La cosmovisión de los buitres
Y ellos, los que dirigen el cotarro, acumulan grandes fortunas, tienen el neoliberalismo como dogma axiomatizado y teorizan sobre ajustes, limpieza del “mercado laboral” y austeridades públicas en tiempos de antihumanista crisis civilizatoria, ¿qué piensan si piensan? ¿Qué cosmovisión abonan y defienden? ¿En qué usan su tiempo y sus energías que diría y cantaría don José Luis Perales?
Un ejemplo de su “pensamiento”. De una contra de La Vanguardia [1], la que firman Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet. Dirán seguramente: una vergüenza, un vómito. De acuerdo. Empero, acaso podamos añadir: algo podemos aprender, algo podremos inferir.
Nicolas Berggruen es un inversor billonario (Liberty; Prisa), el máximo responsable de los últimos despidos de El País , un “ciudadano emprendedor” que se presenta como “un estudioso de la gobernanza”. Haciendo honor a su leyenda de homeless billonario (2.400 millones, Forbes ) NB no tiene “residencia fija, ha volado durante veinte años en jet privado de hotel en hotel”. De 5e, de cinco estrellas por supuesto. Parece ser que tiene ahora el propósito de “fundar una familia" tras haber consolidado sus inversiones y su Instituto Berggruen -tres Nobel y seis ex presidentes en el consejo-, una “fundación” que se dedica a estudiar “cómo gobernar países”.
Andy Robinson, en La Vanguardia –“Davos: ¿dinámicamente resistente o resistentemente dinámica?” [2] lo ha presentado como “inversor multimillonario y el verdadero cortador del bacalao (y de la plantilla) en el Grupo Prisa…”. El tal NB tiene dudas respecto al dinamismo del Foro Económico de Davos a pesar de cumplir con el retrato robot del Davos Man, el “que necesita de altruismo y filantropía para complementar su insaciable afán de lucro” en palabras de AR.
NB ha llegado recientemente a Barcelona impresionado de Portugal, “por el enorme sacrificio que están haciendo sus ciudadanos”. Su sensibilidad está demostrada, marca de su casa. En su opinión, la crisis de España y Portugal solo tiene dos salidas: “abandonar el euro con sufrimiento” o “integrarse más en el euro con sufrimiento”. O barbarie o barbarie. NB cree que “el sufrimiento de una mayor integración tendrá más recompensa”. ¿Por qué? No se sabe, no contesta. Sostiene que España verá, algún día, en algún momento, cómo “el ajuste anima a invertir aquí”. No hay más. El capitalismo salvaje, para NB, es un postulado de la naturaleza social. El determinismo histórico economista. ¡Y ellos osan criticar a las visiones tradicionales del marxismo!
Hace treinta años, señala, “el bienestar europeo era tal vez el sistema más eficiente y solidario que ha construido la humanidad y España apenas comenzaba a beneficiarse de él”. El y los suyos hicieron mucho por conseguirlo como es sabido. ¿Qué ha acabado con él? Que “hemos” ganado. ¿Quiénes han ganado? No hay dudas para NB: “Occidente derrotó el comunismo con libre mercado y revolución tecnológica: la llegada de la era digital”. Eso sí, el darwinismo social y un pseudomarxismo de cuarta fila en el puesto de mando en el vértice de su concepción el mundo: “la historia nunca se detiene y las victorias humanas sólo son el anuncio de nuevas batallas: la paradoja es que los países emergentes se han beneficiado más que nosotros del fin de la guerra fría, del libre mercado y de la tecnología, y ahora compiten y desafían con sus bajos salarios el bienestar europeo”.
NB comenzó en España como inversor. En Media Capital y sigue invirtiendo en Prisa. Media Capital le reportó beneficios. Pero él no “diría la verdad si dijera que los de Prisa hoy son envidiables”. No importa. NB no invierte “por apropiarme de valor a corto plazo, sino para generar valores a largo”. Sabe esperar.
Sólo sobrevivirán, señala, los grandes grupos mediáticos de referencia. Pero es ilusorio, añade, “esperar hoy los grandes beneficios de antaño”. La Vanguardia para NB entra en esa categoría "de referencia". Da consejos: “Concéntrense en proporcionar contenidos de calidad [¿de calidad¿ ¡Qué risa doña Sofía!] y competitivos en coste que trasciendan la información banal, porque esa ya la está dando gratis todo el mundo”. La receta de siempre. Lo de información “banal” es una broma, un guiño a los entrevistadores. “La clave es que los medios sirvan y que la comunidad -toda y no sólo un partido- perciba ese valor”. El vomitivo toque de distinción popperiano-soriano: “la sociedad abierta ya creará modelos de negocio que den dinero por ese servicio. Hoy el medio ya no genera información y contenidos para el mercado, sino que medio y mercado son una red”.
¿Y por qué quiere Mister Inversor invertir en España? Porque la “madurez” con que asumimos los ajustes –NB dixit- “es un prometedor capital social”. ¡Vivan la explotación y la sumisión! Además, las infraestructuras españolas son magníficas. Hubiera o no corrupción en las adjudicaciones, ¡a quién le importa esa nimiedad!, “las grandes obras están ahí”. Es nuestra gran ventaja señala.
Sigue invirtiendo en arte. Su padre, la tradición es la tradición, fue íntimo “amigo” de Picasso. “Y su mejor coleccionista. Por eso a la familia nos enorgullece tanto el Museo Berggruen de Berlín”. Huele a pasta, a pasta sucia. Es el momento de comprar arte: “El mercado reduce la obra de arte a una cifra, pero esa cifra no dice nada de la obra: sólo que alguien la ha pagado”. Invertir en arte, sostiene, el cinismo no tiene límites en estas capas sociales exquisitas, “es invertir en la humanidad, pero escrutar los altibajos de las cifras pagadas para ganar dinero no me interesa”
La democracia, señala don NB (¿qué entenderá el billonario prisista por demos?) “es el menos malo de los sistemas, pero ha degenerado en partitocracia, que incentiva a los partidos a pelearse a corto plazo por repartirse el botín”. ¿Les suena el rollo? La “democracia”, prosigue, se ha de equilibrar “con instituciones de la sociedad civil que velen por los objetivos de todos a largo plazo”. ¡De todos! ¡Cálmense! La suya, por ejemplo, es todo un ejemplo. El modelo político de NB no tiene desperdicio: “La Confederación Helvética reparte el poder sin ideología según quien pueda ejercerlo mejor... Para gobernar, siempre hay un criterio de eficiencia mejor que el de partido”. ¿Huelen el sabor de esta sofisticada comida? ¿Les recuerda de lo que pasó en la historia de Europa¿ ¿Les recuerda algo de lo que está pasando?
NB dice dedicarse a la gobernanza del mundo. ¿Qué gobernanza? Hic Rhodus, hic salta!
.
PS: Una nota del corresponsal de La Vanguardia en Davos ayuda a nuestro principio de realidad y puede completar el cuadro de la criminal cosmovisión necare [la neoliberal-capitalista realmente existente] “[…] para tener una idea de lo lejos que se sitúa Davos -la “montaña mágica” aislada en su decadencia física y moral, según Mann- del mundo real abajo en el valle, cabe reflexionar sobre una votación que se hizo ayer [jueves 23 de enero de 2013] en una sesión sobre el sector financiero. “¡Levanten las manos todos los que piensan que hace falta más regulación en el sector bancario!”, anunció la periodista María Bartiromo. Solo dos personas levantaron la mano. “Y ¿los que apoyan menos regulación?”. Cientos de manos, en el aire. “¡Esto es Davos!”, exclamó sorprendido Zhu Minh, del FMI. Dimon de JP Morgan encantó al público al insistir en que los bancos han sido tratados como “chivos expiatorios” en la crisis. Esos banqueros de Davos y Wall Street son los más dinámicamente resistentes de todos”.
Un ejemplo de su “pensamiento”. De una contra de La Vanguardia [1], la que firman Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet. Dirán seguramente: una vergüenza, un vómito. De acuerdo. Empero, acaso podamos añadir: algo podemos aprender, algo podremos inferir.
Nicolas Berggruen es un inversor billonario (Liberty; Prisa), el máximo responsable de los últimos despidos de El País , un “ciudadano emprendedor” que se presenta como “un estudioso de la gobernanza”. Haciendo honor a su leyenda de homeless billonario (2.400 millones, Forbes ) NB no tiene “residencia fija, ha volado durante veinte años en jet privado de hotel en hotel”. De 5e, de cinco estrellas por supuesto. Parece ser que tiene ahora el propósito de “fundar una familia" tras haber consolidado sus inversiones y su Instituto Berggruen -tres Nobel y seis ex presidentes en el consejo-, una “fundación” que se dedica a estudiar “cómo gobernar países”.
Andy Robinson, en La Vanguardia –“Davos: ¿dinámicamente resistente o resistentemente dinámica?” [2] lo ha presentado como “inversor multimillonario y el verdadero cortador del bacalao (y de la plantilla) en el Grupo Prisa…”. El tal NB tiene dudas respecto al dinamismo del Foro Económico de Davos a pesar de cumplir con el retrato robot del Davos Man, el “que necesita de altruismo y filantropía para complementar su insaciable afán de lucro” en palabras de AR.
NB ha llegado recientemente a Barcelona impresionado de Portugal, “por el enorme sacrificio que están haciendo sus ciudadanos”. Su sensibilidad está demostrada, marca de su casa. En su opinión, la crisis de España y Portugal solo tiene dos salidas: “abandonar el euro con sufrimiento” o “integrarse más en el euro con sufrimiento”. O barbarie o barbarie. NB cree que “el sufrimiento de una mayor integración tendrá más recompensa”. ¿Por qué? No se sabe, no contesta. Sostiene que España verá, algún día, en algún momento, cómo “el ajuste anima a invertir aquí”. No hay más. El capitalismo salvaje, para NB, es un postulado de la naturaleza social. El determinismo histórico economista. ¡Y ellos osan criticar a las visiones tradicionales del marxismo!
Hace treinta años, señala, “el bienestar europeo era tal vez el sistema más eficiente y solidario que ha construido la humanidad y España apenas comenzaba a beneficiarse de él”. El y los suyos hicieron mucho por conseguirlo como es sabido. ¿Qué ha acabado con él? Que “hemos” ganado. ¿Quiénes han ganado? No hay dudas para NB: “Occidente derrotó el comunismo con libre mercado y revolución tecnológica: la llegada de la era digital”. Eso sí, el darwinismo social y un pseudomarxismo de cuarta fila en el puesto de mando en el vértice de su concepción el mundo: “la historia nunca se detiene y las victorias humanas sólo son el anuncio de nuevas batallas: la paradoja es que los países emergentes se han beneficiado más que nosotros del fin de la guerra fría, del libre mercado y de la tecnología, y ahora compiten y desafían con sus bajos salarios el bienestar europeo”.
NB comenzó en España como inversor. En Media Capital y sigue invirtiendo en Prisa. Media Capital le reportó beneficios. Pero él no “diría la verdad si dijera que los de Prisa hoy son envidiables”. No importa. NB no invierte “por apropiarme de valor a corto plazo, sino para generar valores a largo”. Sabe esperar.
Sólo sobrevivirán, señala, los grandes grupos mediáticos de referencia. Pero es ilusorio, añade, “esperar hoy los grandes beneficios de antaño”. La Vanguardia para NB entra en esa categoría "de referencia". Da consejos: “Concéntrense en proporcionar contenidos de calidad [¿de calidad¿ ¡Qué risa doña Sofía!] y competitivos en coste que trasciendan la información banal, porque esa ya la está dando gratis todo el mundo”. La receta de siempre. Lo de información “banal” es una broma, un guiño a los entrevistadores. “La clave es que los medios sirvan y que la comunidad -toda y no sólo un partido- perciba ese valor”. El vomitivo toque de distinción popperiano-soriano: “la sociedad abierta ya creará modelos de negocio que den dinero por ese servicio. Hoy el medio ya no genera información y contenidos para el mercado, sino que medio y mercado son una red”.
¿Y por qué quiere Mister Inversor invertir en España? Porque la “madurez” con que asumimos los ajustes –NB dixit- “es un prometedor capital social”. ¡Vivan la explotación y la sumisión! Además, las infraestructuras españolas son magníficas. Hubiera o no corrupción en las adjudicaciones, ¡a quién le importa esa nimiedad!, “las grandes obras están ahí”. Es nuestra gran ventaja señala.
Sigue invirtiendo en arte. Su padre, la tradición es la tradición, fue íntimo “amigo” de Picasso. “Y su mejor coleccionista. Por eso a la familia nos enorgullece tanto el Museo Berggruen de Berlín”. Huele a pasta, a pasta sucia. Es el momento de comprar arte: “El mercado reduce la obra de arte a una cifra, pero esa cifra no dice nada de la obra: sólo que alguien la ha pagado”. Invertir en arte, sostiene, el cinismo no tiene límites en estas capas sociales exquisitas, “es invertir en la humanidad, pero escrutar los altibajos de las cifras pagadas para ganar dinero no me interesa”
La democracia, señala don NB (¿qué entenderá el billonario prisista por demos?) “es el menos malo de los sistemas, pero ha degenerado en partitocracia, que incentiva a los partidos a pelearse a corto plazo por repartirse el botín”. ¿Les suena el rollo? La “democracia”, prosigue, se ha de equilibrar “con instituciones de la sociedad civil que velen por los objetivos de todos a largo plazo”. ¡De todos! ¡Cálmense! La suya, por ejemplo, es todo un ejemplo. El modelo político de NB no tiene desperdicio: “La Confederación Helvética reparte el poder sin ideología según quien pueda ejercerlo mejor... Para gobernar, siempre hay un criterio de eficiencia mejor que el de partido”. ¿Huelen el sabor de esta sofisticada comida? ¿Les recuerda de lo que pasó en la historia de Europa¿ ¿Les recuerda algo de lo que está pasando?
NB dice dedicarse a la gobernanza del mundo. ¿Qué gobernanza? Hic Rhodus, hic salta!
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PS: Una nota del corresponsal de La Vanguardia en Davos ayuda a nuestro principio de realidad y puede completar el cuadro de la criminal cosmovisión necare [la neoliberal-capitalista realmente existente] “[…] para tener una idea de lo lejos que se sitúa Davos -la “montaña mágica” aislada en su decadencia física y moral, según Mann- del mundo real abajo en el valle, cabe reflexionar sobre una votación que se hizo ayer [jueves 23 de enero de 2013] en una sesión sobre el sector financiero. “¡Levanten las manos todos los que piensan que hace falta más regulación en el sector bancario!”, anunció la periodista María Bartiromo. Solo dos personas levantaron la mano. “Y ¿los que apoyan menos regulación?”. Cientos de manos, en el aire. “¡Esto es Davos!”, exclamó sorprendido Zhu Minh, del FMI. Dimon de JP Morgan encantó al público al insistir en que los bancos han sido tratados como “chivos expiatorios” en la crisis. Esos banqueros de Davos y Wall Street son los más dinámicamente resistentes de todos”.
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