Ojo con este notición que ha pasado desapercibido
La desecación del Tigris y el Eúfrates
El Confidencial/Valor Añadido
Saben ustedes que uno de los mayores focos de conflicto a nivel internacional es lo que se ha dado a conocer como Oriente Medio, que no sólo engloba a Israel, Siria, Jordania o Egipto, sino que se extiende hacia el este hasta alcanzar Iraq e Irán. Al conflicto secular árabe-israelí, se unen las sucesivas disputas en la región con el petróleo como razón de fondo y, más recientemente, las revueltas del norte de África. Zona estratégica esta para el comercio mundial y para el aprovisionamiento internacional de material primas -gracias al Canal de Suez y al estrecho de Ormuz-; cualquier novedad, por mínima que sea, que afecte a su disputado territorio puede tener enormes implicaciones, políticas, económicas y sociales, a nivel global.
De ahí que resulte especialmente relevante, a juicio de quien esto les escribe, un artículo publicado por el semanario económico The Economist en su edición de esta misma semana. Pieza sin apenas relevancia aparente que ha encontrado nulo eco editorial y bajo predicamento en sus páginas. Y que, sin embargo, puede ser el copo de nieve que desencadene una nueva avalancha en la zona, la enésima, de inciertas consecuencias para el conjunto de los países afectados y el resto del planeta.
¿A qué nos estamos refiriendo?
De acuerdo con la publicación que, a su vez, usa como fuente primaria un estudio recogido por el Water Resources Research, los ríos Tigris y Éufrates, que fluyen desde Turquía hasta Irán, se están secando de manera acelerada. En ocho años habrían perdido 144 kilómetros cúbicos de caudal –el equivalente a todo el Mar Muerto- hasta situarse un 30% por debajo de su media histórica. Sólo los cauces del norte de la India estarían viviendo un deterioro mayor, fruto de la disminución de agua procedente de la Cordillera del Himalaya (The Economist, “Less fertile crescent“, 09-03-2013). Mayor inestabilidad también para un área tradicionalmente inestable tal y como apunta hoy mismo el New York Times.
La información obtenida por satélite –Misión GRACE, Gravity Recovery and Climate Experiment- revela que es la sobreexplotación para usos agrarios de unos acuíferos en franca decadencia la que se encuentra detrás del problema. Una delicada situación que se ha visto agudizada por la fuerte sequía que padeció la región en 2007. De hecho, en el periodo 2007-2009, ante la falta de suministro para el riego, el Gobierno iraquí abrió más de 1.000 pozos que dejaron sus reservas bajo superficie a un 20% de su capacidad. Un ritmo de explotación imposible de reponer de manera natural.
En la medida en que la situación se mantenga, las posibilidades de que estalle un nuevo conflicto por esta causa se incrementan. Más en tanto en cuanto tres de las cuatro naciones afectadas –Turquía, Siria e Iraq- tienen en su mano el poder cerrar la llave de paso a sus vecinos, sin convenio común activo que regule dicha posibilidad o sus consecuencias y compensaciones, si las hubiera. Hablar de derechos de uso es lenguaje extraterrestre en esa zona. De hecho, hace ya más de una década, la decisión de los turcos de construir 20 presas en ambos ríos estuvo a punto de desencadenar un conflicto regional.
Como ya hemos comentado en varias ocasiones en Valor Añadido, el paso de los años va a trasladar la lucha entre estados del control de los materiales fósiles a asegurarse el suministro de agua, un bien mucho más escaso de lo que el común de los mortales cree (V.A., “Más mierda y menos agua: el mundo que heredarán nuestros hijos“, 11-06-2012 y “El agua, inesperada arma de destrucción masiva“, 22-09-2011). Imprescindible no sólo para usos agrarios e industriales, sino para la vida cotidiana de las personas, su importancia política es brutal. Pues bien, en el particular sorteo de papeletas sobre quién puede iniciar las hostilidades, China acumula muchas posibilidades dado su proceso de urbanización y cambio de dieta para el que carece de los recursos hídricos necesarios. Pero Oriente Medio no se le queda muy a la zaga.
Tendría narices que el ‘Jardín del Edén’ acabara con una parte de la humanidad por falta de riego, si bien es verdad que el árbol del Bien y del Mal se secó de raíz hace ya muchos, demasiados años.
Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2013/03/13/ojo-con-este-noticion-que-ha-pasado-desapercibido-8164
De ahí que resulte especialmente relevante, a juicio de quien esto les escribe, un artículo publicado por el semanario económico The Economist en su edición de esta misma semana. Pieza sin apenas relevancia aparente que ha encontrado nulo eco editorial y bajo predicamento en sus páginas. Y que, sin embargo, puede ser el copo de nieve que desencadene una nueva avalancha en la zona, la enésima, de inciertas consecuencias para el conjunto de los países afectados y el resto del planeta.
¿A qué nos estamos refiriendo?
De acuerdo con la publicación que, a su vez, usa como fuente primaria un estudio recogido por el Water Resources Research, los ríos Tigris y Éufrates, que fluyen desde Turquía hasta Irán, se están secando de manera acelerada. En ocho años habrían perdido 144 kilómetros cúbicos de caudal –el equivalente a todo el Mar Muerto- hasta situarse un 30% por debajo de su media histórica. Sólo los cauces del norte de la India estarían viviendo un deterioro mayor, fruto de la disminución de agua procedente de la Cordillera del Himalaya (The Economist, “Less fertile crescent“, 09-03-2013). Mayor inestabilidad también para un área tradicionalmente inestable tal y como apunta hoy mismo el New York Times.
La información obtenida por satélite –Misión GRACE, Gravity Recovery and Climate Experiment- revela que es la sobreexplotación para usos agrarios de unos acuíferos en franca decadencia la que se encuentra detrás del problema. Una delicada situación que se ha visto agudizada por la fuerte sequía que padeció la región en 2007. De hecho, en el periodo 2007-2009, ante la falta de suministro para el riego, el Gobierno iraquí abrió más de 1.000 pozos que dejaron sus reservas bajo superficie a un 20% de su capacidad. Un ritmo de explotación imposible de reponer de manera natural.
En la medida en que la situación se mantenga, las posibilidades de que estalle un nuevo conflicto por esta causa se incrementan. Más en tanto en cuanto tres de las cuatro naciones afectadas –Turquía, Siria e Iraq- tienen en su mano el poder cerrar la llave de paso a sus vecinos, sin convenio común activo que regule dicha posibilidad o sus consecuencias y compensaciones, si las hubiera. Hablar de derechos de uso es lenguaje extraterrestre en esa zona. De hecho, hace ya más de una década, la decisión de los turcos de construir 20 presas en ambos ríos estuvo a punto de desencadenar un conflicto regional.
Como ya hemos comentado en varias ocasiones en Valor Añadido, el paso de los años va a trasladar la lucha entre estados del control de los materiales fósiles a asegurarse el suministro de agua, un bien mucho más escaso de lo que el común de los mortales cree (V.A., “Más mierda y menos agua: el mundo que heredarán nuestros hijos“, 11-06-2012 y “El agua, inesperada arma de destrucción masiva“, 22-09-2011). Imprescindible no sólo para usos agrarios e industriales, sino para la vida cotidiana de las personas, su importancia política es brutal. Pues bien, en el particular sorteo de papeletas sobre quién puede iniciar las hostilidades, China acumula muchas posibilidades dado su proceso de urbanización y cambio de dieta para el que carece de los recursos hídricos necesarios. Pero Oriente Medio no se le queda muy a la zaga.
Tendría narices que el ‘Jardín del Edén’ acabara con una parte de la humanidad por falta de riego, si bien es verdad que el árbol del Bien y del Mal se secó de raíz hace ya muchos, demasiados años.
Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/economia/valor-anadido/2013/03/13/ojo-con-este-noticion-que-ha-pasado-desapercibido-8164
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