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Superado el peligro de l golpe de Estado electoral, que se estaba fraguando y que se viene convirtiendo en una práctica común del Imperio norteamericano y la derecha en países estratégicos -las últimas elecciones en México, Perú, Colombia, Honduras así lo confirman- y que el propio Alan García lo había anunciado cínicamente, cuando afirmó “aunque me metan preso Humala no será Presidente” o cuando dijo que él ya ha demostrado que un Presidente tiene el poder de evitar que sea presidente el que él no quiera. Ese era el plan B, tras la guerra mediática que fue el A, ambos fracasaron junto a Alan García, la familia Fujimori, el Imperio y sus redes mafiosas en las elecciones. Intentar un supuesto plan C parece aun menos viable: usar el enorme poder financiero usurero y especulador en la manipulación de la Bolsa de Valores para provocar un caos que termine en un golpe militar “estabilizador”.
En cualquier caso esas opciones serían muy arriesgadas y más suenan a visiones conspirativas, pero lo que sí es evidente en esta despótica concepción ciertas acciones servirán como una presión para que la derecha coloque a tecnócratas neoliberales de su preferencia en el Gabinete. El escándalo que arma la derecha se basa en el movimiento de un millón de dólares en la bolsa que en economías coloniales parece una catástrofe. El mercado y la bolsa son fetichizados como que actuaran solos, cuando en realidad son solo movimientos de sujetos y en este caso de la burguesía financiera y la lumpenburguesía que rehuye a los impuestos y a cualquier control. La experiencia boliviana o danesa muestra que los capitales no se van así aumenten los impuestos hasta un 80%, pues las ganancias derivadas de la acumulación por desposesión son enormes. Está en manos de Humala y sus estrategas iniciar la batalla antes del 28 de julio nombrando un Gabinete idóneo a su proyecto con autonomía. A esta le seguirán muchas más combates si quiere realmente hacer cambios, aunque fuesen mínimos. En lo que sigue trataremos de explicarnos.
Al final de la prolongada jornada electoral la contienda quedaba sintetizada en dos frentes: En un lado Keiko Fujimori respaldada por los presidentes Fujimori-García y los candidatos Kucsinsky-Castañeda con el directo respaldo de los Estados Unidos (Departamento de Estado, Comando Sur, Tesoro, muchas fundaciones-ONG), la gran empresa minera trasnacional y nativa, el Estado y empresarios de Chile, los Gobiernos de Colombia y México, la casi totalidad de medios, las Fuerzas Armadas y sus servicios de inteligencia, las redes nacionales y regionales de lumpenempresarios y lumpenpoliticos. Es el programa del entreguismo, indignidad, impunidad, cinismo, incultura, ignorancia, manipulación, sumisión, de la corrupción, de las redes mafiosas. Es el explícito proyecto imperial de dominio y saqueo global.
Frente a ellos Ollanta Humala, en la cuerda floja –recordándonos al ecuatoriano Gutiérrez- con el respaldo de Toledo-Vargas Llosa y varios de los pequeños candidatos, el apoyo de los gobiernos de Brasil, Venezuela y otros, la izquierda, organizaciones sindicales y sectores populares, intelectuales, escritores y artistas como Vargas Llosa, prestigiados profesionales y tecnócratas, pequeños empresarios. Participó en las anteriores elecciones y se sospecha que perdió con fraude, sus congresistas fueron una vergüenza vendiéndose al mejor postor y en este lustro de resistencias y defensa de la soberanía marco distancias con las luchas populares para ser un flexible candidato de la centroizquierda. Humala ha aprendido a hacer política criolla y hoy sus congresistas estarán más cohesionados por el ejecutivo y sus asesores, son aparentemente honestos políticos y tecnócratas semineoliberales.
Humala solo logró 3% más votos que hace 5 años, para conseguirlo concedió tanto en este lapso que ultraderechistas como Toledo y Vargas Llosa lo apoyaron y fueron los garantes de su conversión neoliberal ante el Imperio. La izquierda que está tras él pierde influencia y se mantiene la fuerza económica, política, ideológica de la derecha dentro y fuera de “Gana Perú”. Si hace 5 años el 48% votó por Humala con propuestas “chavistas” quiere decir que medio país quiere cambios y si en la primera vuelta solo votó el 30% fue porque esta vez desconfiaban de Humala. Sin embargo, ganó la dignidad popular, nos salvamos de la vergüenza histórica pero también ganó el sistema, “El modelo” primario exportador, la acumulación por desposesión, ganó el Brasil, su modalidad neoliberal, sus empresas y sus aspiraciones imperiales. Ganaron los Estados Unidos que lo obligaron a aceptar a la DEA, el TLC y su hegemonía. Empieza un gobierno que si se le busca un parecido, el más cercano es el del embaucador Gutiérrez o la chilena Bachelet, la ultraconcertación con el Imperio, las trasnacionales y la derecha global. Sin embargo, insistimos en que no todo está determinado, esperamos que haya un mínimo de soberanía estatal en la política internacional y que no se reprimirá la resistencia popular al proyecto neoliberal al estilo Fujimori-Toledo o García al desenvolvimiento de la lucha de clases que no tardara en exigir derechos y solución a las necesidades populares. ¿Podremos confiar en que la fuerza del combativo pueblo, la presencia de honestos intelectuales de izquierda y el capital ideológico y moral de su familia: Antauro y Ulises reorienten su comportamiento?, esto parece una utopía más.
El Perú en este capítulo electoral de guerra incruenta que es parte de la guerra interna permanente en un país militarizado, ha vivido una sobresaturación de una agresión ideológica que tiene un cuarto de siglo, a través del 90% de los medios digitalizados por los servicios de inteligencia y los jefes de las mafias: Alberto Fujimori, Alan García, grupo El Comercio y otros mercenarios expertos en demolición - Hernando de Soto y Jaime Bayly- junto a algunas encuestadoras de opinión, que pusieron toda la viveza criolla en el asador electoral. Los Lobbystas del tipo Kucsisnsky, los mafiosos como Keyko y familia, los militares asociados a la narcoeconomía, la lumpenburguesía rentista y parasitaria del tipo Grupo Romero, Benavides, los dueños de los falsimedia como el Grupo mediatico El Comercio, salieron a defender a las grandes trasnacionales mineras, los agronegocios, la industria de la construcción, el saqueo de los recursos naturales estratégicos.
Todo este conglomerado de mafias que se benefician con la inversión extranjera pervirtiendo y envileciendo la política y la vida social, junto al FMI-BM, el Departamento de Estado-Comando Sur, los narcoempresarios y los grupos empresariales chilenos, los que se apropiaron de las empresas y el dinero de las privatizaciones, quienes manejan los bancos y manipulan las bolsas, los que han vivido y viven del Estado desde los militares hasta los asesores y funcionarios y quienes le han dado su apoyo crítico y condicionado como Toledo y Vargas Llosa han comenzado el cerco a Humala, ya han logrado que abdique de todo nacionalismo, que se aleje de Chávez y el ALBA, que no cuestione las políticas neoliberales, menos que cuestione a la propiedad privada, el mercado y hasta que acepte liberar a los grandes delincuentes como Fujimori y deje en la impunidad a su socio Alan García y a la propia Keyko. Quienes creen que Humala fortalecerá el ALBA y el frente internacional por la soberanía pueden desengañarse muy pronto.
Estas elecciones no fueron el barómetro de la democracia, porque nunca ha existido. Pero alcanzó para medir la dignidad popular, la vergüenza nacional y la capacidad de resistir la imposición de los intereses económicos a rajatabla. El rechazo de la provincia –Humala ganó en 21 de 24 departamentos- al neoliberalismo y al centralismo quedó meridianamente claro. Lo mismo que el repudio a la política “democrática” de las mafias, de la corrupción, el chantaje, la represión, el clientelismo y los operativos sicosociales del miedo por los grandes medios -encabezados por CNN-Grupo El Comercio, que precisamente caracterizan la política cotidiana. Este proceso fue la síntesis de la ignominiosa política de los restos de la vieja oligarquía unida a la nueva lumpenburguesía que nace con Fujimori a costa del fin de miles de empresarios que quebraron, de los viejos y nuevos políticos corruptos que a través de un conglomerado de mafias se vinculaban a la construcción de un Estado recolonizado y de la larga resistencia guerrillera, electoral y principalmente en los últimos años de la lucha popular contra la recolonización con sus últimas expresiones en Majaz, Bagua, Islay y Puno. Lo ocurrido es la síntesis en la historia del tiempo presente de un país marcado a sangre y fuego por el terrorismo de estado, la pauperización absoluta de amplios sectores y la sumisión clientelar de quienes se identifican con el autorechazo a sus raíces indígenas y adhesión al neoconservadurismo de quienes monopolizan el poder o de quienes practican la rebeldía convencidos de que ya no pueden esperar nada del “chorreo” del crecimiento del extractivismo -7% del PBI- que en los países andinos en el 2009 significaban el 82.3% de sus exportaciones y que solo han significado ecocidio, reducido incremento del empleo precario y salarios miserables.
En el camino quedan las interrogantes acerca de por qué llego el impune delincuente García a la presidencia y ahora cómo la principal corresponsable (como Primera Dama que fue) del régimen más delincuencial y terrorista llega a ser candidata, por qué no hay procesados por el delito de participar en la campaña el Presidente y el reo ex Presidente. La gran prensa mundial (The Independent, New York Times, Washington Post, etc.) aun está sorprendida de esta anomalía jurídica que premia la impunidad. Sus representantes concibieron el Plan Sábana, una muestra del terrorismo estatal que le espera al país -y expresa que su proyecto y métodos no han cambiado- para demoler la candidatura del enemigo a vencer. Parte del pueblo ha asumido como natural este Estado de terror y miedo y ahora teme a un cambio por mínimo que sea, pero olvida el desastre económico y moral en que Fujimori dejo al país: enorme pobreza, decenas de miles de empresas quebradas y endeudadas, miles de despidos y gigantesco desempleo. De ello poco saben los jóvenes (48%) y sus profesores universitarios, la mayoría de universidades privadas solo se han encargado de adiestrarlos para un “economía cognitiva” cuyo constructor fue Fujimori y sus herederos: Toledo y Alan García. Son los jóvenes emprendedores forjados en el individualismo y el consumismo que solo han escuchado hablar del diabólico Chávez. Para ellos la democracia es la estabilidad para la inversión extranjera que al principio generan desigualdades y pobreza que luego desaparecerán. Nadie los ayudó a recuperar la memoria y la conciencia histórica crítica.
Con motivo de las elecciones han surgido muchísimos análisis de coyuntura que han evitado una autocrítica profunda del papel de la izquierda en el mediano plazo. Y peor aún no quieren tocar el análisis crítico del capitalismo colonial en el que radica el origen de casi todos los problemas. Hagamos memoria para entender de donde proviene el apoyo a Keyko.
Hace un cuarto de siglo Sendero Luminoso amenazaba la continuidad estatal, la crisis económica hundía a la sociedad en la miseria y zarandeaba al poder político, comienza la construcción del Estado Neoliberal y de terror bajo la dirección norteamericana y el liderazgo de Alan García que continua hasta hoy. Ellos crearon una estrategia político-militar que acabo con SL, consistió en asesinar o capturar a todos los dirigentes de esa organización y desatar una criminal guerra sucia contra todo colectivo o sujeto sospechoso de apoyar a la guerrilla. En lo económico se inaugura la política neoliberal con las políticas de ajuste del FMI y la creación de las condiciones para la expropiación de la soberanía estatal a costa de una corrupción aceptada por el imperio e interrumpida por el fin de su gobierno. Fujimori consolida este sistema de poder basado en estas premisas logrando el monopolio del mismo en 1992 con políticas de shock, la derrota cuasi definitiva de SL y con un autogolpe que acabó con la oposición institucional y aprobó una nueva constitución. En ese entonces Humala era un peón, subordinado de la política genocida de Fujimori, Jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Los siguientes años como todos ya sabemos fueron de liberalización total de la economía, control de todas los poderes e instituciones diseminando la corrupción por todos los poros de la política desde las dimensiones macro hasta las micro. Con la venta de más de 100 empresas estatales por más de 11 mil millones de dólares recupero reservas y estabilizó la economía. Siguiendo la consigna neoliberal de no invertir productivamente gastó una tercera parte en consumos militares, infraestructura económica (caminos, puentes, etc) políticas clientelares desde el Ministerio de la Presidencia y el PRONAA con la colaboración de las ONG en manos de la izquierda (comedores populares, guarderías ”wawawasi”, etc). Una tercera parte del país comía en comedores populares y aun hoy un millón y medio sobrevive de ellos. Mientras Fujimori se embolsaba las otras dos terceras partes del ingreso por venta de empresas que hasta hoy le sirve para continuar en campañas político electorales. Con estos ingresos extraordinarios, los fraudes y los provenientes de la red de economía fraudulenta y parasitaria que creo se convirtió en uno de los hombres más enriquecidos del planeta según Transparencia Internacional En esta perversa relación se fundó la legitimidad de Fujimori. Enviar a la pauperización absoluta a millones de peruanos, al desempleo y a la miseria y mantenerlos vivos hasta hoy en un estado silvestre como clientela política. Un sistema que se perfeccionó con el embrutecimiento a través de los medios y la despolitización. La red de poder, con la excepción de algunos personajes que se fueron al exilio dorado o a prisión, también se sostuvo hasta nuestros días. Estas redes coexistieron con el APRA y los congresistas del partido de Humala que dejaron muchas expectativas incumplidas mientras Humala se cuidaba de aparecer con la resistencia o con Chávez. La estigmatización del Presidente venezolano por los medios ya tiene 6 años sin respuesta, lo que obligó a Humala a distanciarse.
Alan García continuó con la idea de hacer del Perú un gran negocio y siguió el camino chileno, de hecho aliándose con empresarios y el Estado chileno. El país se desintegró aun más y se consolidaron dos Perús, la capital y la costa norte con la mitad de la población y los departamentos andinos y los del sur (que explica el 80% de sus votos). En los primeros se concentraron las inversiones urbanas y en los otros la resistencia a la inversión minera y en extractivismo en general. Subastó lo que quedaba del país y potenció sus vínculos con la narcoeconomía. La inversión extranjera, el dinero del narcotráfico y las remesas dinamizaban la economía dando la apariencia de que era producto del sector primario exportador cuando el sector más dinámico fue la industria de la construcción. Los profesionales consiguieron trabajo y mejoró la situación de la clase media concentrada en Lima y apareció junto a un mercado interno consumista las tiendas de autoservicios y las empresas constructoras chilenas y nativas auspiciadas por el ejecutivo. Proliferaron las universidades privadas para adiestrar tecnólogos sin conciencia social y se neoliberalizó la pública. De otro lado el empresariado corrupto y parasitario de todo el país que creció cobijado por la mafia fujimorista eventualmente radica en Lima para educar a sus hijos. Mientras muchos pobres urbanos donde la pobreza se redujo en un 42% entre el 2004 y el 2009 votaron por Keiko y otros expresaron un paradójico conservadurismo, los cientos de conflictos que se registran cada mes son por la soberanía, demandas socio-ambientales y rechazo a la desigualdad.
La centroizquierda no solo voto por Fujimori sino que convivió con él y se calló. La resistencia era reprimida y criminalizada. No creo conciencia histórica. Los movimientos espontáneos y generalizados ante la crisis de fines de los 90 que llevó la caída de Fujimori resolvió los problemas de la memoria histórica y el desarrollo de la conciencia con la Comisión de la Verdad y las comisiones investigadoras del sistema de corrupción que cerraron el debate en lugar de abrirlo. En ese momento como hoy los trabajadores de la cultura y el arte fueron la reserva moral a diferencia de los intelectuales y los líderes de la centroizquierda que hasta hoy viven de las fundaciones y ONG. De este modo el fujimorismo atravesó los gobiernos también neoliberales de Toledo y Alan García no solo con su proyecto estatal y sus programas sociales sino también como fuerza política en el Estado y la continuidad con comunidad de la lumpenburguesía y la lumpenpolítica encarnada en Alan García y su entorno depredador.
Desigualdad e exclusión extrema es la marca de las sociedades colonizadas. Y son una preocupación de organismos del tipo BM-FMI-PNUD-CEPAL. Pero sabemos que el problema radica en el capitalismo colonial y depredador del cual no hablan esos organismos, Hasta hoy las revoluciones, rebeliones, revueltas, resistencias anticoloniales, por recuperar soberanía, autodeterminación o autonomía, en países indígenas –y en otros- han terminado en una nueva inclusión subordinada al capital y una acelerada desidentificación. México es el país típico que luego de dos revoluciones e innumerables rebeliones ha dejado de ser “indígena” incorporando a los indios como mexicanos con acceso a bienes sociales y a la vida política. Bolivia, Ecuador y ahora Perú continúan ese camino por otras vías. Lo que queremos decir es que incorporar a sectores progresistas e indígenas al Estado manteniendo todo lo demás igual no es la descolonización y menos la emancipación del capitalismo. Los pueblos respetando y asimilando las diferencias tienen que construir una colectividad que creativamente empiece a descolonizar y emancipar a nuestras sociedades.
Todo lo dicho significa que los pueblos, los trabajadores, los pobres, la izquierda crítica, y consecuente, los estudiantes, indígenas, campesinos, no pueden bajar la guardia, deben continuar con sus luchas contra el sistema, el neoliberalismo, las trasnacionales, las mafias y prepararse para aciagos días. Se ha contenido al fascismo abierto pero el encubierto es más peligroso aun.
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