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Una muestra de ello es la alta calidad de la educación primaria en Cuba, la cual permite que niños de primer grado lean y escriban perfectamente, además de presentar un gran adelanto en el desarrollo sicomotor, que les permite entablar cualquier tipo de conversación sin temores ni de cohibiciones.
Estos niños son muy participativos y despiertos, con un gran desarrollo de su autoestima, lo cual les facilita la comunicación y el conocimiento de su entorno. Una educación muy distante de la formación castradora capitalista, que desde un comienzo reprime y atemoriza a los niños con falsos mitos.
Por ejemplo, en las escuelas a los niños se les enseña el respeto por la naturaleza, de ahí que en todas existan pequeños huertos donde los niños aprenden a cultivar y amar la tierra. Pero, además, practican varios deportes; es común la lectura de poesía; y bailan corrientemente ritmos autóctonos cubanos y de otras latitudes.
Una casa para la integración de los abuelos
Uno de los grandes proyectos que adelanta la Revolución cubana y que no es difundido por los medios internacionales, es la Casa del Adulto Mayor, donde los abuelos cubanos se integran y realizan actividades recreativas con el fin de mantener una vida sana, libre de toda presión, para que puedan desarrollar actividades acordes con su experiencia. Este proyecto difiere mucho del trato que les dan a los adultos mayores en los países capitalistas, donde son considerados casi un mueble viejo que se puede dejar olvidado en cualquier rincón; o, lo que es peor, son abandonados en las calles para que mueran en medio de la indigencia total.
En ese sentido, en La Habana Vieja, en el antiguo convento de Belén, existe un centro que hace las funciones de club de los abuelos, donde adultos mayores se dan cita diariamente para adelantar varias actividades como el canto, el baile, labor artesanal y manualidades, y permanecen integrados en medio del respeto mutuo y el calor humano.
Según manifestó del director de este centro, Nelson Águila Machado, en el mismo se atiende a cerca de 1.500 adultos mayores, divididos en 19 grupos, a través de los cuales pueden desarrollar y poner en práctica toda su experiencia para transmitirla a otros compañeros.
Este proyecto se desarrolló en una barriada humilde gracias al apoyo de la Revolución y de la Casa del Historiador, la cual además de restaurar el inmueble, está fortaleciendo y restaurando el espíritu de estos ciudadanos que entregaron gran parte de su vida para el desarrollo y la defensa de este proyecto revolucionario.
ELAM: 12 años formando médicos para el mundo
Otro gran logro de la solidaridad cubana es la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que nace en 1998 como una necesidad para formar gratuitamente a jóvenes de todas partes del mundo. En la ELAM se preparan para ayudar y combatir las enfermedades y aliviar el sufrimiento que padecen los pueblos por falta de médicos y de políticas sanitarias adecuadas. Estos estudiantes se educan en el marco de la ética, la solidaridad y el humanismo para que apliquen una medicina preventiva en vez de la curativa del modelo capitalista.
Esta formación rompe con el viejo criterio capitalista según el cual el médico se forma para hacer dinero sin impórtale el dolor ajeno ni el sufrimiento ni mucho menos la muerte de un ser humano, porque lo único que les interesa es el mercantilismo de la salud. Que haya más enfermos para lucrarse al máximo.
Según manifestó el director de esta escuela, Juan Carrizo Estévez, durante estos 12 años la ELAM ha graduado a aproximadamente 8.600 médicos de unos 58 países. Han recibido grados, por ejemplo, 47 médicos estadounidenses y 543 venezolanos. Actualmente cursan estudios en esta escuela cerca de 21 mil estudiantes pertenecientes de unos 73 países.
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