Son decenas de miles las comunidades indígenas que viven en los bosques de la Amazonía peruana. Sus culturas y modos de vida describen un proceso – a diferentes velocidades pero imparable- de asimilación a los patrones occidentales. A medida que aumenta el consumo de productos prescindibles y ajenos, la entrada de iglesias de todo color, la irresistible atracción a los centros poblados o la contratación de comunarios como mano de obra en actividades extractivas, los pueblos originarios cada vez se parecen más entre ellos. Y a la vez se parecen más a la sociedad mestiza.
Sin embargo, algunas fracciones de estos pueblos siempre han rechazado voluntariamente este contacto asimilatorio, adentrándose a las regiones más inhóspitas. Los reportes sobre su existencia, expresan que cualquier ingreso a sus territorios es sentido como una amenaza a la cual se defienden. Por eso, los calatos, habitantes desnudos de la selva, despiertan respeto y temor a todas aquellas personas que entran a esas regiones buscando madera o petróleo.
En la actualidad, el avance de la frontera petrolera, los proyectos de conexión vial transfronteriza y un nuevo reglamento que permitiría la entrada en Reservas Territoriales creadas por el gobierno peruano para su protección, amenaza seriamente la supervivencia de los últimos pueblos en aislamiento voluntario del Perú.
Alianza Hispano-petrovietnamita
El Bloque 39, de 886.820 hectáreas de selva virgen, abarca una región intransitable entre los ríos Napo y Tigre en la fronteriza región de Loreto. Testimonios y evidencias demostrarían la existencia de pueblos en aislamiento voluntario de las etnias Huaoranis , Arabela) y Taushiros. (1)
A principios de año, la empresa ConocoPhilips, ex socia de Repsol YPF en este bloque, se desprendió sorpresivamente de su participación en el marco de una restructuración financiera. Este gesto generó esperanzas a organizaciones de Derechos Humanos que promueven una campaña internacional contra el inicio de operaciones tanto en este bloque como en el vecino Lote 67, de la francesa Perenco.(2)
Sin embargo, en junio de 2011 la compañía estatal PetroVietnam se asoció a Repsol YPF para operar en el bloque. Su asociación coincide con la negativa de comunidades afectadas por sendas empresas en otros bloques del país: ni el pueblo kakinte quiere a Repsol en su territorio, ni la comunidad shipibo Nueva Betania, en el río Ucayali, permite el ingreso a Petro Vietnam.(3)
Una carretera en la R.T. Isco-Nahua
El dirigente shipibo José Faquín Fernández, presidente de la Organización Regional de Aidesep de Ucayali (ORAU), entrevistado por el equipo de Alerta Amazónica en Atalaya (4), alertó de la amenaza que representa el proyecto de construcción de una carretera trans-oceánica para el pueblo en aislamiento voluntario Isco-Nahua. “Justamente el proyecto carretero partiría en dos la Reserva Territorial creada para proteger a este pueblo” – declaró durante el XXVIII aniversario de la Organización Indígena de la Región de Atalaya (OIRA).
Relatos de un petrolero sobre episodios de contacto
Atalaya es un pueblo emergente cuya estratégica posición en la confluencia de los ríos Tambo, Urubamba y Ucayali , lo convierten en un punto logístico para el transporte fluvial hacia el megaproyecto gasífero de Camisea (Pluspetrol) y lotes aledaños (Repsol YPF y Petrobras).
Cada tarde desembarcan cientos de trabajadores que regresan de transportar insumos o de fatigantes jornadas selva adentro abriendo líneas sísmicas. Es una oportunidad para entrevistar a uno de estos peones selváticos que tras una ducha y sacarse el casco y uniforme de la subcontratista, regresa al anonimato como un civil más. A petición del entrevistado, el equipo de Alerta Amazónica reserva la fuente.
En sus trabajos de exploración sísmica ha vivido situaciones de contacto con pueblos aislados? Aunque no directamente, reconoce que existen muchas historias sobre este tema, de otros compañeros que avistaron personas “calatas” (desnudas) o sus rastros. De hecho, entre los petroleros de a pie, existe un gran temor a estos grupos por su fama de atacar con flecha.
Entre las experiencias, varias veces han cruzado arroyos donde se han encontrado huellas humanas descalzas. La reacción de equipo ha sido reagruparse y avanzar muy alerta con el temor de sufrir ataques desde cualquier rincón oculto de la vegetación. Otro relato describe la ocasión en que entró un hombre desnudo a la cocina del campamento cargano un sajino (puerco salvaje) que arrojó al suelo. Tras una curiosa inspección , este abandonó el lugar llevándose a modo de intercambio sal y otros alimentos.
Aunque estas situaciones de contacto sean pacíficas, expertos advierten de la extrema vulnerabilidad epidemiológica que sufren estos pueblos durante los contactos preliminares.
Y la reciente propuesta de “ Reglamento de Supervisión de Actividades Exploratorias y Extractivas al Interior de las Reservas Territoriales e Indígenas del Estado ” presentada por el Instituto Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (Indepa) (5) , que permitiría la entrada de petroleras en Reservas Territoriales, no hace más que promover situaciones de acorralamiento a los últimos pueblos aislados.(6)
No hay comentarios:
Publicar un comentario