenda del encuentro hispano-alemán.

Fuente:  http://www.lavanguardia.com/economia/20120905/54346956298/berlin-compra-deuda-espanola-bce.html

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