La USAID complementa el papel de la OTAN en la "apertura"
de los mercados del continente
Una tapadera de la CIA controlará el envío de "ayuda" a África
desde Canarias
Canarias Semanal
A finales del pasado verano se
anunciaba, a bombo y platillo, el inminente establecimiento en el Puerto de
Las Palmas de una base permanente del Programa Mundial de Alimentos
(PMA), la agencia de cooperación internacional de la ONU, para la
distribución de "ayuda humanitaria" a África Occidental. Poco tiempo
después, Gonzalo Robles, secretario de Estado de Cooperación
Internacional al Desarrollo del Ejecutivo Rajoy, aseguraba que el
Puerto de La Luz será "la imagen de la ayuda mundial contra la hambruna
en el Sahel". Robles afirmaba, igualmente, que España "ha tenido
tradicionalmente un importante papel" en este terreno y "seguiría
teniéndolo".
El verdadero carácter de la "ayuda" que se enviará a África, sin
embargo, no ha tardado en salir a la luz. En la actualidad, la naturaleza de los
supuestos programas de "ayuda al desarrollo" impulsados por los países
occidentales no es ningún secreto. Se trata -tal y como han denunciado incluso
algunas ONGs como Intermón Oxfam- de instrumentos utilizados por estas
potencias en beneficio de sus propios intereses económicos, políticos y
militares. En el caso del programa que se pondrá en marcha desde el Puerto de
Las Palmas, sin embargo, ni siquiera se ha realizado el más mínimo esfuerzo
para tratar de camuflar estos intereses espurios.
Este mismo miércoles 24 de octubre, la prensa local de Gran Canaria admitía
abiertamente que "los barcos que repartirán comida" en África
servirán también para abrir nuevos mercados en el continente a las empresas
norteamericanas.
"Las Islas conseguirán reforzar de este modo su papel como base
estratégica para las empresas norteamericanas, algo que recomienda un informe de
su Cámara de Comercio en España elaborado por la consultora AT Kearney.
El Puerto mantiene hoy más de 200 conexiones con los 17 países de África
Occidental que AT Kearney señala como de especial interés para estas
compañías". Con este absoluto desparpajo el diario La
Provincia - uno de los principales voceros de la burguesía isleña -
reconocía qué se esconde, realmente, tras el programa "humanitario" de
las Naciones Unidas.
USAID, UNA AGENCIA DE LA CIA AL MANDO DE LA OPERACIÓN
Con la misma naturalidad, el periódico de Prensa Ibérica daba por bueno el
tradicional vasallaje a la principal potencia imperialista por parte de sus
socios europeos. "La agencia norteamericana que gestiona las ayudas -la
USAID- exige que los barcos que trasladan las cargas sean de
bandera estadounidense. La entrada en la región de navíos de su propio
pabellón -escribía sin rubor el redactor del diario- se convierte en un
atractivo añadido para las empresas inversoras, que buscan nuevas líneas de
negocio en economías con un ritmo de crecimiento anual del 12 %".
Obviamente, ningún lector de La Provincia pudo adquirir a través de
este medio una información fidedigna acerca del organismo norteamericano -la
USAID- que ya campa por sus respetos en uno de los principales puertos de
Canarias. La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional es una institución que recibe sus directrices estratégicas del
Departamento de Estado y está encargada de distribuir la mayor parte de
la "ayuda" exterior con la que Washington trata de reforzar su política
exterior.
Pero la USAID no es conocida, precisamente, por luchar contra el
hambre en el mundo, sino por actuar como un apéndice de la CIA -la
Agencia Central de Inteligencia- utilizando sus ingentes fondos para
desestabilizar a los gobiernos rebeldes a los dictados de EE.UU. La Agencia
de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional comenzó a gestarse en la
Oficina de Seguridad Pública (OPS), establecida en 1957 por el presidente
Dwight Eisenhower para entrenar fuerzas policiales cipayas en otros
países. Pero fue en 1961 cuando John F. Kennedy la creo como entidad
dedicada a la “ayuda humanitaria”, convirtiéndose en el organismo oficial
destinado a operar en naciones con “inclinaciones antidemocráticas”. Es
decir, en aquellas donde el dominio norteamericano pudiera verse cuestionado.
Los periodistas Jean Guy Allard y Eva Golinger, son dos de los
investigadores que han aportado suficientes datos contrastados sobre la forma en
la que actúa la USAID en más de 100 países y, particularmente,
acerca de sus operaciones en América Latina. Los propios documentos
desclasificados de la CIA revelan que millones de dólares de su
presupuesto se canalizan mediante esta agencia hacia una red de instituciones y
grupos políticos que son utilizados para llevar a cabo acciones clandestinas. A
través de sus más de cien oficinas en países del llamado Tercer Mundo la
USAID coopta a organizaciones privadas, grupos indígenas, asociaciones de
profesionales, religiosas, etc., y subvenciona a grupos de "disidentes" al
servicio de los intereses de EE.UU. Mantiene, igualmente, relaciones con más de
3 mil 500 empresas y 300 organizaciones privadas de su propio país y otorga
subsidios a pretendidas ONGs igualmente vinculadas a la CIA como
Reporteros sin Fronteras.
La finalidad injerencista de esta Agencia, en cualquier caso, quedo
plenamente de manifiesto desde sus primeros años de existencia. Ya en 1974 el
gobierno norteamericano se vio obligado a clausurar una división de la USAID
utilizada para entrenar, financiar y armar a más de un millón de policías en
América Latina, Asia y Medio Oriente. Si bien posteriormente recuperó
estas actividades incorporándolas a la llamada “Iniciativa Interferencia de
Contrainsurgencia”.
Especialmente activa se ha mostrado la USAID en Cuba, donde ha
destinado más de 197 millones de dólares al financiamiento de grupos
contrarrevolucionarios y diferentes programas de subversión. En diciembre 2009,
un alto funcionario de esta agencia reconocía en declaraciones efectuadas a
The New York Times que la Agencia Central de Inteligencia
utilizaba su nombre para no a parecer directamente involucrada en la
“donación” de fondos y el establecimiento de contratos.
El historial de la agencia que controlará los envíos del Programa Mundial
de Alimentos a África desde Gran Canaria es, en suma, suficientemente
diáfano como para no dejar lugar a las dudas. Y basta, por sí solo, para
concluir que el reparto de alimentos y medicinas por parte de la USAID,
lejos de tener una motivación “humanitaria”, forma parte del mismo proyecto de
recolonización del continente que ha llevado a la OTAN a tomar esta isla como
base de operaciones para el control militar de sus valiosos recursos y sus
crecientes mercados.
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