Martín Hidalgo Bustamante.
Quizás porque la realidad poselectoral se parece más a un verdadero drama de dudas respecto a lo que serán los próximos cinco años, tres analistas políticos esbozan las prioridades que tendrá que afrontar el presidente electo Ollanta Humala.
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Cristóbal Aljovín, Aldo Panfichi y Jo-Marie Burt exponen las estrategias que deberá seguir Humala para gobernar con éxito.
1. Lucha contra la corrupción en todos los niveles
El historiador Cristóbal Aljovín señala que tras el primer discurso presidencial, Humala deberá ponerse a trabajar de inmediato en sus promesas más enfáticas durante la campaña, como la lucha frontal contra la corrupción en todos los niveles.
En ese sentido, indica que tendrá que poner mano dura contra la corrupción, empezando por los personajes cuestionados de su partido durante la campaña.
Dice que espera que Humala emule lo hecho por Valentín Paniagua con el gobierno de Alberto Fujimori, “porque si no seguirá reinando la impunidad en nuestro país”.
Sin embargo, aclara que el líder nacionalista deberá tener cuidado en convertir esa lucha en “una cacería de brujas”, por lo que deberá propiciar investigaciones serias y eficientes. Esto implica tener que respetar la autonomía de las entidades como el Poder Judicial.
A su vez, agrega, Humala deberá buscar medidas inmediatas contra el problema de la seguridad en las calles y el narcotráfico. Los niveles de inseguridad en el país son muy elevados y a la larga generan desconfianza en la gestión de gobierno.}
2. Redistribución a través de salarios justos
Según el analista político Aldo Panfichi, uno de los principales ejes de su campaña que deberá trabajar el presidente electo al llegar a Palacio de Gobierno será la redistribución de la riqueza a los sectores más necesitados en el país.
Para ello, explica, Humala deberá cumplir con su promesa de mejorar el salario mínimo, pues los ciudadanos ya no quieren esperar cinco años más para mejorar sus condiciones de vida.
Panfichi sostiene que la competitividad del modelo peruano no puede basarse en la premisa de que “no se pueden subir los sueldos porque se pierde competitividad”.
En esa misma línea precisa que también es necesario pagar mejor en el Estado e insertar escalas de méritos. Esto a la par del cumplimiento de la promesa que más incidencia tuvo durante la campaña presidencial: Pensión 65.
Sin embargo, advierte que en este punto es en el que Humala encontrará el primer mayor obstáculo de su gestión: lograr la compresión de las élites económicas para hacerles comprender que se busca mejorar la gobernabilidad del país.
Para esto tendrá buscar un modelo de aprendizaje democrático y no cometer errores del pasado.
3. La deuda pendiente del Estado con el pasado
La politóloga Jo-Marie Burt, por su parte, sostiene que Humala Tasso no puede olvidar que el Perú es un país posconflicto, con una serie de asuntos pendientes, la mayoría dejados de lado por el actual gobierno.
Más allá del caso de Alberto Fujimori, el cual considera saludable que Humala reconociera la importancia de la condena y dijera que un indulto no está en la agenda, existe una serie de investigaciones y juicios por violaciones de los derechos cometidos por agentes del Estado durante el conflicto armado interno aún pendientes.
Burt recuerda temas trascendentales como las reparaciones económicas a las víctimas, que aún no han sido entregadas; las exhumaciones que aún faltan realizarse para identificar a los 15 mil desaparecidos; y la construcción del Lugar de la Memoria; todas políticas encaminadas a cerrar la deuda pendiente del Estado peruano con las personas que sufrieron el lastre del conflicto armado.
Del mismo modo, precisa que se necesita una política de reforma de Estado para cumplir con las propuestas y no ser capturada por grupos de poder o facciones políticas. Es decir, democratizar el Estado.
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