miércoles, 16 de enero de 2013


Mali está hecho añicos, ¿a quién le toca ahora?

Global Research

Es necesario que todo cambie para que todo vuelva a ser como antes», Tancredo en la película “El Gatopardo” de Luchino Visconti.

¡Ya está! Como habíamos predicho en un artículo anterior, ¡la afganización de Mali está en marcha! ¿Por qué esa pasión de los desfacedores de entuertos del Imperio y de sus vasallos por un país que, en teoría, es un desierto en el sentido de que no contiene nada comestible, a menos que no tengamos toda la información sobre las potencialidades reales de este país vecino? (1)

Un pequeño recordatorio: Mali logró la independencia el 22 de septiembre de 1960. Con 14.517.176 habitantes en 2 009, la población maliense está constituida por etnias diferentes. Con una economía que todavía es esencialmente rural, Mali, país enclavado, forma parte de los 49 países menos avanzados (PMA). El nombre de la República de Mali proviene del antiguo Imperio de Mali fundado por Soundiata Keïta en el siglo XIII y que tuvo su apogeo en el siglo XIX. Con sus 1. 241.238 kilómetros cuadrados Mali es el país más vasto de África después de Níger.

Mali es un país en desarrollo y el 65% de su territorio es desértico o semidesértico. La actividad económica está limitada sobre todo a los alrededores de la región fluvial irrigada por el río Níger. Entre 1996 y 1998 varias empresas multinacionales llevaron a cabo operaciones de prospección de oro y el gobierno prevé que Mali se convierta en un importante exportador de oro en la región subsahariana. Además del algodón (en 2004 fue el duodécimo productor mundial) y de sus derivados (grano de algodón), Mali es un importante productor de mangos (200.000 toneladas) (2).
En 2005 el producto interior bruto por habitante se calculaba en 380 dólares (según la base de datos de World Development Indicators, WDI, Indicadores de De sarrollo Mundial). Un porcentaje importante de la población, es decir, un 36,1%, vive por debajo del umbral de pobreza (2005) con una tasa de paro muy elevada, un 30%. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) era de 0,371 en 2007. El Indicador de Pobreza Humana sitúa a Mali en el puesto 107 de 177. Mali posee una de las tasas de fecundidad más altas del mundo con 6,54 niños por mujer. La tasa de alfabetización se sitúa entre un 23 y un 46% según las fuentes (2).

Por consiguiente, no es El Dorado, aunque se hable de descubrimientos de hidrocarburos y de un yacimiento de hidrógeno único en el mundo. Sin embargo, el Imperio quiere salvarlo, a pesar de él, de sus demonios islamistas, aunque, como vemos, el verdadero problema es un problema de desarrollo, la manipulación de las masas en nombre del Divino es más fácil cuando se tiene el estómago vacío, cuando ya no hay perspectivas terrestres, queda el Más Allá.
Fuente del mapa:
Mali: Sonatrach débutera ses forages pétroliers en 2012 , el mapa muestra el potencial petrolero en el norte de Mali.

Los acontecimientos se precipitan
Otro pequeño recordatorio del trágico culebrón maliense: el 30 de marzo de 2012 la rebelión tu areg y los grupos islamistas armados vinculados a AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) se hacen con el control de las capitales de las tres regiones del norte de Mali: Kidal, Gao y después Tombuctú. El 1 de abril un golpe de Estado militar en Bamako había derrocado, el 22 de marzo, el régimen del presidente Amadu Toumani Touré; la junta mencionó el fracaso del régimen contra la rebelión. El 13 de abril Dioncounda Traoré es investido presidente en funciones en virtud de un acuerdo entre la junta y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS, por sus siglas en inglés) que prevé la vuelta al poder de los civiles. Traoré amenaza a los rebeldes tuareg y a los grupos islamistas del Norte con una “guerra total e implacable”. El 27 de junio AQMI y sus aliados del Movimiento para la Unicidad de la Yihad en África Occidental (MUJAO, por sus siglas en francés) y de Ansar Eddine aplastan a los rebeldes del MNLA [siglas en francés de Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad] y después les expulsan de Tombuctú y alrededores. El MNLA, que al principio de su ofensiva estaba aliado con los grupos islamistas y después fue marginado, ya no controla ninguna plaza fuerte en la región. Desde el día siguiente, 28 de junio, los islamistas armados, que se habían convertido en amos absolutos del norte, emprenden la destrucción de los mausoleos de santos musulmanes de Tombuctú. El 12 de octubre la ONU adopta una resolución que prepara el despliegue de una fuerza militar y da 45 días a los países que constituirán la parte central de esta, los de África Occidental, para precisar sus planes. El 11 de noviembre varios dirigentes de la ECOWAS y de otros países africanos deciden enviar 3.300 militares durante un año para ayudar al ejército maliense a expulsar del norte a los grupos islamistas. El 11 de diciembre se obliga a dimitir a Cheick Modibo Diarra de su puesto de primer ministro. Al día siguiente se nombra a su sucesor, Diango Cissoko. El 20 de diciembre el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba el despliegue de una fuerza internacional en Mali sin fijar un calendario preciso. El 10 de enero de 2013 los islamistas se adueñan de la localidad de Konna a 70 kilómetros de Mopti. El 11 de enero, al final de la tarde, Francois Hollande confirma el compromiso de las fuerzas armadas francesas en Mali “el tiempo que sea necesario” (3).

Curiosamente, estas últimas semanas se había tenido la esperanza de una posible paz sin intervención militar, sobre todo con los acuerdos de Ansar Eddine y del MNLA en Argeria que despué s debían ser recibidos por los responsables de ECOWAS para una solución negociada. Los acontecimientos se han precipitado. El 20 de diciembre de 2012 se arrancó una resolución a la ONU que autoriza una intervención en caso de fracaso de la diplomacia. Esta diplomacia no ha podido demostrar sus aptitudes puesto que tres semanas después Francia intervenía para detener a los movimientos que se reivindican de un islam fundamentalista, sin acuerdo del Consejo de Seguridad.

Se dice que Francia, temiendo que el no rte de Mali, que está situado en el centro de su esfera de influencia en África, se convirtiera en un santuario de grupos terroristas, decidió intervenir militarmente y desplegar el viernes 11 de enero aviones Mirage y helicópteros de combate para detener una columna de combatientes que avanzaba hacia el sur. Según el primer ministro francés Jean-Marc Ayrault se trataba de “detener la amenaza terrorista”. Una amenaza no solo a los países africanos, sino también a “Francia y Europa”, declaró en una corta intervención televisada el sábado por la mañana. La intervención en Mali se inició después de que el 20 de diciembre Francia presionara para que el Consejo de Seguridad de la UNU adoptara la resolución 2085. Con todo, ninguna resolución de la ONU autoriza (ni prohíbe) la intervención francesa. Cuando Assad menciona la presencia terrorista representada por Al Qaeda (que sin embargo al parecer está bien confirmada, sobre todo en el caso de la toma de la base militar de Taftanaz), no hay que olvidar que los intereses de Francia también residen en los recursos en uranio de los que dependen sus centrales nucleares, situados fundamentalmente en Níger. Hay unos intereses estratégicos que hay que proteger. Invitado al telediario de las 20h de France 2 el sábado por la noche, Jean-Yves le Drian no excluyó que las tropas francesas remonten hasta Tombuctú, una ciudad situada en el norte de Mali y controlada por los rebeldes islamistas. “No hay bloqueo en los planes de acción de nuestras fuerzas, así que, por qué no, un día. Todas las hipótesis son posibles”. Nos dirigimos, por lo tanto, hacia un posible estancamiento .

Las reacciones
En Francia es total la unanimidad de la clase política. Con todo, hay peros. Marine Le Pen, por su parte, parece más prudente. Legitima la inte rvención francesa señalando esta paradoja: “No obstante, esta intervención legítima muestra una cruel paradoja cuando se sabe que los gobiernos franceses han contribuido a abonar el terreno a los islamistas en Libia y Siria aportando ayuda, asistencia y armas a los fundamentalistas de estos países, que hoy se utilizan para atacar a un aliado histórico de Francia”.

Otra reacción opuesta a la unanimidad “Umps”* es la de Dominique de Villepin en una tribuna de Journal du Dimanche reproducida por Le Monde . Villepin se pregunta en el artículo titulado “No, la guerra no es Francia” :

“¿Cómo ha podido ganar de esta manera el virus neoconservador todos los espíritus? La unanimidad de los belicistas, la aparente precipitación, lo ya visto de los argumentos de la “guerra contra el terrorismo” me preocupan”, escribe el exministro de Exteriores que en febrero de 2003 llevó a la ONU el “no” de Francia a la guerra en Iraq. Para él, “ en Mali no se reúnen ninguna de las condiciones del éxito. [...] Luchamos a ciegas a falta de un objetivo para la guerra. Detener la progresión de los yihadistas hacia el sur, reconquistar el norte del país, erradicar las bases de AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico) son otras tantas guerras diferentes ” , añade. “Luchamos solos a falta de un interlocutor maliense sólido”, explica .“Evicción del presidente en marzo y del primer ministro en diciembre, desmoronamiento de un ejército maliense dividido, fallo generalizado del Estado, ¿en quién nos vamos a apoyar?”. Por último, “luchamos en el vacío a falta de un apoyo regional sólido. La Comunidad de Estados de África Occidental permanece en segundo plano y Argelia ha marcado sus reticencias” , añade quien se jacta de “ no haber dejado de comprometerse por la resolución política de las crisis y contra el círculo vicioso de la fuerza ” desde 2003 en Iraq (4).

Por su parte, la jefa de la diplomacia europea Catherine Ashton consideró ayer que el reinicio de los enfrentamientos en Mali hacía “necesaria la aceleración del compromiso internacional” para restaurar la integridad territorial de este país. David Cameron ofrece sus aviones cargo y Estados Unidos propone vigilar vía satélite los movimientos de los condenados de la tierra. Hasta la secretaria general de la Francofonía se ha dignado hacer un comunicado sobre una “movilización urgente” a favor de una movilización internacional en Mali.

Naturalmente, los medios dominantes no escatiman las exclusivas sobre la unanimidad total de la comunidad internacional (léase los países occidentales) que aplauden la muerte de un centenar de hombres porque “son terroristas”.

Jean-François Chalot ve en ello una injerencia malsana en nombre del gran capital:
“Están todos ahí, bien erguidos sobre sus botas, para apoyar la intervención militar francesa en Mali. Están bien alineados, al completo: el PS, las dos facciones de UMP unidas en las circunstancias y el FN… Aquí no hay trabas presupuestarias que valgan… El interés superior de los capitalistas prima ante todo. Es la vuelta de la santa Francia-África que ayer denunciaba una izquierda en la oposición y que hoy acepta una izquierda liberal en el poder. Solo falta la Iglesia para bendecir los bombarderos…. Es como en 1914, ¡viva los comerciantes de cañones! Se ha manejado bien el bombardeo mediático: se presenta a los aguerridos y sanguinarios islamistas que atacan Mali olvidando que en el momento de la caída de Gadafi hombres fuertemente cargados y bien equipados militarmente atravesaron el gran desierto para ir a Mali. Cuando el MNLA, Movimiento Nacional para la liberación de Azawed, proclamó la independencia del norte del país obtuvo el apoyo benévolo y activo financiera y políticamente de Francia. […] La lucha contra el islamismo radical no es sino un engaño. […] Aquí el imperialismo lucha contra él mientras que allí, justo al lado, en Libia, el mismo imperialismo le ayuda a acceder al poder. […] Lo que prima es la geopolítica y los intereses; así es cómo Estados Unidos, por su parte, trata de reducir la influencia francesa y garantizar una presencia política y económica en África. [...] Estos son los verdaderos retos. Se sacrifica al pueblo de Mali” (5).

Las acciones desfasadas de Argelia
La solución política en la que cree Argelia y que ha repetido machaconamente contra viento y marea ha fracasado. Sin embargo, el Acuerdo de Argel de la semana pasada entre las diferentes facciones, MNLA y Ansar Eddine por una resolución política hizo que por un momento se vislumbrara un inicio de solución. Quedó en nada, lo que supuso un fracaso en toda regla de los intentos diplomáticos argelinos de evitar la guerra.

Tenemos un conflicto a las puertas y la Televisión Argelina no habla de ello. El encuentro tripartito Argelia-Túnez-Libia sobre la seguridad de las fronteras reforzó la solución política preconizada por Argelia. Incluso fracasó un inte nto de establecer unos métodos de resolución de conflictos “a la antigua”.

Las facciones malienses dieron la espalda al encuentro de Adrar. Los representantes de las diferentes facciones malienses no se desplazaron para el encuentro previsto en Adrar. Del lado argelino incluso se abstuvieron de venir a la reunión preparatoria del cónclave las personalidades políticas designadas para estas negociaciones, aparte de algunos miembros de la sociedad civil argelina, unos notables de Tamanrasset, de Illizi y de Ouargla.

Laurent Fabius se felicitó ayer por la colaboración de Argelia que al abrir su espacio aéreo permitió a Francia acudir en ayuda de Mali. Argelia “permitió que se sobrevolara su espacio aéreo y se lo agradezco”, declaró el ministro de Exteriores en e l programa «Grand Jury LCI-Le Figaro-RTL». “Francia tenía que intervenir urgentemente, de otro modo ya no existiría Mali, sino un Estado terrorista […]. La decisión de Argel de abrir su espacio aéreo a los aparatos franceses basados en territorio nacional y que atacan a los islamistas en el norte de Mali es significativa teniendo en cuenta la tradicional desconfianza de las autoridades argelinas ante cualquier intervención miliar de París en la región”. Una vez que la fuerza africana tome el relevo en el norte de Mali “será necesario que los argelinos cierren sus fronteras para cortar a los combatientes islamistas de sus bases”, añadió el ministro (6).

Como vemos, nosotros, los argelinos, estamos defendiendo a los “colaboradores”. Queramos o no, estamos impl icados y los medios harán todo lo posible para presentar este acto de autorización como un acto fundamental en la lucha que lleva a cabo Francia, tanto más cuanto que Laurent Fabius nos aconseja que “cerremos las fronteras”, lo que no dejaremos de hacer, pero que tiene una nueva connotación, la de ahogar a los combatientes de AQMI, de Anser Eddine..

Era previsible que fracasara la mediación argelina que quería impedir la intervención francesa. No se lucha contra el Imperio con tirachinas. Es de temer que Ar gelia tenga cada vez menos peso político en el Sahel. Sería el momento de que reconsiderara la preservación de sus intereses a la luz de los nuevos retos, de la nueva geopolítica de las relaciones internacionales. También es el momento de que se explique a los argelinos los verdaderos retos para movilizarlos llegado el momento para defender el país con conocimiento de causa.

En un célebre discurso el gran Aimé Césaire hablaba de la independencia de los países colonizados y escribía: “La lucha por la indepen dencia es la epopeya, la independencia adquirida es la tragedia”. Esta frase sin concesiones se aplica de maravilla a los países africanos tras las descolonizaciones fallidas. Francia-África, ya sea de derecha o de izquierda, es una invariante. De hecho, no es sino un postcolonialismo o, mejor aún, un neocolonialismo en el que la antigua potencia colonial trata de mantener de una u otra manera su poder consagrando o eliminando a quienes contradicen sus intereses. Cincuenta años después el continente africano francófono está más atomizado que nunca.

De hecho, en este caso tenemos la penosa impresión de que los diferentes actores africanos tocan una partitura que se ha escrito en otra parte y que tienen un papel de desempeñar. En primer lugar es necesario que los medios criminalicen ad nauseam a unos barbudos bárbaros que cortan las manos; a continuación viene la parodia de la ECOWAS, cuyo mecanismo de funcionamiento está en otra parte que en África. Esta ECOWAS había recibido las instrucciones de hacer avanzar la vía de la intervención militar. También está el enigma de la Unión Africana, convertida también en botafuego, con un Comisario de Seguridad totalmente desbordado y una presidenta que llama a la OTAN para que la libre de un monstruo que esta última han creado y alimentado en armas tras el linchamiento de Gadafi y la apertura de su arsenal a los cuatro vientos.

El reparto del mundo en esferas de influencia hace que Estados Unidos deje libertad de acción a Francia porque tradicionalmente África le “perte nece”. Pero no hay que engañarse porque Mali resulta comestible, no se descarta ver aparecer a la OTAN tanto más cuanto que la Unión Africana le pide ayuda para expulsar a los africanos entre sí. La presión se hace a través de la ECOWAS (el club de tiranos bajo la bota francesa para echar una mano), que va a participar en la guerra. No cabe la menor duda de que se va a cercenar a los islamistas ni de que las tropas extranjeras se van a quedar permanentemente para estabilizar el país que se va a sumir en el caos y no se levantará en seguida. Es necesario que todo cambie, en el sentido de que hay que volver a delinear las fronteras con “pueblos nuevos”, para que todo vuelve a ser como antes, como en “los viejos tiempos de las colonias”.

La neocolonización e stá en marcha y necesita una nueva partición de los territorios con pueblos débiles, como se hizo hace un siglo con el imperio Otomano. Las necesidades cada vez mayores de recursos mineros y energéticos han hecho necesaria esta división**. Poco importan las esperanzas de los pueblos, ellos no cuentan. Mali está hecho añicos, ¿a quién le toca ahora? Por reprensible que sea, curiosamente el colonialismo colonial ha sabido crear en esta nueva aventura colonial una estructura postdescolonización: la Commonwealth, que se acepta más serenamente. Es de temer que Francia siga creyendo que solo la fuerza le permitirá proteger su parcela. Sin embargo, Francia puede contribuir a hacer emerger una verdadera alternancia si un día quiere seguir aportando su genio en el marco de una asociación en la que todas las partes ganen y, sobre todo, con una dignidad igual. Se cerrará entonces el vergonzoso paréntesis de una abyecta colonización europea que eliminó a Lumumba a beneficio de un Mobutu, de un Tschombé y de otras escorias de la historia.

Chems Eddine Chitour es ingeniero de la Escuela Politécnica de Argelia. Es autor de varias obras sobre la energía y los retos estratégicos. También trata de explicar en sus obras la historia y las mutaciones del mundo. Así, ha escrito varios ensayos sobre la historia de Argelia, la educación y la cultura, la globalización, los retos del islam y la emigración .

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