lunes, 29 de noviembre de 2010

La CIA implantó electrodos en cerebros de miles de soldados desprevenidos

29 de noviembre de 2010.-Un grupo de militares veteranos están entablando una demanda para que la CIA aclare la presunta implantación de aparatos a control remoto en sus cerebros.

Es bien sabido que la CIA comenzó a probar sustancias como LSD en soldados desde principios de los años 50 pero se sabe menos en torno a las acusaciones de que la agencia implantó electrodos en sujetos.

Una demanda en el 2009 indicó que la CIA intentó diseñar y probar electrodos que podrían permitirles controlar la conducta humana. La demanda señala que debido a que el gobierno nunca reveló los riesgos, los sujetos no fueron capaces de dar consentimientos informados.

Bruce Price, unos de los demandantes, cree que los escáneres IMR confirman que la CIA colocó un aparato en su cerebro en 1.996.

En un punto, a Price se le ordenó visitar un edificio con una valla de tela metálica que aloja animales de laboratorio, incluyendo perros, gatos, conejillo de indias y monos. Después de la presentación de informes, Price estaba atado alrededor de su pecho, sus muñecas, y sus tobillos a una camilla. Price ocasionalmente recobraría la conciencia por breves momentos. En uno de esos casos, él recuerda estar cubierto con una gran cantidad de sangre, y asumió que era suya, pero no supo realmente el origen. También partes de sus brazos y la parte de trasera de sus manos estaban azules. Su muñeca y tobillos estaban morados y doloridos al punto que él estuvo amarrado a la camilla. Price cree este es el período de tiempo durante el cual un implante fue colocado en su cerebro.

Los demandados colocaron una clase de implante en el seno etmoidal derecho cerca del lóbulo frontal de su cerebro. El implante aparece en la tomografía axial como un “cuerpo extraño” de composición no determinada (quizás plástico o algún material compuesto) en el etmoidal derecho de Price, como confirmó un informe de radiología del 30 de junio del 2.004.

Según un libro de 1979 del ex oficial de inteligencia del Departamento de Estado, John Marks, la CIA y la Búsqueda del Candidato Manchuriano, un memo interno de una alta agencia científica en 1.961 informó que “la viabilidad de las actividades a control remoto en varias especies de animales ha sido demostrado... Investigaciones especiales y evaluaciones serán conducidas para la aplicación de elementos seleccionados de estas técnicas hacia el hombre”.

“La CIA llevó a cabo tales experimentos porque estaba convencida que los soviéticos estaban haciendo lo mismo”, citó Jeff Stein al diario The Washington Post.

A mediados de noviembre, el juez magistrado estadounidense James Larson dictaminó que la CIA deberá presentar registros y testimonios en relación a los experimentos conducidos en miles de soldados desde el año 1950 hasta 1975.

“La CIA ya ha afirmado que algunos documentos están protegidos bajo el privilegio de 'secretos de estado', pero Larson dijo que la agencia necesita ser más específica”, informó el Servicio de Noticias del Juzgado.

La CIA insistió que el descubrimiento fue injustificado en su caso, porque nunca financió o condujo investigaciones de drogas en el personal militar. El juez Larson no estaba convencido.

El abogado de los militares veteranos, Gordon P. Erspamer, le afirmó a The Washington Post que él todavía esta persiguiendo a la CIA por implantar aparatos en el cerebro de sus clientes.

“No hay duda que estos experimentos se llevaron a cabo pero los demandados dicen que ellos utilizaron investigadores privados y probaron a sujetos sacados de cárceles, hospitales y casas hogar como sujetos, no el personal militar activo”, dijo Erspamer. “La CIA indicó que no tiene ni un conocedor sobre este tema”.

Erspamer señaló que documentos presentados en el caso describen “aparatos implantados en tejido cerebral con electrodos en varias partes, incluyendo el hipocampo, el hipotálamo, el lóbulo frontal, la corteza cerebral y varios otros lugares”.

“Mucho de este trabajo fue hecho por la Universidad de Tulane, utilizando un hospital local del estado y financiado por una organización llamada el Fondo de la Mancomunidad”, dijo Erspamer.

“Tratamos de obtener documentos de Tulane, pero ellos nos dijeron que fueron destruidos en las inundaciones del huracán”.

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