miércoles, 31 de octubre de 2012

La “cienciología”, secta mafiosa de EEUU, intenta introducirse en México

JUAN PABLO PROAL / PROCESO.COM.MX – Con presencia en 165 países, la Iglesia de la cienciología, fundada hace más de 60 años por el estadunidense Ronald L. Hubbard, volvió a solicitar hace unas semanas el reconocimiento de la Secretaría de Gobernación de México como organización religiosa, petición que le fue denegada en 1999. Sobre esta agrupación recaen infinidad de señalamientos en varias partes del mundo por delitos tan diversos como trata de personas, extorsión y hasta homicidio.



En los últimos años, investigadores y especialistas han coincidido en señalar que la cienciología degeneró en una secta altamente peligrosa, y no obstante las advertencias se encuentra a punto de obtener su registro como agrupación religiosa en México.

En su edición del pasado 13 de septiembre, el Diario Oficial de la Federación publicó la solicitud de registro como agrupación religiosa promovida por la Iglesia de la cienciología. A su vez, la Dirección General de Asociaciones Religiosas, dependiente de la Secretaría de Gobernación, consideró que la organización fundada por el estadunidense L. Ronald Hubbard cumplió con los requisitos establecidos por la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para obtener su reconocimiento.

Desde su fundación, la cienciología ha enfrentado serias acusaciones por incurrir presuntamente en abortos forzados, trata de personas, extorsiones, fraudes e incluso asesinatos.

El psicólogo clínico y psicoterapeuta Miguel Perlado, fundador y presidente de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico, quien cuenta con 13 años de experiencia en el tratamiento de pacientes afectados por sectas, advierte que la cienciología “busca legitimar un discurso bajo el pretexto religioso”. De esta manera, explica, “todas las actividades claramente manipuladoras y explotadoras quedan encubiertas bajo el manto de un marco jurídico-religioso”.

Por su parte, la investigadora Myrna García, cofundadora, consejera y coordinadora general de la Red de Apoyo a las Víctimas de Sectas, advierte que la dianética no reúne las características para que se le considere como agrupación religiosa. “Es –dice– un negocio claramente sectario; estamos hablando de una empresa que se dedica a vender cursos… extorsiona a las personas”.

La Iglesia católica tampoco ve con buenos ojos la posible inclusión de la cienciología en la lista de agrupaciones religiosas reconocidas por el gobierno. El secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Víctor René Rodríguez Gómez, plantea: “Nos sorprendería mucho que la Secretaría de Gobernación aprobara a esta institución que a nivel mundial ha generado tanta controversia”.

En su defensa, Jonathan Marduk, vocero de la Iglesia de la cienciología en México, argumenta: “Nuestra creencia fundamental es que la salvación del hombre y su acercamiento a Dios se consiguen a través del conocimiento”.

Emporio
La cienciología no ha dejado de estar asociada a la polémica. Desde hace varios años, disidentes de este movimiento, expertos en temas religiosos, gobiernos e investigaciones periodísticas coinciden en que se trata de algo peor que una secta. Es “una mafia”, sostienen.

La dianética fue fundada a comienzos de los cincuenta por el estadunidense L. Ronald Hubbard en Los Ángeles, California. En la actualidad el movimiento tiene 8 mil 600 iglesias, así como misiones y grupos en 165 países.

En su libro El cerebro de Broca, el científico Carl Sagan refiere que Hubbard, quien se ganaba la vida como escritor de ciencia ficción, creó la cienciología a raíz de una apuesta: “Tenía que inventarse una religión y ganarse la vida con ella”.

En El infierno de las sectas el historiador español César Vidal Manzanares narra una historia similar atribuida al propio Hubbard: “Escribir a centavo por palabra es ridículo. Si un hombre desea realmente ganar 1 millón de dólares, la mejor manera que tiene de hacerlo es fundando su propia religión”.

En 1950 Hubbard publicó Dianética: la ciencia moderna de la salud mental. Este libro fue tomado como basamento filosófico de la organización: una amalgama de credos orientales. Dentro de la cienciología, a este escritor se le considera un genio que llegó a dominar múltiples disciplinas. Pero en la biografía titulada ¿Mesías o loco?, su hijo mayor, Ronald Hubbard júnior, el más notorio detractor de este personaje, afirma que “el 99% de todo lo que dijo o escribió” su padre sobre sí mismo “es mentira”.

Hubbard murió en 1986 después de seis años de inactividad, y hasta ahora se carece de información clara en torno a las causas de su fallecimiento. Distintas versiones se difundieron entonces, entre ellas la de un posible asesinato.
La dianética llegó a México a comienzos de los sesenta y en 1998 tramitó su registro como asociación religiosa. Aunque al principio procedió su solicitud, la Dirección General de Asociaciones Religiosas consideró insuficientes los documentos presentados, y un año después rechazó la petición.

Según información proporcionada por el movimiento, en la actualidad éste cuenta con 5 mil 500 integrantes en el Distrito Federal, “mientras que en toda la República son cerca de 140 mil los mexicanos que se han acercado a scientology”.

–¿A qué se debe que esta agrupación tenga tantos detractores? –se le pregunta a Perlado.

–El fin y el aceite que engrasa toda la maquinaria de la cienciología es meramente económico.

El especialista asegura que la dianética reúne todas las características de una secta religiosa: persigue sin tregua a los disidentes, comete abusos emocionales contra sus miembros, privilegia la explotación económica, impide el diálogo interreligioso y promueve la intolerancia.

En México la organización tiene 12 inmuebles y representaciones en el Distrito Federal, León, Guadalajara, Puebla y Monterrey. Afuera de sus oficinas puede verse a hombres trajeados que abordan a los transeúntes para que se sometan a un “test de estrés”. Este es el primer contacto; posteriormente, a los prospectos se les ofrecen cursos de bajo costo para mejorar su rendimiento en distintos ámbitos de la vida.

El movimiento cuenta con áreas cuyas actividades incluyen la asesoría empresarial y el combate a las adicciones. Conforme los adeptos se compenetran con la secta, los cursos suben de precio y también aumenta el tiempo que los seguidores dedican a su entrenamiento y capacitación.

Amenazas
La ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México advierte que una agrupación religiosa debe abstenerse de privilegiar los fines lucrativos, respetar cultos diferentes y fomentar la tolerancia.

César Velasco es un exintegrante del culto. Mientras permaneció en éste se gastó más de 500 mil pesos en cursos. Desertó de la agrupación cuando su hija le contó que uno de los directivos la había violado. Entonces le envió un escrito a Margarita Ibáñez, encargada de asuntos legales de la cienciología, para exigir que Alejandro Aristi, señalado como responsable del delito, fuera sometido a una sanción.

El “castigo” que le impusieron al presunto violador fueron 300 horas de trabajo. Velasco consideró insuficiente la sanción, lo que bastó para que se le declarara “supresivo”, el equivalente a persona no deseable (Proceso 1846). A partir de esta designación, Velasco no puede hablar con sus familiares que permanecen dentro de la agrupación.

En entrevista con este semanario, Velasco sostiene que la cienciología fomenta la intolerancia y sus fines son estrictamente mercantiles:

“El simple hecho de que cuando te expulsan de la congregación sólo puedes hablar con un miembro de la organización –conocido como jefe de justicia internacional– es bastante dañino para la salud mental.”

La fundadora de la organización de Red de Apoyo a las Víctimas de Sectas, Myrna García, advierte que la dianética es una de las sectas más dañinas. Su principal característica, apunta, es cobrar por los cursos que imparte. Los iniciales cuestan alrededor de 250 dólares, y conforme se avanza en los talleres y diplomados llegan a costar sumas estratosféricas. El adepto se endeuda con los bancos y termina en bancarrota trabajando para la organización. Si desea abandonarla, precisa García, el jurídico de la secta le cobra todos los adeudos pendientes.

“Estamos hablando de un grupo totalitario y de coerción, un grupo que extorsiona a las personas”, sostiene la investigadora y experta en demografía.
Añade que las víctimas de la secta cumplen con el perfil que la Asociación Americana de Psiquiatras en Estados Unidos utiliza para diagnosticar el Trastorno de la Personalidad por Dependencia: muestran dificultad para tomar decisiones cotidianas, necesidad de que otros asuman la responsabilidad de sus actos, miedo a la soledad y preocupación excesiva ante el riesgo de ser abandonados.

En su edición 1846, Proceso presentó testimonios de exintegrantes de la secta en México. Se consignó el caso de Rafael Gómez, quien de ser un empresario exitoso terminó trabajando 17 horas para la agrupación, sin derecho a prestaciones y con un salario promedio de 200 pesos semanales. También se incluyó la historia de Adrian Kelsey, a quien se le negó la posibilidad de visitar a su hija Estefanía debido a que fue declarado “supresivo”.

Luego de la publicación del reportaje, varios de los disidentes que ofrecieron su testimonio a este semanario aseguraron que fueron amenazados. Dos de ellos decidieron que no hablarían más del tema.

El 25 de agosto de 2011, la Procuraduría General de la República (PGR) emitió el boletín 1722, en el que dio a conocer que Alex Spatz, integrante de la Organización del Mar, brazo operador de la cienciología, fue condenado a seis años de prisión por el delito de trata de personas en contra de una colombiana.
Rafael Gómez, exmiembro de la Organización del Mar, reveló que en el número 29 de la calle Río Rhin, en la colonia Cuauhtémoc del Distrito Federal, sede de la agrupación, viven extranjeros con visas de turistas trabajando en condiciones infrahumanas para sacar adelante los proyectos de la secta.

Consultado acerca de las acusaciones que se han hecho en contra de la cienciología, el vocero de la organización, Jonathan Marduk, sostiene:
“Con todo respeto, esto es una generalidad y más bien usted está hablando de tres o cuatro individuos cuyas calumnias y extorsiones están, a esta fecha, en manos de la autoridad y bajo investigación penal, por lo que no me pronunciaré al respecto.”

Ventajas del registro
México no es el único país donde exmiembros de la organización la acusan de incurrir en diversos delitos. En octubre de 2009 la dianética fue multada en Francia con 600 mil euros por el delito de estafa. En Rusia, el Consejo Religioso del Distrito Autónomo de Janti-Mansi prohibió los materiales de Hubbard por considerarlos de contenido extremista.

A su vez, el gobierno alemán calificó a la agrupación de “muy peligrosa y con tendencia autoritaria”. En Estados Unidos, Grecia, Inglaterra, España y Australia, ha sido objeto de denuncias promovidas por algunos de sus exintegrantes.

La BBC, la revistas Time, The New Yorker y muchos medios más han publicado historias referidas a casos de extorsión y abusos por parte de los directivos de la dianética en contra de varios adeptos del movimiento en diversos países. Y no sólo eso: hay decenas de sitios en internet donde disidentes acusan a la cienciología de haber provocado la muerte de personas, entre ellas Lisa McPherson y Alexander Jenzsch.

“Son falsedades calumniosas. Prueba de ello es que no existe una sola sentencia firme que corrobore semejantes alegaciones. Por el contrario, más de 100 expertos de universidades renombradas a nivel internacional han realizado estudios serios y rigurosos, algunos por varios años, emitiendo conocidos informes y dictámenes académicos sobre la práctica, creencias y culto de scientology”, afirma Jonathan Marduk.

El 12 de diciembre de 2011, la cienciología presentó su solicitud formal ante la Dirección General de Asociaciones Religiosas para que se le considere como agrupación religiosa.

Esta oficina, perteneciente a la Secretaría de Gobernación, resolvió que el culto “acreditó los requisitos” y, en consecuencia, el pasado 13 de septiembre publicó la solicitud en el Diario Oficial de la Federación. El trámite establece que en los siguientes 20 días hábiles, quienes estén en desacuerdo con la petición pueden interponer un recurso de inconformidad. Una vez que la dependencia analice los documentos respectivos, procederá a tomar una decisión definitiva.
–¿Cuál es el fin de este trámite? –se le pregunta a Perlado.

–De esta manera la iglesia podrá legitimarse religiosamente a fin de ocultar sus fines primordialmente mercantiles. Asimismo, podrá acceder a beneficios económicos mediante donativos y exenciones fiscales, amén de contar con más herramientas para desacreditar a sus detractores.

A su vez, el vocero de la agrupación plantea: “Para nuestra iglesia el registro es meramente eso, un registro. No cambia la práctica ni observancia de nuestra doctrina religiosa”.

Y agrega que si bien su agrupación cumple con todos los requisitos para obtener el registro, ha sufrido una campaña sistemática de descrédito orquestada por la agrupación de extrema derecha El Yunque. Cita como ejemplo un artículo de Enrique Aranda Pedroza, columnista de Excélsior, a quien asocia con la organización ultraderechista.

Para Rafael Gómez, el registro de la cienciología como agrupación religiosa podría ser benéfico, pues las quejas y conflictos en torno a esta secta podrán ser atendidos por las autoridades mexicanas de manera expedita.

La Iglesia católica piensa diferente. El secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Víctor René Rodríguez Gómez, pide a la Secretaría de Gobernación que sea muy cuidadosa con las agrupaciones a las que concede registro. Menciona el caso del culto a la Santa Muerte, al que primero Gobernación le otorgó el registro, aunque después decidió anularlo “por desviar gravemente los fines establecidos en sus estatutos”.

Miguel Perlado anticipa que de otorgársele el registro a la cienciología, vendrá una nueva etapa para las sectas en el país, al dejarse abierta la entrada para que muchos más cultos peligrosos sean oficializados.

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