Alberto Montero Soler
Funds People
Yo no sé si mi sensación es compartida, pero acaban de rescatar a la economía
española y parece como si fuera lo mejor nos podía haber pasado. Es más, se ve
que el horizonte está ya tan despejado que el presidente del Gobierno no ha
dudado en coger el avión oficial, ese que pagamos entre todos, para escaparse
por la tarde a Polonia a ver el fútbol y volver por la noche, que ya sabemos que
es tiempo de pedir sacrificios y hay que dar....... ejemplo. Antes ha dado una rueda de
prensa para engañar como un bellaco a los ciudadanos, en la misma línea de lo
que ayer hizo de Guindos al anunciar que no nos habían rescatado, que nos habían
concedido un crédito en condiciones muy favorables (tal cual, que yo lo vi).
Vamos, que podía haber dicho que nos había tocado la lotería y no por ello la
nariz le hubiera crecido más.
Sí, ambos nos han engañado alevosamente y, si no, que expliquen, al menos,
tan sólo lo que sigue.
En primer lugar, mientras niegan que haya sido un rescate recurriendo a
eufemismos esperpénticos, tratando de alejar el fantasma de la intervención que
tuvo lugar en Grecia, Irlanda y Portugal, desde el Eurogrupo no han dudado en
señalar que, junto a la intervención directa sobre el sistema bancario y
financiero, se monitorizará el grado de cumplimiento de las reformas
estructurales y los avances en el proceso de estabilización fiscal de la
economía española. Es decir, las directrices y recomendaciones europeas
adquirirán a partir de ahora rango de orden directa y, si no, al tiempo: a ver
cuánto tardamos en ver una subida del IVA, una nueva reforma laboral o la
prolongación de la edad de jubilación.
En segundo lugar, porque es prácticamente imposible que se pueda
reestructurar a las instituciones financieras en problemas y, al mismo tiempo,
el dinero del rescate se utilice para la expansión del crédito a empresas y
familias. No se puede recortar al tiempo que se crece: o una cosa o la otra. Así
que lo primero que impondrán los “hombres de negro” será un recorte en el ratio
de créditos sobre depósitos y eso, guste o no, se llama profundización en la
restricción del crédito, es decir, más estrangulamiento financiero y, por tanto,
mayor recesión, desempleo y pobreza.
Y, en tercer lugar, gran parte del dinero que se utilice para reestructurar
el sistema financiero -que, por cierto, cada vez que se disponga del mismo
pasará a incrementar la deuda pública del Estado, socializándose así el problema
bancario, y deberemos pagar los intereses correspondientes al 3% (los bancos
pagan el 1% al BCE, dicho sea de paso), que repercutirán sobre el déficit-,
acabará siendo pagado por todos y cada uno de nosotros. La razón es muy simple.
El dinero dispuesto deberá devolverse en el plazo de tres años por las
instituciones financieras que lo soliciten o, en su defecto, por el Estado, pero
resulta que dentro de dos años y medio, nuestros bancos tienen que devolver al
BCE más de 250 mil millones de euros. Ya me contarán de dónde va a salir el
dinero para un reembolso que, en el peor de los escenarios, sería del 35% del
PIB de una economía en recesión.
Así que si esto no es un rescate que vamos a acabar pagando entre todos
mientras vivimos en un país intervenido es que, probablemente, yo me he caído de
un guindo.
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