La mayoría desposeída
Global Research
El conductor no era evidentemente acaudalado. Sin embargo, a pesar de todas las noticias sobre los rescates bankster por valor de mega-billones de dólares, de bonificaciones por mega-millones de dólares para financistas facinerosos, y de inimaginables paquetes de compensación para directores ejecutivos corporativos que han exportado puestos de trabajo de EE.UU., algo hizo que el desvalido conductor se asociara con el partido político de los súper-ricos.
Mientras me sorprendía la extraña
alianza de los desamparados con los mega-ricos, recordé que en 2004
Thomas Frank se preguntaba cómo los republicanos habían logrado
convencer a los pobres para que votaran contra sus mejores intereses. La
respuesta, o parte de la respuesta, de Frank es que los republicanos
utilizan “temas sociales”, como el matrimonio gay y la exhibición del
pezón de Janet Jackson, para provocar indignación ante la amenaza a los
valores morales planteada por demócratas liberales.
Los
trabajadores pobres han sido convencidos por la propaganda republicana
de que votar a los demócratas significa entregar los dólares de los
impuestos de los trabajadores pobres a los pobres que no trabajan,
proveer atención médica y educación a extranjeros ilegales, y ser blando
frente el terrorismo.
Para el conductor de la camioneta,
defender a EE.UU. significa defender los rescates de los bánksteres y
las guerras multibillonarias del complejo militar/industrial.
El
Equipo de Trucos Sucios de Karl Rove ha perfeccionado la propaganda
republicana. Los republicanos se envían unos a otros por correo
electrónico innumerables historias estúpidas que dicen que Obama es
musulmán, que Obama es marxista, que Obama es un Manchurian Candidate
que entrega EE.UU. al Nuevo Orden Mundial o a las Naciones Unidas, o a
alguna otra vil organización conspirativa. Pero nunca acusan a Obama de
entregar EE.UU. a Wall Street, al complejo militar/industrial, o a
Israel.
Los correos nunca contienen una cita o fuente para las
acusaciones. No se necesita ninguna, porque son palabras que quieren
escuchar los republicanos. Preguntadles por qué
Obama iba a matar
musulmanes en siete países si fuera musulmán, o por qué Wall Street y
el complejo militar/industrial iban a poner a un marxista en la Casa
Blanca, y enrojecerán de rabia. Solo por formular las preguntas obvias
en lugar de sumarse a las acusaciones, una persona confirma la
propaganda de que EE.UU. es amenazado por crédulos de Obama que no
defenderán a su país.
Parecería que los no acaudalados que se
enfurecen por las prestaciones sociales, medicaid , Obamacare y las
escuelas públicas son incapaces de atar cabos. El rescate TARP por valor
de 750.000 millones de dólares, una pequeña parte del total y continuo
rescate, habría sido suficiente para cubrir cualquier agujero en esos
presupuestos durante mucho tiempo. En su lugar, el dinero se utilizó
para recompensar a los que causaron la crisis financiera y despojaron a
millones de estadounidenses de sus casas. Que yo sepa, el conductor de
la camioneta es uno de esos desposeídos.
Los mismos
estadounidenses, con sus cerebros lavados, que se encolerizan contra
Obamacare y se preparan para votar por Romney ignoran el hecho de que
mientras era gobernador del Estado liberal democrático de Massachusetts
Romney hizo implementar su versión de Obamacare en el ámbito estatal.
La
mayor ironía respecto a Obamacare es que fue escrito por las compañías
privadas de seguros y que desvía fondos de Medicaid y Medicare para su
beneficio. Puede que sea medicina socializada, pero es socialismo a
favor de las compañías privadas de seguros.
Todo lo que
necesitaron los ciudadanos de los Estados de mayoría republicana para
apoyar el derroche de 6 billones de dólares por el complejo
militar/seguridad en las guerras de Iraq y Afganistán fueron pegatinas
con la cinta amarilla y una consigna: “Apoyad a los soldados”.
Obama,
afirman los republicanos, no hará frente a Siria ni se pondrá contra
Irán, ni estará a favor de Israel. Pero los republicanos se enorgullecen
cuando Romney va a Israel para arrastrarse haciéndole el juego al
demente, sediento de sangre, primer ministro israelí Netanyahu, que
calificó a los máximos generales israelíes de “cobardes” por advertir
contra un ataque contra Irán.
Romney le dijo a Netanyahu: “dígame qué
tengo que hacer y lo haré; soy leal a Israel”. Aparentemente, a los
ultranacionalistas patriotas republicanos no les molesta que su
candidato presidencial anuncie que en cuanto asuma el mando entregará la
política exterior de EE.UU. a Netanyahu y enviará a más estadounidenses
a la muerte y a la bancarrota en su nombre.
Karl Rove no tuvo
ningún problema en el lavado de cerebros de votantes republicanos para
que apoyen su propia pérdida. El conductor de camioneta podría haber
colocado una pegatina que dijera: “No apoyes a un demócrata. Podría
hacer algo por ti.”
Sí, ya sé. Es casi igual de fácil atacar a
los demócratas. Bush y Cheney, y sus matones neoconservadores
destruyeron la Constitución y, con ello, a EE.UU. Pero los demócratas
permitieron que lo hicieran. Fue Nancy Pelosi quien, como presidenta de
la Cámara de Representantes, rechazó el juicio político de Bush.
Es
indudable que Bush y Cheney violaron el derecho estadounidense e
internacional y la Constitución. La negativa de Nancy Pelosi de
responsabilizarlos estableció el precedente de que el poder ejecutivo ya
no responde ante la ley o la Constitución. En efecto, el poder
ejecutivo ahora es una dictadura. Actúa fuera de la ley y de
limitaciones constitucionales.
Respecto a algunos temas todavía tiene
que consultar al Congreso o a los tribunales, pero a medida que aumenta
el poder y la audacia del poder ejecutivo, la consulta se convertirá en
una formalidad y luego se abandonará. El Congreso no tendrá más
influencia que el Senado romano bajo el Imperio y los tribunales se
convertirán en escenarios de farsas judiciales.
Los
estadounidenses eligieron presidente a Obama con la esperanza de que
restauraría el imperio de la ley. En su lugar, codificó las
trasgresiones del régimen de Bush y agregó algunas propias. Nadie de mi
generación podría haber imaginado que el presidente de EE.UU. estaría
sentado en el Despacho Oval aprobando listas de ciudadanos
estadounidenses para que fueran asesinados sin pruebas o debido proceso.
Por lo tanto ¿a cuál queréis? ¿Al republicano que les hace el
juego a los ricos y a Israel, cuya política exterior es la guerra, o al
demócrata que les hace el juego a los ricos y a Israel cuya política
exterior es la guerra? Cómo escribió Gerald Celente en la edición de
julio de Trends Journal , los estadounidenses “argumentan entre ellos
por qué su freak [engendro] es mejor que el otro freak . Se enojarán si
dices que su freak es un freak . Realmente combatirán y morirán para
defender a sus freaks .”
Es extraordinario que millones de
estadounidenses puedan creer fervientemente que importa si es elegido el
freak Romney o el freak Obama. Si los estadounidenses tuvieran un poco
de sentido común, se quedarían en casa y no votarían. El 1% controla el
país, y más valdría que el 99% se quedara en casa y no votara. Nada va a
cambiar gracias a la urna de voto.
¿Qué suponéis que harán los
partidarios de Ron Paul? ¿Verán a Romney como el menos socialista de los
dos y votarán por los republicanos que robaron la candidatura a Ron
Paul? (Jaret Glenn, “How the GOP Establishment Stole the Nomination from
Ron Paul,” publicado el 6 de agosto en OpEdNews .)
EE.UU. está
gobernado por una oligarquía privada. El gobierno es solo su fachada.
Los recursos del país son desviados hacia los bolsillos de Wall Street,
el complejo militar/industrial, y al servicio del Gran Israel. Las
compañías petroleras, mineras, madereras y de la agroindustria controlan
la Agencia de Protección del Medio Ambiente y el Servicio Forestal, y
por eso la regulación solo concierne al pequeño individuo, mientras el
fracking [fractura hidráulica], la minería de remoción de la cima de
montañas, y la contaminación del aire, el agua y el suelo crecen de
manera salvaje.
Los oligarcas han logrado convertir a los
estadounidenses en una mayoría desposeída en su propio país. En
noviembre los estadounidenses volverán a otorgar su aprobación a uno de
los dos candidatos de la oligarquía.
© Copyright Paul Craig Roberts, paulcraigroberts.org, 2012
Paul
Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario
asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST ,
publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es
Economies in Collapse: The Failure of Globalism , publicado en Europa,
junio de 2012.
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