viernes, 30 de septiembre de 2011

Disputas de alcance regional

Para mediados del año 2010, la prensa brasileña anunció lo que estaba previsto en el escenario internacional: China se colocó en el ranking mundial como la segunda mayor economía a nivel global, después de los Estados Unidos. En cinco años superó a Alemania y Japón.


Varios elementos colocaron a China en la pauta principal de las relaciones con Brasil. Primeramente, la posibilidad de incrementar las exportaciones una vez materializado el boom de los precios de los productos[1], aspecto que ganó espacio en la estrategia comercial e internacional durante la era Lula (2003-2010)[2], sobre todo en el sector del agronegocio y de empresas como Vale y Petrobras.

Otro aspecto se refiere a las relaciones estratégicas entre ambos países en el plano diplomático por la agenda de las economías emergentes (BRIC)[3] y sin lugar a dudas, la creciente influencia de las inversiones chinas en América Latina. Recuérdese que desde la década de los noventa los chinos perciben a Brasil como su principal socio estratégico en la región.

Para abril del 2009, China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil, por encima incluso de sus países vecinos en el Mercosur. Así estaba previsto en la conocida Agenda China, promovida desde finales del 2007 por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio, Relaciones Exteriores y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Abastecimiento, así como miembros del Consejo Empresarial Brasil-China. El Plan de la Agenda China era triplicar las exportaciones hasta 2010 y aumentar las inversiones en Brasil[4].

De ahí, que cuando el ex-presidente Lula visitó China –2009-, tenía como misión fundamental la discusión de un plano de acción conjunta 2010-2014, que incluía ampliar las exportaciones de carne de pollo y cerdo, además de cerrar el acuerdo de financiamiento por US$10 mil millones del Banco de Desarrollo de China a Petrobrás a cambio de petróleo para la empresa nacional (SINOPEC)[5].

Sin embargo, la estrategia china no se reduce a su interés por Brasil, incluye asociaciones comerciales de amplio espectro con países como Argentina, Perú, Chile, Venezuela, Colombia, México y Costa Rica. Como sabemos, en la actualidad además de Brasil, ostentan la condición de socios estratégicos Argentina, México y Venezuela.

La primera década del siglo XXI ha sido no solo de crecimiento de las relaciones comerciales y diplomáticas entre China-Brasil, más también un periodo de fuerte competición, sobre todo después que China ingresara en la Organización Mundial de Comercio, en 2001.

Debates sobre la desvalorización de la moneda en China, y la revalorización de la moneda en Brasil, así como medidas anti-dumping aplicadas tanto por Brasil como por Argentina han estado en la agenda de las relaciones actuales con el gigante asiático[6].

Se trata de una relación compleja, pues mientras la pauta exportadora latinoamericana se basa en productos (bienes primarios), los chinos se especializan en bienes industriales en sectores intensivos en tecnología.

De esta forma, se trata de un modelo de industrialización agresivo, que requiere gran cantidad de recursos minerales y energía, así como alimentos para su población (según PNUD –2008-, 1,32 mil millones de personas, 46% viviendo en áreas urbanas y 54% en áreas rurales), por eso no es de extrañar que los productos brasileños más comerciados con la China sean hierro, soja y petróleo (75% del total de las exportaciones)[7].

La señal de alarma para Brasil ya se había activado con las crecientes relaciones chino-argentinas[8] y con el Tratado Comercial firmado con Perú, que a diferencia del que se firmó en 2005 con Chile (que coloca este país como segundo socio comercial, solo después de Brasil), incluye obras públicas, un campo importante de inversión de las industrias brasileñas en la región.

La composición comercial mantiene alarmada a toda la industria nacional brasileña, el superávit comercial todavía existente por los precios de los productos, tiene limitaciones serias en el tiempo, y de US$50 mil millones que existieron en el pasado, se estima que este año el superávit solamente será de aproximadamente US$10 mil millones.

La mayor parte de las empresas exportadoras brasileñas (67%), que disputan mercados con empresas chinas perdieron ventas en el exterior y en el 2010 un 45% perdieron espacio en el mercado local, sobre todo en el sector electrónico y de textiles; por esta razón, el gobierno anunció a inicios del 2011 la creación de un grupo interministerial para monitorear las relaciones con China.

En una reciente entrevista, Peter Mandelson -ex comisario de Comercio de la Unión Europea-, señalaba que Brasil vive una paradoja: China se ha convertido por un lado en su mayor socio comercial y por otro, su mayor rival en el exterior. Lo más paradójico del caso es que las exportaciones brasileñas dependen en buena medida de las decisiones de la política monetaria de China, pues cualquier ajuste que contraiga la demanda afecta los precios de los productos.

Mientras este continué siendo el esquema de la asociación estratégica China-Brasil, la ecuación política y económica para los grupos vinculados al agronegocio y la extracción minera-petrolera será predominante en Brasil y en el ámbito regional continuaremos con la disputa por espacios de inversión y control de recursos naturales.

Notas:
[1] Aproximadamente el 84% de las exportaciones brasileñas a China son de materias primas. La reciente visita de la Presidenta Dilma Rousseff consolida esta realidad, al conseguir nuevas cuotas para carne de puerco y bovina, tabaco y frutas cítricas, además de ampliar las actuales en carne de pollo y soya. A las inversiones ya existentes debe sumarse el interes chino en procesamiento de soya, y de la Yuan Longping HighTech Agriculture en la industrialización y exportación de granos.
[2] Durante este periodo el expresidente Lula visitó en tres ocasiones China y recibió a su homólogo una vez en Brasil.
[3] Se trata fundamentalmente de Brasil, Rusia, India y China. Actualmente, pero en menor medida se incluye África del Sur.
[4] En realidad desde 2008 hasta la actualidad las exportaciones pasaron de US$16,52 mil millones para US$30,78 mil millones, mientras las importaciones registraron en 2010 unos US$25,60 mil millones. La mayor expansión comercial se registró en el 2010 con un 52% total.
[5] En esta visita además se firmaron más de 13 acuerdos de cooperación, un préstamo de US$800 millones para el BNDES, así como una inversión de US$4 mil millones para obras de minería en Brasil. La apertura para la venta de carne de cerdo fue solamente reconocida en la reciente visita de la Presidente Dilma Rousseff a China.
[6] En el 2010, Brasil presentó más de 40 medidas anti-dumping contra China, además de elevar tarifas de importación para la protección de la industria local.
[7] Por otro lado, Brasil importa fundamentalmente piezas y aparatos electrónicos, láminas de hierro y acero, asi como tejidos.
[8] Las mayores pérdidas se estiman para Brasil en el campo de químicos orgánicos, con pérdidas de hasta US$336,5 millones y en el sector automovilístico de unos US$185 millones. Véase Sardelli/Correa/Freitas. Uma analise das perdas comercias brasileiras para a China (2000-2009). Revista Pontes. Volume 6. N. 5. dezembro 2010.

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