Que países de América Latina agrupados en la UNASUR hayan acordado delinear políticas económicas sin la presencia ni las presiones ejercidas durante décadas por Estados Unidos a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) demuestra claramente que los tiempos de hegemonía unipolar en el área estan cambiando.
Estos mecanismos financieros que durante años han estado revoloteando sobre la región imponiendo políticas neoliberales y de privatizaciones a favor de las grandes transnacionales, se han visto relegadas en los últimos tiempos.
El mecanismo utilizado por el FMI, el BM y el BID, con pequeñas diferencias, ha sido el mismo: entregar empréstitos con altos impuestos a las naciones en crisis, a cambio de adoptar medidas de recortes sociales y autorización para la entrada indiscriminada de capitales extranjeros. En pocas palabras, significa la pérdida de la soberanía nacional y la dependencia económica y política al eje central dirigido desde Washington.
Debido al surgimiento en la región de gobiernos democráticos progresistas, unido a las crisis económicas que han golpeado fuertemente a las naciones desarrolladas del planeta (Estados Unidos, Europa y Japón) los desacreditados BM y FMI, no han visitado en los últimos tiempos a las naciones sudamericanas para imponer sus recetas neoliberales.
El surgimiento de organismos regionales sin la presencia de Estados Unidos como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Grupo de Río y la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) ha demostrado la capacidad de los pueblos del hemisferio sur de dirigir y determinar sus propios intereses y necesidades.
En la visión de una real integración latinoamericana, la UNASUR, creada en abril de 2007 y cuyo tratado constitutivo entró en vigor en marzo pasado, ha dado pasos halagüeños tras la cumbre presidencial, seguida de una extraordinaria de sus ministros de Economía, celebradas ambas en la capital peruana a finales del pasado julio donde se acordó coordinar medidas para enfrentar juntos los efectos de la crisis.
Acciones concretas se alcanzaron en la primera reunión del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas, realizada recientemente en Buenos Aires con la participación de los ministros de Economía y gobernadores de Bancos Centrales de los doce países que integran la UNASUR.
Al término de la cita, el ministro de Economía argentino, Amado Boudou, informó que se crearon tres grupos de trabajo en aras de coordinar un conjunto de medidas en materia económica y financiera para repeler la onda expansiva de la crisis desatada en Estados Unidos y Europa.
La solución ha sido tomar disposiciones urgentes de conjunto para evitar que las potencias económicas en crisis trasladen sus graves problemas financieros a las naciones en desarrollo mediante la penetración de capitales e inversiones especulativas.
Por primera ocasión las naciones del Sur se levantan en bloque contra el hegemonismo económico capitalista, y las líneas que se acuerden no quedarán en el papel pues ya se citó a una Cumbre de cancilleres de la Unión para el 24 de agosto.
En ese cónclave se analizarán y aprobarán los resultados alcanzados por los tres grupos de trabajo, destinados a incentivar el comercio inter-regional, impulsar el uso de monedas locales entre sus miembros, coordinar el manejo de las reservas, el desarrollo del mercado y las instituciones financieras regionales para su reinversión en la zona.
El primer grupo lo coordinan Ecuador y Colombia para definir la cooperación técnica sobre las reservas internacionales de la Unión que se cifran en 574 000 millones de dólares y la posibilidad de crear un fondo de reservas propio de UNASUR.
Analizarán la expansión a toda la región del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) integrado ya por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela.
El segundo equipo, encabezado por Venezuela y Uruguay estudiará el uso de las monedas regionales para el comercio interno en aras de aumentar los intercambios sin que intervenga el dólar.
En ese sentido, el canciller venezolano Nicolás Maduro afirmó que “Hay un agotamiento del patrón dólar como moneda de operación y reserva internacional, estamos cumpliendo 40 años que Estados Unidos abandonó el patrón oro y prácticamente impuso el sistema del billete verde, como sistema dominante hegemónico para las relaciones económicas y comerciales".
Por su parte, el presidente bolivariano Hugo Chávez celebró recientemente que “la iniciativa del Sistema de Compensación Regional (SUCRE) se convierta en una propuesta que evalúan los países de UNASUR como herramienta para blindar a la región de la crisis económica mundial provocada por el capitalismo de Estados Unidos y Europa.
Como refuerzo a esas declaraciones, el presidente ecuatoriano Rafael Correa insistió en la “necesidad de que los gobiernos latinoamericanos concreten una moneda regional para enfrentar medidas de Washington que golpearían los mercados del mundo” y agregó “por qué tenemos que depender del FMI y el BM si tenemos el ahorro suficiente para el Banco del Sur y para financiar nuestro desarrollo.
El otro grupo, coordinado por Brasil y Chile, revisará el Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la ALADI a la par que los fundadores del Banco del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela) se comprometieron a acelerar su puesta en marcha efectiva para contar con un poderoso instrumento de financiamiento a largo plazo que no otorgue empréstitos abusivos y draconianos como han hecho el FMI y el BM.
Cierto que son varios, y a veces difíciles, los desafíos. Entre estos se hayan los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados por Colombia, Perú y Chile con Estados Unidos que los atan a directrices comerciales y financieras impuestas a gobiernos que se presentaban como los aliados más fieles de Washington en la región.
Pero las situaciones van cambiando para bien. En Bogota ya no esta el pro cónsul norteamericano Álvaro Uribe; en Lima no presiden ni Alejandro Toledo ni Alan García y en Chile los estudiantes y trabajadores del cobre les estan haciendo ver al millonario conservador Sebastián Piñera que son otros los tiempos que vive Latinoamérica.
Las declaraciones del mandatario colombiano José Manuel Santos en la cumbre de Lima ofrecieron una nota de sorpresa sobre esta nueva visión que viaja por el hemisferio sur al decir: “las potencias en crisis nos estan destruyendo la capacidad de generar más empleo y al mismo tiempo América Latina esta sentada sobre unas reservas de 500 000 millones de dólares que estan perdiendo valor con la crisis”.
Argentina, primero con Néstor Kirchner y ahora con Cristina Fernández; Brasil con Inacio Lula da Silva seguido por Dilma Roussef; Venezuela con Hugo Chávez; Ecuador con Rafael Correa y Bolivia con Evo Morales se han puesto a la vanguardia de este movimiento integrador latinoamericano que trata de desembarazarse de la hegemonía económica y financiera norteamericana.
Suenan fuertes por el continente las voces y el accionar de sus pueblos por la verdadera integración de América Latina.
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