lunes, 13 de agosto de 2012

ancho para los ricos y angosto para los pobres

Goldman Sachs sigue estando por encima de las leyes

Viento Sur

Es una muy extraña manera de marcar el quinto aniversario del comienzo de la crisis financiera: Goldman Sachs, el banco que simboliza todas las perversiones de Wall Street y del mundo financiero, no será inquietado por la justicia. Las autoridades federales americanas han anunciado, el jueves 9 de agosto, que habían cerrado las investigaciones realizadas sobre el gigante bancario. “No hay base sólida para emprender un procedimiento criminal contra el banco o sus empleados”, ha explicado el Ministerio de Justicia.

El dossier, sin embargo, parecía espeso. Trataba sobre el tema más emblemático de la crisis: las actuaciones del banco en el mercado de las subprimes, los productos que estaban en el origen del desencadenamiento de la crisis. El presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, era incluso sospechoso de perjurio/1 por haber mentido bajo juramento ante los senadores americanos.

La justicia americana había cogido el asunto en sus manos tras una investigación particularmente destructiva de una comisión senatorial sobre los orígenes de la crisis financiera. Durante dieciocho meses, había convocado a numerosos testigos, oído a los principales responsables bancarios, desmenuzado miles de documentos y de correos internos. En un muy largo informe/2, habían puesto al desnudo todas las derivas de Wall Street, para acabar con una constatación abrumadora: “La crisis no ha sido resultado de una catástrofe natural, sino de los productos financieros complejos y de alto riesgo; de conflictos de intereses mantenidos en secreto y del fracaso de los reguladores, de las agencias de calificación y del propio mercado para refrenar los excesos de Wall Street”.

Goldman Sachs tenía en este informe un lugar preponderante. Los senadores confirmaban en él las revelaciones de la prensa, particularmente las de Michael Lewis en su obra The Big Short sobre el papel de la banca en el mercado hipotecario inmobiliario. Con el Deutsche Bank, cuyo peso ha sido también preponderante en este asunto, Goldman Sachs ha sido el actor principal de toda la invención financiera -CDO, RMBS, CDS- cuya toxicidad se descubrirá posteriormente. Durante esos bellos años, el banco ha emitido por más de 100 millardos de dólares en productos titulizados en el sector inmobiliario.

Maximizar el beneficio
Desde diciembre de 2006 Goldman Sachs ve los signos anunciadores de la catástrofe: los impagos de las familias, incapaces de pagar sus mensualidades, se multiplican. En esa fecha, Goldman tiene más de 15 millardos de dólares en subprimes y productos titulizados en cartera. Se da la orden de vender a cualquier precio. El banco inventa en particular el fondo Abacus, donde mete una parte de sus productos tóxicos, que se apresura a vender a sus clientes. Durante ese tiempo, Goldman Sachs especula a la baja sobre los mismos productos. El engaño general está organizado.

Durante las audiciones, los senadores descubrirán la otra parte del decorado: el famoso trader Fabrice Tourre, que se presenta en sus mails como un genio de la mentira; los correos internos del banco en los que los diferentes traders utilizan el término de “ratas” para hablar de sus clientes o de “aves a desplumar” en el escándalo del Libor. Con una cara apenada, Lloyd Bankfein, que se presentaba unos meses antes como el banquero que hacía “la obra de Dios”, aseguró con la mano sobre el corazón a los senadores que no estaba al corriente de nada, y que lamentaba profundamente estas actuaciones no conformes a la “cultura del banco”.

Y sin embargo, la investigación senatorial probará que la dirección de Goldman Sachs no podía ignorar nada. Desde diciembre de 2006, el departamento “créditos hipotecarios y subprimes” había sido puesto bajo la autoridad directa de la dirección general de Goldman Sachs, que vigilaba día a día la evolución de la situación. En algunos meses, la exposición del banco a las subprimes cae de 15 a 2 millardos de dólares. Durante ese tiempo, sus posiciones de venta a descubierto sobre los mismos productos pasan de 1 a 13,6 millardos de dólares. En noviembre de 2007, Lloyd Blankfein escribe un mail elocuente sobre este tema a los principales responsables del banco: “No hemos sido inmunes al desorden de las subprimes. Pero nuestras pérdidas han sido ampliamente compensadas por nuestras ganancias en las ventas a plazos”.

En cuanto al cambio de comportamiento del banco, solo los ingenuos creen en ello. En una carta de dimisión incendiaria /3, publicada en el New York Times, un empleado resumía los “grandes principios” de un Goldman Sachs, obnubilado por su propia riqueza. “El banco ha cambiado su forma de pensar el liderazgo (…) Hoy, si consigues bastante dinero para la empresa, serás colocado en un puesto de influencia”, escribe. “Hay tres medios rápidos para convertirse en un dirigente: a) persuadir a los clientes para que inviertan en títulos o productos de los que estás intentando librarte porque son juzgados no suficientemente beneficiosos; b) llevar a tus clientes a negociar algún tipo de producto que produzca el máximo de beneficio a Goldman; c) encontrarte tú mismo en una situación en que tu trabajo es negociar cualquier tipo de producto sin liquidez y opaco con un acrónimo de tres letras”, denuncia.

A pesar de estos graves cargos, el Ministerio de Justicia indica que “ha llegado a la conclusión de que la carga de la prueba para llevar a cabo un procedimiento judicial era insuficiente, teniendo en cuenta la ley y los hechos, tal como aparecen actualmente”. En otros términos, la justicia no tiene suficientes medios legales para emprender una acción judicial. El Ministerio subraya, sin embargo, que está dispuesto a reabrir el dossier si aparecen nuevos elementos.

Nadie está en prisión
Como una buena noticia no llega jamás sola, Goldman Sachs ha sabido el mismo día que la SEC (Securities and Exchange Commission), la autoridad bursátil de Nueva York, cerraba, sin abrir posibilidades de continuidad, otra investigación sobre sus ventas de productos titulizados. El banco estaba acusado de haber vendido otras subprimes en diciembre de 2006, engañando a sus clientes. Pero en este asunto tampoco ha encontrado la SEC nada que decir.

Estamos muy contentos de ver este asunto como algo pasado”, se ha felicitado un portavoz del banco. ¡Cómo no estarlo! Se ha escapado de todo. Goldman Sachs ha cumplido justo con una multa de 500 millones de dólares en 2009 ante la SEC para poner fin a una acción judicial sobre sus actuaciones en las subprimes. La única acción en lo civil aún en curso está llevada contra su trader Fabrice Tourre.

Han sido numerosos los comentarios en las páginas web de prensa americanas tras la publicación de esta información. Algunos recuerdan con insistencia que Goldman Sachs es un gran donante en las campañas presidenciales. Como lo reconocía con cinismo un trader del banco, preguntado por la BBC, el pasado otoño: “No son los gobiernos los que dirigen el mundo. Es Goldman Sachs quien dirige el mundo”, antes de añadir que esperaba una recesión, “pues había mucho dinero que ganar en caso de crisis”.

La decisión del Ministerio de Justicia, en cualquier caso, parece cargada de consecuencias. Wall Street va a continuar gozando de total inmunidad. “Estos anuncios son también las últimas indicaciones de que las investigaciones federales sobre la crisis financiera se debilitan mientras el tiempo de la prescripción se acerca”, señala el New York Times. “Desde el comienzo de la crisis, nadie está en la cárcel”, no ha dejado de quejarse Charles Ferguson, realizador del documental Inside Job, que desvela todas las infamias de Wall Street. Los últimos acontecimientos también le dan desgraciadamente la razón.

10/08/2012

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